«Cuando incrementas tu criterio, maximizas tu consciencia de las opciones disponibles y, entonces, sales adelante y realizas trabajos que asustan a los demás… Eso es llegar al éxito.»
maestro Seth Godin
Este será un artículo breve que pretende hacerte reflexionar, lector o lectora, sobre algunas decisiones que inconscientemente tomas a diario. Hoy quiero hablar de la importancia del pensamiento crítico en nuestros días. Si bien el pensamiento crítico siempre ha tenido resultados fantásticos para el progreso de nuestra especie, es hoy cuando en mi opinión se ha convertido en la última oportunidad que tienen las personas para la conquista de una vida saludable. Comenzamos.
Todos vivimos de forma automática e inconsciente en alguna o muchas facetas de nuestra vida. Fruto de un entorno cambiante y de la presión social por asimilar todo tipo de cambios de forma rápida y fugaz (el formato de las cosas que nunca funcionan), nos abandonamos a la vida llevados por impulsos. Dejamos de educar nuestro pensamiento crítico porque la maquinaria de consumo no lo necesita y de hecho sistemáticamente lo combate. Convertimos las cosas importantes en frugales y escondemos nuestra miseria detrás de los objetos. Dado que el tamaño de nuestra miseria aumenta cada vez que se hace más voraz nuestro consumo, necesitamos cada vez más objetos tras los que poder esconderla.
Si bien el comienzo de este artículo pintará el actual apocalipsis en el que nos encontramos como especie, hay un motivo de esperanza. Es precisamente hoy cuando la voluntad de una sola persona es más determinante que nunca. En ningún otro momento de la Historia las personas (hoy consumidores) han tenido tanta capacidad de cambiar el curso de las cosas a través de sus propias elecciones. Si bien una irresponsabilidad colectiva nos ha llevado a varias pasadas de frenada, nosotros mismos somos los que podemos cambiar esto. Con cada elección y cada decisión que tomamos a diario.
Una gran parte del cambio continuo y necesario que nuestra sociedad necesita reside en la decisión propia que cada persona debe tomar a diario sobre a qué dedica su tiempo y en qué invierte su dinero. Hoy más que nunca esas elecciones son un voto por prolongar el desequilibrio disfuncional de nuestro tiempo o transformarlo en bienestar para nosotros mismos u otros. El extraordinario impacto de mejora que podemos lograr siendo conscientes de la importancia de ambas decisiones es sorprendente. Lo digo por experiencia propia.
Ninguna de las decisiones automáticas e inconscientes que solemos hacer a diario sin darles ninguna importancia, sería peligrosa si no supusiera -tal y como he comprobado por mí mismo- la pérdida gradual de algunas conquistas sociales que han requerido siglos de esfuerzo colectivo. He aquí algunos ejemplos:
- El derecho a un trabajo y un salario dignos (resulta complicado no ver la precarización progresiva del empleo)
- La existencia de una clase media (si bien algunos lugares del planeta han logrado conquistar algunos avances técnicos relevantes que han mejorado la higiene y la calidad de vida de unos pocos, la clase media en la mayoría del planeta es inexistente (apenas un 13%), habiendo aumentado la brecha entre ricos y pobres como nunca antes en la historia. Hoy un dato debería preocuparnos: el 0,7% de personas del planeta tiene la mitad de la riqueza global)
- La abolición de la esclavitud (ahora tengo la certeza de que tan solo la hemos trasladado de lugar o a menudo variado su contexto. Mientras unos pocos disfrutan de la acumulación de bienes perecederos y a menudo de escasa calidad, otros muchos se matan -literalmente- para sostener el sistema)
- Las relaciones amorosas de calidad (si bien los nuevos y más abiertos conceptos de familia me aportan una sana esperanza, es cierto que cada vez nos resulta más complicado amar y sentirnos amados por los otros pese a la creciente fiebre de la autoayuda y el posibilismo, dando paso a relaciones sexuales esporádicas poco o nada emocionalmente rentables a medio y largo plazo)
