«El sentido común es la colección de prejuicios adquiridos a los 18 años de edad»
maestro Albert Einstein
Hay una extendida sensación de incertidumbre en las personas con las que hablo a diario. Parecemos preocupados por un tema del que apenas imaginamos respuestas: ¿Cuál será el futuro de la Humanidad en las próximas décadas?. Con motivo de varias noticias que se han sucedido en estos días, comparto por aquí una reflexión fundada acerca de hacia dónde estamos yendo y cómo considero que debemos actuar ante este horizonte.
Si vivimos en un mundo caracterizado por la soledad y el individualismo que nos vemos obligados a contrarretar a diario, el futuro de la Humanidad -como no podía ser de otro modo en este tiempo- depende de las personas que se sienten más solas y desprotegidas: los adolescentes. «¿De quién, de mí?» parece decir el adolescente de la foto. SÍ, DE TÍ. Trataré de explicar con cifras y razonamientos por qué.
He dividido el artículo en 4 apartados:
- Por qué el futuro de todos depende de los adolescentes
- El estado actual de la adolescencia en el mundo
- Ejemplo práctico: el abismo educativo español
- Conclusiones y visión de cambio
Comenzamos.
POR QUÉ EL FUTURO DE TODOS DEPENDE DE LOS ADOLESCENTES
Según el informe del Estado de la población mundial 2021 de la ONU el 25 % de la población mundial es adolescente en una especie que envejece a un ritmo acelerado y en masa. Tenemos menos hijos y cada vez más tarde. Por otro lado en 2050 1 de cada 4 personas en el mundo tendrá más de 65 años en Europa y Norteamérica (1 de cada 6 en el mundo). Caminamos aceleradamente hacia un Norte del mundo viejo y un Sur adolescente. El grueso del crecimiento demográfico joven se producirá en África y Asia. Para darnos cuenta de la implicación de todo esto, hace poco, en 2018 por primera vez en la historia, las personas de más de 65 años superaron en número a las menores de 5 años en todo el mundo. Por todo ello, la enorme mayoría de expertos demográficos manejan ya pocas dudas respecto al pico histórico de envejecimiento mundial.
Añadido a lo anterior, la natalidad y sobre toda la población entre 0 y 14 años se resiente. Añadido a la elevada cantidad de adolescentes en el mundo (fruto de la resaca de la bonanza previa a las grandes crisis del siglo XXI), es importante recordar un hecho: la tasa de mortalidad adolescente está en mínimos históricos a nivel global. Si bien antes era complicado sobrevivir a la adolescencia en el mundo, hoy se da por hecho que todo el mundo podrá hacerlo a pesar de la democratización de la pobreza y sobre todo por los avances contra el hambre severa (Solo un país del mundo, Somalia, está en esta situación ahora).
Si resolvemos la ecuación anterior (elevado envejecimiento + baja natalidad + aumento de los adolescentes que sobreviven con facilidad), el resultado es claro:
Nuestro futuro como Humanidad depende enteramente de la manera en la que estamos acompañando la formación y el desarrollo educativo de la personalidad, capacidad y carácter de los adolescentes actuales.
Pues bien, aquí van los datos:
EL ESTADO ACTUAL DE LA ADOLESCENCIA EN EL MUNDO
Nuestros futuros votantes y decisores de la realidad del mundo (mayoritariamente personas a partir de 18 años), están perdiendo bienestar por el impacto de las tecnologías. El anuncio del irresponsable, ególatra e incosnciente Mark Zuckerberg sobre su apuesta por los metaversos, tratando de huir del escándalo ético y monopolístico que le persigue, no ayuda sino que nos hundirá más en este sentido. Estos son los datos incipientes en continuo crecimiento: 1 de cada 7 adolescentes (entre 10 y 19 años de edad) en el mundo tiene problemas de salud mental. El 20 % de los jóvenes entre 15 y 24 años se sienten deprimidos o no muestran interés alguno o compromiso de largo recorrido hacia ninguna actividad. El 58,3 % de jovenes en España afirman sentirse nerviosos, preocupados o con pequeños ataques de ansiedad. El abandono escolar aumenta en el mundo y contra ello algunos países (desgraciadamente España entre ellos) deciden precarizar los sistemas educativos para bajar los estándares. Sin embargo nada de esto puede ocultar la alta relación entre el nivel educativo de una persona y las posibilidades de caer en una depresión severa.
