Os pido perdón porque no suelo escribir sobre todas las actividades que desarrollamos desde la iniciativa por falta de tiempo. Sin embargo hoy me apetecía compartir con vosotros cuanto antes una experiencia edificante que viví ayer y hoy por la mañana. Me encantó por dos razones: la increible capacidad de empatía de los equipos que dinamicé y el fin social del evento y del trabajo diario de estos auténticos superhéroes.
Durante 2 dias se ha celebrado en Madrid uno de los Congresos más importantes a nivel nacional dentro del tejido asociativo especializado en la ayuda a la drogodependencia. El XV Congreso de UNAD: Alcohol y Menores ¿Hacemos una nueva política de drogas? ha contado con la asistencia de diferentes representantes de asociaciones nacionales de diferentes ciudades como Pamplona, Madrid, Bilbao, Murcia, Cuenca Córdoba, Barcelona, Llerena, Badajoz, Albacete, Ciudad Real, Sevilla, Orense, Huesca,…
Gracias a mi amigo Eduardo Cabrera (en la foto junto a mí), colaborador de UNAD, coach, experto en PNL, emprendedor y socio de Izada, y a Carla López, Responsable de Estrategia de UNAD, he podido participar como dinamizador en uno de los talleres del congreso. El objetivo era plantear nuevas alternativas al modelo social de asistencia y prevención a la drogodependencia. Para ello me propuse mostrar algunas de las herramientas que utilizo a diario. Centré mi esfuerzo en transmitir la utilidad de algunas herramientas de ideación ágil y de la importancia del trabajo en equipo a partir de la inteligencia colectiva.
El reto era imaginar un modelo sostenible de asistencia articulado sobre tres perspectivas: viabilidad económica, factor humano y factor sistémico. Durante el taller abordaríamos los primeros pasos para comprender a un usuario de drogas (alcohol y cocaína en el caso de mi equipo) y de acuerdo a ese usuario trazar un mapa de viaje del usuario realista. La idea era no pensar en los recursos ni en las limitaciones del sistema (más de 250 organizaciones, complejidad burocrática, intervención pública,…) sino realizar un diseño centrado en el drogodependiente. Para ello había que tener una foto muy gráfica de lo que es la realidad actual a partir de la experiencia hibridada de los miembros de cada equipo.
El resultado fue magnífico y los equipos expusieron sus conclusiones con la idea de aplicar algunas de estas herramientas en su realidad diaria. El hecho de ver cómo nuestro trabajo de estos días puede ayudar humildemente a mejorar la realidad inmediata de muchos drogodependientes con una evolución en los servicios de atención y acompañamiento es sencillamente increíble. Seguiré trabajando por ello en la medida de mis posibilidades. Gracias a todos los equipos por vuestro taller y proactividad.