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«El sentido común es la colección de prejuicios adquiridos a los 18 años de edad»
maestro Albert Einstein

 
 
Hay una extendida sensación de incertidumbre en las personas con las que hablo a diario. Parecemos preocupados por un tema del que apenas imaginamos respuestas: ¿Cuál será el futuro de la Humanidad en las próximas décadas?. Con motivo de varias noticias que se han sucedido en estos días, comparto por aquí una reflexión fundada acerca de hacia dónde estamos yendo y cómo considero que debemos actuar ante este horizonte.

Si vivimos en un mundo caracterizado por la soledad y el individualismo que nos vemos obligados a contrarretar a diario, el futuro de la Humanidad -como no podía ser de otro modo en este tiempo- depende de las personas que se sienten más solas y desprotegidas: los adolescentes. «¿De quién, de mí?» parece decir el adolescente de la foto. SÍ, DE TÍ. Trataré de explicar con cifras y razonamientos por qué.

He dividido el artículo en 4 apartados:

  • Por qué el futuro de todos depende de los adolescentes
  • El estado actual de la adolescencia en el mundo
  • Ejemplo práctico: el abismo educativo español
  • Conclusiones y visión de cambio

Comenzamos.
 

POR QUÉ EL FUTURO DE TODOS DEPENDE DE LOS ADOLESCENTES

Según el informe del Estado de la población mundial 2021 de la ONU el 25 % de la población mundial es adolescente en una especie que envejece a un ritmo acelerado y en masa. Tenemos menos hijos y cada vez más tarde. Por otro lado en 2050 1 de cada 4 personas en el mundo tendrá más de 65 años en Europa y Norteamérica (1 de cada 6 en el mundo). Caminamos aceleradamente hacia un Norte del mundo viejo y un Sur adolescente. El grueso del crecimiento demográfico joven se producirá en África y Asia. Para darnos cuenta de la implicación de todo esto, hace poco, en 2018 por primera vez en la historia, las personas de más de 65 años superaron en número a las menores de 5 años en todo el mundo. Por todo ello, la enorme mayoría de expertos demográficos manejan ya pocas dudas respecto al pico histórico de envejecimiento mundial.

Añadido a lo anterior, la natalidad y sobre toda la población entre 0 y 14 años se resiente. Añadido a la elevada cantidad de adolescentes en el mundo (fruto de la resaca de la bonanza previa a las grandes crisis del siglo XXI), es importante recordar un hecho: la tasa de mortalidad adolescente está en mínimos históricos a nivel global. Si bien antes era complicado sobrevivir a la adolescencia en el mundo, hoy se da por hecho que todo el mundo podrá hacerlo a pesar de la democratización de la pobreza y sobre todo por los avances contra el hambre severa (Solo un país del mundo, Somalia, está en esta situación ahora).

Si resolvemos la ecuación anterior (elevado envejecimiento + baja natalidad + aumento de los adolescentes que sobreviven con facilidad), el resultado es claro:

Nuestro futuro como Humanidad depende enteramente de la manera en la que estamos acompañando la formación y el desarrollo educativo de la personalidad, capacidad y carácter de los adolescentes actuales.

Pues bien, aquí van los datos:
 

EL ESTADO ACTUAL DE LA ADOLESCENCIA EN EL MUNDO

Nuestros futuros votantes y decisores de la realidad del mundo (mayoritariamente personas a partir de 18 años), están perdiendo bienestar por el impacto de las tecnologías. El anuncio del irresponsable, ególatra e incosnciente Mark Zuckerberg sobre su apuesta por los metaversos, tratando de huir del escándalo ético y monopolístico que le persigue, no ayuda sino que nos hundirá más en este sentido. Estos son los datos incipientes en continuo crecimiento: 1 de cada 7 adolescentes (entre 10 y 19 años de edad) en el mundo tiene problemas de salud mental. El 20 % de los jóvenes entre 15 y 24 años se sienten deprimidos o no muestran interés alguno o compromiso de largo recorrido hacia ninguna actividad. El 58,3 % de jovenes en España afirman sentirse nerviosos, preocupados o con pequeños ataques de ansiedad. El abandono escolar aumenta en el mundo y contra ello algunos países (desgraciadamente España entre ellos) deciden precarizar los sistemas educativos para bajar los estándares. Sin embargo nada de esto puede ocultar la alta relación entre el nivel educativo de una persona y las posibilidades de caer en una depresión severa.