En España 1 de cada 10 adolescentes (menores de 18 años) gasta dinero en apuestas online. La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción y la Policia Nacional están seriamente preocupadas con el aumento y normalización de este tipo de consumo en edades de formación de la personalidad y el carácter.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, un 24,8% de españoles entre 11 y 18 años sufren o han sufrido acoso escolar. Esto ha aumentado las visitas a terapia de padres e hijos en un 120%. La agresividad va en aumento. Algunos hechos recientes nos alertan que la estupidización adolescente también está asociada a la irresponsabilidad paternal.
Uno en concreto clama al cielo: Ha sido necesario (manda huevos) que los psicólogos adviertan a los padres y madres del peligro que tiene que sus hijos menores vean junto a ellos en la tele la serie EL JUEGO DEL CALAMAR. El peligro de proliferación de conductas imitativas y la elevada violencia que aparece en la serie se han normalizado en los hogares de una forma pasmosa. La serie es fantástica a nivel de reflexión para un adulto que se mueve en una sociedad a la que contribuye activamente, pero para un adolescente o un niño en desarrollo es una fuente de estímulo violento a evitar. Algo tan sencillo y básico se nos escapa.
EJEMPLO PRÁCTICO: EL ABISMO EDUCATIVO ESPAÑOL
El caso educativo español representa con claridad un gran compedio de muchas de las cosas que no debemos hacer en estos momentos de la historia de la Humanidad. Este ejemplo práctico que voy a exponer reúne muchos errores: pérdida continua de energía emocional por parte de profesionales frustrados, desaprovechamiento de las inversiones realizadas ante la inexistencia de mercado para las capacidades generadas (con la consiguiente fuga de cerebros), y por último nefastas decisiones anacrónicas en cuanto a contenidos y formatos educativos.
Si bien todavía disfrutamos de los últimos estertores de una sociedad del bienestar continuamente atacada y expoliada por el despropósito económico vigente, nuestro modelo educativo no rema a favor de la necesidad del mundo sino en su contra. Lo diré con claridad: España no tiene una estrategia definida como país ante el reto climático, el problema del envejecimiento, la salud mental o la educación.
Al no tener nada parecido a esto, el modelo eduativo español es inercial y bebe de puntuales e insuficientes innovaciones que con dificultad cada profesor trata de incorporar a sus clases. Pero dejar el futuro de la Humanidad en manos de la buena voluntad de profesores mal pagados y sin apenas recursos es bastante kamikaze. Si esto ocurre abajo, arriba la situación empeora: A nivel político improvisamos decisiones que marcarán la calidad de vida de las personas ante la más que próxima carestía de recursos, la inmediata crisis energética, las migraciones, los cambios drásticos en el modelo de mercado global y el cambio climático que ya está aquí.
Las pruebas de la desidia educativa abundan. Tenemos a fantásticos profesionales y expertos educativos que podrían tomar las buenas prácticas de otros países y están deseosos de incorporarlas, pero nadie les escucha. Hace unos días nuestros representantes políticos nos obsequiaban con una nueva cagada más que afectará de lleno a la EDUCACIÓN de las personas que se encuentran en el paso a la edad adulta (esas que ya hemos dejado claro que son hoy determinantes). Llevamos décadas fomentando la multiplicación de personas que huyen del dolor y lo incómodo, que son alérgicas al espíritu crítico, que llegan a la universidad con niveles de conocimiento lamentables para afrontar el gobierno y futuro de nuestras sociedades. Pero eso sí, todas ellas son muy inteligentes a nivel emocional mientras las emociones y las relaciones que tengan que afrontar no salgan del ámbito de una pantalla digital de 15 x 8 centímetros que les permite opinar, simular o ser lo que les de la gana sin consecuencias.
