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Cómo tratar a las personas y obtener los mejores resultados

Cómo tratar a las personas y obtener los mejores resultados

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«Hacer planes de futuro está exclusivamente reservado para aquellos que son capaces de vivir por completo en el presente»

Alan Watts, filósofo, escritor y sacerdote

 

He creído ver y conocer la verdad sobre las relaciones humanas en varios momentos de mi vida. En todos ellos estaba equivocado. Hoy creo que esta verdad no se busca sino que se practica. En este artículo compartiré algunas claves para practicarla de cara a la obtención de los mejores resultados. El lector o lectora se preguntará sobre las fuentes científicas o bases racionales de este artículo. También esperará que yo aporte datos estadísticos reales sobre la fiabilidad de estas claves. Lo más parecido a todo esto que yo humildemente puedo compartir es lo siguiente:

Décadas después de mi primer intento por conocer la verdad sobre las relaciones humanas, comparto en este artículo no más de diez claves universales que jamás me han fallado a la hora de tratar a otros. Me refiero más en concreto a que nunca me han fallado a la hora de tratar con cualquier persona, en cualquier momento y en cualquier lugar.

Se que probablemente esta no es la fiabilidad universal que usted esperaba. Yo sin embargo tengo la certeza de que este breve listado que hoy comparto es lo único que realmente me importa. Ser fiel a él siempre me ha proporcionado no buenos sino los mejores resultados.

Por último tal vez sorprenda al lector o lectora la siguiente afirmación: Puedo contar con los dedos de una mano a las personas que forman parte de mi vida diaria y que considero que saben poner en juego y rentabilizar el verdadero potencial de tan solo una de estas claves. Sin embargo en esa afirmación radica precisamente la riqueza de las mismas. Algunas de ellas al ser leídas parecen completamente obvias, pero su verdadero valor radica en que muy pocas personas del planeta en muy pocos momentos de su vida las practican. La clave de este breve listado consiste en practicar una y otra vez cada una de estas claves, recogiendo y disfrutando sus increíbles resultados. El éxito sin duda animará al lector o lectora a seguirlas practicando. Esa al menos ha sido mi experiencia. Comenzamos.

 

TODA PERSONA SIN EXCEPCIÓN SIEMPRE LO ES

Solemos cargar sobre las otras personas responsabilidades, aspiraciones o expectativas que ni siquiera cubrimos nosotros mismos. Lo hacemos continuamente olvidando que incluso en su peor momento o su peor gesto, la otra persona es solo eso, una persona. Recordar que ambos somos personas e intentar comprender la vivencia del otro, nos hace crecer también como personas. La mayor parte del tiempo en mi trabajo tan solo descubro y escucho a las personas. Eso es sencillamente todo. Si quiere obtener los mejores resultados con una persona, comience aceptando que es una persona.
 

TODA PERSONA ES EL RESULTADO DE LO QUE HACE DE FORMA REPETIDA Y DE LAS PERSONAS QUE LE RODEAN

Nadie es lo que tiene, más bien todo el mundo tiene solo lo que es. Además nadie es lo que dice sino lo que hace con lo que es. Y somos relaciones. Coherencia. Con esta palabra escrita en la pizarra mi amigo Javier, profesor de escuela, suele empezar las tutorías con sus alumnos. Una persona no te quiere por decirte lo que a él le gustaría escuchar, sino por aceptarte y tratarte tal y como eres. Los buenos actos son menos poderosos que los buenos hábitos. Por otro lado nadie es lo que dice ser (su curriculum vitae, su perfil de linkedin o las fotos en las que sale sonriendo) sino la cantidad y calidad de amigos que sabe cuidar y conservar. Hablar contigo y conocerte me ayudará a saber quién eres; hablar con aquellos de los que te rodeas y conocerles me ayudará a saber quién puedes llegar a ser. Esto no significa que alguien no pueda evolucionar desde su realidad sino que siempre debe respetarla para partir de ella y superarla. Los verdaderos talentos que he conocido en mi profesión se crecen ante la adversidad y conectan con personas con las mismas inquietudes. Por contra, he trabajado junto a grandes gurús de las relaciones humanas que cobraban trescientos euros por hora pero cuyo historial de llamadas no tenía amigos. Si quiere obtener los mejores resultados, haga siempre lo que dice y no diga tanto lo que hace. Haga esto una y otra vez de forma repetida.
 

TODA PERSONA BUSCA SENTIRSE SINCERAMENTE VALORADO

Esto implica dos subapartados. El primero es que toda persona espera de ti que reconozcas que él tiene razón. El segundo es que toda espera espera de tí que además lo digas. Incluso la persona con la autoestima más grande que conozcas, no puede evitar sentirse realizado ante tu reconocimiento o tu halago. Seas quien seas. Hagas lo que hagas. Personal y profesionalmente he crecido más a partir del reconocimiento ajeno que del propio. Paradójicamente es también así como me gano día a día el reconocimiento ajeno. Para obtener los mejores resultados con una persona, parta de la base de que esa persona tan solo busca sentirse valorada.
 

TODA PERSONA NECESITA TU CONFIANZA Y CONFIAR EN TÍ

Los gestos más espectaculares y llenos de valor que me han dado han venido siempre de confiar en otra persona y además decírselo. Los gestos más lamentables y llenos de dolor y miedo que he recibido han partido siempre de momentos en los que he desconfiado de otra persona. Confiar en alguien y decírselo, es decir hacerlo explícito y otorgarle un valor concreto, es el único modo de obtener los mejores resultados. Además por encima de lo que pudieras suponer, las personas están continuamente esperando su oportunidad para confiar en tí. La confianza no se pide, se construye. Nadie te la da sino que te la ganas. Ambos comportamientos -confiar en las personas y hacerte confiable para ellas- representan la madurez relacional estableciendo vínculos sinceros. Por otro lado no debes confiar más en quien repetidamente te demuestra que no merece tu confianza que en aquella persona que sí te lo demuestra. Las relaciones humanas saludables no deben basarse en la igualdad sino en la justicia de los actos. Si quiere obtener grandes resultados, recuerde que la persona con la que está hablando busca tan solo que usted confíe en ella. Hágase a sí mismo confiable.
 

A TODA PERSONA LE INTERESA LO QUE ELLA PIENSA Y NO LO QUE TÚ PIENSAS

Hace casi cien años el maestro Dale Carnegie ofrecía esta reflexión a los asistentes a sus talleres sobre relaciones humanas. Muy pocas personas han sabido comprender el poder que encierra esta gran verdad. Si se tiene claro que a nadie realmente le interesa lo que piensas sino dejar claro y expresar lo que él piensa, se puede dar un giro increíble a las conversaciones en lo que se refiere a la obtención de resultados. Reto al lector o lectora a que durante una semana permanezca atento a las conversaciones que mantiene con otras personas para observar hasta que punto toda persona busca siempre decir lo que piensa y no escuchar lo que usted piensa. Cuando haya interiorizado esto, dejará gradualmente de intentar convencer al otro para empezar a comprenderle. Lo sorprendente de este cambio no es solo la obtención de resultados increíbles sino el efecto multiplicador de esta actitud. A la hora de hablar con otra persona, haga caso a Sócrates y parta siempre de lo que ella piensa y no de lo que usted piensa si quiere captar su atención, dejar huella y obtener los mejores resultados.
 

TODA PERSONA SOLO QUIERE SER FELIZ

Perdemos el foco cuando olvidamos esta otra gran verdad. Antes o después de juzgar a alguien recuerde siempre que esa persona solo quiere ser feliz. Lo único que ocurre es que en la mayor parte de ocasiones las personas no saben cómo serlo. Pero esa persona en la que usted ahora mismo está pensando no quiere realmente hacerle daño, ni atacarle ni faltarle al respeto. En el fondo lo único que quiere es ser feliz. A mi modo de ver la felicidad es sencillamente una elección de vida. He visto más veces sonreir mientras dormían a mendigos a los que suelo dar mi ropa, que a directivos despiertos con los que comienzo a trabajar en las sesiones. Sobre la felicidad hemos escrito y trabajamos largo y hondo en esta iniciativa. Si quiere obtener los mejores resultados en su trato con los demás, recuerde que las empresas siempre buscan beneficios y que las personas siempre buscan tan solo su felicidad.
 

TODA PERSONA AMA ALGO O A ALGUIEN

¡Cuántas imagenes deformadas de personas a las que tenemos cruzadas, se caerían si viéramos a esa persona abrazando a su hijo o hija o dando un regalo a su pareja! Por otro lado toda persona busca siempre un propósito. A veces lo encuentra y cuando lo encuentra lo ama. Relacionarnos con esa persona respetando o alimentando su propósito nos ayudará sin duda a obtener los mejores resultados.
 

TODA PERSONA ES EL TÉRMINO MEDIO ENTRE LO QUE A TÍ TE GUSTARÍA QUE FUERA Y LO QUE TÚ CREES QUE ES

Lea otra vez la frase. Aquí va: Toda persona es el término medio entre lo que a tí te gustaría que fuera y lo que tú crees que es. Nadie puede ser exactamente lo que tú quieres que sea. Nadie. Tampoco nadie es lo que tú crees que es. He aprendido a ser humilde en mis previsiones en las sesiones con equipos de trabajo. Sin excepción, cuando trabajo con personas sin exigir nada a cambio siempre obtengo sorprendentes resultados. A menudo el cliente me dice «era imposible imaginar que esa persona fuera capaz de hacer lo que ahora hace». El verdadero secreto consiste simplemente en esperar algo de las personas pero no en exigirlo. El matiz es determinante. Si quiere obtener los mejores resultados en su relación con los demás, repítase esra máxima: Toda persona es el término medio entre lo que a tí te gustaría que fuera y lo que tú crees que es.
 

