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Vivir bien

Vivir bien


 

“En el silencio no miramos a los otros sino a nosotros mismos”

maestro Anselm Grün, Elogio del silencio

 
Vivir bien es vivir del todo, no entrar y salir de la vida o visitarla sino llenar atentamente un solo momento por completo.

Vivir bien es vivir hasta el final, haciendo -como en aquella oración del maestro Juan Ramón Jiménez- “que hoy sea solo hoy” y que todo lo demás no importe. En el Critón, el maestro Sócrates recuerda que “no es vivir lo que de ser estimado en el más alto grado sino vivir bien”.

Vivir bien es vivir para encontrar y no vivir para buscar. Una buena vida es una vida en la que encontramos durante más tiempo que buscamos. Buscamos fuera lo que no tenemos dentro, encontramos fuera lo que ya tenemos dentro. Si hoy, aquí y ahora, me siento satisfecho con lo que soy, puedo aceptar la mayoría de todo aquello que tiene que pasar.

Vivir bien es recordar que la vida por sí misma ya es rentable, que no necesitas servir a un mayor propósito que disfrutar la vida y favorecer que otros la disfruten.

Vivir bien es entender la buena suerte de este modo: Afortunadamente la mayor parte del tiempo las cosas no son como quieres sino como queremos. Vivir bien es no olvidar que nadie admira por mucho tiempo a alguien que no se ha esforzado. Como recordaba el maestro Morgan Scott Peck la disciplina, el sacrificio y el amor al otro te proporcionarán la gracia.

Vivir bien es cultivarse, vivir la vida en la cercanía pero también mirarla en la distancia. El maestro Mahoma dijo “el prisionero que enseñe a leer y escribir a 10 musulmanes será libre”. Falta hueco en las cárceles pero sobra hueco en el alma. Llénalo.

Vivir bien es escaparse de la prisa para regresar a la observación diaria. Vivir bien es hacer lo que el maestro Sogyal Rimpoché llama “llevar la mente a casa”, domar y controlar el torrente de nuestros pensamientos, hacerlos trabajar para nuestro equilibrio y contra la esclavitud vital que supone abandonarnos ante ellos.

Vivir bien es sobre todo ser agradecido, reducirme a lo que soy para reconocer al otro. Las personas que conocen y comparten su gratitud antes que todos sus juicios u opiniones viven ya en la dicha.

Vivir bien es construir el paraíso aquí en la Tierra para mí mismo y para otros. El maestro Dan Gilbert nos recuerda que “no ayuda a ser feliz decir a alguien que si no cree en lo que tú crees irá al infierno”. Muy al contrario, te ayudará mucho a ser feliz tu compromiso de vivir para no fabricar nuevos infiernos ni a tí ni a otros.

Vivir bien es renunciar a la mayor parte de deseos que fabricamos y que nos someten. Vivir bien es quedarse solo con aquellos que hacen crecer el cuerpo del alma y el alma del cuerpo, porque el resto de deseos no tienen sentido ni argumento. Vivir bien es recordar que todas las expectativas que pongo en otros son barreras para aceptarme, muros que separan mi realidad de estar vivo de mi capacidad de disfrutarlo.

Vivir bien es adaptarse ante las cosas que no son importantes y estar conectado y comprender las cosas que sí son importantes. Esto implica tomar de cada buena o mala experiencia el mejor aprendizaje. El que vive de acuerdo a las cosas importantes recorre el Cielo en vida sin necesidad de castigarse. Por el contrario para las cosas que no son importantes se cumple siempre que lo que es válido hoy, mañana dejará de serlo. Por tanto es clave alimentar la perspectiva y el criterio propio para relativizar y adaptarse a las cosas que no son importantes.

Vivir bien es recordar que no tienes todo el tiempo del mundo para hacerlo. Vivir bien no es vivir para dejar un legado a otros tras tu muerte, sino vivir como si tu vida fuera el único legado que has recibido y que verdaderamente tú puedes disfrutar.

Vivir bien es el único medio para lograr el fin de estar verdaderamente vivo. No hay vida más allá de la vida del mismo modo que no existe amor que no genere amor ni odio que no genere odio. Por eso nunca eres lo que dices; y por eso tal y como dice el maestro Aristóteles “eres lo que haces de forma repetida de forma que la excelencia no es un resultado sino un hábito”.

Vivir bien es necesitar el mar y la montaña, disfrutar lo sencillo, dulce y suave de la vida y apreciar lo escarpado, abrupto y elevado de la vida. Porque todo ello es salvaje e insondable y no necesita de nosotros tanto como nosotros necesitamos de ello.

Vivir bien es ante todo no sentirse solo ni actuar como si lo estuviera. Vivir bien es comportarme como si en el mundo antes hubieran existido más personas, como si durante mi vida también existieran otras y como si después de mi muerte fueran a existir muchas otras más. La verdadera compasión de las personas que se atreven a vivir bien radica solamente en esto.
 

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La autopista de todos los problemas

La autopista de todos los problemas

cuadro titulado “Autopista sin final” del maestro Robert Allen Zimmerman

“Hay que tocar durante mucho tiempo para poder tocar como uno mismo”

maestro Miles Davis

 

He superado la mayor parte de problemas de mi vida cuando he considerado que no lo eran. Incluso en mis peores momentos, por mucho que yo me empeñara en ello, la vida nunca fue un acertijo a resolver sino la belleza del único valor auténtico que tengo. En otro tiempo buscaba su sentido, ahora aprecio su presencia. He escrito este pequeño relato para mostrarte una de las mayores lecciones de vida que puedes aprender. Espero, lector o lectora, que te atrevas de todo corazón a disfrutarlo.

Comenzamos.

Vivir de forma consciente es el mayor regalo que alguien puede hacerse. Ser consciente de algo no significa cebarse en lo que te ocurre sino comprender lo que ocurre. Por mucho que te empeñes, la vida no te ocurre, no te está pasando a tí ni eres especialmente importante o muy diferente a otras personas que viven. La vida tampoco te rodea, ni hay una gran cantidad de problemas, personas o circunstancias que te facilitan o impiden progresar y a los que hay que bendecir o maldecir de acuerdo a tu criterio. Nada de esto ocurre a tu alrededor ni te ocurre precisamente a tí.

En realidad tú eres siempre la parte más determinante de todo lo que te ocurre pero eres una parte a menudo insignificante de todo lo que ocurre. Le das excesiva importancia a tu capacidad de cambiar las cosas y una nula importancia a tu capacidad para cambiar tus cosas. Los otros tienen que mejorar tu vida pero tú no puedes hacerlo. Y es verdad, claro que no puedes, es imposible para tí porque te has equivocado de sala espera y de hospital.

Cuando te convertiste en víctima aparecieron todas tus heridas y acudiste entonces a toda prisa a tu coche de ira y frustración donde todo pasa rápido y ahora. Tomaste entonces a toda velocidad la autopista de todos los problemas. En ella había muchas salidas. Una decía “EL HOSPITAL DE MI VIDA”, otra decía “EL HOSPITAL DE LA VIDA DE JUAN”, otra decía “EL HOSPITAL DE LA VIDA DE OMAR”, y así una detrás de otra por toda la autopista. No viste la primera señal, esa que decía “EL HOSPITAL DE MI VIDA”, porque ibas demasiado rápido y centrada en formular y atender a todos tus problemas como para darte cuenta de que tienen solución. Y entonces de repente viste la palabra hospital en otra señal e inconscientemente diste el intermitente y te encontraste dentro. Fue algo automático, puede que ni siquiera quisieras hacerlo, pero tomaste esa salida. Al llegar al hospital de la vida de Juan nadie te reconoció como doctora así que te sentaste en la sala de espera de los problemas de Juan. Y allí estaban otras personas que como tú tampoco eran Juan y que como tú también tenían problemas. Así que te alimentaste de ellos, te los comiste todos, los sumaste a todas tus heridas y a ellos les sumaste todas tus heridas. Pero aunque lo hacías y te reconfortaba ver que ellos también tenía heridas, tú seguías teniendo tus heridas, era como si las multiplicases. El caso es que seguías siendo víctima así que volviste a tu coche de ira y frustración, lo cargaste de tus heridas y de las heridas de las otras personas que tampoco eran Juan y volviste a la autopista de todos los problemas.