- La libertad de elección (nuestros hábitos de consumo cada vez están más dirigidos y nuestro voto es menos determinante)
- La libertad de expresión (entre otras muchas cosas la libertad de prensa peligra gracias al fomento de monopolios y controles gubernamentales, y cada vez es más frecuente limitar las opiniones de las personas que permanecen desinformadas e ignorantes)
- La atención médica profesionalizada (la mayor parte de países carece de un sistema de salud universal y aquellos países que lo tienen viven un creciente deterioro por los intereses económicos de los lobbys farmaceúticos y clínicos)
- La educación de calidad (si bien el mundo occidental era garante de sistemas educativos consolidados, en la actualidad la calidad de los sistemas de enseñanza se resiente)
- El derecho a una vivienda digna (algo que cada vez es más un privilegio)
- El derecho a la intimidad (nuestro espacio privado se diluye)
- La estrecha relación del hombre con la naturaleza (el criterio economicista y la industria a escala global están destruyendo nuestro único entorno de vida, este planeta)
- La conquista de la felicidad (si bien esta ha sido la mayor aspiración del hombre de todo tiempo, hoy en día se sustituye por un placebo social de serie C llamado «éxito» al que frecuentemente se llega después de renunciar a la mayoría de las cosas importantes)
La verdadera revolución silenciosa que supondrá nuestra supervivencia consiste en aumentar nuestro grado de consciencia sobre nuestras decisiones. Cuanto más alimentemos nuestro pensamiento crítico en cada una de estas facetas de la vida, más posibilidades tendremos de revertir algunas de las tendencias señaladas. Solo mediante el conocimiento y la puesta en práctica del activismo consciente en pequeñas decisiones de nuestro día a día, seremos capaces de dejar un mejor planeta a nuestros hijos.
Y para tener un conocimiento en perspectiva de las cosas y no dejarnos engañar ni someter, el único medio posible es mantenernos documentados e informados. Para ello recomiendo tres vías:
- Leer bastante y contrastar ideas o informaciones sigue siendo un ejercicio muy recomendable pese a todas esas profecías idiotizantes sobre la muerte del libro o de los blogs. Pocas cosas me han aportado más criterio que recurrir a las fuentes originales o estudiar el pensamiento y el comportamiento humanos.
- Visualizar contenidos multimedia de no ficción como documentales monográficos, entrevistas o reportajes que nos hagan «conectar» con temáticas de interés humano, y no dedicar nuestro tiempo libre reservado a este cometido a la visualización exclusiva de películas de ficción que nos hagan «desconectar» es otra gran opción en nuestro tiempo, sobre todo con la proliferación de canales con contenidos de calidad.
- Mantener conversaciones significativas y conectar con personas interesantes más allá de conversaciones vía chat o intercambios de mensajes sin escucha activa, es hoy en día algo diferencial y revolucionario. Levantar la mirada del teléfono y atreverse a expresar una opinión fundada sobre algún tema de actualidad sin temor a abrazar y comprender la visión del otro, rejuvenece el alma y fortalece el espíritu del hombre y la mujer modernos.
He aquí algunos de los comportamientos comunes y nefastos que podemos mejorar:
- CONSUMO DE ROPA: Consumimos sin medir las consecuencias que nuestras compras tienen para nosotros mismos, para otros o para el planeta. Compramos barato y exigimos inmediatez sin preguntarnos el verdadero coste humano que supone. Preferimos acumular mucho en lugar de comprar lo que necesitamos. He aquí la esperanza: como consumidor usted puede mejorar el mundo siendo consciente de la huella social y ecológica de una prenda de ropa, comprando tan solo aquello que necesite y viviendo con ropa probablemente algo más cara pero más sostenible (investigue y contraste la trazabilidad de las prendas).