Fui educado en un sistema y modelo educativo ya extinto y que entonces era desacertado y obsoleto, pero aún permanecía focalizado en la cultura del esfuerzo y el respeto a la academia. El escenario en el que me eduqué no era desde luego el más correcto pero en él la sobreprotección aparente y la dejadez educativa en el hogar no tenían cabida. El sistema educativo en el que me eduqué no sacaba lo mejor de mí pero al menos no premiaba lo peor. Tuve la suerte de no cursar la ESO (bonito acrónimo que resume bien la relevancia de la histórica ambición educativa en España).
Ni siquiera quiero compartir o entrar a hablar de rankings educativos interesados que sitúan a España en posiciones intermedias dentro del contexto global. El problema es mucho más grave que todo eso. Queda claro en lo tocante a la educación que por suerte, nuestros hijos no nacen en Burkina Faso, Nigeria, Afganistán o Mali. Hasta aquí las buenas noticias. Más allá de esta celebración, estos son los hechos que deberían avergonzarnos como sociedad y deberíamos empezar a revertir:
No existe un pacto de estado educativo que cuente con el trabajo y asesoramiento de expertos educativos. Durante más de 2 décadas los principales partidos políticos españoles con el apoyo de los minoritarios han creado un sistema educativo desastroso en términos europeos y que parchean cada ciertos años (la actual modificación es el 3er parche y supone la 8ª ley educativa aunque parezca una broma). En lugar de hacer pocas grandes reformas educativas y muchas mejoras puntuales, caemos continuamente en el síndrome del salvador político educativo. Hacemos el doble de grandes reformas educativas que Europa obteniendo menos de la mitad de resultados. Todo ello deja claro que el modelo educativo en España está al servicio de la partitocracia y la financiación de los partidos en manos de los intereses empresariales de las empresas que acumulan riqueza.
Justo en estos días se ha revelado ya el detalle del nuevo capítulo del melodrama educativo español en el camino hacia el precipio social, económico y ambiental al que nos abocan políticos ignorantes, carentes de ambición moral o intelectual y siervos diligentes de un sistema socioeconómico que acelera la mierda para que se esparza y parezca invisible. Entre las medidas del último parche podemos encontrar decisiones educativas estratégicas que van en dirección completamente contraria a la necesidad del mundo en la actualidad. Enumero tan solo algunas:
EL PROFESOR, de nuevo ignorado. Seguimos convirtiendo al profesor en un mero evaluador en lugar de aportarle capacidad y confianza pedagógica. Nuestros profesores son cada vez menos maestros y cada vez más ejecutores de programaciones guiadas por intereses editoriales de turno en manos de grandes conglomerados mediáticos que ofrecen lecturas de la historia y la realidad interesadas.
Ampliamos la FALLA SOCIAL y contribuimos al proceso de neofeudalización del mundo. «La segregación escolar es la una de las más altas de Europa y la tasa de abandono temprano fue en el 2019 del 17,3%, la mayor de la UE (para que lo pongan en perspectiva: en Grecia es del 4,1% y en Irlanda, del 5,1%)«. Se ampliarán las diferencias y polarizaciones entre quienes puedan permitirse huir de este sistema educativo fallido refugiándose en colegios privados y quienes solo tengan la opción de estudiar en colegios públicos. El hecho de que los hijos de nuestros representantes políticos no estudien en escuelas públicas es un buen reconocimiento del abandono al que llevan décadas sometiendo a los servidores educativos públicos.
Insistimos en el CURRÍCULO DE ESPECIALIZACIÓN, en lugar de fomentar un modelo educativo humanista en el que las habilidades transversales se desarrollen sobre una visión enriquecida del mundo. Volvemos a insistir en educar a los adolescentes en materias y no en ámbitos de saber o experiencia, lo que aumenta la distancia entre la educación abierta que reciben los niños en infantil o primaria y la educación encorsetada y obsoleta que reciben los adolescentes justo antes de salir al mundo. Durante años trabajando con decenas de colegios por toda España he comprobado la enorme diferencia entre infantil y el resto de ciclos en lo tocante a innovación, apertura, frescura y excelencia pedagógica.