Y mientras volvías a enfrascarte en la formulación, el recuerdo y el análisis de todos tus problemas había de nuevo muchas salidas. Una decía “EL HOSPITAL DE MI VIDA”, otra decía “EL HOSPITAL DE LA VIDA DE OMAR”, otra decía “EL HOSPITAL DE LA VIDA DE RAQUEL”, y así una detrás de otra por toda la autopista. No viste la primera señal, esa que decía “EL HOSPITAL DE MI VIDA”, porque ibas demasiado rápido y centrada en formular y atender a todos tus problemas como para darte cuenta de que tienen solución. Y entonces de repente viste la palabra hospital en la segunda señal e inconscientemente diste el intermitente y te encontraste dentro. De nuevo fue algo automático, apenas fue una decisión inconsciente, pero tomaste esa salida. Al llegar al hospital de la vida de Omar nadie te reconoció como doctora así que te sentaste en la sala de espera de los problemas de Omar donde había muchas otras personas que tampoco eran Omar hablando de todos sus problemas. Y de nuevo te alimentaste de ellos, te los comiste todos, los sumaste a todas tus heridas y ellos sumaron las tuyas a las suyas. Pero tú seguías teniendo tus heridas y seguías siendo víctima así que volviste a tu coche de ira y frustración, lo cargaste de nuevo con las heridas de las personas que no eran Omar y con todas tus heridas que se sumaron a las heridas que de las personas que no eran Juan, y volviste a la autopista de todos los problemas.

Casi sin darte cuenta volviste a poner tu atención en todos tus problemas y mientras lo hacías con tanta atención y dedicación, en la autopista había de nuevo muchas salidas. Una decía “EL HOSPITAL DE MI VIDA”, otra decía “EL HOSPITAL DE LA VIDA DE RAQUEL”, y así una detrás de otra por toda la autopista. Como ibas centrada en todos tus problemas no viste la primera señal, esa que decía “EL HOSPITAL DE MI VIDA”, porque ibas demasiado rápido y toda tu atención se centraba en enumerar y tener presentes todos tus problemas como para darte cuenta de que tienen solución. Y entonces de repente viste la palabra hospital en la segunda señal e inconscientemente diste el intermitente y te encontraste dentro. Ni siquiera recordabas haberlo hecho antes, simplemente te metiste en la salida, la tomaste porque aquello era un hospital y tú tenías heridas. Al llegar al hospital de la vida de Raquel nadie te reconoció como doctora así que te sentaste en la sala de espera de los problemas de Raquel. Allí había muchas personas que no eran Raquel hablando de todos sus problemas. Así que los escuchaste y te los comiste todos, los sumaste a todas tus heridas. Pero tú seguías teniendo tus heridas y seguías siendo víctima así que volviste a tu coche de ira y frustración, lo cargaste de tus heridas junto a las heridas de todas las personas que no eran Raquel, las heridas de todas las personas que no eran Juan y las heridas de todas las personas que no eran Omar y volviste a la autopista de todos los problemas.

Mientras conducías empezaste a pensar que cuando te convertiste en víctima habías salido de casa para que otros te ayudaran a resolver todos tus problemas, y sin embargo ahora estabas cargada de todos los problemas de las personas que no eran Juan, ni Omar, ni Raquel ni tú misma. Mientras pensabas esto con tanta atención y dedicación, en la autopista había de nuevo muchas salidas. Una decía “EL HOSPITAL DE MI VIDA”, otra decía “EL HOSPITAL DE LA VIDA DE ANDRÉS”, otra decía y así una detrás de otra por toda la autopista. Como ibas centrada en enumerar los problemas de todas las personas que no eran Juan, ni Omar, ni Raquel ni tú, no viste la primera señal, esa que decía “EL HOSPITAL DE MI VIDA”, porque ibas demasiado rápido y no puedes estar en dos cosas al mismo tiempo. Tampoco viste la segunda señal, esa que decía “EL HOSPITAL DE LA VIDA DE ANDRÉS”  porque aún estabas enumerando los problemas de todas las personas que no eran Juan, ni Omar, ni Raquel ni tú misma. Y entonces de repente, cuando ya habías acabado de enumerar todas esas heridas, viste la palabra hospital en una señal y como por arte de magia diste el intermitente y te encontraste dentro de la salida. Como no sabías dónde llevaría estabas tan atenta en encontrar el hospital que ni siquiera recordabas haber salido antes por otras salidas de la autopista que llevaban a hospitales. Al llegar al hospital de esta salida nadie te reconoció como doctora así que te sentaste en la sala de espera del hospital. Allí había muchas personas hablando de todos sus problemas. Así que los escuchaste y te los comiste todos, los sumaste a todas tus heridas. Pero tú seguías teniendo tus heridas y seguías siendo víctima así que saliste del hospital para buscar tu coche de ira y frustración, cargarlo de todas las heridas de las personas que no son Juan, las de las personas que no son Omar, las de las personas que no son Raquel y las tuyas y volver a la autopista de todos los problemas. Pero al salir del hospital miraste el letrero de la entrada y decía “EL HOSPITAL DE LA VIDA DE LA PERSONA QUE MEJOR ME QUIERE”. Así que volviste a entrar y de repente viste a la persona que mejor te quiere. No estaba en la sala de espera donde tú estabas. Ella tenía una bata, sonreía a los demás y operaba con diligencia y disciplina constante todos sus problemas. Nunca habías reparado en su sonrisa y viste entonces que su calidez y claridad eran muy puras, que todas las personas se sentían bien a su lado. Junto a su despacho de consulta viste un letrero que rezaba: “RESPONSABILIDAD PROPIA”. Ella era la directora del hospital y sin duda se notaba por la admiración y el respeto con el que todos la trataban. Aunque tu la observabas maravillada desde la sala de espera en la distancia, ella vino sonriendo a tí y te dijo:

– Me alegro de verte, ¿Qué haces aquí? Este es mi hospital de mi vida, en él resuelvo todos mis problemas con ayuda de aquellas personas que quieren ayudarme. Aunque ves muchas personas en la sala de espera solo dejo entrar a aquellas que quieren ayudarme. ¿Has venido a ayudarme?

Contrariada tú la respondiste:

– No, simplemente salí por una salida de la autopista donde vi la palabra “hospital” y entré porque yo tengo mis propios problemas y quería resolverlos.

– Ahora entiendo – te contestó sonriendo– Siento que no puedas pasar a este hospital porque aquí solo tratamos mis problemas las personas que quieren ayudarme y yo. Veo sin embargo que tú tienes problemas y me gustaría ayudarte a que tú los resolvieras pero eso solo lo podemos hacer en tu hospital. Como veo que quieres resolver tus problemas, creo que lo mejor es que estés muy atenta cuando vayas por la autopista de todos los problemas y te metas en la salida que señale el hospital de tu vida. Yo hoy acabaré pronto de tratar mis problemas así que como soy tu amiga me pasaré por tu hospital luego a ayudarte. ¿Podemos quedar allí a las 15:00?

– Vale –dijiste con un hilo de voz.

Pero tú seguías teniendo tus heridas y seguías siendo víctima así que un poco extrañada por lo que acababa de ocurrir volviste a tu coche de ira y frustración, lo cargaste de tus heridas junto a las heridas de todas las personas que no eran Juan y las heridas de todas las personas que no eran Omar, y las heridas de todas las personas que no eran Raquel pero… al ir a cargar las heridas de la persona que mejor te quiere de repente viste que no tenías nada que cargar. Un poco sorprendida volviste a la autopista de todos los problemas.

