por David Criado | Ene 9, 2015 | DESARROLLO PERSONAL
En una ocasión, Sigmund Freud, el padre de una de las mayores teorías psiquiátricas sobre hábitos sexuales, fue preguntado acerca de la forma fálica de los puros y la creciente demanda de estos productos en su época. Él, que nunca fue amigo de la sencillez, algo sorprendido por la pregunta respondió: «A veces un puro es solamente un puro».
El hecho, lector o lectora, es que casi siempre las cosas son tal y como son y que lo único que las hace parecer diferentes es nuestro complicado y complicador cerebro.
Este artículo de apenas mil palabras es una llamada a la acción dirigida a todos aquellos valientes y rebeldes que quieran ser sencillos.
En mi actividad diaria, he aprendido algo: En un mundo en el que todo parece ser complejo, la sencillez es la herramienta más sorprendente y efectiva para el cambio. Ni una sola de las complejas teorías que idolatras es capaz por sí misma de mejorar tu vida o la de otros. Lo que sí lo hará es una continuidad paciente de pequeñas acciones sencillas e inmediatas. Una detrás de otra. Solo así.
Esta es una pequeña colección de mis verdades. Provocará pavor en el club de los complejos, pero tú, lector o lectora, que abrazas y valoras la inmensa utilidad de ser sencillo, disfruta de esta colección:
LO OBVIO CASI SIEMPRE FUNCIONA
«El análisis de lo obvio requiere una mente extraordinaria«
Alfred North Whitehead (1861-1947)
El asa de un cubo es sencilla. Y funciona. La sencillez es magia pero con el paso de los años, perdemos la fascinación inicial que nos provoca. Y hablando en plata, eso es una gran putada. Porque algo que no es novedoso, puede ser siempre altamente innovador y/o efectivo. La vida es lo obvio, el resto son otras muchas cosas. Bonitas, sí; tranquilizadoras, quizás; importantes, no. Las personas que están en contacto continuo con lo obvio (la vida) son auténticos regalos para cualquier equipo. Suelen ser creativas, abiertas, enérgicas y conscientes. Manejan un saludable escepticismo humilde hacia «todas esas cosas que pensamos las personas». Trabajan, sienten y viven con los pies en la tierra. Y he aquí la notable diferencia:
Lo que hizo al Hombre dejar de ser un mono no fue idear intrincados modelos de gestión, ni desarrollar un incomparable liderazgo, ni alcanzar la sofisticación estética o moral, ni crear grandes sistemas. Simplemente dejamos de ser simios en la medida en que paso a paso dejábamos de andar siempre por las ramas para empezar a conocer y comprender la tierra. En esta obviedad reside la genuina evolución de nuestra especie. Por eso nos volvemos más simios en la medida en que invertimos más tiempo andando por las ramas que caminando erguidos con los pies sobre la tierra. Y la tierra es lo que se puede tocar, lo que está aquí y ahora cerca de nosotros.
Cuanto más estamos en contacto con lo obvio, mayor es nuestra capacidad productiva y nuestra posibilidad de acierto.
Cuanto más nos alejamos de lo obvio, menor es nuestra capacidad productiva y nuestra posibilidad de acierto.
LA VIDA SIEMPRE TIENE MÁS RAZÓN
«La muerte es la forma más efectiva de reducir gastos«
Boris Grushenko (Allen, 1975)
Pauta número 1: La vida ya existe. Pauta número 2: La vida funciona.
Si lo que quieres es ser efectivo y eficiente, imita siempre a la vida. El mejor modelo de gestión que existe sigue y seguirá siendo insuperable. Estas son algunas grandes lecciones de la vida:
- Ningún sistema vivo es completamente autónomo. La vida es interdependencia. Los lobos cambian el curso de los ríos. No hagas de tu equipo u organización algo al margen del resto de las cosas.
- La eficiencia de la vida está basada en la continua adaptabilidad de sus especies, no en su estabilidad. Ningún equipo es estable. El liderazgo real consiste en la gestión situacional y adaptativa de personas. Una persona es un conjunto desigualmente ordenado de emociones, ideas, hábitos y experiencias. La única gestión eficiente de personas se da desde su propio aprendizaje.
- La vida por sí sola tiene ritmo y entidad. No necesita que nadie venga a comprenderla. De hecho, nadie salvo nosotros ha necesitado nunca decir algo acerca de la vida. Todas las especies salvo la nuestra lo único que han necesitado siempre fue vivirla. Ningún otro animal o planta se ha preguntado antes qué es la vida. Algunos antropólogos y científicos te dirán que fue por falta de desarrollo cerebral y evolución. Yo creo que fue pura sensatez. Sería una casualidad insultante para tu inteligencia creer que hasta la existencia tu especie, ninguna otra vivía plenamente. La conciencia humana es única, de eso no hay duda. Pero a menudo lo es tanto por su extraordinaria capacidad resolutiva como por su destructiva tendencia a olvidar la vida por sí sola tiene ritmo y entidad.