- EMPLEO: Trabajamos en empleos que no nos satisfacen, que no contribuyen a mejorar la sociedad o que suponen un agravio para nuestra dignidad o para la de otros. No nos importa nada más que obtener un sueldo que nos permita alimentar nuestro consumo o mantener el de otras personas. En el caso de las personas que adquieren algún puesto de responsabilidad sobre otras, acuden a cursos o posgrados que les dicen la teoría de lo que funciona y se limitan a la mediocridad de reproducir modas pasajeras (pronuncie en voz alta Blockchain, Inteligencia Artificial, VUCA, Team Building; ya pertenece al 90% de directivos que lo hacen) He aquí la esperanza: como trabajador usted puede buscar un empleo más honesto o crearlo si es que nadie en su entorno quiere hacerlo. No se conforme con un jefe mediocre, intente educarlo y si no lo consigue, no pierda más tiempo con él. Si por el contrario usted se ha convertido en jefe, no sea cutre, atrévase a pensar.
- ALIMENTACIÓN: Nos alimentamos con lo primero que encontramos sin atender al coste real que tienen nuestras elecciones continuas para nuestra salud o la de nuestra familia. No dedicamos tiempo a cocinar o comprar alimentos y vivimos de sucedáneos de comida. He aquí la esperanza: Coma menos comida envasada o precocinada y consuma fruta o alimentos locales cuya calidad no se resiente en el transporte y cuya huella ecológica es menor.
- PENSAMIENTOS e IDEAS: Dejarte llevar en cuestión de ideas significa no tener las tuyas propias y eso es perder la única facultad que te diferencia de cualquier especie. Sin embargo en este tiempo nos nutrimos del pensamiento de tertulianos y profesionales del show televisivo, invertimos mucho tiempo en redes sociales con escaso valor intelectual o racional. Hay más tele y redes sociales que vida en la mayor parte de personas. Nos quedamos con los grandes titulares sin acudir al detalle. Compramos la vida de otros sin experimentar la propia. He aquí la esperanza: Genere sus propias ideas, viaje, entrene su pensamiento propio, no sea idiota y practique el escepticismo crítico-constructivo. Está bien ver la televisión para relajarse, tal y como está bien hacer cualquier otra actividad semejante, pero no sea un espectador, conviértase en actor o mejor dicho, en director de lo que pasa. Salga a la calle y experimente la vida hasta su última esencia para que en el último día de su vida pueda decirse que verdaderamente ha vivido.
Espero que este artículo te haya resultado interesante.
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Buenas David! Aquí Jaír, de Efectivida. Impresionante! Menos mal que era un artículo «breve», jejej. Quizá más corto que otros, pero intenso al máximo. Enhorabuena, de verdad! Últimamente, oigo mucho hablar de una vida abundante, de conceptos que nos pueden arreglar la vida, de frases tipo «te mereces ser feliz», «todo lo que sueñes, lo puedes conseguir». Pero cuando uno sigue pautas como las que mencionas, se da cuenta de que, sí, efectivamente, se ha ganado en ciertas cosas, pero se ha perdido en las humanas, en las raíces. Al mismo tiempo, en otras partes del mundo hay personas que carecen de lo básico. ¿No merecen ellos ser felices? ¿No tienen ellos sueños como los demás?
En fin… que una vez más, logras hacer pensar.
Fantástico!
Saludos desde Las Palmas!
Hola Jaír. Encantado de verte por aquí de nuevo. Disfruto mucho leyendo tus aportaciones y esta no es una excepción. Coincido en que toda esa mentalidad posibilista desarrollada en los instant coffee books está minando la capacidad crítica y el pensamiento sistémico, en perspectiva y sujeto a razón. La voluntad es parte importante de cualquier conquista, no hay duda, pero además debemos valorar otros muchos elementos en juego. En realidad tan solo se trata de esforzarse un poco más y poner en duda la veracidad de lo que leemos, vivimos o consumimos. Es algo así como recuperar esa capacidad de contrastar educada desde la madre Grecia. Un abrazo, Jaír
Magnífica reflexión David.
Volver a las raices y priorizar lo esencial frente a todo lo superficial e inmediato que se nos pone delante continuamente para hipnotizarnos.
Contrastar las fuentes, dudar, pensar, …. Crecer, en definitiva.
Un abrazo!