Olvídense de la FILOSOFÍA y la educación en el pensamiento crítico. La materia que nos enseña a pensar, convivir y dialogar desaparece hasta 1º de Bachillerato. No estamos hablando de algo baladí. Se trata del exilio sistemático al que se ha sometido la historia del pensamiento humano en la posmodernidad reciente. Esto es la evidencia clara de una tendencia dañina en nuestras sociedades: el olvido de la historia y el camino de nuestra Humanidad en favor del cultivo de la adicción al presente. Lo que se traduce en sociedades orientadas al consumo inconsciente y masivo en lugar de sociedades orientadas a la conciencia y la presencia responsable en el mundo.
Por contra den en este nuevo parche educativo la bienvenida a MATERIAS QUE NOS DISTRAEN DE LO IMPORTANTE y nos centran en la satisfacción de nuestros deseos individuales. Hablo de materias centradas en el entretenimieto y la contribución al decadente sistema socioeconómico actual. Den la bienvenida por ejemplo al EMPRENDIMIENTO como salvavidas redentor en el que se forman nuestros adolescentes. La burbuja del emprendimiento entra de lleno en nuestro modelo educativo: Básicamente, «sácate tú las castañas del fuego como puedas que nosotros como representantes políticos te dejamos a tu suerte«.
En un país con un 40% de desempleo juvenil (y 2º país con mayor porcentaje de desempleo de las 37 economías de la OCDE), esto supone oficializar una estrategia de precarización laboral que lleva décadas comprando el discurso aspiracional de Sillicon Valley y genera una sociedad individualista y desprotegida laboral y socialmente, guiada por el interés propio de cada cual. La realidad pinta peor que el deseo: 1 de cada 4 jóvenes entre 16 y 35 años vuelve a vivir con sus padres. Si creemos que creernos todos empresarios nos va a sacar del hoyo en el que estamos, vamos listos. Llevo décadas acompañando a «emprendedores» y se que el 80% de negocios fracasan antes de los 4 años y de hecho 9 de cada 10 startups no llegan a los 3 años de vida. Tal y como en sus investigaciones ha señaldo Jose Manuel Martínez Bedía, el emprendimiento es necesario para las sociedades pero su fomento sin infraestructura ni una sólida base social ni laboral, es un suicidio colectivo.
Normalización del FRACASO ESCOLAR: Se amplia el abanico de materias que una persona puede suspender e incluso se podrá ingresar en la Universidad con materias suspendidas. ¡Viva la excelencia y el esfuerzo y el sistema de recompensas y castigos necesario para el crecimiento y el desarrollo íntimo y social de la persona!.
Oficialización de la DESIGUALDAD POR NACIMIENTO. En un mundo con retos globales que necesitan unidad y afrontamiento colectivo, seguimos regionalizando la educación. Las comunidades autónomas de España tendrán más capacidad para variar los curricula educativos de acuerdo a sus criterios. Se generará desigualdad entre comunidades con lengua cooficial y comunidades que no la tienen en la definición de horarios y materias optativas, lo que da rienda suelta a los políticos locales de turno para definir qué piensan las personas. Esto hace que las diferencias entre principales ciudades y territorios periféricos aumenten e invita a la concentración social en macrociudades (de nada, medio ambiente).
CONCLUSIONES y VISIÓN DE CAMBIO
Dado que el panorama del ejemplo educativo español que acabo de exponer es mucho peor en la mayor parte del mundo (soy consciente), quizás sea el momento de que todos reflexionemos sobre el camino hacia el que nos estamos dirigiendo. No podemos hacer depender el futuro de la Humanidad de semejantes decisiones.
¿Qué creo que necesitamos ahora?: Dejar de vivir en el inmediato plazo de las cifras o los deseos de un mercado desatado y neurótico. Conciliar la superviviencia económica en lo global con una apuesta conjunta realizada por grandes poblaciones e intereses compartidos. En otras palabras, necesitamos grandes pactos colectivos basados en reflexiones a largo plazo que se basen en una visión sistémica de la realidad (y no parcelada) en la que se entienda que sin un modelo de sociedad integral (de investigación, de ciencia, de salud, de educación, de cultura y de trabajo) no es posible encarar los retos globales a los que nos enfrentamos.