- Solo eres un ser vivo porque mueres. El éxito genuino de la vida no está basado en que una sola de sus partes perdure, sino en que el ciclo de nacimiento, relación y muerte de todas y cada una de sus partes continúe. El éxito por tanto está relacionado con el hecho de saber cuándo retirarse y cómo volver a comenzar. Pase lo que pase, lo importante es sentirnos parte de ese ciclo y no tratar continuamente de desvirtuarlo. Las cosas -tanto como las personas- nacen y mueren, y en nuestra naturaleza está aceptarlo.
PRIMERO VIVE, LUEGO HABLA
«Mi reputación aumenta con cada fracaso«
G.B. Shaw (1856-1950)
Esta máxima de la cultura latina: primum vivere, deinde philosophari, puede mejorar tu vida sustancialmente. Si eres capaz de ser coherente y recto en su diario cumplimiento, te aportará credibilidad y autoridad, hará de todo eso que haces algo respetable.
En lo que respecta a la relación entre los errores y el éxito, la cantidad de los primeros siempre es importante. La práctica es la madre de toda respetable teoría. Una buena práctica suele dar una buena teoría. Y no al contrario, como casi todo el mundo piensa. Ningún poeta logró nunca un gran poema sin vivirlo. Ningún científico ideó ninguna ley sin pasarla antes por el filtro de la práctica. Las teorías de las cosas están bien para intentar ejercitar nuestra conciencia, para recordar las bases y experiencias de los otros. Pero la única conexión efectiva entre lo que eres y lo que puedes ser es lo que haces. Es la práctica la que te hará buena persona, no tus oraciones.
Un famoso poeta británico coincidió en un café con un conocido empresario católico que presumía del siguiente modo: «Antes de morir, como buen católico quiero ir a los lugares santos y luego también al Monte Sinaí y recitar el alto los diez mandamientos de la ley de Dios» El poeta respondió: «¿Qué tal si te quedas y los cumples?»
Una persona saludable suele pensar mucho y a menudo. Una persona poco saludable suele pensar siempre demasiado. El matiz es clave:
Existe una adicción real a los propios pensamientos, nuestras creencias.
Y existe una costumbre admirable en nuestra especie llamada razonamiento lógico, nuestros aprendizajes.
En la medida en que intento comprender las creencias de los otros, puedo escapar de las mías y alcanzar un aprendizaje más significativo sobre la realidad que compartimos. En la medida en que solo intento defender las mías propias, tan solo alcanzaré un aprendizaje más liviano y cada vez más alejado de la realidad de todos.
Te invito, amigo/a, a unirte al club de los sencillos. A pensar que lo obvio casi siempre funciona, a fijarte en cómo se comporta la vida cuando tengas dudas sobre qué hacer, o a primero hacer antes de hablar. Porque aunque solo sea por hoy, ya será un gran comienzo 😉
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por David Criado | Nov 21, 2014 | DESARROLLO PERSONAL
Existe un viejo proverbio español que reza «No es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita». Siglos atrás, el cordobés Lucio Anneo Séneca escribía una carta a Lucilio reflexionando sobre esto. Decía en ella que en realidad no es más feliz el que menos necesita sino quien necesitándolo todo, siempre sabe que en el fondo no le falta nada.
A propósito de las necesidades del sabio estoico, el filósofo y pedagogo Juan Manuel Díaz Torres, autor también del fantástico libro La densidad del alma (Edicep, 2007), nos ha regalado algunas maravillosas perlas sobre el pensamiento de Séneca. Lo ha hecho en uno de los más inspiradores prólogos a la obra de un pensador, que yo conozca. Por eso sus textos serán la base de nuestra herramienta de hoy.
INSTRUCCIONES DE USO
Lo que pretendo hacer en este artículo es una guía de desarrollo y crecimiento personal/profesional.
Lo haré añadiendo un itinerario de 12 preguntas directas como complemento a las frases literales de Díaz Torres sobre Séneca. La idea es que vayas contestando cada pregunta para conocerte mejor He ordenado las preguntas con sus textos aclaratorios de acuerdo a los grupos fundamentales de necesidades formuladas por el maestro estoico. Esta herramienta puede ser aplicable a un proyecto personal, profesional, a tu vida o la de tu equipo.
Espero, lector o lectora, que te sirva de ayuda en tu búsqueda de sentido:
LA NECESIDAD DE SABER LO QUE SE QUIERE
1.- ¿Sabes lo que quieres y lo que no quieres? Si no es así, piénsalo y vive de acuerdo a esta diferencia
«Con respecto a la sabiduría, ciencia de las cosas humanas y divinas, Séneca la concibe como maestra de almas. Lejos de rebajarla al mero conocimiento y aplicación de instrumentos útiles para las necesidades humanas, la sitúa en la sede más noble a la que puede aspirar el hombre. La sabiduría, que no construye artificios bélicos sino que impulsa la paz y exhorta a la concordia, y a la que se subordinan las demás artes, despeja el camino hacia la felicidad y conduce al logro de la misma. En este contexto, la sabiduría consiste en saber lo que se quiere; en querer siempre las mismas cosas en razón de su honestidad; y en tercer lugar en no querer siempre las mismas cosas en razón de su deshonestidad.»
2.- ¿Quieres vivir en el mercado o en el campamento? Si no eres soldado, búscate una guerra.