Mientras conducías lo único que pensabas es que alguien se había ofrecido a ayudarte y que habías quedado a una hora con esa persona y tenías que cumplirlo. Así que aunque en la autopista había de nuevo muchas salidas, viste una que decía “EL HOSPITAL DE MI VIDA” y te metiste de lleno sonriendo. Al llegar al hospital de tu vida nadie te reconoció como doctora así que te sentaste en la sala de espera del hospital de tu vida.

– ¡Qué extraño! – te dijiste– ¡Este es el hospital de mi vida pero nadie me reconoce como doctora!

En la sala de espera del hospital de tu vida había muchas personas que eran tú misma hablando de todos sus problemas. Así que los escuchaste y te los comiste todos, de nuevo los sumaste a todas tus heridas. Fueron pasando los minutos hasta que dieron las 15:00. Entonces viste entrar a la sala de espera del hospital de tu vida a la persona que mejor te quiere y riendo te dijo:

– Pero mujer, ¿Qué haces tú aquí? ¡En este hospital somos los demás los que tenemos que esperar a ayudarte, no tú!

– Pero es que nadie me ha reconocido como doctora.

– Pues claro, en todas las salas de espera la mayoría de las personas creen ser directores generales del hospital del mundo, un hospital que no existe, cuando en realidad casi nadie es director general del hospital de su vida. Comprenderás ahora que no sepan reconocer a alguien que lo sea. ¡Solo tú puedes reconocerte como directora del hospital de tu vida! Mira, allí está colgada tu bata –dijo señalando un perchero más allá de la sala de espera

Entonces viste claramente esa bata nueva, sin estrenar, que nadie había tocado y por primera vez en toda tu vida saliste de la sala de espera y cruzaste la línea hasta llegar al perchero. Te pusiste la bata y fuiste a tu consulta. Allí estaban todos tus problemas y los problemas de las personas que no son Juan, los de las personas que no son Omar y los de las personas que no son Raquel, todos juntos. De repente entró la persona que mejor te quiere y dijo con mucho cariño y sonriendo:

– ¡Qué guapa estás con la bata!, ¡Buf!, ¡Vaya jaleo tienes aquí! ¿Quieres que te ayude?

– Sí, claro, llevo toda la vida intentando resolver mis problemas –respondiste mirando al suelo

– Empecemos por separar tus problemas de los problemas de otros. ¿Podrías hacerlo?

– Creo que sí – y durante varias horas separaste tus problemas de los otros junto a la persona que mejor te quiere.

– Ahora, dado que tenía cita contigo y estoy aquí en tu consulta, tal vez estaría bien que separaras dentro de tus problemas aquellos que crees que puedes resolver conmigo y los que no. – Te dijo mirándote a los ojos– ¿Te parece buena idea?

– Sí, creo que podré hacerlo.

Y empezasteis a hablar de tus problemas pero solo de aquellos que creías que podías resolver con su ayuda. Durante la conversación te diste cuenta de que la mayoría de problemas no lo eran y de que aquellos que lo eran, podían resolverse con más perspectiva o con un planteamiento diferente. Todo fue bien y te sentiste por un instante liberada. Al acabar ella te dijo algo que nunca olvidarás:

– Así es como se resuelven todos tus problemas. Puedes hacer esto siempre que lo necesites. Este hospital siempre seguirá aquí y tú a partir de ahora siempre serás la directora. Solo debes dejar entrar a este hospital a aquellas personas que realmente quieran ayudarte. A veces puede que te descuides y se cuele alguna persona que no quiere realmente ayudarte. No pasa nada, simplemente devuélvela a la sala de espera, al final se acabará cansando y se irá mientras tú tengas clara tu actitud. En este hospital solo se habla de tus problemas y por ello debes ser muy generosa y agradecida con todas las personas que vengan a ayudarte. Ninguna de las que realmente quieren ayudarte desea hacerte ningún mal por lo que no desconfíes de ellas y sonríe. Solo tú puedes resolver tus problemas, por eso solo tú llevas la bata, el resto de personas están aquí para ayudarte, no para resolver tus problemas. Todos estos problemas que hemos apartado y que dicen “Los problemas de personas que no son…” directamente tíralos a la basura. Cada persona debe resolver sus propios problemas. ¡Ah! se me olvidaban dos cosas importantes: Mientras no estés en este hospital no es muy útil ni bueno para tí que pienses o dediques tiempo a tus problemas porque solo aquí pueden resolverse. No te hará bien a tí ni hará bien a otros que lo intentes fuera; ya lo he comprobado, es imposible. Y por último, he visto que tienes un coche de ira y frustración aparcado fuera y con el que recorres esta autopista. El coche puede parecerte bonito pero ahora que ya eres directora del hospital de tu vida y responsable de tu vida tienes un problema con él.

– ¡¿Cual?! – Dijiste sorprendida de que hablara así de tu querido coche en el que continuamente recordabas todos tus problemas…

– El problema es que tu coche de ira y frustración solo sirve para recorrer la autopista de todos los problemas, pero con él no puedes recorrer ninguna otra.

– ¡¿Cómo?!, ¿Es que acaso hay más autopistas? – gritaste poniéndote en pie y boquiabierta sin salir de tu asombro.

– Claro – dijo sonriendo la persona que más te quiere– Y no solo autopistas. Hay cientos de autopistas, carreteras, autovías, caminos de piedras, senderos,… pero solo puedes acceder a ellas resolviendo tus problemas y bajándote de tu coche de ira y frustración. Aunque la autopista de los problemas que ya conoces es muy cómoda, a mí el camino que más me gusta es el sendero apenas explorado de la compasión. Es el camino menos transitado, no es cómodo ni agradecido para tus pies pero es el más humano y digno de todos. En él encontrarás felicidad y plenitud y una gran cantidad de alegrías ayudándote a ti misma para ayudar a otros.

– ¿Con qué coche se recorre ese camino?, ¿Es de gasolina o diesel?, ¿Crees que con lo que saque vendiendo mi coche de ira y frustración podré comprarme un coche así? – Preguntaste interesada

– No hace falta ningún coche para recorrer ese camino – Dijo sonriéndote con ternura la persona que mejor te quiereEl camino de la compasión no se recorre desde fuera sino desde dentro. No hallarás tu felicidad ni tu satisfacción con todo lo que no tienes y está fuera, solo la hallarás desde lo que tienes dentro. Piensa en esto: ¿Cuánto tiempo podías haber aguantado metiéndote en el hospital equivocado hasta quedarte sin la gasolina y sin el coche? El camino del que yo te hablo parte de tu compromiso. Por eso te traje este regalo… – Y de su bolsillo entre sus manos apareció entonces el letrero de su despacho que decía “RESPONSABILIDAD PROPIA” y lo colgó en tu puerta para que nunca olvidaras la lección.

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6 claves sobre cómo cambian las personas

6 claves sobre cómo cambian las personas


 

“La perturbación emocional no es generada por las situaciones sino por las interpretaciones de esas situaciones”

Plinio el Viejo (filósofo griego, esclavo romano, siglo I d.C.)

 

Hace poco en una entrevista para KENSO titulada “Lidera tu cambio” estuve compartiendo aprendizajes sobre cómo liderar el cambio propio, algo que puede ser un buen complemento a las tesis que comparto en este artículo. En aquella entrevista hablé de tres áreas de desarrollo humano que he trabajado con cliente y que resumo brevemente aquí:
 

Hoy, como añadido a esta reflexión, comparto contigo, lector o lectora, este artículo con seis claves complementarias a estas tres áreas de trabajo. Durante años he tenido la suerte de acompañar el cambio en las personas a través de proyectos de largo recorrido o intervenciones puntuales. Todas las claves que comparto en este artículo son fruto de esta experiencia personal.