Al menos eso creo. ¿Qué opinas tú?
***
Consulta nuestro catálogo de servicios de acompañamiento al cambio y formación y solicita más información a david.criado@vorpalina.com
La convocatoria de la segunda edición online de TRAINING DAYS está en sus últimos días. El programa comenzará en enero de 2022. Anímate y reserva tu matrícula
***
Muy interesante artículo. Totalmente de acuerdo con todo. En España no se invierte nada en educación y así nos va y lo peor es que a la sociedad en general no le importa nada tampoco.
Tenemos un país cada día más mediocre en todos los sentidos y nos creemos Europa. Estamos muy lejos de ellos a nivel educativo y cómo sociedad.
Hola Ana, gracias por tu tiempo y comentario. Creo que no se trata tanto de que no invirtamos nada en educación (aunque invertimos verdaderamente poco) sino más bien de que invertimos muy mal. Se trata de dotaciones presupuestas que hacen aguas por todos lados y pierden grandes cantidades de dinero en pequeños parches y proyectos puntuales que no acaban de modificar significativamente el modelo educativo. En educación -y tenemos ejemplos muy claros de ello en Europa- es necesario un acuerdo político y cierta ambición de Estado para posicionar este servicio público en el lugar que le corresponde. En España adolecemos además de varias trampas que algunos otros países de Europa -como Alemania e Irlanda- también acarrean. Entre estos factores destaco dos: una educación claramente segregada y no igualitaria cuya excelencia se deja en manos de la economía y el soporte de las familias, y por otro lado la combinación extraña de 3 modalidades de gestión educativa: educación pública, concertada (que básicamente es pública delegada) y privada. Añadido a esto, las cambiantes leyes, los frecuentes postureos educativos y la utilización de la educación no como una herramienta de garantía de progreso sino como adoctrinamiento político… todo ello también resta. El resultado final, Ana, son profesores bastante desmotivados, mal pagados, no valorados en absoluto socialmente y resultados académicos que yo calificaría de nefastos en el marco europeo. ¿Qué cambiaría yo? Sobre todo lo que comento en las conclusiones del artículo: la conformación de un consenso social y político que nos sitúe en el siglo XXI y nos oriente a la persecución de los grandes retos globales de la Humanidad eligiendo campos clave en los que destacar como país más allá del turismo y la economía de servicios de ocio. Tenemos potentes empresas que sobreviven huérfanas de comprensión y apoyo público y tenemos colegios en los que educamos a profesionales que migran a otros países para realizarse. En este sentido es necesario dejar de idolatrar el mercado y empezar a gobernar y legislar sabiendo que el mercado también podemos crearlo.
Hola David, fraterno saludo. Importante articulo sobre educación. Lo escrito es una radiografía de la decadencia humana. Esta realidad no es solo de España. En general cuando se estudia a profundidad los temas educativos se llega a un callejón sin salida sobre como tener una educación de calidad.
La calidad educativa es un termino polisémico (La OCDE, la UNESCO, el Banco Mundial) todos tiene una definición particular sobre el tema y ese extravió conceptual es el punto de partida para que se direccionen políticas fallidas. Multitud de «expertos en educación» tiran a las escuelas salvavidas de corta duración (la ESO es una de sus mayores beneficiarias).
Tal vez a mi juicio y es la tesis que comparto implique que primero debemos «re-constituir» el concepto de ser humano (perspectiva antropológica) generando de entrada un alto en el camino, esto obligaría a volver a la pre modernidad y sus maestros quienes nos dejaron afortunadamente la senda sobre «las formas del vivir» desde estos vestigios constituir las piezas «de lo humano» (todos ellos de una u otra forma relatan como se vive con el otro, como se come, como dormir, como estar en armonía con la vida). En síntesis constituir un ser humano que dignifique el cuerpo, la mente y el espíritu parafraseando de alguna manera al maestro Ken Wilber adalid de la integralidad).
Tocaste hoy apreciado David un tema que me apasiona.
En gasho.
Rodrigo Varela Olaya
Psicólogo Clínico-educativo
Especialista en Educación
Magister en Educación
Doctor en Educación.