«Séneca insta a preguntarse si uno quiere vivir indignamente en un mercado -o sea, en un lugar habitado por quienes al margen de todo esfuerzo llevan una vida encogida, de seguridad deshonrosa, sin provecho ni sustancia- o por el contrario desea vivir donde se vive de verdad la auténtica vida humana, en un campamento, como soldados. Estos últimos, guerreros impasibles, conocen su propósito, perseveran en su avance contra el infortunio y, a través de él, viven superando debilidades, afrontando riesgos, soportando peligros y fortaleciéndose tras cada embate de la adversidad. Los ociosos estériles, sin embargo, incapaces de reflexionar con miras a poner orden en sí mismos y en sus cosas, son arrastrados al igual que los despojos en el río, porque quien no es capaz de sacar partido de sí mismo, quien vegeta, se adelanta a su propia muerte y convierte su morada en un sepulcro.»
3.- ¿Sabes quiénes y cuáles son tus referencias? Si las sabes, síguelas. Si no las sabes, búscalas.
«El alma requiere ejemplos o modelos concretos que sean dignos de seguimiento, a fin de tenerlos presentes siempre como protectores, colaboradores o correctores; pues los defectos no pueden corregirse si no es conforme a un determinado patrón. Por tanto, para evitar la desolación interior y el decaimiento, resulta muy beneficioso tener a quien dirigir la mirada y a quien se juzgue que está presente en los pensamientos propios, y realizar cuanto se tenga que hacer como si tal persona nos contemplase»
LA NECESIDAD DE ACEPTARSE PARA ACEPTAR A OTROS
4.- ¿Disfrutas de ti mismo y de lo que haces? Si no es así, acéptate o cámbiate pero no vivas a medias.
«Cada hombre está llamado a la plenitud, que no es otra cosa que cumplir con el fin que le es propio como Hombre. Vivir conforme a su naturaleza es lo que la razón exige de él. Por ello la razón ha de ser impulsada hacia su perfección, haciéndola crecer todo lo posible. Quien necesita ir a la búsqueda del placer no puede experimentar gozo. El intemperante, el débil o el injusto no pueden gozar por más que saboreen todos los placeres. Uno sólo puede considerarse feliz cuando todo gozo nazca para uno desde su mismo interior, desde el sentimiento íntimo de la posesión de las virtudes, y se sabe que ello llega cuando, tras contemplar las cosas que los hombres codician y guardan, no se encuentra nada en ellas que se desee conseguir.»
LA NECESIDAD DE VIVIR PARA UNO MISMO
5.- ¿Necesitas algo más de lo que ya tienes? Si lo necesitas de verdad, persíguelo.
«Para vivir el sabio necesita muchos recursos, pero para vivir felizmente sólo tiene necesidad de ser él mismo un alma sana, noble y que desdeñe los giros de la fortuna. Al contrario que el necio, que no tiene necesidad de nada pero carece de todo, el sabio tiene necesidad de muchas cosas sin carecer de nada, pues para él nada hay que sea estrictamente necesario.»
6.- ¿A quién quieres agradar? ¿A otros o a tí mismo? Si es a otros, cámbialo.
«El sabio no usa la filosofía para hacer ostentación, y se cuida de levantar recelo alguno por causa de su vida. El sabio no utiliza la filosofía para desdeñar las costumbres de la mayoría, ni tampoco la esgrime para ensañarse con los vicios de los demás, sino que la ha empleado para liberarse de los suyos. Tampoco se preocupa por agradar, pues quien ama la virtud, sólo con malas artes podría alcanzar el favor popular, lo cual le impediría ser lo que es»
«Lo que importa verdaderamente es la opinión que uno tiene de sí mismo y no la que otros tienen de uno.»
7.- ¿Quién te mueve? Si no eres tú la primera persona que te mueve, cámbialo.
«En efecto el sabio sabe vivir, porque es el único que sabe vivir para sí. No es sabio quien ha emprendido la huida ante los problemas y los hombres, ni quien ensalza lo que elige y teme lo que rechaza; tampoco quien ha fracasado en sus ambiciones y se ha visto relegado contra su voluntad. El sabio no se oculta, y mucho menos por miedo, no vive para el placer ni para el descanso. Ciertamente, no es sabio quien no vive para nadie»
«El sabio, en su gozosa soledad, resulta inmune a la desolación interior»
LA NECESIDAD DE HACER LO QUE SE DICE
8.- Ya se lo que dices pero ¿lo estás haciendo? Si no es así, hazlo. Si no lo haces, no lo digas.
«Séneca llama a demostrar las palabras con los hechos. Se traiciona el filósofo cuando trata de ganar el asentimiento de la concurrencia, o cuando pretende recrear los oídos de los jóvenes y desocupados con elegantes disertaciones. Lejos de todo ello, la filosofía enseña a obrar y no a decir, reclamando que cada cual viva conforme a la ley que se impuso, que la propia vida no esté en desacuerdo con las palabras de uno y exigiendo que sea única la impronta de todos los actos personales, para así poder llegar al estado en que la vida de uno mismo esté de acuerdo consigo misma.»
9.- Ya se lo que sabes pero ¿te atreves a experimentarlo? Si no lo experimentas, no lo sabes.