Y crecer, Jorge, de una forma saludable y tolerante. En una sociedad de polaridades, para cada persona su verdad es la verdad y cuanto antes comprendamos que a partir de ella debemos comenzar a construir antes eliminaremos conflictos vacuos y carentes de sentido. La mayoría de conflictos ideológicos, territoriales e identitarios fomentan la destrucción del pensamiento crítico para adormecer la capacidad humana de convivencia y colaboración. Es nuestra responsabilidad no fabricar un mundo cada vez más pequeño sino una mentalidad cada vez más abierta a la experimentación y el contraste. A alguien que se crea muy diferente a otro le convendría vivir la vida de ese otro para intentar hallar esas tan reseñables diferencias. Sobre este fundamento de autocrítica, el ser humano crece. Sin él, su inteligencia mengua.
Hola David,
Muy de acuerdo con las ideas del post y genial la cita inicial de Seth Godin. La actualización de muchos de nuestros hábitos nos ayudará a desarrollar esa pensamiento crítico tan necesario para construir una nueva mirada. Es imprescindible que tomemos consciencia sobre los efectos que causan nuestras decisiones cotidianas para que generemos un cambio real en el mundo.
Como ya dijo Eduardo Galeano «Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo».
Así que debemos hacer cosas, muchas de ellas difíciles, pero igualmente debemos hacerlas para conquistar el éxito. En el siguiente post comparto unos sabios consejos de la gran maestra Madre Teresa de Calcuta, que alientan a la obtención de ese éxito atemporal y verdadero:
http://www.rehumanizados.com/hazlo-igualemente-madre-teresa-calcuta/
Un saludo, David Cifuentes.
Gracias David por tu aportación. Al hilo de ella comparto algunas consideraciones, muchas de las cuales las comentaba en alguno de los hilos de linkedin que ha generado el artículo:
1) El pensamiento crítico es resultado de una habilidad. Se obtiene de esforzarse por tenerlo, no de formarse en ello. Es una actitud transversal, no una materia.
2) El pensamiento crítico es algo que se autoeduca y que podemos favorecer en otros. Y esto solo puede realizarse ejerciendo el hábito de contrastar y tomar perspectiva.
3) El pensamiento crítico define a una sociedad verdaderamente democrática. De acuerdo a la idea helénica original la libertad de expresión no es la libertad de hablar sin criterio sino el derecho a tener uno propio. Las personas que practican lo primero se adormecen en la barbarie de la ignorancia, las personas que practican lo segundo se llaman ciudadanos.
4) El pensamiento crítico es un valor gradual, no se corresponde con el juicio binario «se tiene o no se tiene», antes bien podemos decir que unas veces lo practicamos con más acierto que otras. Lo importante es ser consciente de ello para cuestionarnos y cuestionar a otros desde la sana crítica constructiva y el escepticismo saludable.
5) El ego es uno de los grandes destructores del pensamiento crítico. Estoy de acuerdo contigo, David, en que uno de los elementos clave del pensamiento crítico es la persistencia. Y las palabras que Wayne Dyer recuerda sobre la Madre Teresa de Calcuta son poderosas en ese sentido. Quizás para entender mejor el valor de esa clave sea necesario recordar que nadie ha nacido sabiendo y que la base de la naturaleza humana -para la mayoría de sistemas de pensamiento y comprensión de la vida- es la ignorancia. Sobre esta base construir humildemente y de forma persistente es más sencillo. Y ello implica dejar de construir egosistemas a nuestro alrededor.
6) Los mayores progresos de la humanidad, desde la comprensión del universo a la comprensión de nuestro organismo para la cura y erradicación de enfermedades, han partido siempre de poner en cuestión las creencias establecidas. Los avances técnicos, la alfabetización y la introducción de la cultura más allá de la nobleza llegaron gracias a grandes pioneros del pensamiento crítico.