Usted, lector o lectora, es siempre libre de obviar el artículo completo. Solo hay un pequeño inconveniente: si usted decide no domar el cambio, el cambio le domará a usted. No lo dude. Por el contrario si usted decide tomar las riendas, estas son las 6 claves que le ofrezco para comprender el cambio en las personas:

  • 1ª CLAVE: Tomar autocontrol del cambio
  • 2ª CLAVE: Conocer los 2 tipos de cambio en las personas
  • 3ª CLAVE: Aceptar que nadie cambia si no quiere
  • 4ª CLAVE: Comprender lo que callan las personas
  • 5ª CLAVE: Entrenar las habilidades relacionales de las personas
  • 6ª CLAVE: Dedicar tiempos y espacios para conectar con el auténtico sentido

Comenzamos.
 
 
1º CLAVE: TOMAR AUTOCONTROL DEL CAMBIO

Sea usted quien sea, el cambio forma parte de su propia condición. Esto quiere decir, lector o lectora, que su propia naturaleza se enfrenta a diario con una gran cantidad de cambios que debe gestionar. Si bien somos seres vivos, a menudo y fruto de la inercia, lo olvidamos. Sin embargo y a pesar de que lo olvidamos con frecuencia, todo ser vivo necesita adaptarse a su contexto hasta transformarlo o transformarse. Usted es cambio y vive cambios. Usted puede decidir gestionarlos o no, de eso no tengo duda. Sea como fuere, si decide no gestionar un cambio, tampoco le quepa la menor duda que el cambio acabará gestionándolo o decidiendo por usted.

Durante las sesiones trabajo con personas de muy diferentes ámbitos y sectores que además albergan trayectorias muy diversas. Aún siendo esta la realidad no paro de confirmar cómo los intereses de las personas suelen ser en todo momento muy parecidos. La primera clave para entender cómo cambian las personas consiste en ser capaces de comprender qué tipo de control ejercen sobre el cambio que experimentan. A mi modo de ver hay 4 tipos de experimentación del cambio: reactivo, pasivo, activo o proactivo. Ninguna de ellas es por sí sola poca saludable pero en relación al momento de vida o el ámbito de cambio una mala elección continuada puede generar elevados grados de ansiedad o frustración.
 
 
2ª CLAVE: CONOCER LOS 2 TIPOS DE CAMBIO EN LAS PERSONAS

Hay dos tipos de cambio que pueden explicarse muy bien en una recurrente y sencilla metáfora que el maestro Watzlawick solía recordar: Todos hemos tenido al menos una vez en nuestra vida una pesadilla en la que algo o alguien nos persigue. Entonces comenzamos a andar rápido. Cuando vemos que todavía nos persiguen, comenzamos a correr. Cuando vemos que esto no logra zafarnos de lo que nos persigue, comenzamos a nadar. Luego, al estar en un sueño donde todo es posible, tal vez nos sentimos despegar del suelo y comenzamos a volar. Pues bien, todo esto –que no lograr resolver nuestro problema por completo- es un cambio de tipo 1, no significativo. El cambio de tipo 2, significativo, consiste en despertarse.

La segunda clave para comprender cómo cambian las personas consiste en identificar qué tipo de cambio estamos viviendo o queremos vivir nosotros y qué tipo de cambio están viviendo o quieren vivir otros.
 
 
3ª CLAVE: ACEPTAR QUE NADIE CAMBIA SI NO QUIERE

Tendemos a entender que alguien o algo necesita un cambio cuando tal vez no necesiten ese sino otro. Pero la historia se repite, aprenda de ella. Cojamos tan solo un breve capítulo de Francia. Usted puede ser Luis XVI y querer cambiar la voluntad de unos pocos millones de personas para imponer la suya. Pero la historia advierte: usted será guillotinado y el resto de personas acabarán tomando la Bastilla. Usted puede luego ser Luis XVIII y querer de nuevo en dos ocasiones consecutivas imponer el cambio de los otros. Pero la historia advierte: usted volverá de nuevo a salir corriendo o morirá aislado en el intento. Usted puede luego ser Carlos X y querer una vez más imponer el cambio de los otros. Pero la historia advierte: Le volverán a derrocar y si hace falta confiarán incluso en su primo para luego volver a derrocar a éste. Y así, una y otra vez, hasta que usted comprenda que solo puede imponer cambios de tipo 1 en las personas pero que ningún cambio de tipo 2 se impone.

Si usted quiere lograr un cambio en las personas, no olvide preguntarlas qué tipo de cambio necesitan. El maestro Kotter siempre habla de generar un sentido de urgencia en las personas para que conecten con esa necesidad auténtica.

La tercer clave para comprender cómo cambian las personas consiste en estudiar cuál es su voluntad de cambio, hasta donde están dispuestos a ir.
 
 
4ª CLAVE: COMPRENDER LO QUE CALLAN LAS PERSONAS

“Todos necesitamos a alguien que comprenda eso que no decimos” En el año 2016 esta reflexión sin atribución confirmada circuló por las redes sociales como la pólvora. Hoy la recupero para explicar que el verdadero cambio nace de indagar y hacer salir a la luz lo que las personas callan. Todo proceso de cambio significativo (en una persona, un equipo o una organización) está basado en un inicio en trabajar sobre las asunciones básicas. El maestro Albert Ellis (1975) denominaba “creencias irracionales” a este tipo de pensamientos. Son aquellos pensamientos que usted ha desarrollado durante años sobre sí mismo, sobre los demás o sobre lo que le rodea. Si usted quiere un cambio significativo debe luchar contra lo que los grandes maestros Tversky y Kahneman (1974 y 1986), Nisbett y Wilson (1977) y Brewin (1996) han denominado pensamientos automáticos o esquemas. Porque por mucha educación racional que haya tenido una persona, estas suposiciones silenciosas subyacen a toda forma de selección, experimentación y análisis de cualquier situación real. Estas creencias determinan lo que somos y cómo vivimos la realidad.

Si usted pretende abordar el cambio en las personas sin conocer o explorar de forma rigurosa lo que las personas callan, no tardará en visualizar una puerta en cuya dintel aparecen unas letras negras que rezan “Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza” (Divina Comedia, Infierno, Canto III, sentencia 9, maestro Dante Alighieri). Este mensaje de bienvenida le hará notar que está entrando en el Infierno. Si ve esta puerta, le recomiendo que no la cruce y que vuelva a leer esta cuarta clave.

La cuarta clave para comprender cómo cambian las personas consiste en explorar el diálogo profundo que habita su interior. Haga esto mediante conversaciones sinceras que pongan en juego su sensibilidad propia para poder acariciar y descubrir la sensibilidad ajena.
 
 
5ª CLAVE: ENTRENAR LAS HABILIDADES RELACIONALES DE LAS PERSONAS

Para lograr cambios significativos (de tipo 2) es necesario entrenar a las personas en habilidades relacionales. Es algo que me ha costado aprender pero que sobre lo que ya no tengo duda. No sabemos relacionarnos de forma saludable. Necesitamos herramientas, modelos y prácticas de comunicación efectiva que nos permitan no hacernos daño ni hacer daño a los demás. Creo que todo cambio debe estar también fundado en esto.

Esta es la razón por la que creé y mantengo vivo el programa de entrenamiento de alto impacto en habilidades relacionales TRAINING DAYS. Puedes encontrar mucha información sobre lo que me llevó a impulsar este programa en la reciente entrevista para PLÁZIDA titulada “Las habilidades relacionales como asignatura pendiente” que realicé con motivo del lanzamiento de la próxima edición en Madrid.

La quinta clave para comprender cómo cambian las personas es acceder a modelos o herramientas que le faciliten una visión cercana integral del comportamiento humano.
 