«Quien carezca de objetivos y de perseverancia, quien tenga contradicciones entre acciones y propósitos, o reincida en defectos pasados, espera aprender pero no entretenerse. Quien necesita las enseñanzas del sabio, quien acude a la escuela de un filósofo, busca corregirse y avanzar, no divertirse. En el filósofo hallará cauterización y dieta, extirpación y privación, orden interior y autorregulación, enseñanza y vida. Pues no basta el aprendizaje si su calidad y valía no son sometidas a duras pruebas; tampoco la memoria si sólo es continente atiborrado de experiencias y de conocimientos. Lo único que vale es el saber que se plasma en obras. Pues no alcanza la felicidad quien tiene el saber, sino quien lo realiza.»
LA NECESIDAD DE ACEPTAR EL DOLOR PERO NO EL SUFRIMIENTO
10.- ¿Qué te preocupa y de qué tienes miedo?. Piénsalo. Tu miedo habla de lo que puedes mejorar.
«Aunque el sabio puede llegar a experimentar algún amago de turbación o desgarro emocional, por encima del asalto de dichas alteraciones persistirá en él la convicción de que ninguna de tales sensaciones es un mal, ni merece que frente a ellas pierda aliento y fuerzas un alma virtuosa y, por ello, sana. Ante la cuestión de si el sabio experimenta miedo ante aquello que le causa dolor corporal, Séneca responde que puede padecer dolor, pues no hay virtud que suprima la facultad de sentir, pero nunca miedo.»
11.- ¿Piensas en lo que puede pasar y no en lo que está pasando? Para. Solo estás vivo aquí y ahora.
«De nada sirve adelantarse con la imaginación al propio dolor, haciendo presente lo que de momento no es o no ha llegado, lo que puede no llegar o llegar de otro modo; el dolor que brota de la imaginación no sólo no puede deterner mal alguno que pueda llegar, sino que se añade como mal actual. Además, los males, cuando llegan, son inevitables. Sufrir imaginándolos es, pues, un defecto.»
12.- Sabes que todo esto acabará ¿verdad? Recuérdalo y disfruta cada aprendizaje.
«Aprender a morir es de una importancia primordial en la vida de cada persona. El aprendizaje para la muerte no resulta nada superfluo, pues aunque se muera solo una vez, la ocasión es tan relevante que debe llevar a cada uno a meditar sobre ella, esto es, a aprender de forma continua la enseñanza acerca de la cual nunca podemos estar seguros de haberla aprendido definitivamente. Meditar sobre la muerte supone meditar sobre la libertad, pues quien aprende a morir se libera de las ataduras mundanas que oprimen el alma. El amor a la vida es un sentimiento estimable, pero ha de ser rectamente limitado y puesto al servicio de exigencias superiores.»
«El ser humano es consciente de que la vida le es dada con una limitación infranqueable, hacia la que se dirige a cada instante; no hay ningún segundo que quede sustraído a su acción, y de ahí que siempre nos encontremos a igual distancia de ella. La muerte es, pues, segura, y esperarla con seguridad hace que temerla sea una insensatez. Y puesto que nada tiene de glorioso el acto que uno realiza forzado y buscando escapatorias, el mayor mérito corresponde a quien va a la muerte sin odio a la vida, aceptándola con alegrías y sin atraerla hacia sí. El mismo Séneca se esforzó en que cada día fuese para él como la vida entera. Considerar cada día emplazado por la muerte, le hacía estar en permanente disposición a salir de este mundo, a dejar la vida. De ahí que sugiriese que cada día nuevo debía ser recibido con júbilo, por ser un don que no debe esperarse»
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por David Criado | Nov 19, 2014 | DESARROLLO PERSONAL
Este artículo pretende ser desde su publicación uno de los mejores regalos que podemos hacer a los santos que hay entre nosotros. No necesariamente serán reconocidos por la Iglesia pero al menos hoy quiero brindarles la oportunidad de ser reconocidos por vosotros.
Hay muchos aunque probablemente hasta hoy no te habías dado cuenta. Son esas personas que dan luz e inspiración con algunos de sus actos a tu vida. Te infunden valor y respeto y te hacen renovar la fe en nuestra especie.
¿QUÉ ES UN SANTO?
«Los santos son seres humanos que celebramos por su dedicación y compromiso a otros seres humanos»
Oliver en la película St.Vincent (Melfi,2014)
Es lo que es. No busca ser alguien diferente. Así es un santo entre nosotros. Alguien lleno de dedicación y compromiso. Con él. Con aquellos que cada día le rodean. Aquello que es, mejora la vida de los otros. Sacrifica su tiempo por una causa justa. Es digno y honesto, mira siempre al frente y dice su verdad. Puede que a simple vista no parezca el más apropiado candidato. Tal vez cometa muchísimos errores pero cada vez que notas su presencia, te invade. Algunos días puede ser gruñón, irascible y hosco. A menudo puede parecer algo descuidado. Pero si te atreves a mirar algo más adentro, descubrirás un santo bajo esa superficie.
¿CUÁL ES SU ACTITUD?