TODA PERSONA LO HA PASADO EN ALGÚN MOMENTO BIEN Y EN ALGÚN MOMENTO MAL

Este pensamiento sanador -que por otro lado es rigurosamente cierto y universal- le ayudará a trabajar la compasión. Cuando hable con alguien, recuerde que esa persona -como usted- simplemente es otra persona que lo ha pasado en algún momentl bien y en algún momento mal. Más allá de la ideología, la forma de hacer las cosas o de comprender la vida (todos elementos diferenciadores) existe este pensamiento unificador que le ayudará a conectar con todo tipo de personas. Pregúntese cuando esa persona lo ha pasado o lo pasa mal y cuando lo ha pasado o lo pasa bien. Esto le ayudará a respetar el ritmo y momentl de la otra persona. Cuando conquiste este momento, usted experimentará algo parecido al principio de arquímides de las relaciones humanas. Un empuje vertical y hacia arriba cuyo valor ganado es igual a la cantidad de mierda (pensamientos deshumanizadores y ruido mental) que ahora desaloja. Parta por tanto de la base de que toda persona lo ha pasado bien y mal y que no solo usted lo ha pasado bien y mal, para obtener los mejores resultados.
 

TODA PERSONA ES ÚTIL PARA ALGO

En la sociedad de los especialistas, solemos cometer el triste error de considerar que alguien es inútil porque lo es para aquel área en el que nosotros queremos que sea útil. Pero nada realmente en la vida y en la naturaleza funciona de este modo. Las personas, al igual que los árboles cuando están a punto de ver la luz, siempre acaban encontrando su camino. Toda persona es siempre útil para algo. Hacer sentir útil a alguien es sencillo pero tremendamente innovador. Los resultados son sin ninguna excepción buenos. El proceso -repetido durante siglos pero no por ello menos sorprendente- es el siguiente: Una persona decide ser útil en algo, lo hace, usted reconoce que lo hace y se lo agradece (emplee para ello la mágica palabra GRACIAS), por último la persona sonríe y se muestra satisfecha. La carambola de todo esto llega cuando usted se siente útil y hace sentirse a otros valorados. Para muestra, esta breve historia…

Hace poco estuve de visita en Málaga y me senté junto a mi pareja y unos amigos en una terraza sorprendentemente llena. Enseguida comprendí por qué. Un camarero vino a atendernos. Al principio nos preguntó de dónde éramos y se preocupó por darnos unas recomendaciones sobre la ciudad, luego nos atendió excelentemente en todo momento siempre atento a nuestras necesidades. Al concluir nos dijo sonriendo «Bueno chicos, aquí tenéis vuestra casa siempre cuando queráis volver». Probablemente usted piense que ser camarero no es el mejor trabajo del mundo, lo único que yo se es que esta mañana recordando aquella terraza con esos mismos amigos, ninguno recordó que algunas empanadillas estaban frías aquel día pero todos recordamos a ese camarero. Si usted me preguntara qué opino de su trabajo, yo le diría dos cosas: la primera es que no creo que sea su vocación pero trabaja como si lo fuera (y es lo único que a mi como cliente realmente me importa para volver a esa terraza), la segunda es que si hoy me cruzara con ese muchacho por la calle, lo reconocería. Tal es el impacto de alguien que se hace y se sabe útil en algo.
Si quiere obtener buenos resultados, recuerde que las personas no son por sí mismas útiles o inútiles sino útiles o inútiles para según que aspectos. Recuerde también que todas las personas necesitan sentirse útiles y son útiles para algo sin excepción.

TODA PERSONA TIENE MIEDO

Los héroes de Marvel son una ficción fantástica. Salvo ellos, lector o lectora, todo el mundo -digo todo el mundo- vive acojonado. Incluso ese gran deportista que usted idolatra, tiembla y va varias veces al baño antes de un crucial partido. Si usted no lo cree recurra siempre a un truco. Recuerde que todos nacemos llorando, recuerde que todos luego vivimos varios años literalmente cagados y meados, recuerde que luego simplemente usted tan solo se contiene hasta que llega al baño pero que acaba sus días cada vez conteniéndose menos y menos todavía. Y luego -no tenga ninguna duda- interiorice que nadie es una excepción a todo esto. Si fisicamente esta es nuestra condición, imagínese mentalmente cómo estamos. Nada más que añadir. Si quiere obtener los mejores resultados en su trato con los demás, imagíneselos continuamente acojonados y usted acertará.

TODA PERSONA ACIERTA UNAS VECES Y SE EQUIVOCA OTRAS

Usted -estoy seguro- piensa que algunas personas nunca se equivocan. Incluso piensa, tan solo si su medidor de cretinez indica una cota máxima, que usted nunca se equivoca. Ni una cosa ni la otra, nada más lejos de la realidad. Recuerdo ahora un famoso pensamiento que encabezaba un artículo reciente. Rezaba así «Probablemente la razón es el único valor verdaderamente democrático. Todo el mundo cree tenerla». Lo que más me apasiona de mi trabajo no es el número de aciertos que es capaz de conseguir una persona en su proceso intensivo de desarrollo, sino la sorprendente cantidad de fallos que es capaz de cometer y soportar hasta que finalmente acierta. Lo que hace a una persona memorable no es el cómputo total de aciertos en su vida sino la increible capacidad de superación que demostró hasta tener tal vez tan solo uno o dos grandes aciertos pero precisamente eso… Memorables. Si usted quiere mejorar sus relaciones con los demás y obtener los mejores resultados, recuerde que ninguna persona es infalible, más bien todo lo contrario.

Espero, lector o lectora, que estas breves claves te ayuden a obtener mejores resultados en tus relaciones con los demás.

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Si necesitas apoyo o ayuda en cualquier iniciativa, consulta nuestro catálogo de servicios de acompañamiento al cambio y formación y solicita más información a david.criado@vorpalina.com

 

Manual de decisionomía para la buena gente

Manual de decisionomía para la buena gente

Nino_pensando

 

Mujer sencilla, treinta años, bien en todos los sentidos y hasta ahora muy puesta a prueba sentimentalmente, ingresos medios de quinientos mil dólares anuales, busca señor, incluso calvo, honesto y sensible, para fundar un hogar prolífico. Escribir a Marilyn Monroe, Sutton Place, New York”.

Anuncio real aparecido en la prensa neoyorquina en 1955. Nunca recibió respuesta.

 

QUÉ ES LA DECISIONOMÍA

Es la caña de la montaña. Es la economía de las decisiones. Me lo acabo de inventar, pero funciona. La ciencia de la toma de decisiones que aporten beneficios. Sin más.

En este artículo pretendo prescribir sin receta un tratamiento rápido y útil para aquellas buenas personas que en su vida diaria se hallan en la acostumbrada situación de tener que decidir algo.  Escribo este artículo porque compruebo a diario una desgracia: las buenas personas no suelen parecer muy prácticas y tienen peor marketing que las malas a lo largo de la Historia. Y yo, diría que de forma obstinada, cada día apuesto por las primeras. Dotarlas de este breve compendio para mejorar su toma de decisiones es solo un paso más.

Lees este blog. Eres hispanohablante, hombre o mujer de no más de 70 años, con inquietudes, conocimientos y experiencia. De modo que a la pregunta ¿Crees que eres una buena gente? tú respondes siempre SÍ. Luego este artículo también es para tí.

Como acabamos de comprobar que tu nivel de autocrítica está por los suelos, intentemos ahora trabajar solo tu bondad. Sirva este artículo para aportarte foco. Creo en tí, buena persona. Por ello, si tú crees que lo eres, este Manual de decisionomía para la buena gente  te ayudará a practicarlo.

Tu toma efectiva de decisiones creo que puede impedir que las malas personas (que no son como tú, claro está, pero existen y tienen derecho a salir a diario a jugar este partido) se apoderen de tu mundo. La fe de todas las personas que conozco consiste en creer a personas increíbles, seres fantásticos o grandilocuentes que han logrado hazañas. Mi fe consiste en creer en las personas creíbles, seres extraordinariamente llanos que aprenden a vivir y disfrutar su vida. Admiramos a Marylin, la actriz depampanante, pero también matamos a Marylin, la chica que solo quería un poco de cariño y lo demandaba en los anuncios de periódico. Todo el mundo tiene derecho a sobrevivir; pero solo las buenas personas deberían tenerlo a vivir. Todas las personas merecen la pena; pero solo las buenas personas merecen la alegría.

Para todas aquellas personas cuya condición o labor consista en tomar continuamente decisiones, existen además artículos de humilde valor práctico en este mismo sitio que pueden ser también muy útiles. Comenzamos nuestro Manual de decisionomía para la buena gente. Plantéate cada uno de estos cinco puntos cada vez que tomes o te obligues a tomar una nueva decisión:

 

1.- TODO EL MUNDO TIEMBLA

No se por qué pero todos los valientes creen ser únicos. No se por qué pero todos los miedicas, también. Y el caso es que ninguno de los dos tiene ninguna estadística que juegue a su favor. Todos hemos sido valientes y miedicas. El mayor peso de uno u otro en tu vida es tan solo una cuestión de práctica y continuado entrenamiento. Eso que te pasa, eso sobre lo que tienes que decidir ahora… algún día le pasó o algún día le pasará a otros. Porque todo el mundo tiembla. No conocerás a nadie cuya fortaleza no se haya construido sobre sus limitaciones. Tu miedo a tomar una decisión no es único. Ese miedo es común a todos. Lo que verdaderamente te hace único es tomarla. Pero, créeme, todo el mundo tiembla. El éxito consiste en temblar sin que se note.