Hola Rodrigo. Genial contribución la que realizas. Comparto todo lo que dices que sin duda va más allá de la visión de Wilber y se adentra en el gran reto de nuestro tiempo: reconstituir y redefinir las bases de lo que somos. Aún así encuentro un «pero» a todo esto. Si bien concuerdo contigo en el enfoque, a la vez a estas alturas considero que no es realista esperar que vayamos a detenernos como sociedad para hacer esa reflexión. Estamos a años luz de lo que compartes y creo que debemos tener expectativas más accesibles y transformadoras en la práctica. En este sentido, desde hace años me ocupa y preocupa la manera en la que podemos desacelerar la sociedad. No hablo ya de evitar algunas catástrofes que se están ya dando desde hace años de manera evidente y sistémica, hablo de un nivel más básico: cómo podemos aprender a tener otra mirada en la línea de la mirada que comentas. Y mi conclusión es que una de las cosas que tenemos que hacer aquellos que nos dedicamos a favorecer cambios significativos es rebajar nuestro nivel de expectativa y aumentar nuestro nivel de realismo y foco. Esto significa aterrizar mucho más nuestros discursos y aproximaciones para que la realidad actual pueda ser realmente modificada poco a poco. Claro que no sabemos si en algunos aspectos como el ambiental llegaremos a tiempo de favorecer cambios efectivos, pero creo que es el único modo. Gracias de nuevo, Rodrigo
Gracias David por tu análisis y propuesta de cambio. Desde luego explica muchos de los síntomas que podemos observar a diario en nuestra sociedad y que lamentablemente observaremos cada vez con mayor intensidad.
Coincido en lo que compartes que necesitamos ahora y desafortunadamente, en la línea de tu respuesta a Rodrigo, creo que estamos a años luz de imaginar que sea posible. Solo basta observar diez minutos de cualquier sesión parlamentaria, atender a cualquier tertulia televisiva o leer cualquier hilo de comentarios en Linkedin (y no digamos ya de otras redes), para darse cuenta de que «pactos colectivos», «reflexiones a largo plazo», «consensos» o «visiones sistémicas o integrales» son, posiblemente, inalcanzables dadas las condiciones actuales.
¿Qué nos queda entonces a los que contemplamos desolados esta realidad?
Propones trabajar por la desaceleración y favorecer el cambio rebajando nuestro nivel de expectativa. No obstante, en el caso concreto de la educación ¿qué contrapeso puede suponer ese esfuerzo valiente frente a una perfecta maquina de aceleración de la incercia, como es nuestro sistema educativo, «mejorada» gracias a 8 leyes educativas? ¿No es esto en cierta forma intentar vaciar el mar con un vaso?
En mi opinión, para llegar a esa visión del cambio, necesitamos un pequeño «ejercito» de guerrillas de agentes de cambio, trabajando en sintonía para contrarrestar la fuerza de un Estado y un Mercado de los que ya no cabe esperar soluciones y para ello, dado que aún somos pocos, volvemos de nuevo a la cuestión educativa. Necesitamos foco, realismo, aceptación, discurso aterrizado… sí, he aprendido eso contigo. Pero necesitamos también proponer alternativas educativas de amplio alcance y accesibles, desde lo privado, que eduquen estas nuevas miradas y las doten de las herramientas para trabajar conjuntamente. Necesitamos (creo), ser más y estar mejor coordinados.
La pregunta que me queda es, ¿aún siendo de amplio alcance y accesibles, habrá personas (padres, niños, jóvenes, adultos…) a quienes le interesen? ¿quedo hoy algún número significativo de personas que se prioricen algo que no sea la competitividad en el mercado?
Esperemos que sí.
Quizás sea desde la frontera del sistema, mientras en paralelo trabajamos con personas que intentar cambiarlo desde dentro, desde donde podamos empezar a vislumbrar los primeros indicios de un retorno a lo colectivo, los consensos y la altura de miras.
Un abrazo fuerte y gracias de nuevo.
Gracias Pablo. Escribo ahora otro artículo en el que hablo de algunas conclusiones que tienen mucho que ver con las preguntas que compartes. Trataré de no repetirme por tanto, y de exponer mi visión alrededor de ese cuestionamiento que nos lanzas.