«Qué duro debe ser esforzarse todo el tiempo para llegar a ser alguien que no eres«
lalocadelaspuertas
Un santo no se rinde nunca. Y si alguna vez se rinde es solo con la idea de alcanzar la gran victoria. No necesita nunca la aprobación de otros. No vive para un solo acto de fe sino para ser la verdadera fe en los actos. Cada día esculpe al menos dos sonrisas; la que el se dibuja pase lo que pase y la que provoca en otros cuando pasa. Si tienes un problema puedes pasearlo junto a él mientras te cuida. Cree en lo que hace. Hace lo que cree. Alguna que otra vez puede que mienta, pero son tantas veces las que para tí es la verdad, que apenas recuerdas esas otras.
No siempre está ahí cuando crees que lo necesitas pero sabes que siempre estará ahí si tú te atreves a decirle «Hoy te necesito». Es recto y firme aunque camine algo curvado. No sabe hablar demasiado bien de todo y hace poco. Pero lo hace. Y notas que lo hace. Sientes cuando lo ha hecho que no podía dar nada más de sí en ello. Se vierte sobre las cosas, las abraza.
Las personas a las que ama son más importantes que todos sus principios. O las personas a las que ama son todos sus principios. Porque su corazón aunque a veces no parezca latir, sencillamente vuela.
¿QUIÉN ES UN SANTO EN TU VIDA?
Un santo no se reconoce. No es capaz de saber que es un santo, ni siquiera se da cuenta de ello. Es necesario que tú los reconozcas. Es necesario recordárselo a menudo. Los cristianos lo saben y por eso todos los días del año recuerdan a sus santos.
Estoy seguro de que tú también tienes los tuyos. Si es así y has identificado a ese santo cerca de tí y entre nosotros, te agradeceríamos que hoy al menos se lo digas. Que salgas del río y evites la corriente. Que le envíes este pequeño retrato de lo que es un santo entre nosotros para decirle:
ESTO PARA MÍ ES LO QUE ERES.
Sin más.
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Sobre cómo detectar un santo entre nosotros, visualizar el filme…
St. Vincent (Melfi,2014) se suma a una interesante lista de películas que adoro interpretadas por William James Murray, el viejo Bill. Esta vez Maggie, una madre separada (Melissa McCarthy) se muda a Brooklyn con su hijo de doce años, Oliver. Trabaja muchas horas para poder pagar la escuela y el mantenimiento de su hijo, por lo que no le queda más opción que confiar a Oliver al cuidado de Vincent McKenna (Bill Murray). El único problema, amigos, es que Vincent es un viejo cascarrabias, sucio, aficionado al alcohol, las apuestas y amante casual de una prostituta rusa embarazada (Naomi Watts). Durante la narración el espectador recorre junto a Vincent y el niño cada uno de los días tras la escuela a través de una inverosímil rutina diaria de carreras de caballos, club de striptease y bares. Vincent cree ayudar al chico a hacerse un hombre pero puede que el chico le descubra a él algo también. La recomiendo no solo por su argumento rompe-males sino por el enfoque inspirador de sus absurdos personajes.
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por David Criado | Nov 11, 2014 | DESARROLLO PERSONAL
«- ¿Qué opinas tú sobre la muerte?
– La muerte es una verdadera pena. No es ningún regalo, joder.
La vida es demasiado corta»
El mendigo John en The fisher king (Gilliam, 1991)
PREÁMBULO
En la medida en que son indisociables la práctica de una vida plena y el desempeño de un trabajo honrado, la extraordinaria tesis que expondré en este artículo en menos de 500 palabras es aplicable tanto a tu desarrollo personal como al desarrollo de equipos y organizaciones.
Dicha tesis está inspirada en una conversación entre Sean Maguire y Will Hunting a partir del guión de Good Will Hunting (Van Sant, 1997) escrito por Damon y Affleck. Considero que por sí sola desmonta por completo la mayoría de estrategias corporativas que conozco, la mayor parte de sistemas educativos actuales, el modelo predominante de reconocimiento social y la cultura de la sociedad del conocimiento.
La tesis Maguire es -así lo creo- una propuesta de cambio real y auténtica que mejora de forma inmediata la vida de las personas, equipos y organizaciones que se atreven a interiorizarla. Trasciende por sí sola conceptos complejos y aparentemente indiscutibles en la sociedad actual como la tecnología, el acceso «universal» a la información, la percepción del esfuerzo, la inteligencia humana y el denominado éxito social.
TESIS
Esta es la tesis Maguire para una vida plena:
COROLARIOS
Estos son los corolarios a la Tesis Maguire para una vida plena:
Primer corolario: ES MEJOR VIVIRLO
Toda experiencia es transformadora. A nivel sensitivo, es más placentero hacer el amor que leer cómo se hace. A nivel de aprendizaje, es mejor atreverte a cambiar la realidad que resignarte. Pase lo que pase esto nunca cambiará. En este sentido no es más inteligente quien mejor asimila los conceptos que inventamos sino quién experimenta dichos conceptos por sí mismo. El primer corolario de la Tesis Maguire para una vida plena habla de vivir la vida como medio más certero para comprenderla.