La mayor parte de decisiones que tienes que tomar en tu vida o tu trabajo, se parecen mucho a decisiones que tomaste o que tomaron otros. Y entonces tú, tanto como ellos, tuviste algo de miedo. Pero lo superaste. Hoy y ahora va a pasar lo mismo. Tu cuerpo tiembla solo para sacudir tus miedos.

 

2.- ESTO NO ES UN LEÓN

Decía Bruce Lee, el gran maestro de artes marciales, que esperar que la vida te trate bien porque eres buena persona, es como esperar que un león no te coma porque eres vegetariano. Muy pocas decisiones en la vida de una persona tienen que ver con enfrentarse a situaciones de vida o muerte sin apenas herramientas de defensa. Imagina a un león en mitad de la sabana y a una persona desvalida junto a un árbol que teme ser cazada por el animal. Salvo que ahora mismo la garra de ese león esté tocando el cielo de tu espalda, créeme, esto que ahora te pasa -aquello sobre lo que hoy debes decidir- no es cuestión de vida o muerte. Hagas lo que hagas, saldrás de esta. Relájate. Y para cuando aquello que te estés enfrentando sea un león, se realista y acepta tus posibilidades. Haz que jueguen hasta el último momento a tu favor.

La mayor parte de decisiones que tienes que tomar en tu vida o tu trabajo, no son decisiones de vida o muerte. Más bien tu crees que lo son porque eso supuestamente te garantiza ser alguien importante. Pero en realidad, ninguno de nosotros solemos estar en esas situaciones. Afortunadamente el ser humano dejó de sobrevivir hace unos cuantos años. Ahora, créeme, lo más cool es vivir.

 

3.- TU NO ERES TAN IMPORTANTE PARA OTROS

Para demostrarte que vales algo, no necesitas depender de otros ni hacer continuamente que otros dependan de tí. Tú vales oro por tí mismo. Eres lo que haces. En esto reside tu riqueza única y singular. Si crees que eres muy importante para otros y que esa decisión que vas a tomar puede afectarles, puede que estés en lo cierto o puede también que tú mismo no estés en tu lista de prioridades. Cuando alguien está en su propia lista de prioridades tan solo justo por encima de aquellos que le cuidan y a mucha distancia de aquellos que no lo hacen, entonces… entonces todo cuadra. Cuando intentas que otros comprendan tu decisión, realmente es porque tu no la comprendes. Sino de buena gana sabrías explicarla.

La mayor parte de decisiones que tienes que tomar en tu vida o tu trabajo, no son tan importantes para otros. Realmente solo son importantes para tí. Piensa en lo que realmente necesitas y no en contentar, convencer o satisfacer a otros. Nadie que no se ayude a sí mismo puede ayudar nunca a los otros. Solo comprendiendo esto puede que algún día puedas ser realmente importante para otros.

 

4.- TODA PERSONA ENCUENTRA SU LUGAR

El universo no se va a parar porque decidas rechazar o aceptar ese trabajo. Tampoco porque ese chico que te trata mal, desaparezca. No se va a hundir nada porque contrates o dejes de contratar a alguien. La vida continúa, y a toda persona que avanza, le llega su lugar. No llega ella a un lugar, sino que el lugar le llega. Cuando esto pasa decimos «Esa persona ha encontrado su lugar» Y a tí te pasará hoy o mañana tanto como a otros.

La mayor parte de decisiones que tienes que tomar en tu vida o tu trabajo, no determinan por completo el lugar de otros ni el tuyo. Cada persona encuentra su lugar. Y tú, créeme, eres solo una persona.

 

5.- SIEMPRE HAY ALGO MÁS IMPORTANTE

Si me dijeran qué creo que es la toma de decisiones, yo diría que es algo parecido a esto: Apostar por una opción que sea tan importante para tí y para otros como para renunciar en consecuencia al resto de las otras. Se vive en la duda pero aún más en el acto.

Rafael Reig escribió una vez: «Dicen que la vida discurre en zigzag, y que cada paso que damos va causando muertes. Al final de cada vida va quedando un ejército de cadáveres, todos vagamente parecidos a nosotros: cada uno de ellos es alguien que hubiéramos llegado a ser y no fuimos. Cada vida cumplida nos cuesta una matanza, una verdadera carnicería de otras vidas posibles para nosotros mismos. Para lograr una vida, una sola vida, tiene que morir toda una humanidad» Sacrificamos a diario toda una humanidad de nosotros mismos solo para que verdaderamente viva una persona. Porque la propia vida y actos reales de esa persona son tan importantes que, lector o lectora créeme, esa matanza de personas que pudo ser es sin duda una matanza necesaria.

La mayor parte de decisiones que tienes que tomar en tu vida o tu trabajo, tienen siempre un resultado más importante que los derivados de cualquiera de las demás opciones. ¿Qué decisión tendría un resultado más importante primero para mi y luego para otros? La importancia de las cosas tiene que ver la mayor parte del tiempo con valores antes bien universales que propios. Compasión y propósito, eso es lo que verdaderamente te hace grande. Siempre hay algo más importante: eres tú. Y siempre hay algo más importante aún: somos nosotros.

 

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3 enemigos de la inteligencia humana

3 enemigos de la inteligencia humana

inteligencia

 

«El reparto más equitativo que probablemente exista es el de la inteligencia. Todo el mundo cree que tiene suficiente«

Noel Clarasó, escritor y guionista

 

Todos tenemos un prejuicio muy claro de qué es una persona inteligente. Imaginamos por ejemplo a alguien con gafas o alguien alocado, a un estudioso o algún genio. Y todos tenemos un prejuicio muy claro de sus enemigos. Imaginamos a esos que se sientan en los últimos asientos del autobús o a los matones de patio. Pero yo creo que la inteligencia y sus enemigos son los dos algo muy diferente a todo eso.

Este artículo pretende aportar al lector o lectora una guía de reflexión práctica para la toma de decisiones inteligentes. El contenido es de creación propia y no tiene ningún carácter científico u objetivo, al menos extendido. Responde tan solo a mi experiencia profesional acompañando a personas y equipos en el cambio. Decenas de notas, no pocas grabaciones y algunos escritos han dado lugar poco a poco a esta idea de los tres «enemigos de la inteligencia humana». No hay ni una sola sesión con personas o equipos durante estos años en la que no hayamos tenido que combatir ímplicita o explícitamente alguno de estos tres  enemigos. El artículo se ha hecho esperar pero ha llegado.

Si yo tuviera que realizar hoy un listado de los 3 enemigos de la inteligencia humana, lo haría en torno a 3 confusiones muy comunes que veo a diario en todas mis intervenciones y que solemos cometer muy a menudo:

  • Confundir inteligencia estructural con inteligencia ejecutiva, o confundir capacidades teóricas y habilidades reales.
  • Confundir aceptación con resignación, o confundir la asunción de la realidad con el conformismo hacia una realidad.
  • Confundir respeto con relativismo moral, o confundir el valor de las cosas con la idea de que todo vale.

Comenzamos. Espero, lector o lectora, que esta pequeña guía te resulte útil.

 

1. CONFUNDIR INTELIGENCIA ESTRUCTURAL con INTELIGENCIA EJECUTIVA

«La inteligencia es casi inútil a quien no tiene más que eso«

Alexis Carrel, biólogo y médico francés

 

Lo primero que debes hacer para dejar de ser inteligente es creer que la inteligencia humana, y la tuya más en concreto, es infalible. Esto suele ocurrir porque confundimos dos tipos de inteligencias que es útil comprender de forma bien diferenciada.

Personalmente he estudiado largo sobre la inteligencia humana. Sobre todo para parecer que soy muy inteligente. Pero una cosa es que quiera parecerlo y a menudo lo consiga, y otra cosa bien diferente es que siempre lo sea. En el transcurso de los últimos años, he procurado ahondar en las bases de la estupidez. Esta inquietud parte de un conocimiento de causa extraordinario. Soy muy estúpido en muchos momentos de mi vida pero me salva el hecho de que la mayor parte del tiempo considero que actúo de forma inteligente y útil para mí y para otros. He llegado a la conclusión de que este desequilibrio entre estupidez e inteligencia es lo que me hace ser realmente inteligente aún cuando no he sido nunca capaz de superar los test de destreza que he realizado en algunas entrevistas de trabajo del pasado. Lo explicaré en detalle:

Decía Ortega en uno de sus maravillosos ensayos que «la mayor parte de los hombres tiene una capacidad intelectual superior al ejercicio que hacen de ella». Y por lo que parece hace 2400 años Aristóteles solía decir a sus alumnos que «la inteligencia consiste no solo en el conocimiento sino también en la destreza de ponerlo en práctica». Una interesante tesis que JAM defiende en su libro La inteligencia fracasada: teoría y práctica de la estupidez (Anagrama,2005) habla en cierto sentido de estas dos inteligencias que comentaban Aristóteles y Ortega:

De un lado está la inteligencia estructural (la capacidad básica que miden los test de inteligencia, puramente operativa). De otro está la inteligencia ejecutiva (la inteligencia en acción, lo que la persona hace con sus capacidades) Esto apoya el hecho que Sternberg y Cipolla constataron hace tiempo de que la esencia del fracaso humano a menudo está fundada en que una persona muy inteligente a nivel operativo es perfectamente capaz de hacer cosas muy estúpidas a nivel práctico. En otras palabras, ni el mejor coche del mercado puede salvarte de un accidente o evitar que te pierdas por el camino si conduces ebrio o sin foco todos y cada uno de los recursos asociados a esa fascinante máquina.