En España 1 de cada 10 adolescentes (menores de 18 años) gasta dinero en apuestas online. La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción y la Policia Nacional están seriamente preocupadas con el aumento y normalización de este tipo de consumo en edades de formación de la personalidad y el carácter.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, un 24,8% de españoles entre 11 y 18 años sufren o han sufrido acoso escolar. Esto ha aumentado las visitas a terapia de padres e hijos en un 120%. La agresividad va en aumento. Algunos hechos recientes nos alertan que la estupidización adolescente también está asociada a la irresponsabilidad paternal.

Uno en concreto clama al cielo: Ha sido necesario (manda huevos) que los psicólogos adviertan a los padres y madres del peligro que tiene que sus hijos menores vean junto a ellos en la tele la serie EL JUEGO DEL CALAMAR. El peligro de proliferación de conductas imitativas y la elevada violencia que aparece en la serie se han normalizado en los hogares de una forma pasmosa. La serie es fantástica a nivel de reflexión para un adulto que se mueve en una sociedad a la que contribuye activamente, pero para un adolescente o un niño en desarrollo es una fuente de estímulo violento a evitar. Algo tan sencillo y básico se nos escapa.
 

EJEMPLO PRÁCTICO: EL ABISMO EDUCATIVO ESPAÑOL

El caso educativo español representa con claridad un gran compedio de muchas de las cosas que no debemos hacer en estos momentos de la historia de la Humanidad. Este ejemplo práctico que voy a exponer reúne muchos errores: pérdida continua de energía emocional por parte de profesionales frustrados, desaprovechamiento de las inversiones realizadas ante la inexistencia de mercado para las capacidades generadas (con la consiguiente fuga de cerebros), y por último nefastas decisiones anacrónicas en cuanto a contenidos y formatos educativos.

Si bien todavía disfrutamos de los últimos estertores de una sociedad del bienestar continuamente atacada y expoliada por el despropósito económico vigente, nuestro modelo educativo no rema a favor de la necesidad del mundo sino en su contra. Lo diré con claridad: España no tiene una estrategia definida como país ante el reto climático, el problema del envejecimiento, la salud mental o la educación.

Al no tener nada parecido a esto, el modelo eduativo español es inercial y bebe de puntuales e insuficientes innovaciones que con dificultad cada profesor trata de incorporar a sus clases. Pero dejar el futuro de la Humanidad en manos de la buena voluntad de profesores mal pagados y sin apenas recursos es bastante kamikaze. Si esto ocurre abajo, arriba la situación empeora: A nivel político improvisamos decisiones que marcarán la calidad de vida de las personas ante la más que próxima carestía de recursos, la inmediata crisis energética, las migraciones, los cambios drásticos en el modelo de mercado global y el cambio climático que ya está aquí.

Las pruebas de la desidia educativa abundan. Tenemos a fantásticos profesionales y expertos educativos que podrían tomar las buenas prácticas de otros países y están deseosos de incorporarlas, pero nadie les escucha. Hace unos días nuestros representantes políticos nos obsequiaban con una nueva cagada más que afectará de lleno a la EDUCACIÓN de las personas que se encuentran en el paso a la edad adulta (esas que ya hemos dejado claro que son hoy determinantes). Llevamos décadas fomentando la multiplicación de personas que huyen del dolor y lo incómodo, que son alérgicas al espíritu crítico, que llegan a la universidad con niveles de conocimiento lamentables para afrontar el gobierno y futuro de nuestras sociedades. Pero eso sí, todas ellas son muy inteligentes a nivel emocional mientras las emociones y las relaciones que tengan que afrontar no salgan del ámbito de una pantalla digital de 15 x 8 centímetros que les permite opinar, simular o ser lo que les de la gana sin consecuencias.