 
6ª CLAVE: DEDICAR TIEMPOS Y ESPACIOS PARA CONECTAR CON EL AUTÉNTICO SENTIDO

En contra de lo que la mayoría de personas creen, la sabiduría no es un anciano desnudo y con barba que vive aislado en la montaña. Si bien alcanzar la sabiduría es algo lento y trabajoso, cuando ya se tiene, la sabiduría es algo práctico. Es en pocas palabras la conexión con lo sencillo. Hace un tiempo mi compañero Javier Fernández Aguado compartía algo que por sencillo e inmediato no deja de seguir siendo sabio y revolucionario:

“Suscitar organizaciones con sentido reclama reflexión. No resulta fácil, pues vivimos en una civilización con desproporcionada percepción de urgencias, con ausencia de silencio. Y únicamente en un entorno que consienta el recogimiento podrán adoptarse opciones netamente valiosas.”

La sexta clave consiste en comprender que el gran cambio en la gestión de personas en las organizaciones pasa la transformación desde la organización consentida a la organización con sentido. Para encontrar este sentido -lo vivo a diario- usted además de interiorizar las cinco claves anteriores, necesita dedicar tiempo y espacio para conectar con su auténtico sentido.
 
 

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La importancia de saber lo que no quiero

La importancia de saber lo que no quiero


 

“Se lo que no quiero, ahora estoy a salvo”

maestra María Rozalén, canción “La puerta violeta”

 
En alguno o varios momentos de nuestra vida todos tenemos que buscar nuestro lugar. La cultura panindígena norteamericana ya hablaba del acto del Hanblecheyapi para encontrar nuestro camino rojo en la vida. Hoy quiero hablarle, lector o lectora, de la importancia que tiene saber lo que no quiero a la hora de encontrar mi camino. Creo sinceramente que siempre que usted quiera emprender un cambio debe reflexionar sobre aquello que no quiere y sobre aquello que quiere.

Veamos en qué consisten ambas cosas. Comenzamos.
 
 
SABER LO QUE NO QUIERO

El primer paso para lograr un desarrollo personal y profesional orientado al bienestar es saber lo que no quiero. Esto implica ejercer la responsabilidad de no repetir lo que no quiero. Por otro lado a la hora de pararnos a pensar en nuestro presente, a menudo resulta más fácil saber lo que no quiero que saber lo que quiero. Esto ocurre porque aquello que claramente no quiero suele estar asociado a una experiencia que valoro como negativa gracias a la red neuronal de valencias con la que cuento y que trabaja para mi supervivencia. Gracias a la evolución mi cerebro entiende que no repetir aquella experiencia negativa que viví en el pasado aumenta mi porcentaje de opciones de supervivencia, por eso codifica un valor negativo en mi memoria a través de la amigdala basolateral. El descubrimiento ha sido realizado en enero de 2018 por la neurocientífica Kay Tye, la profesional que dedica más tiempo a estudiar este tipo de neuronas en su laboratorio del MIT. Parece que este hallazgo puede apoyar la teoría de que las experiencias que valoramos como negativas son guardadas en nuestra memoria a largo plazo de forma inmediata regresando además a nuestra memoria con mayor facilidad en nuestro proceso de toma de decisiones.

Si bien el cerebro bloquea los recuerdos traumáticos para una mejor supervivencia, a la vez activa nuestra atención con mayor rapidez y fluidez ante noticias negativas que ante noticias positivas. Esta es la razón por la que el recientemente fallecido Clifford Nash, profesor de la Stanford University -muy conocido por sus descubrimientos sobre la inutilidad de la multitarea en nuestra era digital- recomienda dar primero las malas noticias o los aspectos a mejorar, y después las buenas noticias, reconocimientos o agradecimientos. De este modo el cerebro de nuestro oyente recibe con mayor atención y aceptación el reconocimiento. Mi compañera Belle Beth Cooper, desarrolladora de iOS y agente de cambio, puede iluminaros con más descubrimientos añadidos para mejorar vuestro feedback si accedéis a su artículo The best ways to offer efective feedback. También Courtney Seiter ha escrito muy bien sobre esto en relación a la psicología de la crítica y su estrecha relación con el feedback. De hecho Charles S. Jacobs, autor de Management rewired: Why feedback doesn´t work defiende que ante una información que entra en conflicto con nuestra autoimagen, tratamos de modificar la información en lugar de a nosotros mismos, por lo que a menudo es más útil partir del otro que confrontarle mediante una crítica. Lo que te sugiero es que aproveches esta alta rentabilidad y eficiencia de lo negativo en tu cerebro para convertirlo en algo que te impulse luego a encontrar lo que realmente quieres. 

No puedo evitar ver la increíble relación entre cada nuevo descubrimiento científico sobre la existencia o tendencia a lo negativo o al dolor y la sabiduría milenaria de todos los modelos de desarrollo y comprensión de vida, especialmente el budismo, el sufismo, el sintoísmo y el estoicismo. La convivencia y el aprovechamiento del dolor como impulso y no como tragedia es consustancial a cualquiera de estos cuatro sistemas de pensamiento.

Sin duda todo ello tiene que ver con el sesgo cognitivo de negatividad que abordamos hace años en esta misma casa cuando hablábamos de distinguir lo que es respetable y lo que no, y también cuando hablábamos de lo que nos está enseñando la ciencia del pensamiento cotidiano. Se trata, pues, primero de preguntarnos verdaderamente qué es lo que no queremos hacer de forma clara para orientar nuestras acciones sujetos a ciertos límites saludables o fronteras que garantizarán nuestra satisfacción y realización personal. También recomiendo que pienses en lo que realmente no quieres partiendo de tus experiencias propias pero sin necesidad de focalizar tu atención en tí como persona (lo que no quiero ser) sino en tus comportamientos o acciones (lo que no quiero hacer). En mi experiencia con clientes esto resulta mucho más rentable y útil a la hora de abordar el segundo paso.
 
 

SABER LO QUE QUIERO

El segundo paso a la hora de reflexionar sobre mi desarrollo personal y profesional tiene que ver con saber lo que quiero. Hay una gran cantidad de estudios sobre lo que nos motiva, una buena selección de los cuales está sintéticamente recogida a través de los gráficos de este artículo de Business Insider. Si a la hora de saber lo que no quieres te recomendaba pensar en lo que no quieres hacer; a la hora de saber lo que quieres te recomiendo pensar en lo que quieres ser. 

Dependiendo del tipo de persona que seas, puede que necesites capacitación, acompañamiento o una gran cantidad de conversaciones para responder a esta pregunta; o puede sencillamente que para responder a esta pregunta sobre quién quieres ser solo necesites empezar a caminar con alguna o varias decisiones difíciles pero que consideras necesarias. Veamos qué hacer en cada caso:


1) Personas que necesitan seguridad para decidir lo que quieren

En el primer caso, si eres de esas personas que necesita reciclarse y conocer un catálogo de nuevos horizontes para saber lo que quiere, quiero compartir contigo una reflexión importante que puede ayudarte a poner en perspectiva la importancia de sentirte completamente seguro antes de dar el primer paso. Se trata de la relativa repercusión que tiene la capacitación tradicional en el cambio significativo. Si bien acceder o ampliar nuestro conocimiento nos habilita a tender puentes hacia lo que queremos ser, lo realmente excepcional es atreverse a practicarlo. Llamo a esto sabiduría y a las personas que la practican, maestros.

La mejor guía de competencias que conozco cuenta con 67 competencias a desarrollar, 19 barreras a vigilar y 7 áreas de foco globales en su 5ª edición inglesa de 2009. La guía para el desarrollo y entrenamiento de competencias FYI (For Your Improvement) es una herramienta sólida, infinita y válida en cualquier contexto. Se trata de un gran mapa de competencias interrelacionadas entre sí donde cada una de ellas cuenta con una escala de medición cualitativa y consejos útiles para su desarrollo y mejora personal. En su investigación los maestros Michael E. Lombardo y Robert W. Eichinger llegaron a una conclusión interesante: el 70% de nuestro aprendizaje se produce mediante la experiencia laboral individual del día a día, un 20% de nuestro aprendizaje llega por interacciones sociales y solo un 10% de nuestro aprendizaje llega gracias a talleres de capacitación o formaciones convencionales. Aunque no lo citan textualmente, los autores están hablando -claro está- de aprendizaje significativo, es decir del tipo de aprendizaje que nos hace modificar conductas y adquirir y fijar habilidades. De acuerdo a esta teoría la responsabilidad de aprender es individual y se concreta en términos de voluntad y responsabilidad propia; las organizaciones, instituciones o sociedades solo pueden facilitar este aprendizaje.