Por tanto, una persona solo es inteligente cuando consigue poner en práctica su propia inteligencia de forma exitosa -es decir, obteniendo beneficios- y de acuerdo a su propio potencial -es decir, a sus capacidades y objetivos-.

 

2.- CONFUNDIR ACEPTACIÓN con RESIGNACIÓN

«El hombre inteligente solo habla con autoridad cuando dirige su propia vida«

Platón

 

«El creador es un tipo a quien la realidad le viene mal» decía Ernesto Sábato. Qué cierto es esto cuando hablamos de inteligencia. Todos los avances de la humanidad, y en general todos esos pequeños o grandes cambios que ayudo a conseguir a diario, parten de un inconformismo sano respecto a la realidad. Explicaré este concepto con una anécdota breve.

Hace unos meses, un conocido humanista me citó en una terraza de Madrid para conocerme. En el curso de la conversación en la que compartíamos diferentes puntos de vista me dijo que había encontrado la felicidad asumiendo que era un inconformista satisfecho. Esta diferencia entre conformismo y satisfacción creo que es clave para comprender la diferencia entre resignación y aceptación. Hay una clara diferencia entre «resignarse a una realidad» (conformismo) y «aceptar la realidad» (satisfacción). Resignarse a algo es el primer paso para lograr una infelicidad plena; aceptar que ocurre algo es el primer paso para cambiarlo.

Existen múltiples vías para alcanzar la aceptación de la realidad. Entre ellas destaco la exploración consciente, la meditación y algunos discursos de trabajo que ya he compartido en el blog como la idea de empresa atenta.

Las personas que se resignan a una realidad son conformistas, viven para justificar esa realidad. Por tanto, eliminan a priori cualquier posibilidad de cambio o de mejora. Sin embargo las  personas que aceptan la realidad, adoptan el único camino posible de progreso y crecimiento, la única autopista de innovación auténtica: partir de su realidad actual. Las personas que aceptan la realidad, viven para superarla.

 

3.- CONFUNDIR RESPETO con RELATIVISMO MORAL

«La estupidez es la más extraña de las enfermedades. El enfermo nunca sufre, los que de verdad la padecen son los demás.”

Paul-Henrl Spaak, ex-primer ministro belga

 

No todo vale. Esa es la clave de éxito de la convivencia sana en cualquier grupo humano y cultura. Sin embargo una fiebre intermitente suele apoderarse cada cierto tiempo de las personas a lo largo de la historia. Es una fiebre que multiplica la estupidez humana a un ritmo vertiginoso. Se trata del relativismo moral, probablemente una de las pandemias que más víctimas directas e indirectas tiene en nuestro tiempo.

El relativismo moral se entiende desde tres posiciones: la meta ética, la descriptiva y la normativa. El simplismo del relativismo moral puede torpedear intentos muy válidos de mejora en relaciones humanas. Es una tendencia de pensamiento muy pronunciada en nuestra realidad actual y que a menudo tengo que atajar en sesiones con algunos argumentos muy básicos.

A efectos prácticos, el relativismo moral considera que no hay una moral universal y que por tanto toda moral es relativa, es decir, válida. En la práctica esto se explicita en frases simplificadoras y claras barreras de la inteligencia ejecutiva del tipo «Yo tengo derecho a pensar esto y tú lo otro, no tenemos por qué cambiar nuestras posturas», o bien «Si esa persona se siente bien haciéndolo, que lo haga, yo no soy quién para opinar sobre su forma de actuar».

Ante estos pensamientos, caben inmediatamente tres reflexiones:

  • La inteligencia humana no se tiene, se conquista. Nadie parte de las mismas posiciones antes de una conversación, sino que más bien es durante la conversación donde cada cual encuentra su lugar. En este sentido, nadie que se niegue a comprender y mejorar su comportamiento en relación a otra persona, parece respetable. No es muy inteligente resignarse.
  • No todo es válido con el pretexto de que una persona piense que hace lo correcto. Siempre recuerdo un viejo refrán que dice «El infierno está empedrado de buenas intenciones». Una sociedad de personas y en general cualquier sistema complejo maduro (como el sistema de comportamiento humano) se mueve desde la interdependencia. Por tanto, entender que el comportamiento de una persona no puede afectar negativamente a otros por si mismo, es absurdo. También lo es considerar que si afecta negativamente a otros, es prioritario respetar la voluntad de una persona antes que las consecuencias de esa voluntad en otros. La libertad, tanto como la felicidad, solo es real si es compartida.
  • El diálogo es el único vehículo de entendimiento humano. Rehusarlo es rehusar la voluntad de entendimiento. El problema de hablar desde el derecho propio y no desde el interés común es que no se parte de una voluntad de entendimiento. Para el relativismo moral cualquier interés propio es válido y cualquier diálogo es innecesario. Asume que las personas pueden vivir y convivir de acuerdo a creencias independientes sin necesidad de orden ni concierto. Esta vagueza intelectual es muy peligrosa, está fundada en un supuesto «buen rollo» y esconde una carencia de principios y valores. Los relativistas suelen escapar de las situaciones de diálogo (escenario de entendimiento maduros y esforzados) y suelen hablar en contextos de debate (escenarios de exposición fácil e inmadura). El relativismo moral mueve sus argumentos en torno a la trampa de un supuesto respeto absoluto por la opinión del otro. Sin embargo olvida que determinados presupuestos son de base inaceptables para el fomento de la convivencia humana. El razonamiento inmediato para echar por tierra el relativismo moral es el siguiente: Respetar los argumentos de alguien que no se respeta ni respeta a otros es incoherente. La base del entendimiento humano está fundada en tratar de comprender al otro a partir del respeto absoluto de una realidad común y no del respeto absoluto por las respectivas realidades individuales. El único vehículo genuino para este entendimiento es el diálogo.

La vacuna contra el relativismo moral es el respeto. El respeto por la opinión del otro y por la propia. Pero sobre todo el respeto por la realidad común y la existencia de unos valores conductores de la convivencia humana. Existe ética dentro de los grupos humanos de trabajo y debe ser mejorada y respetada. Y existen valores conductores útiles para cualquier cultura. Entre ellos: sinceridad, honestidad, esfuerzo, vida, reconocimiento, realización individual, compromiso, búsqueda de la felicidad,… La clave está en entender que cada cultura o grupo de trabajo busca la conquista de cada uno de ellos desde su experiencia y tradición, pero al fin y al cabo lo importante es que todos ellos los buscan.

Por tanto, lector o lectora, no todo es válido y no todo es justificable. Aceptar lo contrario es un triunfo absoluto de la estupidez simplista frente a la inteligencia creadora.

 

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el demonio interior

el demonio interior

diablo

«¿Sabes lo que lloras?

No lloras algo que haya desapa­recido en tal o cual año;

no se puede decir exacta­mente cuándo estaba aún aquí, ni cuándo partió;

sino que estaba aquí, que está aún aquí, está en ti.

Tú bus­cas una época mejor, un mundo más hermoso.»

Friedrich Hölderlin (Hyperion, 1794)

 

LA TEORÍA DEL DEMONIO INTERIOR

Hoy quiero compartir contigo -lector o lectora- uno de los mayores descubrimientos que he realizado hasta la fecha acerca del misterioso comportamiento humano, de lo que nos mueve y de cómo podemos convivir con ello de forma saludable. Este demonio interior está en cualquiera de nosotros en alguna u otra medida y forma parte -no me cabe duda- de lo que eres o puedes llegar a hacer con lo que tienes.

Lo que hoy comparto no es una teoría en sí misma y no es algo científico, pero sí algo realmente útil y práctico. Recordar nuestro demonio interior nos ayuda a controlar, obviar que existe le hace dueño de todo lo que somos y nos anula por completo. Esta es la única explicación plausible que un magnífico autor encontró para explicar en parte la existencia humana de muchos grandes genios. Contra esa teoría romántica del genio atormentado, la persona de la que hoy os hablaré postuló el perfil del genio creativo y saludable, incapaz de eliminar su demonio interior pero capaz de trasformarlo en algo prodigioso.

 

LA HISTORIA ÉPICA DE MI DESCUBRIMIENTO

Hace años en el marco de una adolescencia absurda y bella como cualquier otra, yo buscaba respuestas a una realidad social y personal que entonces se me iba de las manos. En aquel tiempo cercano los recursos de acceso a respuestas de cualquier adolescente español de clase media con auténticas ganas de aprender algo interesante se reducían a cinco.

El primero de ellos, sin duda, eran los amigos, cualquiera de los cuales casi nunca ofrecía una respuesta convincente al pertenecer a tu mismo rango de edad e inexperiencia. El segundo de ellos era la familia, cualquiera de cuyos miembros estaba mucho más experimentado que un amigo, pero que se limitaban en el mejor de los casos a dejarte con la duda y en el peor a soltarte una colleja. El tercer recurso era intentar sacar algo en claro del colegio, donde no era muy común encontrar a un profesor que quisiera preguntarte por algo que no estuviera en un libro de texto, los deberes o la materia que entraría en el examen. El cuarto recurso era un ordenador de mesa ahora prehistórico guiado por un router con sonido agonizante que tardaba horas en cargar una página web cuando casi todas ellas eran un pecado. El quinto recurso eran los libros de tu casa que solían ser viejos y muy poco atractivos si no pertenecían a alguno de los coleccionables por fascículos que los grandes periódicos regalaban los domingos.