7) El pensamiento crítico no es propiedad de la ciencia. No puede decirse que una persona religiosa o espiritual carezca de pensamiento crítico por aceptar la teología de creencias no razonables que compone su cosmovisión del mundo. Si bien científicamente es complicado demostrar que Brahma creó el mundo canalizando un río de polvo de estrellas hacia Shiva para que este controlara su caudal y lo transformara en el Ganges de donde la vida emergió, a estas alturas de la evolución humana sería bueno convivir con metáforas y pruebas científicas y tener una mente integradora y no excluyente. En este sentido una de las corrientes más interesantes que existen en los últimos años es el ateísmo religioso que no busca confrontación sino comprensión. Sobre este particular he escrito mucho aquí: https://www.vorpalina.com/2018/09/24/todo-aquello-que-nos-une/
8) No se puede adquirir una educación integral o conocimiento útil del mundo sin fomentar el pensamiento crítico. A los sistemas de educación memorísticos que basaban su aprobación en el conocimiento de datos, hemos tenido que darlos un repaso añadiendo el entrenamiento en habilidades ante la inutilidad de conocer mucho pero saber poco.
9) El pensamiento crítico es mucho más determinante que la erudición para comportarse sabiamente . Esto implica que conocer mucho de algo no hace sabio a nadie. La sabiduría no es un QUÉ, es un CÓMO. Esto es lo que me habilita a afirmar que una gran cantidad de intelectuales egocéntricos y elitistas me aportan mucho menos que un chamán heredero de la tradición maya o un humilde saddhu sentido a orillas del río.
10) El pensamiento crítico no garantiza éxito sino toma conciencia para la satisfacción. La cita sobre el éxito inicial tenía que ver con ese debate sobre nuestra obsesión por el éxito y nuestro desorientado afán por conquistarlo perdiendo la mayor parte de cosas importantes en el camino. Perder tu PARA QUÉ fijando exclusivamente tu atención en el QUÉ es abandonar tu CÓMO y olvidar que el fin no justifica nunca los medios sino que son los medios los que hablan de tu verdadero fin.
Un saludo, David
Hola David. Absolutamente de acuerdo en que el pensamiento crítico es fundamental para avanzar a pesar de que en algunos ámbitos lo «políticamente correcto» está estrangulando los debates haciéndolos imposibles.
Sobre los datos de desarrollo mundial te dejo este enlace https://ourworldindata.org/ que he visto en el último libro de Pinker, «En defensa de la Ilustración», que aprovecho para recomendarte. Hay mucho que mejorar pero no creo que vayamos a peor.
Un abrazo
Alberto, gracias por tu comentario y bienvenido a tu casa. Paradójicamente hace poco editaron una recopilación de artículos de Kant con el mismo nombre: En defensa de la ilustración. ¡Es curioso! Por otro lado el maestro Carlos García Gual hace menos tiempo aún publicó el maravilloso «La luz de los lejanos faros», el cual sin duda es una defensa de las humanidades en toda su extensión. En realidad podemos conocer la perspectiva de Pinker aquí: https://bit.ly/2sfI8pF y es fácil acceder a sus tesis sobre la evolución y el fantástico escenario que nos ha dado el progreso. De hecho te agradezco que hayas sacado esto a colación porque es una magnífica oportunidad para ejemplificar en qué consiste el pensamiento crítico. Vuelvo de tratar de mejorar la realidad de otros y me apetece dedicarle tiempo a este ejercicio público en la red:
Creo que el problema fundamental que enfrenta a Pinker con muchas personas de la comunidad científica es que no está casi nunca claro el contexto sobre el que aplica sus datos y cómo extrae sus conclusiones. En realidad nada de lo que dice es falso por completo, simplemente es incompleto la mayor parte de ocasiones. Más en concreto su tesis de que «estamos en el mejor año de la Historia» es tan sesgada como la de todos esos intelectuales que critica y de los que -como yo- recela. ¿Ha habido progreso? Claro. ¿Ha sido sostenible para la mayoría de personas y su entorno?. Claro que no. En mi opinión ya es más que evidente y deberíamos aceptarlo para luchar por mejores entornos de trabajo, sistemas, mercados,…
Intentaré poner algunos ejemplos sobre sesgos en los que cae Pinker:
«Solo hay un 10% de personas en extrema pobreza en el planeta, por lo que hemos mejorado mucho». Este dato me ofende especialmente por la gran cantidad de personas pobres con las que he podido entrevistarme en mis viajes. Decir que solo el 10% de la población mundial vive actualmente en extrema pobreza es tramposo. Solo es cierto si Pinker, tal y como hace, se basa en los baremos del Banco Mundial que hace poco redujo la consideración de extrema pobreza a 1,9 dólares/día haciendo que la mayoría de personas en los países más poblados del mundo «dejaran automáticamente de ser extremadamente pobres». Esta es la realidad completa: la mitad de personas del plante vive con menos de 5,5 dólares/día. https://www.bbc.com/mundo/noticias-41836227 Aún así dos apuntes: el simple hecho de que el gran debate que exista sea si incluir o a personas que ganan menos de 5,5 US$/día dentro de extrema pobreza o no, creo que nos da una perspectiva algo más amplia del nivel de desarrollo y progreso mundial que hemos logrado (ironía ON). La pobreza -¡Malditos burócratas estadísticos! es algo más que redistribuir dinero, es también y sobre todo coste de oportunidad y acceso real a recursos. El segundo apunte respecto a esto tiene que ver con que verdaderamente creo que se están haciendo esfuerzos globales para mejorar estos datos, solo sostengo que el hecho de que cueste tanto modificar esta desigualdad voraz no nos diferencia enormemente de épocas pasadas a nivel de «progreso».
«La esperanza de vida ha subido de 30 a más de 70 años, tenemos acceso generalizado a educación, sanidad y agua potable y por eso hemos progresado mucho» Tendría tanto que aportar para completar esta tesis… Pero me limito a dos argumentos en contra: Una vida significativa y digna no consiste en alcanzar más vida sino mejor vida.
Tenemos mucho más acceso a la sanidad, la educación y el agua Pinker claramente habla de que el acceso a cualquier agua, cualquier sanidad y cualquier educación es mejor que nada. Para mí también, sin peros. Ahora analicemos los matices porque solo en ellos reside el pensamiento crítico. En realidad no somos tantas personas las que accedemos por ejemplo a agua potable y probablemente con acceso de calidad -con seguridad científica de potabilidad- muchas menos de las que accedían en otra época. Ahí va más información: https://www.iagua.es/blogs/facts-and-figures/10-datos-acceso-al-agua-potable-mundo-que-deberias-conocer Sobre la sanidad además de consultar los datos de la OMS Pinker debería completar esta perspectiva con la de Médicos del Mundo y otros organismos sobre el terreno: https://elpais.com/internacional/2017/12/19/actualidad/1513703567_574519.html Sobre educación… dos contra-argumentos: Es cierto que todo el mundo era analfabeto en la Edad Media y ahora solo lo son 800 millones de personas. Y siendo exclusivamente fieles a datos aislados y sacados de contexto también es cierto esto: En la Edad Media había 280.000.000 de personas en el mundo, hoy somos 7.600.000.000 de personas. En la Edad Media incluso con toda la población mundial siendo analfabeta hablaríamos de más de un 60% menos de personas analfabetas respecto a la cifra de personas analfabetas hoy. Segundo argumento educativo: Creo que debemos felicitarnos por lograr la mejora progresiva en acceso a la educación que los grandes ilustrados, activistas sociales y filántropos lograron durante los últimos siglos, y también creo que es lícito medir la calidad de esa educación. Algunas personas sostienen que hemos democratizado el acceso a la educación pero que hemos precarizado la práctica de la Educación. Distingue entre «e» minúscula y «E» mayúscula. Yo soy de los que creo que esto está ocurriendo. Pero esta conversación es para largo…
«La democracia goza hoy de la mejor salud de la historia» Tal vez sea bueno recordar que lo que hace que una sociedad sea «democrática» no es el uso extendido de la palabra «democracia» sino su práctica habitual en materia de participación activa en la vida pública, libertades y derechos. Decir por ejemplo que existe hoy más libertad de prensa solo porque hay más medios de información es reducir la perspectiva a un nivel cuantitativo muy primario. Primer argumento en contra: Google -el casi único medio de acceso a la información- no es bondadoso sino comercial. Segundo argumento: Los conglomerados corporativos de comunicación están hoy más concentrados que nunca. Esta tendencia a la concentración empresarial es por otro lado extensible a la mayoría de sectores de actividad empresarial, algo que de ningún modo es sinónimo de democracia. En concreto permítanme decir que no vivimos democracias impolutas sino sujetas al arbitrio del mercado.Tercer argumento: Que el 48% de la población mundial acceda a internet no significa que todo el mundo genere información de calidad o relevante, por tirar abajo una de las falacias de reducción al absurdo más extendida en el mundo de la comunicación. De hecho es hoy cuando la desinformación y el ruido son mayores y la capacidad y técnicas de influencia sobre las masas están aún más perfeccionadas. Si una persona en España enciende la televisión hoy y cambia de canal a la hora del telediario, verá exactamente las mismas informaciones repetidas una y otra vez sin ningún aporte adicional o sesgo.