Aquellas empresas que han adoptado este modelo se dedican a incentivar el contacto entre compañeros facilitando el acceso a recursos de entrenamiento y desarrollo de las competencias FYI. Consideran que los tradicionales planes de formación dedicaban excesiva importancia a ese 10% de aprendizaje y deciden focalizarse en ese otro 90%. Esta es la razón principal por la que generan entornos de trabajo humanos con espacios “donde gusta trabajar”. Si bien el modelo ha sido ampliamente cuestionado por su escaso soporte empírico, personalmente comparto y compruebo a diario esta distribución 70-20-10. El modelo ha logrado conocerse porque Eric Schmidt, fundador de Google Inc. replicó en 2005 esta distribución del aprendizaje significativo en su organización. Cada empleado de la compañía dedica un 70% de su tiempo a proyectos que pertenecen al negocio principal de la empresa, un 20% de su tiempo a proyectos relacionados con el negocio principal y un 10% a cualquier otro proyecto en el que la persona desee participar. Si quieres conocer el detalle de este modelo el mejor artículo que he leído en la red es el artículo El modelo de aprendizaje 70-20-10: ¿Por qué todo el mundo habla de él? de mi admirado compañero Juan Daniel Sobrado.


2) Personas que necesitan tomar decisiones complicadas para saber lo que quieren

En el este caso mi recomendación es evitar el mayor número posible de golpes de estado en tu vida. Los cambios radicales pueden ser redentores en algunas ocasiones pero no conviene abusar de ellos por el riesgo a fomentar un desequilibrio constante en tu salud mental y emocional. Creo más útil tomar esas decisiones complicadas estableciendo cambios progresivos, o bien planificados -para aquellas personas que lo necesiten- o bien improvisados -solo para aquellas que necesiten explorar o fluir sin más condicionamientos que aquellos que se derivan de lo que ya han decidido que no quieren hacer.

En mi experiencia acompañando a personas u organizaciones en su camino de cambio, resulta como ya dije más complicado saber lo que quieren ser que saber lo que no quieren hacer. Esta es la razón por la que desde hace varios milenios existen personas como yo capaces de aportar a otros tiempos de reflexión y trabajo personal de calidad. En realidad aquellos que hacemos esto no disponemos casi nunca de las respuestas pero solemos disponer casi siempre de las preguntas. Ayudamos a otros a encontrar esas preguntas y a menudo trabajamos juntos por encontrar esas respuestas.

Si necesitas tomar decisiones complicadas tal vez te resulten interesantes estas reflexiones:

  • No te focalizes en el dolor que puedes evitar (miedo), céntrate en el dolor que existe en tí para afrontarlo (valentía).
  • No actúes en previsión de nada que todavía no ha ocurrido, actúa en conjunción de todo lo que ocurre.
  • La vida no es lo que quieres que sea, es lo que es. Tu solo no decides lo que es, lo hacemos todos.
  • Tu voluntad no es una fuerza mayor que la de la naturaleza.
  • No dependes solo de tí sino que dependes sobre todo de tí y también de otros.
  • Tu voluntad o tus gustos son mucho menos importantes que tu capacidad de ejercer la responsabilidad de saber lo que no quieres hacer y lo que quieres ser.
  • Es fácil ser capaz, algo más difícil resulta ser constante, pero lo realmente complicado es ser humilde.

Espero que este artículo te haya resultado interesante. Por favor no dudes en compartir tus comentarios a través de este mismo blog o en redes sociales. Toda difusión y diálogo para mejorar y cambiar realidades siempre se agradece.

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Te anuncio que continúa el plazo de matrícula abierto hasta completar aforo para las dos nuevas ediciones de TRAINING DAYS, el programa de entrenamiento de alto impacto en habilidades relacionales:

 


 


 


 


 

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La mujer en la empresa y el techo de cristal

La mujer en la empresa y el techo de cristal


 

“Los padres saben que sus hijas son tan listas como sus hijos. Los hermanos saben que sus hermanas son tan inteligentes como ellos.”

Vigdís Finnbogadóttir, ex-presidenta de Islandia, primera mujer elegida jefa de gobierno

 
 
Pretendo hoy compartir contigo, lector o lectora, una realidad acuciante en el mundo empresarial y por desgracia no por ello más atendida desde un punto de vista cultural y estratégico. Se trata de la ausencia constante de mujeres directivas que lideren los nuevos entornos, realidades y retos en las organizaciones.

Quiero analizar junto a tí algunos datos y hechos para que conozcas la realidad y también quiero, más humildemente, realizar algunas propuestas de mejora que considero que deben ser impulsadas a tres niveles en una necesaria revolución silenciosa que dote a las personas sin distinción de género del reconocimiento y lugar que se merecen. Como hombre siento que tenía una deuda pendiente en la red con todos aquellos profesionales que día a día luchan de forma honesta y decidida por conquistar este reconocimiento. Sirva este texto para elevar la voz y poner sobre la mesa uno de los grandes retos de cualquiera de los cambios culturales que acompaño en las organizaciones.

He dividido el artículo en los siguientes apartados:

  • Datos sobre la presencia de la mujer en puestos directivos
  • ¿Por qué favorecer el acceso de mujeres capacitadas a puestos directivos?
  • El papel limitado de las leyes para mejorar esta realidad
  • Propuestas concretas para romper el techo de cristal

Comenzamos.

 

DATOS SOBRE LA PRESENCIA DE LA MUJER EN PUESTOS DIRECTIVOS

En la última edición del Foro Económico Mundial de Davos, celebrado a comienzos de 2019, se compartieron datos interesantes sobre el avance de 125 países del mundo en una amplia variedad de materias. En el 6º informe GTCI España continuaba bien posicionada en el mundo respecto a algunos indicadores globales y a la vez a la cola de otros. En el ranking de países analizados ocupamos el puesto 31 entre esos 125. En el índice de competitividad de talento Madrid ocupa el puesto 23, Bilbao el puesto 44, Barcelona el 49 y Zaragoza el 54 de entre 114 ciudades analizadas.

  • A LA CABEZA: Entre los indicadores más positivos España destaca en los ámbitos sociales y de servicio público (estructura de país, convivencia social, alfabetización, servicios de atención,…) y en aspectos de competitividad a nivel internacional (medio ambiente y mercado). Nos queda recorrido de mejora en todos ellos pero podríamos decir que hemos aprobado con nota y que comparativamente incluso estamos a la cabeza en todos ellos.
  • APROBADOS: Entre los indicadores que aprobamos con dificultad España necesita mejorar en el ámbito educativo pero sobre todo el modelo laboral, claramente insostenible a largo plazo. Nos cuesta llegar al aprobado en nuestra rentabilidad educativa, es decir formamos a personas que no tienen sitio en un mercado laboral descompensado o que están sobretituladas -que no sobrecualificadas-  para la arena laboral a la que se enfrentan. También nos cuesta aprobar en las relaciones trabajador-empresa muy condicionadas éstas por tres aspectos: El frentismo entre roles polarizados (empresa-empleados); la ausencia de un impulso coordinado de la iniciativa emprendedora que genera desigualdades geográficas; y la falta de una estrategia de fomento y desarrollo del talento capacitado que se base en premiar la cultura del esfuerzo (lo que genera fuga de cerebros y baja competitividad interna).
  • SUSPENSOS: Entre los peores indicadores de España se encuentran una ineficiente relación entre salarios y productividad y una ineficaz burocracia de contratación. Sin embargo quiero hoy destacar especialmente un indicador que es sangrante: la falta de oportunidad real de las mujeres para convertirse en directivas. En este indicador España ocupa el puesto 112 de 125 países evaluados. Si bien el gobierno es consciente de esta enorme lacra para el crecimiento y la sostenibilidad de nuestras organizaciones y está tomando algunas tímidas medidas para incentivar el acceso de mujeres a los consejos de administración, no existe una estrategia definida a nivel nacional que sea integradora y con visión a largo plazo al efecto de dar a las mujeres su lugar en el liderazgo de nuestras organizaciones. Permítanme mencionar la labor impulsora, divulgadora y formadora de Silvia García-Castaño y su equipo a través de Ejecutiv@s y Consejer@s en la demanda y empoderamiento del acceso de la mujer a puestos de alta dirección. Y más desde la base destaco dos ejemplos valientes: la labor de generación de diálogo y debate del colectivo Doce Miradas ; y la existencia de iniciativas algo más puntuales aunque constantes y necesarias como Gira Mujeres facilitada por mis compañeros de almanatura.

