En la línea del nuevo ciclo de #innochats, publico este otro hilo de la red en el que debatía con @cheomm88 (experto en gamificación), @libretica (programadora web) y otros dos profesionales de mercado (consultores) sobre la cultura del esfuerzo a raíz de la noticia La vida es un videojuego publicada en el diario El Confidencial. La noticia es interesante y os recomiendo leerla. Hablamos sobre si realmente hemos perdido ciertos valores que incentivan a los alumnos a aprender y a los profesores a enserñar. Y sobre el papel que tiene que jugar la educación y el liderazgo.
LIBRETICA: Me quedo con la parte final del artículo, donde habla de sumar puntos en lugar de restar. Aplicar las técnicas de refuerzo positivo al sistema educativo nos ayudaría a movernos “en busca de objetivos” en lugar de “para que no nos castiguen”. Me ha recordado mucho a un capítulo de “The big bang theory”. En general estoy de acuerdo con aplicar las técnicas de refuerzo positivo en todos los niveles.
CHEO: Lo de restar es muy tipico el primer dia de clase, como la frase…“Ahora mismo todos tienen un diez, luego según lo que hagan irán bajando esa nota” siempre motivadores =)
ALVARO: Es un tema que lleva mucho tiempo preocupandome. Tengo la sensación que cuanto más laxo se ha hecho el sistema y menos disciplina ha habido , peores resultados. No hay motivación porque no hay objetivo, total, para que esforzarse si se va a pasar de curso de todas formas
VORPALINA: Hay una receta fundamental y que es la base del progreso: confianza. No se puede sacar nada adelante de forma respetable sin confianza. Si a priori no confias en un empleado o en alumno, tienes que resolver tres problemas: ¿por qué entonces te has hecho empresario/profesor?, ¿por qué ese empleado/alumno está en tu empresa/clase?, ¿qué ha hecho para que no confies en él? Esto no consiste en ir de más a menos, no es un carnet por puntos, es la vida real. Dos casos ilustran lo que digo pero hay millones:
Caso A: Mi profesor de latín, un antiguo militar que nos hacía levantarnos a todos y rezar en alto en clase todas las mañanas a las 7:50, decía siempre: Hoy tienen un 10, a ver cómo llegan ustedes a final de curso. Castigaba a los alumnos con 200 copias en los 20 minutos de recreo, mandaba a los alumnos al director e incluso los pegaba en la cabeza si no recitábamos correctamente. Realmente yo pasaba miedo cuando entraba por la puerta. En los exámenes la mayor parte de personas suspendía a pesar de copiar jugándose el tipo. No conozco a ninguno antiguo compañero de clase que hoy sepa declinar. Y algunos son filólogos. Este primer caso lo he titulado GESTIÓN DEL MIEDO.
Caso B: Mi profesor de Historía llegaba a clase y decía: ¿qué creéis que pasó en España en 1812? y cuando todos habíamos participado y él hacia que hubiera un debate abierto sobre ello, nos decía lo que había ocurrido realmente. Realmente yo me encontraba a gusto diciendo lo que pensaba y me encantaba conocer luego la realidad. En el examen llegó a clase, repartió los exámenes y se puso a fumar un rato haciendo dibujos de cada uno de nosotros en la pizarra. Luego se fue de clase durante 45 minutos. Nadie copió, nadie suspendió. No conozco a ningún antiguo compañero de clase que ahora no recuerde lo que pasó en 1812. Incluso algunos han pretendido revoluciones similares desde entonces… Este segundo caso lo he titulado GESTIÓN DEL TALENTO.
No es casualidad, se llama pedagogía. Solo una cosa más. Me enorgullece decir que pertenezco a la peor promoción de notas de COU (el antiguo 2º de bachillerato, creo, no estoy seguro) de mi colegio. Me enorgullece porque entre mis compañeros de clase hay cooperantes, cirujanos cardiovasculares, emprendedores, trabajadores sociales, doctores en telecomunicaciones, farmaceúticos, biólogos, abogados que cada día van a la Audiencia Nacional, brokers de bolsa, periodistas, carniceros, artistas que exponen en Amsterdam y nueva York, gente normal y… yo. Maldita sea, hasta un compañero delincuente que robaba y se pegaba con la gente (y que ahora es uno de mis mejores amigos) se ha convertido el año pasado en inspector de policia…!!!!!
Si alguno venís a mi casa alguna vez, lo único que ha sobrevivido a todas mis mudanzas (llevo cinco casas en los últimos 13 años) es un INSUFICIENTE en literatura que enmarqué en mi cuarto, que me hizo mucha gracia y del que me rio cada mañana al vestirme. Hace un año me encontré con el profesor que me lo puso y me dijo: es que no me respondías lo que te pedía, tu siempre hacías literatura… Yo le pregunté que si no se trataba de eso y sonrió.
MANUEL: David, yo también tengo una anécdota que al igual que la tuya podría llamarse gestión del talento, o quizás gestión de las ganas de aprender. Creo que el problema no solo es del sistema educativo, sino que este está estrechamente conectado con los valores que manejamos en la sociedad. Y en los últimos tiempos, el esfuerzo, el sacrificio, la proactividad y las ganas de hacerse dueño de nuestro propio destino no dominan el panorama. La anécdota es la siguiente, seguro que a alguien le sirve algún día y la puede aplicar: en la facultad de sociología, en la UCM, nos tocaba empezar con una asignatura titulada “sociología del medio ambiente”, si no recuerdo mal, asignatura de 4º de carrera.
El primer día de clase nos presentamos la mayor parte de los alumnos en clase, y junto a nosotros un hombre mayor que tomaba notas en su agenda. Del profesor ni rastro. El segundo día sucedió lo mismo, el profesor no aparecía; ya éramos menos. La segunda semana de clase volvió a suceder exactamente lo mismo. El tercer día de clase alguien le preguntó a ese señor si era el profesor, él contestó que sí. Le preguntamos si íbamos a dar clase, él contestó que no lo sabía. El cuarto día de clase, ante la misma situación, los alumnos que quedábamos después de media hora mirándonos las caras decidimos que si el profesor no nos iba a dar clase lo mejor sería que nos organizásemos por nuestra cuenta. Y justo cuando empezábamos a organizarnos el profesor se levantó, y tomó el control. Para entonces en clase quedábamos los que queríamos aprender algo sobre sociología del medioambiente (era optativa, eso también influye), y los que teníamos ganas de tirar para adelante, aunque fuera por nuestra cuenta…
… Aquel año los contenidos que queríamos aprender y la metodología que queríamos seguir la decidimos los alumnos, nunca me motivó tanto una asignatura ni aprendí tanto de técnicas cualitativas (decidimos que fuera una asignatura con mucha práctica)…
… El inicio fue duro, pero consiguió que rompiéramos con el tópico que todos teníamos interiorizados del alumno pasivo, desde entonces me parece un elemento fundamental en el aprendizaje. Esta técnica que utilizó nuestro profesor se puede aplicar a muchas situaciones cuando trabajamos con equipos. Espero que os sea de provecho.
VORPALINA: Manuel, great!!!! Esta historia es fantástica, gracias por compartirla crack! Tu historia explica la enorme diferencia entre un profesor y un maestro. La uno a las historias a utilizar en la próxima reunión de locos y en el libro. En el mundo de la música culta hay un ejemplo muy claro sobre confianza y delegación de responsabilidad que Itay Talgam explicó de maravilla