Uno de esos días en que buscaba respuestas, y algo cansado como casi siempre de los cuatro recursos anteriores, opté por el último de ellos. Y descubrí en una estantería las obras completas de Stefan Zweig, y más en concreto un título fascinante que se llamaba La lucha contra el demonio, una trilogía sobre las luchas malditas de los poetas y dramaturgos Kleist y Holderlin y del filósofo Nietszche. Era una edición antigua, con letra diminuta y papel biblia. Entienda el lector o lectora que alrededor de 1996 no existían las geniales reediciones de Zweig que la editorial independiente Acantilado edita de forma exqusisita desde 2001. Este es el marco en el que empieza nuestra historia…

 

¿EN QUÉ CONSISTE EL DEMONIO INTERIOR?

El caso es que en la introducción que Zweig realizaba a su obra descubrí en qué consiste el auténtico demonio. No es una figura malévola con cuernos, es algo así como un impulso extraordinario y bello si se sabe controlar, pero destructivo y fatal si ni siquiera se conoce.

Fue un descubrimiento que me marcó profundamente y que aún hoy me acompaña. Creo que para cualquier persona atormentada (adolescente o directivo) estas palabras son mucho más que un bálsamo. Hace veinte años me calmaron y me dieron fuerzas, me acompañaron y me hicieron sentir único. Hoy después de veinte años, yo -lector o lectora- simplemente las comparto:

 

«Demonio, demoníaco. Estas palabras han sufrido ya tantas interpretaciones desde su primitivo sentido misti­correligioso en la antigüedad, que se hace necesario re­vestirlas de una interpretación personal.»

«Llamaré demo­níaca a esa inquietud innata, y esencial a todo hombre, que lo separa de sí mismo y lo arrastra hacia lo infinito, hacía lo elemental

Es como sí la Naturaleza hubiese de­jado una pequeña porción de aquel caos primitivo den­tro de cada alma y esa parte quisiera apasionadamente volver al elemento de donde salió: a lo ultra humano, a lo abstracto.

«El demonio es, en nosotros, ese fermento atormentador y convulso que empuja al ser, por lo de­más tranquilo, hacia todo lo peligroso, hacia el exceso, al éxtasis, a la renunciación y hasta a la anulación de sí mismo

En la mayoría de las personas, en el hombre me­dio, esa magnífica y peligrosa levadura del alma es pron­to absorbida y agotada; sólo en momentos aislados, en la crisis de la pubertad o en aquellos minutos en que por amor o simple instinto genésico ese cosmos interior en­tra en ebullición, sólo entonces domina hasta en las exis­tencias burguesas más triviales y, sobre el alma, reina ese poder misterioso que sale del cuerpo, esa fuerza gravitante y fatal. Por lo demás, el hombre comedido anula esa presión extraña, la sabe cloroformizar por medio del orden, porque el burgués es enemigo mortal del desor­den dondequiera que lo encuentre: en sí mismo o en la sociedad. Pero en todo hombre superior, y más especial­mente si es de espíritu creador, se encuentra una inquietud que le hace marchar siempre hacia adelante, des­contento de su trabajo.»

«Esta inquietud mora en todo «corazón elevado que se atormenta» (Dostoievsky); es como un espíritu inquieto que se extiende sobre el pro­pio ser como un anhelo hacia el Cosmos.»

Todo cuanto nos eleva por encima de nosotros mismos, de nuestros intereses personales y nos lleva, llenos de inquietud, ha­cia interrogaciones peligrosas, lo hemos de agradecer a esa porción demoníaca que todos llevamos dentro. Pero ese demonio interior que nos eleva es una fuerza amiga en tanto que logramos dominarlo; su peligro empieza cuando la tensión que desarrolla se convierte en una hi­pertensión, en una exaltación; es decir, cuando el alma se precipita dentro del torbellino volcánico del demo­nio, porque…»

«…ese demonio no puede alcanzar su propio elemento, que es la inmensidad, sino destruyendo todo lo finito, todo lo terrenal, y así el cuerpo que lo encierra se dilata primero, pero acaba por estallar por la presión interior.»

«Por eso se apodera de los hombres que no saben domarlo a tiempo y llena primero las naturalezas demo­níacas de terrible inquietud; después, con sus manos po­derosísimas, les arranca la voluntad, y así ellos, arrastra­dos como un buque sin timón, se precipitan contra los arrecifes de la fatalidad. Siempre es la inquietud el pri­mer síntoma de ese poder del demonio; inquietud en la sangre, inquietud en los nervios, inquietud en el espíritu. (Por eso se llama demonios a esas mujeres fatales que llevan en sí la perdición y la intranquilidad.) Alrededor del poseso sopla siempre un viento peligroso de tormen­ta, y por encima de él se cierne un siniestro cielo, tem­pestuoso, trágico, fatal.»

«Todo espíritu creador cae infaliblemente en lucha con su demonio, y esa lucha es siempre épica, ardorosa y magnífica.»

«Muchos son los que sucumben a esos abrazos ardientes ‑como la mujer al hombre‑; se entregan a esa fuerza poderosa, se sienten penetrar, llenos de felicidad, para ser inundados del licor fecundante. Otros lo domi­nan con su voluntad de hombre, y a veces ese abrazo de amorosa lucha se prolonga durante toda la vida. Ahora bien, en el artista, esa lucha heroica y grandiosa se hace visible, por decirlo así, en él y en su obra; y, en lo que crea, está viva y palpitante, llena de cálido aliento, la sen­sual vibración de esa noche de bodas de su alma con el eterno seductor.»

«Sólo al que crea algo le es dado trasla­dar esa lucha demoníaca desde los oscuros repliegues de su sentimiento a la luz del día, al idioma.»

«Pero es en los que sucumben en esa lucha en quienes podemos ver más claramente los rasgos pasionales de la misma, y princi­palmente en el tipo del poeta que es arrebatado por el demonio; por eso he escogido aquí las tres figuras de Hölderlin, Kleist y Nietzsche como las más significativas para los alemanes, pues cuando el demonio reina como amo y señor en el alma de un poeta, surge, cual una lla­marada, un arte característico: arte de embriaguez, de exaltación, de creación febril, un arte espasmódico que arrolla al espíritu, un arte explosivo, convulso, de orgía y de borrachera, el frenesí sagrado que los griegos llama­ron pavta y que se da sólo en lo profético o en lo pítico.

«El primer signo distintivo de ese arte es lo ilimitado, lo superlativo del mismo; un deseo de superación y un im­pulso hacia la inmensidad, que es adonde quiere llegar el demonio, porque allí está su elemento, el mundo de don­de salió.»

«Hólderlin, Kleist y Nietzsche son como Prome­teos que se precipitan llenos de ardor contra las fronteras de la vida, de una vida que, rebelde, rompe los moldes y en el colmo del éxtasis acaba por destruirse a sí misma. En sus ojos brilló la mirada del demonio, y éste habló por sus labios. Sí, él habla por sus labios dentro de su cuerpo destruido y su espíritu apagado. Nunca se ve más claramente al demonio que albergaba en su ser que cuando puede ser atisbado a través de su alma destroza­da por el tormento, rota en terrible crispación, y es a tra­vés de sus desgarraduras como se ven las oscuras sinuo­sidades donde se esconde el terrible huésped. En esos tres personajes se hace visible, de pronto, el terrible po­der del demonio, que antes estuvo en cierto modo ocul­to, y ello sucede precisamente cuando su espíritu su­cumbe.»

Para hacer resaltar mejor las características misterio­sas del poeta poseso, he seguido mi método comparativo y he contrastado a esos tres héroes clásicos con otra fi­gura. Pero lo opuesto al alado poeta demoníaco no es en modo alguno el no demoníaco; no, no hay verdadero arte que no sea demoníaco y que no proceda, como un susurro, de lo ultra terrenal. Nadie lo ha afirmado de modo tan rotundo como Goethe, el enemigo por anto­nomasia del poder del demonio, el que estuvo siempre alerta frente a ese poder, cuando dice a Eckermann, refi­riéndose a esa cuestión: «Todo lo creado por el arte más elevado, todo aperçu…, no procede del poder humano; está por encima de lo terrenal.» Y así es: no hay arte grande sin inspiración, y la inspiración llega inconscien­temente del misterioso más allá y está por encima de nuestra ciencia.

«Yo veo, pues, en contraposición al espí­ritu exaltado, arrastrado fuera de sí mismo por su propia exuberancia, frente al espíritu que no conoce límites, veo, digo, al poeta que es amo de sí mismo y que, con su voluntad humana, sabe domar al demonio interior y lo convierte en una fuerza práctica, eficaz.»

«Pues el poder del demonio ‑magnífica fuerza creadora‑ no conoce una dirección determinada, apunta sólo al infinito o al caos de donde procede.»

«Por tanto, es arte grande y ele­vado, y no inferior en modo alguno al que procede del demonio, aquel otro que crea un artista que domina por su voluntad ese misterioso poder, que le da una direc­ción fija, que lo sujeta a una medida, que «gobierna» en la poesía, en el sentido en que lo dice Goethe, y que sabe convertir lo inconmensurable en forma definitiva. Es de­cir, el poeta que es amo del demonio y no su siervo.»

 

Para gestionar ese demonio interior, a diario compartimos artículos y recursos desde la iniciativa. Te recomendamos seguirnos y mantenerte muy al día 🙂

 

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breve anatomía del miedo

breve anatomía del miedo

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«Sólo quien ha tenido miedo puede ser valiente. Lo demás solo es inconsciencia«

Dr. Giorgio Nardone

 

Hoy pretendo analizar las bases del miedo y algunas de las estrategias más efectivas para manejarlo con destreza de una forma saludable.