Fui educado en un sistema y modelo educativo ya extinto y que entonces era desacertado y obsoleto, pero aún permanecía focalizado en la cultura del esfuerzo y el respeto a la academia. El escenario en el que me eduqué no era desde luego el más correcto pero en él la sobreprotección aparente y la dejadez educativa en el hogar no tenían cabida. El sistema educativo en el que me eduqué no sacaba lo mejor de mí pero al menos no premiaba lo peor. Tuve la suerte de no cursar la ESO (bonito acrónimo que resume bien la relevancia de la histórica ambición educativa en España).

Ni siquiera quiero compartir o entrar a hablar de rankings educativos interesados que sitúan a España en posiciones intermedias dentro del contexto global. El problema es mucho más grave que todo eso. Queda claro en lo tocante a la educación que por suerte, nuestros hijos no nacen en Burkina Faso, Nigeria, Afganistán o Mali. Hasta aquí las buenas noticias. Más allá de esta celebración, estos son los hechos que deberían avergonzarnos como sociedad y deberíamos empezar a revertir:

No existe un pacto de estado educativo que cuente con el trabajo y asesoramiento de expertos educativos. Durante más de 2 décadas los principales partidos políticos españoles con el apoyo de los minoritarios han creado un sistema educativo desastroso en términos europeos y que parchean cada ciertos años (la actual modificación es el 3er parche y supone la 8ª ley educativa aunque parezca una broma). En lugar de hacer pocas grandes reformas educativas y muchas mejoras puntuales, caemos continuamente en el síndrome del salvador político educativo. Hacemos el doble de grandes reformas educativas que Europa obteniendo menos de la mitad de resultados. Todo ello deja claro que el modelo educativo en España está al servicio de la partitocracia y la financiación de los partidos en manos de los intereses empresariales de las empresas que acumulan riqueza.

Justo en estos días se ha revelado ya el detalle del nuevo capítulo del melodrama educativo español en el camino hacia el precipio social, económico y ambiental al que nos abocan políticos ignorantes, carentes de ambición moral o intelectual y siervos diligentes de un sistema socioeconómico que acelera la mierda para que se esparza y parezca invisible. Entre las medidas del último parche podemos encontrar decisiones educativas estratégicas que van en dirección completamente contraria a la necesidad del mundo en la actualidad. Enumero tan solo algunas:

EL PROFESOR, de nuevo ignorado. Seguimos convirtiendo al profesor en un mero evaluador en lugar de aportarle capacidad y confianza pedagógica. Nuestros profesores son cada vez menos maestros y cada vez más ejecutores de programaciones guiadas por intereses editoriales de turno en manos de grandes conglomerados mediáticos que ofrecen lecturas de la historia y la realidad interesadas.

Ampliamos la FALLA SOCIAL y contribuimos al proceso de neofeudalización del mundo. «La segregación escolar es la una de las más altas de Europa y la tasa de abandono temprano fue en el 2019 del 17,3%, la mayor de la UE (para que lo pongan en perspectiva: en Grecia es del 4,1% y en Irlanda, del 5,1%)«. Se ampliarán las diferencias y polarizaciones entre quienes puedan permitirse huir de este sistema educativo fallido refugiándose en colegios privados y quienes solo tengan la opción de estudiar en colegios públicos. El hecho de que los hijos de nuestros representantes políticos no estudien en escuelas públicas es un buen reconocimiento del abandono al que llevan décadas sometiendo a los servidores educativos públicos.

Insistimos en el CURRÍCULO DE ESPECIALIZACIÓN, en lugar de fomentar un modelo educativo humanista en el que las habilidades transversales se desarrollen sobre una visión enriquecida del mundo. Volvemos a insistir en educar a los adolescentes en materias y no en ámbitos de saber o experiencia, lo que aumenta la distancia entre la educación abierta que reciben los niños en infantil o primaria y la educación encorsetada y obsoleta que reciben los adolescentes justo antes de salir al mundo. Durante años trabajando con decenas de colegios por toda España he comprobado la enorme diferencia entre infantil y el resto de ciclos en lo tocante a innovación, apertura, frescura y excelencia pedagógica.

