Depurar responsabilidades es uno de los grandes capítulos pendientes de una crisis financiera con nombres propios. Tras algo más de dos años de crisis, las agencias de rating siguen generando incertidumbre y especulando con el valor del trabajo de millones de personas. No se trata de corregir el sistema, se trata de reinventarlo. Charles H. Ferguson nos aporta en su segundo largomentraje documental ciertas claves para comprender el colapso de la gran estafa piramidal de aquellos que continúan decidiendo el futuro de la sociedad. Estrechamente vinculados al poder político, cobrando a base de cargos y puestos gubernamentales su fidelidad a la desregularización del mercado, grandes banqueros, supuestos reguladores y burócratas financieros continúan su camino sin que su irresponsabilidad haya sido penalizada, más bien al contrario. Las principales firmas y bancos han concentrado aún más su fortaleza y la presencia de los mismos creadores de la crisis en las actuales instituciones no augura un futuro digno para nadie. Inside job (2010)analiza este problema desde la base completando en gran medida el trabajo que nuestro admirado Michael Moore hiciera en Capitalism: a love story (2009), documental del que hablamos hace ahora un año en el blog y que resulta totalmente recomendable. Esta vez Ferguson, un antiguo techie y millonario de pro surgido de Sillicon Valley apuesta por mostrar en Hollywood la debilidad del sistema financiero y las conexiones y correspondencias deshonestas e insultantes entre los principales mandatarios de firmas directamente implicadas en el colapso y los actuales encargados de una supuesta regulación del mercado que no se está llevando a cabo. Inquietante reflexión que aportará al espectador elementos de juicio valiosos para corregir actitudes que están llamadas a extinguirse. Problemas de responsabilidad en el cielo que tendremos que nos toca resolver al resto de mortales. Cuando un 1% de la población incrementa desmedida e incontrolodamente su riqueza y un 90% sufre consecuencias devastadoras, no es que haya un problema en el sistema, es que el sistema es el auténtico problema.