Como agente de cambio me enfrento a diario al miedo de los otros bajo tres roles bien diferenciados: como mentor o coach ejecutivo en procesos de crecimiento individual, como facilitador en procesos de crecimiento para equipos, y como consultor estratégico en organizaciones.

Hoy compartiré una breve reflexión sobre el miedo en torno a estos puntos:

  • Qué supone el miedo
  • Enfoque práctico para gestionarlo
  • Dos miedos fundacionales: el miedo a estar solo y el miedo al fracaso.

Esto será algo así como una anatomía básica del miedo. Creo que servirá al lector o lectora para comprender, formular la voluntad de superación y comenzar a explicitar sus miedos.

 

QUÉ SUPONE EL MIEDO

El miedo es el papel de regalo en el que las personas envuelven la mayor parte de todos sus tesoros. Es algo así como un monedero con una pinta horrible siempre listo para ser abierto y darte la mejor de las monedas: tu verdadero potencial. Porque solo cuando nos enfrentamos a nuestros miedos, entramos en contacto con la esencia de las cosas.

Sin embargo hay muchas personas que presumen de querer vivir con miedo o poder vivir dominadas por él. En mi vida no he encontrado a nadie que sea capaz de lograr nada provechoso desde su propio miedo o habiendo sido absorvido por él. No enfrentarte a tus miedos, lector o lectora, supone dejar que ellos disfruten por tí de la mayor parte de cosas interesantes que ocurren en tu vida. Y esto, no me cabe duda, es algo triste. Al miedo no trabajado o escondido, a ese miedo que nos negamos a conocer y del que huimos, lo llamamos miedo tóxico. El miedo es necesario para sobrevivir, el miedo tóxico sin embargo no lo es.

Algunas contraindicaciones de no afrontar tus miedos tóxicos son las siguientes:

  • Bloqueos personales que se enquistan e impiden el desarrollo de nuevas o ya existentes capacidades
  • Daños graves en la autoestima personal
  • Tensión emocional con consecuencias leves o graves en tus relaciones
  • Episodios de violencia o ira
  • Aislamiento social (trabajo, amigos, familia)
  • Anulación de la persona en favor de su propia inercia
  • Reactividad implícita que frena tu potencial creativo y resiliente

 

EL ENFOQUE

Por lo general, el enfoque con el que afronto la gestión del miedo es el siguiente:

  • DISTINGUIR MIEDO y FOBIA: En primer lugar distingo en mi trabajo claramente entre miedo (temores manejables continuados o no) y fobia (patologías clínicas). La diferencia entre miedo y fobia explicada de forma sencilla es la siguiente: tú posees diferentes miedos que puedes aprender a gestionar; las fobias en cambio te poseen y generan en tí reacciones que afectan a tu salud mental o física. Y ahora viene el contrato de humildad: Me considero muy competente ayudando a las personas a trabajar en la mayor parte de miedos que tienen que ver con su trabajo o actividad laboral. Para aquellos casos enquistados en los que la fobia es más pronunciada o existe un claro cuadro de ansiedad lo honesto profesionalmente es invitar a las personas a comenzar una terapia. Sobre el ejercicio terapéutico recomendable tengo preferencias respecto al tratamiento de fobias y ansiedad pero dichas preferencias no forman parte del objeto de este artículo. Decir por último que mi trabajo por tanto no es tratar traumas o abordar el miedo desde la patología sino abordar la gestión del miedo susceptible de afectar al desarrollo del potencial de la persona desde la práctica y la estrategia ejecutivas.
  • ABORDAR EL CICLO DE SUPERACIÓN DEL MIEDO: En segundo lugar soy constructivista práctico en lo que respecta a la gestión del miedo. Y esto ya dice mucho de mi enfoque a la hora de enfrentar el miedo. Lo soy en la medida en que a estas alturas de mi ejercicio profesional, considero que ya he trabajado lo suficiente como para estar convencido de la increíble capacidad de las personas para transformar y determinar su realidad inmediata. Más en concreto, he comprobado con mis propios ojos como personas y equipos han crecido desde la más absoluta simpleza relacional a la formulación y ejecución de compromisos reales de mejora que han enriquecido enormemente su día a día. Además en el marco teórico, a la hora de acometer la superación del miedo, creo estar enormemente influenciado por una gran variedad de abordajes pero ha sido el estudio del pensamiento basado en soluciones el que más me ha hecho crecer como profesional. Aquí de nuevo recurro a dos investigadores que representan para mí la vanguardia del pensamiento transformador: el polaco Watzlawick ya fallecido y su alumno italiano Nardone, creador de la Psicoterapia Breve Estratégica (en el campo clínico) y de su derivada: la Resolución Estratégica de Problemas (en el campo del desarrollo personal y ejecutivo). Añado la importancia de ser conscientes de las diferentes fases para la superación del miedo y sobre todo de interiorizar el ciclo del duelo formulado por Elizabeth Kübler-Ross que trabajo incluso con equipos de cara a convivir con su dolor. Por último apuntar dos cosas. La evitación nunca es una estrategia tolerable ni sostenible a medio y largo plazo en personas ni en equipos de trabajo. Y además no soy yo sino la persona o el equipo el que debe detectar su miedo. Esto tiene que ver con el tercer punto de mi enfoque.
  • CONSTRUIR Y MANTENER UNA RELACIÓN DE SOPORTE-DESAFÍO: En tercer lugar solo soy propietario de mis miedos. Esto quiere decir que no soy conocedor ni sufro los miedos de otros, sino los míos propios. Por tanto soy consciente de que cada uno de nosotros es la propia base necesaria a partir de la cual superar su propio miedo. En consecuencia yo actúo en los miedos de otros tan solo como visitante, como un mero facilitador de cambio que ayuda a otros a conocerse y desarrollar su potencial. No es mi práctica sino la suya la que ayuda a cada persona que acompaño a garantizar el control pleno de su miedo. Acudo a las sesiones a pasar a las personas la pelota. No me pagan por recibirla sino por saber devolverla a lo largo del partido. Sin su voluntad de descubrir que existe la pelota y sin su continua resistencia a tenerla entre las manos, no habría posibilidad de superar su miedo. En palabras de mi compañero Moliní -y muy en la línea de la escuela gestalt- «toda resistencia es asistencia». Y lo hago empleando para ello técnicas de acompañamiento básicas fundadas en el respeto y la aceptación progresiva de barreras, y una estrategia de comunicación asertiva y natural basada en la construcción de soporte (apoyo objetivo) y desafío (gestión del riesgo, sobre todo de la falta de control y desconocimiento)

 

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Si existiera algo así como un mapa de miedos de todas las personas con las que he trabajado, tendría claros qué dos miedos fundacionales son los que suelen frenar a la mayor parte de ellas. A falta de dedicarle algo más de tiempo a ese mapa, esta sería una aproximación a estos dos miedos o heridas latentes con las que debemos convivir:

 

MIEDO A ESTAR SOLO

Está centrado en el exceso foco en la importancia de los otros.

Es de forma encubierta el paradigma del miedo a disfrutar de otros o que otros te disfruten.

El miedo a estar solo es en el fondo un miedo real a estar verdaderamente acompañado, a vivir la vida compartida en completa plenitud en términos de humildad y aceptación de lo que te rodea.

El ejemplo más claro de miedo a estar solo está representado en las personas que realizan la mayor parte de sus acciones movidas no por la satisfacción personal de aquello que hacen sino por la satisfacción que pueda generar en otros.

La soledad persigue a muchas personas. Por miedo a estar solos, construimos relaciones vacías y carentes de sentido. En mi experiencia, el miedo a la soledad suele afrontarse por la persona desde la huida hacia delante. Ocurre esto porque el miedo a la soledad es también miedo a la falta de reconocimiento o aprobación y en último término es miedo al rechazo social. Ante este posible rechazo, la persona engorda y barniza su miedo de relaciones frágiles y poco verdaderas. Es fácil en este clima en el que solo se relaciona con aquellos que aprueban sus actos, que la persona se pierda y paradojicamente olvide durante este viaje cultivar sentimientos de autoestima, confianza real y respeto.

Dos estrategias de ocultación muy comunes para esconder el miedo son tanto la completa exaltación del Ego en términos de independencia como su anulación absoluta en términos de dependencia. En términos transaccionales muy básicos esto se traduce en que la persona se comporta con la gente de su alrededor como si fuera un padre o una madre (a nivel de lenguaje, actitud y acciones) o como si fuera un hijo (en el sentido opuesto). Con este comportamiento, mina su derecho a vivir una vida plena y adulta de intercambios racionales y emocionales saludables con los que le rodean.

La base de todas las relaciones humanas está ligada al sentimiento de pertenencia. Por norma, todas las personas buscamos satisfacer nuestros intereses. El verdadero quid de la cuestión viene cuando me doy cuenta de que mis relaciones humanas -al igual que las suyas lector o lectora- se fraguan en un marco de interdependencia en el que también nos interesa lo que piensan, dicen o hacen el resto de personas.

En la lucha contra el miedo a la soledad es también importante distinguir entre la soledad real y la soledad imaginada, ya que como siempre recuerdo en mis clases o sesiones nuestro cerebro no está preparado para distinguir nuestra visión de la realidad de la realidad misma. Constatar que no estamos solos sino que nos sentimos solos es el primer paso para superar este miedo.