En primer lugar, creo es necesaria la reconciliación de la ciudadanía con la filosofía y la práctica políticas, no como usuarios de ellas sino como generadores e impulsores. Las mejores épocas de la historia de todo territorio en lo tocante a progresos y convivencia están asociadas a periodos de efervescencia política en los que las personas participan activamente de una realidad (la «res» pública) que consideran propia.
En segundo lugar ocurre lo propio con la iniciativa de mercado. No podemos continuar trabajando sin cuestionar lo que hacemos, obedeciendo y agachando la cabeza en los trabajos y a la vez consumiendo sin plantearse el impacto de nuestras decisiones y hábitos de consumo. Nada de esto puede funcionar y nada de esto nos aporta ningún tipo de esperanza.
En la actualidad en ambos ámbitos de desarrollo humano (lo común y lo privado) nos hemos convertido en usuarios y hemos cedido la capacidad de decisión en nuestras vidas a actores ajenos que conforman una minoría cada vez más reducida. Hoy día resulta costoso económicamente llevar una vida en la que la persona tome y actúe conscientemente, lo más barato es sencillamente abandonarse a la inercia y contribuir a ella. Esto es aplicable a cualquier ámbito del mercado libre (incluyendo las necesidades básicas como la alimentación, la vivienda o los afectos). La línea de mejora en este punto -y esto forma parte de mi investigación- reside en volver a responsabilizarse como sociedad del destino y el devenir del mundo. En mi opinión -y en esto puede que no coincidamos- la iniciativa privada no está habilitada por sí misma para trabajar por el cambio significativo que necesitamos como especie y como sociedades para superar esa realidad decadente tantas veces diagnosticada y relatada en miles de estudios y ensayos. En otras palabras, es tiempo de compromiso a cualquier nivel: como soporte y apoyo, como impulso o como resistencia. Y de esto nos falta mucho porque durante décadas hemos sido educados para la obediencia ciega y la mentalidad acrítica.
Ante el desconsuelo que se trasluce de tus palabras -y que sirva esto para cualquier persona que me lea- solo tengo 3 propuestas de mejora que trato de aplicar en mi propia vida:
– Comprométete con algo que mejore la vida de otros pero sobre todo que equilibre emocional, económica y socialmente tu vida. La ejemplaridad es un valor movilizador incomparable.
– Pregúntate por qué haces lo que haces a diario y si eso hace algún tipo de bien a nuestro mundo. Por extensión, no te frustres cuando el camino se presente difícil. El dolor es la antesala del aprendizaje, la más fértil de todas las experiencias.
– Ilústrate. Adquiere criterio propio, práctica el pensamiento crítico y cuestiónate la realidad a la que contribuyes. Si esa realidad te parece injusta o cruel, dedícate a cambiarla en tu ámbito de responsabilidad y en tu area de influencia.
Como añadido a lo anterior: insisto en que lo sistémico y estructural necesita cambiar. Mi opinión es que en lo básico no cambiará nada en absoluto hasta que no llegue un gran colapso -tal y como ha ocurrido a lo largo de la historia-. ¿Qué haces entonces? ¿Acaso esperar a que llegue sin hacer nada? No, todo lo contrario, más bien levantarse cada día para convertir en pasado lo que parece un continuo y molesto presente, y para convertir en presente todo lo bello que solo parecía reservado a un futuro lejano siempre por llegar.
Cada cual debe elegir cómo hacer en su vida todo esto: desde el centro del sistema, desde la frontera, a un lado o aparte. Lo importante -en mi opinión- es no ser pasto corruptible e inconsciente de la inercia. Una vida digna y equilibrada no se logra gracias al reconocimiento de otros sino gracias a la mirada tranquila y alegre que uno es capaz de tener cuando se mira ante un espejo a sí mismo. Y esa mirada no se adquiere al cabo de una vida entera como recompensa, sino que se fragua y se gana cada día como el mejor sueldo.
Te abrazo querido David
Abrazo fuerte, compi. Todo lo mejor para tí y gracias por tu compromiso por la mejora de la realidad educativa.