Segundo corolario: CUALQUIERA PUEDE SORPRENDERTE
Nadie es sabio de otros sino sabio de sí mismo. Conocer la mente, el comportamiento y la historia humanas nos ayuda a vivir con calidad pero nos ayuda más aún aceptar que siempre podemos aprender algo de otros. El segundo corolario de la Tesis Maguire para una vida plena habla de aceptar la naturaleza extraordinaria de los otros como medio más certero para alcanzar la naturaleza extraordinaria propia.
Tercer corolario: INTENTÉMOSLO
Durante un tiempo viajé conociendo la realidad de las organizaciones por el mundo. En las reuniones de equipo solía compartir con mis compañeros de viaje casi siempre las mismas oraciones. La primera de ellas era I LOVE YOU ALL. La segunda de ellas era THIS IS INCREDIBLE!. La tercera de ellas era IT COULD BE GREAT!. La cuarta de ellas era WE CAN TRY!. La quinta era LET´S TRY!. La secuencia completa era:
Os quiero > ¡Esto es increíble!> ¡Podría ser grande! > ¡Podemos intentarlo! > ¡Intentémoslo!
Después de repetir esta secuencia, solíamos hacer casi siempre algo genial. Hace poco mis amigos finlandeses de MONKEY BUSINESS creyeron ver en estas oraciones una secuencia inspiradora de cambio y en la actualidad reparten pagatinas con estas oraciones a los equipos con los que trabajan.
El tercer corolario de la Tesis Maguire para una vida plena habla de ampliar opciones como medio más certero para luego acotarlas.
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por David Criado | Nov 11, 2014 | DESARROLLO PERSONAL
«El problema del mundo es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas«
Bertrand Russell
El presente artículo condensa la reflexión más brillante que jamás he leído sobre la utilidad, poder y presencia constante de la estupidez humana.
Es una traducción literal a modo de compendio de tres artículos. A saber, El poder de la estupidez, aparecido en junio de 1996 en la revista Entropy Gradient Reversals; El poder de la estupidez (Segunda parte) aparecido en la misma revista pero en septiembre de 1997; y La estupidez del poder aparecido mucho después en abril de 2002. Todos estos artículos fueron escritos por el escritor y publicista Giancarlo Livraghi, recientemente fallecido. Sirva pues este artículo como homenaje a su reflexión.
La difusión de este artículo en el blog tiene dos objetivos:
- Que el lector o lectora lo lea como cura de humildad y aceptación práctica de su propia estupidez
- Que el lector o lectora sea capaz de comprender cómo actúa la estupidez humana y cuales son sus comportamientos asociados a nivel personal y de sistemas.
En adelante, el texto es por completo autoría de Livraghi. Recuerdo el lector o lectora que el artículo no se corresponde al texto completo (mucho más extenso) sino a un compendio de todas las genialidades que yo destaco.
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Siempre me ha fascinado la Estupidez.
La mía, por supuesto; y eso es una causa suficientemente grande de ansiedad.
Pero las cosas se vuelven mucho peores cuando uno tiene la oportunidad de encontrar como la gente grande toma decisiones grandes.
Generalmente tendemos a culpar a la perversidad intencional, a la malicia astuta, la megalomanía, etc. de las malas decisiones. Están allí, por supuesto; pero cualquier estudio cuidadoso de la historia, o de los eventos actuales, lleva a la invariable conclusión que la fuente más grande de los terribles errores es la pura estupidez. Cuando se combina con otros factores (como sucede a menudo) los resultados pueden ser devastadores.
Uno de los muchos ejemplos de estupidez es que la intriga y el poder de la manipulación bélica se llaman «maquiavélicos». Obviamente nadie ha leído los libros de Maquiavelo, y eso no es lo que el viejo Niccolò quiso dar a entender.
Otra cosa que me sorprende (¿o no?) es el escaso material dedicado al estudio de un tema tan importante. Existen departamentos universitarios para analizar las complejidades matemáticas de los movimientos de las hormigas del Amazonas, o la historia medieval de la isla de Perima; pero nunca he sabido de una Fundación o Consejo Consultivo que apoye los estudios de la Estupidología.
He encontrado muy pocos libros buenos sobre el tema. Uno que leí cuando era adolescente, y que nunca olvidé, se llama Una Breve Introducción a la Historia de la Estupidez Humana de Walter B. Pitkin de la Universidad de Columbia, publicado en 1934. Lo encontré por accidente hace muchos años cuando estaba viendo los anaqueles de libros de mi mamá; y muy a mi delicia, cuando fuí a su casa ayer y lo busqué, todavía estaba allí. Así de antiguo como es, todavía es un muy buen libro. Algunas de las observaciones del Profesor Pitkin aparecen extraordinariamente correctas sesenta años después.
Pero… ¿porqué llamaría el autor «una breve introducción» a un libro de 300 páginas? Al final del libro, dice: Epílogo: ahora estamos listos para empezar a estudiar la Historia de la Estupidez. Nada sigue.
El Profesor Pitkin fué un hombre muy sensato. Sabía que toda una vida era muy poco tiempo para cubrir aún un fragmento de tan vasto tema. Así que publicó la Introducción, y eso fué todo.