En procesos de coaching ejecutivo individual en los que directivos y jefes de equipo fijan su reto de trabajo, vivo a menudo una constatación evidente de ambas estrategias por acción u omisión. Mi abordaje en estos casos pasa al inicio por no centrarme tanto en la patología (materia clínica) como en la generación de contexto para la aceptación y superación de ese miedo. En un noventa por ciento de los casos no existe fobia clínica sino miedo natural, por lo que las propias conquistas de la persona a lo largo del proceso le van demostrando poco a poco que es capaz de superar por sí mismo este miedo. Mi estrategia a seguir cubre tres recursos altamente exitosos: apartar durante la sesión a la persona de su miedo para que lo enfrente desde la aceptación, personalizar su miedo para que lo vea de forma clara, y dotarle de instrumentos y herramientas de conciencia que le ayuden a reforzar sus vínculos sociales (en su equipo y en la organización).

Muy a menudo y a raíz de una conquista de la propia persona en el proceso, ocurre que tras varias horas de trabajo suele vivir una experiencia de superación de su miedo a la soledad en su propia vida, con su pareja, familia o amigos y fuera del ámbito profesional. Esto ocurre en general con cualquier miedo porque si bien el miedo es altamente contagioso, la superación de un miedo a partir de un caso concreto invita de forma casi automática a la superación de ese mismo miedo en cualquier otro aspecto de la vida.

El miedo a la soledad es sin duda del miedo más extendido e inmediato de cualquier ser humano. Me incluyo en mi especie. Diría por último que como casi todos los miedos debe permanecer en todos nosotros como un miedo necesario si bien no debemos dejar que condicione nuestras decisiones.

 

MIEDO AL FRACASO

Está centrado en el exceso foco en la importancia de uno mismo.

Es de forma encubierta el paradigma del miedo a disfrutar de uno mismo.

El miedo al fracaso creo que es una forma de miedo al error y una forma de miedo al conflicto, pero sobre todo creo que es un miedo al verdadero éxito. También es una forma de miedo a la libertad porque para ser libre es necesario equivocarse.

El ejemplo más claro de miedo al fracaso está representado en esa enorme mayoría de personas que trabajan durante la semana esperando que llegue el viernes, durante el año esperando que lleguen las vacaciones y durante toda su vida esperando que llegue la felicidad. Cuando nuestro miedo al fracaso nos conquista, atenaza y paraliza nuestras posibilidades de desarrollo y es un claro limitante de aquello que verdaderamente somos.

Las estrategias de ocultación más comunes del miedo al fracaso son la afirmación de la incapacidad propia ante la «enorme» cantidad de condicionantes externos y el foco en las consecuencias negativas de nuestras acciones.

Encuentro el miedo al fracaso tanto en personas como en equipos. En personas se traduce de forma muy explícita en casi la totalidad de todos los arranques e inicios de procesos. Porque la persona que se enfrenta sola en un proceso individual a su propio crecimiento y posibilidad de grandeza, queda paradójicamente eclipsada por su enorme potencial. La activista y escritora Marianne Williamson explica claramente el miedo al fracaso en este pasaje cuya autoría es falsamente atribuida a Nelson Mandela:

«Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin límite. Es nuestra luz, y no nuestra oscuridad, lo que más nos asusta. Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, precioso, alguien con talento y fabuloso? En realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Eres hijo de Dios. El hecho de que juegues a ser pequeño no sirve al mundo. No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas alrededor de ti no se sientan inseguras. Todos estamos destinados a brillar como lo hacen los niños. Nacimos para hacer manifiesta la gloria de Dios que está dentro de nosotros. No solamente está en algunos de nosotros; está dentro de todos y cada uno y al hacer que brille nuestra luz, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo. Y al liberarnos de nuestro propio miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los demás.»

Marianne Williamson, A Return to Love: Reflections on the Principles of «A Course in Miracles», 1992  ch. 7, Section 3, p. 190.

En equipos el miedo al fracaso está quizás más presente en etapas de convergencia y toma de decisiones, donde la urgencia derivada de la adquisición de compromisos, suele generar vértigo. En ambos casos suelo hacer que la persona o el equipo se enfrenten a este miedo apoyando la generación de hábitos tranquilizadores, conquistas breves y continuas en el tiempo. Es importante que la persona o el equipo aprendan a relativizar su miedo estableciendo razonamientos de Mejor-Peor escenario posibles o razonamientos de tipo generativo cambiando los «siempre/nunca» o «todo/nada» por «algo» o «algunas veces». Estos ejercicios de concreción ayudan a interiorizar que no existen peligros graves ni mayores precipicios que los que creamos.

También son muy útiles las conversaciones construidas sobre lo específico y lo progresivo, estableciendo rangos de posibles escenarios. Se pueden trabajar las situaciones concretas de miedo al fracaso pero no el miedo al fracaso en sí mismo. Para ello, realizar ejercicios de proyección o visualización en calma y dividir nuestro miedo en situaciones concretas a combatir mediante una lista de nuestros miedos más o menos acuciantes al fracaso, nos ayuda a conquistarlo.

Creo importante también reseñar aquí que en el miedo al fracaso el primer adversario a combatir no suelen ser los demás sino el propio juicio que cada uno hacemos de nosotros mismos. Es decir, las expectativas asumibles (realistas) o inasumibles que yo suelo ponerme. Recomiendo huir de aquella desastrosa reflexión de Walt Disney «Si puedes soñarlo, puedes hacerlo». Hoy mismo respondía a ella mediante esta otra reflexión propia: «Si puedes soñarlo no puedes hacerlo a no ser que tengas foco, capacidades, recursos, constancia y voluntad real de hacerlo». Creo que esta reflexión ayuda sin duda mucho más a tu desarrollo personal y profesional que la del maldito Walt.

En este sentido recuerdo mucho una reflexión que realicé hace unos años sobre las sociedades humanas y que decía algo así como que el 90% de las veces el peor y más implacable juez que cada uno de nosotros tiene es uno mismo, para el 10% de casos restantes inventamos los tribunales de justicia. El miedo al fracaso suele ser -por mi experiencia- un miedo fundado en la propia imagen de éxito que tienen las propias personas en primer término. Y en segundo término, ya sí más patente, un miedo muy relacionado con el miedo a la soledad (reconocimiento, aceptación, pertenencia). Pero es desde la reflexión en lo primero y no desde la reflexión en lo segundo desde donde las personas que he acompañado han logrado casi siempre crecer.

Nada más recomendable, por último, para convivir y tener a raya el miedo al fracaso que realizar enumeraciones de éxitos pasados o intentar establecer anclajes con situaciones similares del pasado en las que la persona logró obtener resultados satisfactorios. Incidir en la memoria del número de veces en que alguien se ha levantado es mucho más práctico que incidir en el número de veces que cayó. Aunque solo sea porque estas últimas siempre son menores.

 

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 ALGUNAS REFERENCIAS

Libro completo Más allá del miedo (Giorgio Nardone, 2000). Una aproximación al enfoque científico que más respeto.

El cuerpo del miedo, por Ana Muñoz. Una aproximación al enfoque no científico existente.

 

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guía lakota de inteligencia relacional

guía lakota de inteligencia relacional

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«El sapo no bebe todo el agua de la laguna en la que vive»

«Ciertas cosas pueden capturar tu mirada, pero sigue solo a las que puedan capturar tu corazón»

proverbios sioux

 

Cuando era aún más pequeño, además de ser un niño también lo parecía. En ese tiempo yo jugaba a indios y vaqueros en mi cuarto. Y nunca ganaban los vaqueros.

La cultura indígena norteamericana representa un referente de civilización y convivencia. Ampliamente denostada por décadas de westerns, resurge en nuestros días un interés creciente por una cultura conectada con la esencia de las cosas. De entre todas las naciones indígenas precolombinas de Norteamérica probablemente la nación lakota, perteneciente a la gran familia sioux, destaca como el más alto exponente de madurez relacional.

Siglos después de esta gran cultura de guerreros nómadas y sabios, el mismo ser humano que entonces escalaba montañas orientando a su tribu durante cientos de quilómetros, se pierde hoy buscando su lugar aquí en la Tierra en algún plan estratégico grandilocuente o atrapado en un espacio en blanco de una hoja excel.

Se, lector o lectora, que cuando intentas mejorar la realidad diaria de tu equipo te planteas grandes retos y planes muy estrafalarios. Sirva esta breve guía lakota de inteligencia relacional para despertar al noble indio que hay en tí.

Estas son las cosas que realmente importan de acuerdo a los lakota:

 

MITAKUYE OYAS´IN (Soy todas mis relaciones)

Los lakota, como cualquier nación indígena, poseían su propia noción del Camino Rojo o la búsqueda personal de sentido. El Camino Lakota se resume en la máxima «Mitakuye Oyas’in» que significa «todas mis relaciones» o «todo está conectado». Para los lakotas todo sentido de la vida está fundado en una comunicación eficaz con aquellos que nos rodean. Entienden la vida como un todo comunión e intercambio continuo entre lo que uno es y lo que los demás son. De forma que según su ley lakota de la generosidad la energía que una persona invierte en comunicarse con otra, le será devuelta multiplicado por cuatro. Esta parece ser la base de la oración lakota «El honor de uno es el honor de todos; el dolor de uno es el dolor de todos», creencia todavía vigente en la mayor parte de códigos éticos de la pedagogía de las escuelas nativas norteamericanas.