 

 

En el índice Fortune 500 de empresas más cotizadas las mujeres solo ocupan el 3% de los asientos directivos. Sus salarios también varían significativamente en el caso de mujeres CEO en Europa, no así en EEUU donde dichos salarios directivos suelen estar igualados.

El informe Women matter: a way forward for Spain señala que la presencia de la mujer continúa efectivamente siendo residual en las estructuras corporativas en España:
 


 

En el marco de las Sociedad Anónimas o grandes compañías el mismo informe señala que  la presencia de la mujer se reduce a medida que ascendemos en la cadena de toma de decisiones tal y como muestra este gráfico:
 

 

¿POR QUÉ FAVORECER EL ACCESO DE MUJERES CAPACITADAS A PUESTOS DIRECTIVOS?

En realidad no se trata de que mujeres capacitadas accedan a puestos directivos, se trata de que personas capacitadas -con independencia de su género- accedan a puestos directivos. Hecha esta puntualización, en términos estratégicos favorecer el acceso a puestos directivos a las mujeres tiene una ventaja clara: BCG señala que las compañías con más diversidad son más innovadoras. Pero además este mismo informe señala que aquellas organizaciones cuya presencia femenina en los órganos de gobierno es mayor, son también más innovadoras y rentables.
 


 

Desde el punto de vista de la rentabilidad económica, la decisión también es acertada. El European Institute for Gender Equality (EIGE) señala que aumentar la igualdad laboral permitiría crear 10,5 millones de puestos de trabajo adicionales para 2050 aumentando el PIB europeo entre un 4-10%.

En último lugar atendiendo al componente social, el acceso de la mujer a puestos directivos responde a una necesidad evolutiva de las organizaciones. Existe una potencial fuerza ejecutiva que actualmente es fuerza de producción y que nos está pidiendo paso. No se trata de personas que no están cualificadas, se trata de personas que demandan nuevos espacios de participación. Incluso en la formulación de los nuevos modelos de empresa más orgánicos, vivos y horizontales echo en falta un empuje decidido e integrador de mis compañeros agentes de cambio a la hora de hablar del papel de la mujer. Si queremos realmente cambiar a un paradigma de bienestar y abundancia, el acceso de mujeres a puestos directivos sigue siendo clave.

 

EL PAPEL LIMITADO DE LAS LEYES PARA MEJORAR ESTA REALIDAD

En mi opinión la solución a este reto no partirá de nuestros representantes legítimos si no existe antes un cambio en el modelo de gestión del talento de la empresa. Gobierno y administraciones no han estado capacitados para liderar este cambio a la largo de la historia. En realidad es bienvenida la reducción del 10% del impuesto de sociedades sobre la retribución de nuevas consejeras, pero no deja de ser un nuevo parche que se aprueba para paliar la inexistencia de un pacto de Estado que favorezca la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en el tejido empresarial.

Esto ocurre porque en éste, como en otros ámbitos, no existe una visión a largo plazo más allá de la fabricación continua de titulares y debates que capten la atención dispersa de un electorado cada vez más cambiante. Desde el punto de vista político en mi opinión la sociedad española todavía no está lo suficientemente madura como para disponer, elegir y exigir una clase política con visión de futuro que sea capaz de lograr un pacto de Estado sobre esta cuestión más allá de la partitocracia.

Tres argumentos me hacen pensar esto a diario y juegan contra la igualdad de oportunidades directivas de las mujeres:

  • Argumento del nulo interés por la mejora educativa: Si aceptamos como cierto que el sistema educativo actual ha sido promovido y sistemáticamente alimentado a través de leyes y decretos, y que este mismo sistema se ha basado en educar personas diligentes y no personas con perspectiva y con criterio, será muy complicado que las mismas personas que siguen fomentando esta realidad puedan ser efectivas logrando el acceso de las mujeres a los órganos de decisión de las organizaciones. Aún teniendo acceso universal y obligatorio a la educación, estamos muy lejos aún de lograr un sistema educativo integral público de calidad en todos los estadios educativos que sea proactivo y no responsivo; que valore el sentido del esfuerzo y fomente el sentido de la responsabilidad individual por encima de los intereses volubles de mercados y empresas; que promueva la excelencia docente y el pensamiento crítico; que no necesite externalizar la responsabilidad de educar a sus ciudadanos; que tenga un diálogo continuo y honesto con el mundo empresarial en igualdad de roles y condiciones. Es evidente que la conquista de la igualdad de oportunidades directiva necesita una mejor educación en perspectiva; pero también es evidente que esta educación no será voluntariamente promovida por la clase política dirigente.
  • Argumento del conflicto de intereses político-empresarial: No es necesario que comparta aquí ninguna noticia relativa a los intereses y vínculos naturales que existen entre política y empresa. Estos vínculos, bien regulados, a mi modo de ver son un indicador de salud democrática y progreso siempre y cuando no entren en conflicto de intereses. El problema de cara a la igualdad de la oportunidad directiva de las mujeres es que en la naturaleza de un Estado democrático que se enmarca en una sociedad de mercado se encuentra el hecho de que las empresas empleadoras presionan a los partidos políticos para que legislen de tal forma que su status quo no quede afectado. Y dentro de este status quo se encuentra la aceptación implícita e inconsciente de un orden directivo eminentemente masculino. En otras palabras si los políticos desean continuar siéndolo, a menudo encuentran necesario perpetuar esta realidad que al fin y al cabo les favorece.

 

PROPUESTAS CONCRETAS PARA ROMPER EL TECHO DE CRISTAL

Existe un techo de cristal para las mujeres. Llegado a un determinado nivel de la organización lo tienen complicado para continuar ascendiendo. La Ley de Igualdad aprobada en 2007 ha sido insuficiente y solo el 12,28% de grandes compañías cuenta con mujeres en consejos de administración, según D&G el 66% de empresas de todo tipo no tiene una sola mujer líder. Es importante recordar que el incumplimiento de la Ley de igualdad no conlleva ningún tipo de sanción, algo que de por sí apoya las tesis que he defendido en el tercer argumento del apartado anterior de este mismo artículo.

El espacio directivo sigue estando ocupado por una mayoría de hombres que dirigen y lideran en soledad. ¿Cómo mejorar la oportunidad de las mujeres para acceder a puestos directivos? Más allá de que nos acordemos de todo esto cuando toca el Día de la Mujer, es necesario avanzar en este sentido.

Tal y como hace poco mi compañera y agente de cambio Maider Gorostidi me recordaba, en esto de la conquista de la equidad -como en todas las cosas- conviene formarse y comenzar a hablar desde el conocimiento. Ella misma me daba la referencia del trabajo de Natalia Navarro como primer puntero para indagar en un enfoque fundada y respetable de la equidad organizacional. En mi caso me acerco a las posibles soluciones desde la humildad y con ganas de aprender del trabajo ya realizado.