Pitkin estaba muy consciente de la carencia de trabajos previos en el campo. El tenía a su disposición un equipo de investigadores a quienes puso a realizar pesquisas en los archivos de la Biblioteca Central de Nueva York. Nada encontraron. Según Pitkin, había solamente dos libros sobre la materia: Aus der Geschite der menschlichen Dummheit de Max Kemmerich, y Über Dummheit de Lewenfeld. Desafortunadamente no entiendo alemán, aunque «Dummheit» me parece suficientemente claro; y creo que Kemmerich y Lewenfeld debieron de haber tenido una abundancia especial de material para sus estudios, considerando lo que sucedió en Alemania en 1933 y en los años siguientes.
En la opinión de Pitkin, cuatro de cada cinco personas son lo suficientemente estúpidos para ser llamados «estúpidos». Eso equivaldría a quinientos millones de gentes cuando escribió el libro; ahora son más de cuatro mil millones. Esto por si mismo es bastante estúpido.
El observó que uno de los problemas de la Estupidez es que nadie tiene una definición realmente buena de lo que es. De hecho los genios son a menudo considerados estúpidos por una mayoría estúpida (aunque nadie tiene tampoco una buena definición de genio). Pero la estupidez definitivamente se encuentra allí, y hay mucho más de lo que nuestras pesadillas mas desbordadas pudieran sugerir. De hecho domina al mundo –lo cual es muy claramente comprobado por la forma en que se gobierna al mundo.
Pero alguien, cincuenta años después, llegó con una definición bastante interesante. Su nombre es Carlo M. Cipolla quien es Profesor Emérito de Historia Económica en Berkeley. Todos sus libros se han publicado en inglés, excepto dos. El primero fué publicado por «Il Mulino» en Bolonia en 1988.
En ese libro hay un pequeño ensayo intitulado Las Leyes Básicas de la Estupidez Humana, que puede ser lo mejor que se ha escrito sobre la materia. Aquí siguen las Cinco Leyes de la Estupidez, según Carlo Cipolla:
PRIMERA LEY: Siempre subestimamos el número de gente estúpida.
Esto no es tan obvio como parece, dice Cipolla, por dos motivos:
a) Gentes que habíamos pensado como racionales e inteligentes repentinamente resultan ser estúpidas sin lugar a dudas.
b) Día tras día nosotros estamos afectados en cualquier cosa que hagamos por gente estúpida quienes invariablemente se aparecen en los lugares menos apropiados.
El también observa que es imposible establecer un porcentaje, ya que cualquier número que escojamos será demasiado pequeño.
SEGUNDA LEY: La probabilidad de que una persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la persona..
Si estudiamos la frecuencia de la estupidez en las gentes que llegan a limpiar los salones de clase después de que se han ido los alumnos y los maestros, encontraremos que es mucho más alta de lo que esperábamos. Podríamos suponer que está relacionada al bajo nivel de educación, o al hecho de que la gente no estúpida tiene mejores oportunidades de conseguir buenos trabajos. Pero cuando analizamos a los estudiantes o a los profesores universitarios (o, añadiría yo, a los programadores de computadoras) la distribución es exactamente la misma.
Los militantes feministas pueden encenderse, dice Cipolla, pero el factor estupidez es el mismo en ambos géneros (o en tantos géneros o sexos como usted decida considerar).
Ninguna diferencia en el factor épsilon [estupidez], siguiendo a Cipolla, se puede encontrar por raza, condición étnica, educación, etcétera
TERCERA LEY (la de Oro): Una persona estúpida es alguien que ocasiona daño a otra persona, o a un grupo de gentes, sin conseguir ventajas para ella misma –o aun resultando dañada.
(Regresaremos a esto, porque es el concepto central de la Teoría de Cipolla)
CUARTA LEY: La gente no estúpida siempre subestima el poder de causar daño de la gente estúpida.
Constantemente se les olvida que en cualquier momento, y bajo cualquier circunstancia,el asociarse con gente estúpida invariablemente constituye un error costoso.
Esto sugeriría (diría yo) que la gente no estúpida es un poco estúpida –pero regresaré a este punto al final
QUINTA LEY: Una persona estúpida es la persona más peligrosa que puede existir.
Esta es probablemente la más ampliamente entendida de las Leyes, si bien solamente porque es del conocimiento común que las gentes inteligentes, sin importar lo hostiles que puedan ser, son predecibles, mientras que las gentes estúpidas no lo son.
Además, su corolario básico:
Una persona estúpida es más peligrosa que un bandido
Esto nos conduce a la parte medular de la Teoría de Cipolla.
Existen cuatro tipos de gente, dice, dependiendo de su comportamiento en una transacción:
- Desgraciado (D): Alguien cuyas acciones tienden a generar auto daño, pero que también crean ventajas para alguien más.
- Inteligente (I): Alguien cuyas acciones tienden a generarle ventajas, al igual que ventajas para otros.
- Bandido (B): Alguien cuyas acciones tienden a generarle ventajas, al mismo tiempo que ocasionan daños a otros.
- Estúpido (E): Alguien cuyas acciones tienen a generar auto daño ocasionando además daño a otros.