Es conocida la defensa de Pinker sobre el triunfo de la ciencia sobre la superstición Su defensa es voraz y clara, es un ateo no religioso que defiende que la ilustración científica ha logrado más progresos en los últimos trescientos años que todos los sistemas político-religiosos anteriores. Yo soy un ateo religioso en el mismo sentido en el que lo son el maestro Raimon Paniker y más recientemente Feliciano Mayorga: Creo que soy incapaz de comprender la existencia de una entidad divina pero al mismo tiempo no niego la utilidad y sabiduría derivadas de la teología y la espiritualidad. De algún modo mis lecturas de las obras completas de ateos como Bertrand Russell pero también la lectura de casi todas las principales obras religiosas de la historia, me han hecho respetar ambas posturas y abrazarlas por igual. He aquí un listado de muchas de mis identidades no excluyentes: https://www.vorpalina.com/2018/09/24/todo-aquello-que-nos-une/ Por resumir, mi perspectiva es algo más inclusiva con las creencias de otros que la de Pinker. He aquí algunos argumentos. Primer argumento: La aplicación de la ciencia por contraposición a la religión o de la religión por contraposición a la ciencia no garantizan ninguna de ellas la bondad en los actos ni los buenos resultados por completo. En ambas hay matices y resulta fácil encontrar ejemplos de abusos de poder. Segundo argumento: En realidad si analizamos los comienzos de la democratización de la educación y la aparición de las universidad, está muy vinculada al poder religioso en Occidente y en Oriente a la perspectiva religiosa. Tercer argumento: La aceptación de que la cirugía cardiovascular ha salvado muchas vidas y que todos nos queremos beneficiar de ella cuando estamos en apuros no es incompatible con el hecho de que tengamos una duda razonable y pensemos que hay algo a lo que el conocimiento humano no puede acceder que nos aporta humildad y nos posiciona en el universo superando nuestro ego. Llámenle dios, universo, iluminación, Big Bang, lo que sea…
Dicho todo esto, creo importante aclarar mi postura como resumen:
Me encanta que Pinker haya puesto el dedo en la herida y haya aportado otra visión. Soy el primero que detesta el pesimismo apocalíptico de los noticiarios. Sin embargo no creo que esta visión (situada en el otro extremo de la realidad) sustituya a la predominante, simplemente la complementa de algún modo. Creo que el término medio aportaría mucho más que una u otra postura. Con ambas visiones sobre la mesa y con los datos asociados a la tesis pesimista y a la tesis optimista, yo -personal y exclusivamente yo- no me atrevería a hablar de un gran progreso de la Humanidad y del «mejor momento de la Historia para vivir». Pero esto no son datos, es mi perspectiva de acuerdo a mi experiencia. Mi compromiso diario está precisamente en luchar por la defensa y mejora de algunos de los principios de los que presume Pinker.
Gracias David por tus reflexiones. Yo no tengo una perspectiva absolutamente optimista del progreso humano e incluso en la perspectiva optimista (puede que apologética para ti) de Pinker he encontrado los matices de los que hablas. No he terminado el libro con la sensación de que ya está todo conseguido, muy al contrario. El camino por recorrer es largo y claro que apuesto por una vida significativa pero para que así sea primero debe ser vida, debemos sobrevivir al parto, que nuestra madre no muera en él y que tengamos el máximo número de años posible para buscar su significado y eso indudablemente se ha conseguido.