No he querido sin embargo acabar este artículo sin compartir varias propuestas que realizo desde mi experiencia en organizaciones y a partir de conclusiones e ideas de la socióloga -y actual Secretaria de Estado de Igualdad- Soledad Murillo  extraídas de sus diferentes estudios sociológicos. He querido extraer mis ideas de sus estudios para demostrar que es posible este cambio incluso desde las mismas ideas de aquellas mujeres que acceden a gobernar personas. Todas las ideas que comparto en adelante no son ya datos o hechos sino opiniones y propuestas personales:

 
UN APUNTE NECESARIO
Tradicionalmente se suele responsabilizar a las mujeres de la conquista de la equidad, dando por hecho que son ellas las que tienen que conquistar su lugar en las estructuras societarias y de gobierno de las organizaciones. En mi opinión esta perspectiva es errónea e incompleta. Creo que más allá del buenismo y la declaración de buenas intenciones todos tenemos que remar en esta dirección y que por ello existen diferentes ámbitos de acción simultáneos. De hecho considero que la vía más práctica para la conquista de esta equidad es que aquellos que ostentan el poder acceden a un pensamiento integral del ser humano más allá del género y sean capaces de comprender que el bienestar individual solo se logra a través del bienestar social y de una mirada en colectivo (equipo, familia, sociedad). Uno de los pasos más importantes y necesarios no depende por tanto, en mi opinión, tanto de la mujer como del hombre, y trascendiendo el género, de los actos de todas las personas. A partir de aquí veo tres ámbitos de desarrollo en las organizaciones:

 
ÁMBITO INDIVIDUAL:

  • De la INVISIBILIDAD a la VISIBILIDAD. Me atrevería a decir que la discriminación es tan inconsciente que cada vez que seamos conscientes de ella, sin dramas y sin violencia, deberíamos hacer algo para corregirla. Si quieres mejorar la equidad de las organizaciones y contribuir a romper el techo de cristal, tengo dos propuestas inmediatas y diferenciadas si eres hombre o mujer. Si eres hombre, infórmate y lee sobre el desarrollo de la equidad y permanece atento a posibles oportunidades para practicar esta equidad. Entre estas oportunidades inmediatas se encuentra el uso no patriarcal del lenguaje que utilizamos (debemos evolucionar nuestro lenguaje, y me incluyo) tanto hombres como mujeres (pero sobre todo hombres en mi experiencia). Si eres mujer fórmate de manera intensiva sobre el tema, lee mucho, pero sobre todo ten voz, crea y comparte conocimiento con el mundo de forma regular y decidida. Exceptuando la literatura juvenil en la que sigue dominando la mujer, necesitamos visibilizar una mayor presencia de mujeres escritoras en el mundo editorial y del conocimiento. Y más en concreto necesitamos de tí, si eres mujer, que escribas libros de empresa, liderazgo o todo aquello de lo creas estar capacitada para hablar. A día de hoy resulta muy difícil encontrar autoras femeninas en las estanterías físicas o digitales de las librerías de empresa, management o gestión de personas. Se que es complicado editar un libro, y también se que te resultará difícil pero por favor escribe y haz públicos tus pensamientos, lucha por hacerlo.Cuando no existe visión ni perspectiva femenina en el conocimiento de empresa es muy difícil que cambie la empresa.
  • De la IGUALDAD TOTAL a la EQUIDAD IGUALITARIA DE MÉRITOS. Más meritocracia sin distinción de género, menos igualdad de género “porque sí”. Tanto si eres hombre como si eres mujer comprométete a luchar solo por la igualdad de oportunidad directiva de las mujeres con talento para serlo, no de aquellas que no deberían serlo. Existe una gran cantidad de directivos y directivas completamente mediocres o incapaces. Contra ellos los agentes de cambio que trabajamos en el ámbito empresarial ya libramos nuestra propia guerra. La mediocridad no entiende de género. La equidad no es igualdad de oportunidades directivas para hombre y mujeres, sino igualdad de oportunidades para personas que estén capacitadas para ejecutivas y que se hayan entrenado y trabajado para serlo. En este sentido los modelos por cuotas para romper el techo de cristal -entre ellos el italiano- pueden ser interesantes siempre que recuerden este criterio y no pierdan la perspectiva del mérito.

 
ÁMBITO EMPRESARIAL:

  • De la CONCILIACIÓN a la CORRESPONSABILIDAD. Lucha para convertir las aportaciones informales en aportaciones formales a través de una estrategia de corresponsabilidad integral (hombre-mujer e individuo-empresa). Esto pasa por superar las viejas fronteras entre trabajado remunerado y doméstico. El Instituto de la Mujer habla de corresponsabilidad. La invisibilidad de lo doméstico (lo que hace sociedad) debe convertirse en visible para lo laboral (lo que hace mercado). En la actualidad todavía existen diferencias de género que condicionan el acceso de la mujer a la dirección. El extraordinario valor que muchas mujeres representan en una amplia cantidad de tareas y ocupaciones se queda en el ámbito de las “aportaciones informales”. Traer la vida al mundo es desgraciadamente una de ellas. Siempre recordaré con estupor y pánico como una conocida compañera que se dedica al ámbito de la innovación de forma exitosa una tarde tomando un café me dijo “Yo nunca tendré hijos, creo que son un obstáculo a mi carrera y una decisión profesional errónea”. Creo que parte de la clave para lograr la oportunidad igualitaria directiva consiste en hacer formales las aportaciones informales. Para que -en palabras de Soledad Murillo- “la actividad doméstica no devalúe a quien la ejerce” es necesario actuar. Dado que siguiendo los datos del informe de McKinsey sobre el tema la mayoría de iniciativas empresariales que se han tratado de implementar en la empresa no han tenido éxito a la hora de romper esa barrera, va siendo hora de cambiar el enfoque. He aquí mi propuesta: Sobre la idea de bienestar integral, en políticas de conciliación empresarial creo necesario trabajar por una conciencia colectiva saludable y acordada por parte de todos los compañeros de trabajo para promover horarios, condiciones laborales y pesos específicos de cargas de trabajo en función de intereses no solo corporativos sino también individuales y humanos. Algunos clientes a los que he acompañado comienzan a tener esta inquietud y adoptar acciones en este sentido.

 
ÁMBITO PERSONAL o FAMILIAR:

  • De la ESTRUCTURA PATRIARCAL al INTERÉS COMÚN. Si eres mujer combate en gran medida tu soledad emocional mediante la elección de relaciones de pareja saludables. Existe un sentimiento de soledad social de las mujeres y aunque está siendo neutralizado poco apoco gracias a la concienciación social aún queda mucho por hacer. Mi propuesta es que tanto si eres mujer como si eres hombre combatas la exigencia social a la mujer y su propia autoexigencia generando relaciones saludables. Hoy por hoy muchos hombres siguen sintiendo cierta inseguridad ante una mujer brillante, lo que a menudo causa que muchas mujeres limiten su carrera profesional. Creo que toda mujer que quiera alcanzar puestos directivos debe elegir una pareja que sume (hombre o mujer) y no que reste, que sea tolerante, que comparta junto a ella responsabilidades y que apoye su espíritu de esfuerzo fomentando sus logros.
  • Del INCONSCIENTE PASIVO al CONSCIENTE ACTIVO. Educa a tus hijos de acuerdo a los valores que consideres éticos sin discriminación de género. Considero clave en el ámbito familiar el fomento de nuevos valores de respeto equitativos. Solo así ellos podrán dejar de cometer nuestros errores. Si bien es cierto que hemos avanzado mucho en la concienciación social respecto a aspectos tan dolorosos como la violencia de género, todavía seguimos empleando lenguajes y hábitos que fomentan inconscientemente la distinción entre tareas que “deben” acometer los niños y las niñas, sin duda un germen y caldo de cultivo perfecto para luego replicar estos hábitos que redundan en el techo de cristal de las mujeres en las organizaciones.

 
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