 

UNSIMALA (Tengo una necesidad y necesito tu ayuda)

Tal y como narró de forma desgarradora David Little Elk (See with lakota eyes, 1997), «unsimala» no tiene equivalente en la cultura del hombre blanco. Al contrario que en la cultura occidental donde la expresión de necesidad está vista como una debilidad, para los lakotas expresar «Unsimala» implica auténtico valor y respeto por uno mismo y los demás. Cuando alguien dice «unsimala» está dando parte de su energía a otra persona y no significa que esto le haga más débil sino que al expresar su necesidad, ofrece parte de su fortaleza (honor y dignidad) a otra persona para que ésta la tome multiplicada por cuatro si honestamente se ofrece a atenderla. Atender una necesidad que otro expresa (compasión) es visto como el mayor de los valores lakotas.

 

LOS 7 PUNTOS CARDINALES  (Puedo explorar el norte, el sur, el oeste, el este, la tierra, el cielo o a mí mismo)

Cualquier lakota que fuera preguntado por los primeros colonizadores europeos acerca de su cosmología y de las nociones básicas de geografía, se hubiera reído a carcajadas de la noción unidimensional de la geografía europea. Para los europeos existen tan solo cuatro puntos cardinales: Norte, Sur, Este y Oeste, que además se pueden fijar en un plano bidimensional (un mapa, una brújula,…). Sin embargo la visión lakota es tridimensional y no admite planos para los siete puntos cardinales que cualquier lakota, desde los dos años de edad, conoce: el Oeste, el Norte, el Este, el Sur, la Tierra, el Cielo y Uno mismo. Esta forma de comprender la realidad -totalmente interiorizada en sus sociedades- asombra debido al increíble respeto por la dignidad humana que supone entender que alguien puede recorrer un camino con dirección hacia sí mismo. También resulta tremendamente más avanzado que nuestra forma de entender la geografía, comprender que uno -para evitar perderse- no solo ha de ser consciente de que puede ir a la derecha, izquierda, delante o atrás sino que además debe ser consciente y honrar la tierra que pisa y el cielo que le cubre.

Cuando una persona pierde su séptima dirección, se desconecta de la máxima Mitayuke Oyas´in y comienza a ver todo de forma binaria (bueno/malo) estableciendo una delgada línea entre ambas. De hecho la persona siempre tiende a comportarse de acuerdo a uno de los dos opuestos binarios. Esto le genera tensión o estrés y dedica gran parte de su vida a intentar demostrar que el otro está equivocado. Si no logra convencer al otro, trata sin demora de oprimirle. Esto revela que esta persona necesita controlar a otros que son diferentes a él mismo tanto como controlar su miedo a la diferencia. Este comportamiento establece una relación de opresor y víctima en la que ambos continuamente se intercambian y necesitan generando un ciclo de abuso que está encaminado al escaso desarrollo del espíritu y la muerte gracias a la adicción. Cuando esto ocurre de forma continuada, la persona ha perdido su contacto con la séptima dirección y por muy bien que se sitúe en el resto de las otras seis, está perdido, ya es Iktomi o el espíritu de la araña, que representa todo lo que un lakota no debe ser.

Cuando una persona encuentra su séptima dirección y se reconciliar con el cielo y con la tierra, los lakotas dicen que esta persona «camina en la belleza».

 

LAS 4 FLECHAS (Soy mi mente, mi cuerpo, mi espíritu y mis emociones)

Existe un mito lakota difundido por alguien ajeno a los lakota que ha cobrado dimensión de creencia pero cuya veracidad es incierta. Ocurre esto porque la tradición lakota -como cualquier tradición indígena norteamericana- depende en gran medida de la tradición oral no escrita de los contadores de historias. Comparto en todo caso el mito por su enorme belleza y simbología.

Hace mucho tiempo la humanidad entera era una sola y única familia unida por una conciencia común. Pero los jefes espirituales tuvieron una visión: la humanidad debía dividirse. Fueron lanzadas cuatro flechas mágicas en cuatro sentidos. La humanidad entera se dividió en cuatro grandes familiar que recibieron el encargo de ir a buscar sus respectivas flechas y regresar al centro común. Aquellos que fueran al norte debían explorar la inteligencia racional. Aquellos que fueran al Sur debían explorar la conciencia corporal. Los que fueran al Este deberían explorar la conexión con el Espíritu. Los que fueran al Oeste su corazón y los vínculos emocionales entre las personas. La profecía decía que la humanidad auténtica surgiría cuando las cuatro familias volvieran a unirse en un mismo punto. Del mismo modo, la humanidad auténtica en cada persona surge cuando estas cuatro flechas se unen.

 

LAS VIRTUDES LAKOTA

De acuerdo a diferentes versiones de descendientes directos lakotas, las virtudes o guías de comportamiento recto son cuatro, siete o doce. Reúno aquí una mezcla de las listas elaboradas durante los últimos cuarenta años por George Plenty Wolf (un oglaga yuwipi de la reserva de Pine Ridge en Dakota del Sur), Birgil Kills Straight (un tipo pintoresco, descendiente oglala y líder comunitario), Joseph Marshall III (JMIII oglaga/sicangu lakota y autor de varios libros reseñados al final del artículo) y David Little Elk (descendiente nativo lakota y profesor de lingüística y cultura lakota):

  • Wowahwala | SE HUMILDE | «Se humilde, modesto, sin pretensiones» «Camina en silencio, lentamente, humilde»
  • Wowacintanka | PERSISTE | «Persiste, lucha a pesar de las dificultades» «Se paciente y tolerante»
  • Wowaounihan o Wowawoohola | RESPETA | «Se considerado, honra y muestra estima por alguien o algo, trátale con deferencia o cortesía» «Se respetuoso con todas las cosas»
  • Wayuonihan | TEN HONOR | «Ten integridad, ten un carácter honesto y recto»
  • Cantognake | AMA | «Sitúate y mantente en tu propio corazón»
  • Icicupi | SACRIFÍCATE | «Da ofrenda de tí mismo»
  • Wowicake | SE HONESTO Y FIEL A LA VERDAD | «Es siempre más sencillo hablar de la verdad, lo que es real, la manera en la que el mundo es»
  • Wowaunsila | SE COMPASIVO | «Camina mostrando compasión por tus semejantes» «Cuida, simpatiza, entiende al otro» «Se piadoso»
  • Woohitike | SE VALIENTE | «Ten o muestra coraje, haz que nada se interponga en la manera recta de hacer las cosas» «Actúa guiado por tus principios»
  • Cantewasake | SE FUERTE | «La fuerza del corazón y la mente»
  • Wacante Oganake o Canteyuke o Wawokiye | SE GENEROSO | «Da, comparte, ten un corazón», «Ayuda, da, sé generoso»
  • Woksape | SE SABIO | «Entiende lo que es correcto y verdadero, usa el conocimiento sabiamente»
  • Wowokiye | SE ÚTIL | «Se útil sin necesidad de ser necesitado»
  • Wokciumpte | ACTITUD | «Mantén una buena actitud»
  • Wawoktugan | PERDONA | «Practica el perdón»
  • Wopila | AGRADECE | «Se agradecido»

 

 WOWAOUNIHAN (el código ético del respeto)

Como hemos visto, una de las virtudes lakotas -común a todos los listados establecidos hasta la fecha era «Wowaounihan», el deber de ser respetuosos. Pero ¿cuando un lakota conseguía ser respetado? He aquí el código ético que les guiaba:

  • DEMOCRACIA: Trata a cada persona, desde el más pequeño niño hasta el anciano más viejo, con respeto todo el tiempo.
  • MERITOCRACIA: Especial respeto merecen los maestros, padres y líderes comunitarios. Nunca hables en una reunión de ancianos a no ser que seas invitado a hacerlo (excepto para preguntar qué se espera de tí) Siempre estás en deuda con ellos.
  • COMPRENSIÓN: Ninguna persona debe sentirse dañada por tí. Evita herir otros corazones tal y como evitas el veneno mortal
  • PROPIEDAD: No toques nada de lo que pertenece a otra persona sin su permiso o un entendimiento entre ambos. Respeta la sabiduría de la gente en el Consejo: una vez que compartes una idea, ya no te pertenece, es de todos.
  • PRIVACIDAD: Respeta la privacidad de las personas. Nunca interrumpas un momento de silencio de alguien o un espacio personal.
  • CORTESÍA: Nunca camines entre personas que están hablando entre sí. Nunca interrumpas a personas que están hablando.Escucha con cortesía lo que dicen los demás, incluso si crees que lo que dicen no tiene valor. Escucha con tu corazón.
  • HUMILDAD: Habla siempre en un tono bajo, especialmente cuando estés en presencia de mayores o extraños a los que es debido un mayor respeto. No insistas en que tu idea prevalezca, apoya las de otros si ello implica que esas ideas parten de la verdad y son el bien.
  • INTELIGENCIA SOCIAL: Nunca hables mal de otros, tanto si están presentes como si no.
  • NATURALEZA: Trata a la Tierra como a tu madre. Muestra respeto por las piedras, las plantas y animales. Alza tu voz con sabiduría para defenderlos.
  • TOLERANCIA: Muestra profundo respeto por las creencias y la religión de los demás

 

Estas fueron las propuestas de los sioux lakotas para cultivar y mantener las relaciones. Espero que hayas disfrutado de ellas y puedan serte de utilidad en el día a día contigo y con los tuyos.

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Lecturas interesantes:

Gramática y fonología lakotas de construcción y pronunicación de palabras

Libros: The Lakota Way  y Keep Going: the art of perseverance| ambos de Joseph M. Marshall III, autor nacido en la reserva india de Rosebud en Dakota del Sur.

Aproximaciones breves a la vida según los pirahã y los dágara

Sobre las nociones comunes a las tribus norteamericanas ya escribí aquí.

Nosotros los indios, extractos en castellano de la sabiduría lakota en el libro de Kent Nerburn.

 

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