No puedo rebatir argumentos cualitativos de niveles de democracia o acceso a la información, solo puedo hablar de mi experiencia personal y yo sí que percibo niveles más altos en mi entorno. Por ejemplo poder compartir contigo estas reflexiones así, en este medio no era posible hace 25 años cuando yo estudiaba. El acceso instantáneo a la información nos ha dado herramientas con las que nutrir nuestro pensamiento crítico, ahora me parece inconcebible la manera en la que recibí mi formación jurídica y la veo de otro tiempo.
Por último, el capítulo final del libro está dedicado al humanismo y no he concluido que Pinker niegue «la utilidad y sabiduría derivadas de la teología y la espiritualidad.» sino que discute su monopolio.
Al respeto a la dignidad del hombre que propugna el humanismo puede llegarse por distintos caminos, uno de ellos es la espiritualidad pero no el único.
Yo mismo soy un ateo no religioso educado en el humanismo cristiano y claro que me sirve lo que me enseñaron, únicamente le he quitado todo elemento sobrenatural que para mí es accesorio pero el tronco común lo comparto con aquellos que buscan un mundo mejor en el que podamos encontrar una vida significativa. Vayamos a por ello.
Gracias de nuevo.
Interesante. Tal vez se trate de que todos aceptemos que hemos mejorado muchísimo a nivel técnico aunque nos quede un amplio recorrido en términos de sostenibilidad y equidad como especie. Tenemos sociedades más justas, mejores hospitales y mejores escuelas que hace 200 años. ¿Somos mejores personas?, ¿Somos más felices?, ¿Convivimos mejor?. El diálogo está abierto y se abre un amplio espectro de opiniones. Hay algo que me encanta de Pinker: huye de las etiquetas políticas e ideológicas y promueve el pensamiento propio. Por otro lado se que su charla TED adolece de esa inmediatez del impacto que todo ponente busca y el libro aportará más aristas al lector de las que yo pueda encontrar.
Me apetece compartir una reflexión igualmente interesante. Yuval Noah Harari, otro autor actual que analiza cómo hemos evolucionado, ha escrito «Sapiens: De animales a dioses» y en su último capítulo, el 19, comparte:
«Los últimos 500 años han sido testigos de una serie de revoluciones pasmosas. La Tierra se ha unido en una única esfera ecológica e histórica. La economía ha crecido de forma exponencial, y en la actualidad la humanidad goza del tipo de riqueza que solía ser propia de los cuentos de hadas. La ciencia y la revolución industrial han conferido a la humanidad poderes sobrehumanos y una energía prácticamente ilimitada. El orden social se ha transformado por completo, como lo han hecho la política, la vida cotidiana y la psicología humana. Pero ¿somos más felices? Las riquezas que la humanidad ha acumulado a lo largo de los últimos cinco siglos, ¿se han traducido en nuevas satisfacciones? El descubrimiento de recursos energéticos inagotables ¿ha abierto ante nosotros almacenes inagotables de dicha?. Los 70.000 años transcurridos desde la revolución cognitiva, ¿han hecho del mundo un lugar mejor para vivir?»
No puedo estar más de acuerdo con la respuesta que da a todas estas preguntas. Para conocerla, invito a todo lector a leer ese capítulo que cierra toda una reflexión evolutiva sobre nuestro papel como especie. Esta reflexión incluye una advertencia más que interesante sobre lo peligroso de tomar partido en el presente a favor de dos opciones muy marcadas: los cenizos intelectuales que ponen una sombra de desconfianza a cada nuevo avance de la humanidad; y la nueva tendencia a considerar que nunca hemos estado mejor en términos absolutos y relativos y que debemos recordárnoslo siempre. La primera tendencia es paralizante; la segunda, suicida. En el término medio, sostengo, se encuentra una gran virtud: el pensamiento crítico.
Gracias Alberto por hacernos reflexionar