Olvídense de la FILOSOFÍA y la educación en el pensamiento crítico. La materia que nos enseña a pensar, convivir y dialogar desaparece hasta 1º de Bachillerato. No estamos hablando de algo baladí. Se trata del exilio sistemático al que se ha sometido la historia del pensamiento humano en la posmodernidad reciente. Esto es la evidencia clara de una tendencia dañina en nuestras sociedades: el olvido de la historia y el camino de nuestra Humanidad en favor del cultivo de la adicción al presente. Lo que se traduce en sociedades orientadas al consumo inconsciente y masivo en lugar de sociedades orientadas a la conciencia y la presencia responsable en el mundo.

Por contra den en este nuevo parche educativo la bienvenida a MATERIAS QUE NOS DISTRAEN DE LO IMPORTANTE y nos centran en la satisfacción de nuestros deseos individuales. Hablo de materias centradas en el entretenimieto y la contribución al decadente sistema socioeconómico actual. Den la bienvenida por ejemplo al EMPRENDIMIENTO como salvavidas redentor en el que se forman nuestros adolescentes. La burbuja del emprendimiento entra de lleno en nuestro modelo educativo: Básicamente, «sácate tú las castañas del fuego como puedas que nosotros como representantes políticos te dejamos a tu suerte«.

En un país con un 40% de desempleo juvenil (y 2º país con mayor porcentaje de desempleo de las 37 economías de la OCDE), esto supone oficializar una estrategia de precarización laboral que lleva décadas comprando el discurso aspiracional de Sillicon Valley y genera una sociedad individualista y desprotegida laboral y socialmente, guiada por el interés propio de cada cual. La realidad pinta peor que el deseo: 1 de cada 4 jóvenes entre 16 y 35 años vuelve a vivir con sus padres. Si creemos que creernos todos empresarios nos va a sacar del hoyo en el que estamos, vamos listos. Llevo décadas acompañando a «emprendedores» y se que el 80% de negocios fracasan antes de los 4 años y de hecho 9 de cada 10 startups no llegan a los 3 años de vida. Tal y como en sus investigaciones ha señaldo Jose Manuel Martínez Bedía, el emprendimiento es necesario para las sociedades pero su fomento sin infraestructura ni una sólida base social ni laboral, es un suicidio colectivo.

Normalización del FRACASO ESCOLAR: Se amplia el abanico de materias que una persona puede suspender e incluso se podrá ingresar en la Universidad con materias suspendidas. ¡Viva la excelencia y el esfuerzo y el sistema de recompensas y castigos necesario para el crecimiento y el desarrollo íntimo y social de la persona!.

Oficialización de la DESIGUALDAD POR NACIMIENTO. En un mundo con retos globales que necesitan unidad y afrontamiento colectivo, seguimos regionalizando la educación. Las comunidades autónomas de España tendrán más capacidad para variar los curricula educativos de acuerdo a sus criterios. Se generará desigualdad entre comunidades con lengua cooficial y comunidades que no la tienen en la definición de horarios y materias optativas, lo que da rienda suelta a los políticos locales de turno para definir qué piensan las personas. Esto hace que las diferencias entre principales ciudades y territorios periféricos aumenten e invita a la concentración social en macrociudades (de nada, medio ambiente).
 

CONCLUSIONES y VISIÓN DE CAMBIO

Dado que el panorama del ejemplo educativo español que acabo de exponer es mucho peor en la mayor parte del mundo (soy consciente), quizás sea el momento de que todos reflexionemos sobre el camino hacia el que nos estamos dirigiendo. No podemos hacer depender el futuro de la Humanidad de semejantes decisiones.

¿Qué creo que necesitamos ahora?: Dejar de vivir en el inmediato plazo de las cifras o los deseos de un mercado desatado y neurótico. Conciliar la superviviencia económica en lo global con una apuesta conjunta realizada por grandes poblaciones e intereses compartidos. En otras palabras, necesitamos grandes pactos colectivos basados en reflexiones a largo plazo que se basen en una visión sistémica de la realidad (y no parcelada) en la que se entienda que sin un modelo de sociedad integral (de investigación, de ciencia, de salud, de educación, de cultura y de trabajo) no es posible encarar los retos globales a los que nos enfrentamos.

Al menos eso creo. ¿Qué opinas tú?
 

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