Poco después de haber leído acerca de las Leyes de Cipolla, desarrollé lo que vino a mi mente como el «Primer Corolario de Livraghi» . Entonces me di cuenta que no podría llamarlo «primero», porque solo tenía uno. Pero mi intuición original era correcta… desde entonces descubrí de que hay al menos tres. Aquí están:
- En cada uno de nosotros hay un factor de estupidez, el cual siempre es más grande de lo que suponemos.
- Cuando la estupidez de una persona se combina con la estupidez de otras, el impacto crece de manera geométrica –es decir, por multiplicación, no adición, de los actores individuales de estupidez.
- La combinación de la inteligencia en diferentes personas tiene menos impacto que la combinación de la estupidez, porque (Cuarta Ley de Cipolla) » la gente no estúpida tiende siempre a subestimar el poder de daño que tiene la gente estúpida».
La estupidez no tiene cerebro –no necesita pensar, organizarse o planear para generar un efecto combinado. La transferencia y combinación de la inteligencia es un proceso mucho más complejo.
Las gentes estúpidas pueden combinarse instantáneamente en un grupo o masa superestúpida, en tanto que las gentes inteligentes son efectivas como grupo solamente cuando se conocen bien entre sí y tienen experiencia en trabajo de equipo. La creación de grupos bien sintonizados de gentes que compartan la inteligencia puede generar razonablemente poderosas fuerzas anti-estúpidas, pero (a diferencia del aglutinamiento de estupidez) necesitan planeación organizada y actualización; y pueden perder gran parte de su efectividad por la infiltración de gente estúpida o por los brotes inesperados de estupidez en gentes que por lo demás son inteligentes.
En algunas situaciones estos peligros se pueden parcialmente contrarrestar (si no es que totalmente controlarse) al estar conscientes del problema potencial antes de algo salga mal y tener «inteligencia de respaldo» en el grupo (y en cualquier equipo que se esté usando) para llenar las lagunas y corregir los errores antes de que el daño se vuelva demasiado serio.
Cualquier buen marinero de un bote de velas sabe que cosa quiero decir, y así lo sabe cualquier persona que tenga la experiencia de un ambiente donde el proceso de causa-efecto sea crudamente directo y tangible.
Las comunidades con un elevado factor de inteligencia están más propensas a tener un potencial mayor de una supervivencia a largo plazo, pero para que eso sea efectivo debemos evitar los impactos potencialmente devastadores más inmediatos de la estupidez compartida, lo cual (desafortunadamente) puede ocasionar daños substanciales a grandes números de gentes no estúpidas antes de que se auto destruya.
Otro elemento peligroso en la ecuación (tal como lo señalaba Carlo Cipolla) estriba en que el aparato del poder tiende a colocar «bandidos inteligentes» en la punta de la pirámide (en algunas veces, aun «bandidos estúpidos»); y ellos, a su vez, tienden a favorecer y proteger la estupidez y mantener fuera de su camino lo más que puedan la verdadera inteligencia. Esto es, creo, un importante tema por sí mismo.
LA ESTUPIDEZ DEL PODER
La esencia de la estupidología es el intento de explicar por qué las cosas no funcionan – y en qué medida esto se debe a la estupidez humana, que es la causa de casi todos nuestros problemas. Y cuando la causa no es la estupidez, las consecuencias son mucho peores porque son estúpidas nuestras reacciones y nuestros intentos de solución.
Este análisis es esencialmente diagnóstico, no terapéutico. El concepto es que, si nos damos cuenta de cómo funciona la estupidez, podríamos controlar un poco mejor sus consecuencias. No podemos derrotarla del todo, porque es parte de la naturaleza humana. Pero sus efectos pueden ser menos graves si sabemos que existe, entendemos cómo funciona y, de este modo, no nos toma completamente por sorpresa.
Ya hemos hablado un poco de esto. (Como saben todos los estupidólogos, el tema es tan complejo que en breves comentarios se puede dar al respecto sólo algún apunte superficial. Si, como parece, he logrado ofrecer a los lectores algún pequeño acercamiento sobre el cual pensar… éste es el máximo resultado que podría esperar.)
La estupidez de cada ser humano es, en sí misma, un problema preocupante. Pero el cuadro cambia cuando se trata de la estupidez de personas que tienen “poder”: es decir posibilidades de control sobre el destino de otras personas.
Como en las primeras dos partes, seguiré basándome en la definición de estupidez, inteligencia, etcétera, según lo efectos orácticos. Pero hay una diferencia sustancial cuando la relación no se establece “entre iguales”. Una persona, o un pequeño grupo de personas, puede influir sobre la vida y el bienestar de muchos. Esto cambia las relaciones de causa y efecto en el sistema.
GRANDE O PEQUEÑO PODER
El poder está en todos lados. Todos estamos sujetos al poder de otros y (si no en casos de extrema esclavitud) todos ejercemos poder sobre alguien. Personalmente la idea me resulta desagradable – pero es parte de la vida.
Los padres tienen (o se supone que tienen) poder sobre los hijos, pero los niños tienen mucho poder sobre los padres, un poder que a menudo usan despiadadamente. Podemos ser “propietarios” de perros y gatos, caballos o hamsters, elefantes o camellos, barcos o automóviles, teléfonos o computadoras, pero frecuentemente somos sometidos a su poder.
Sería demasiado complicado, para el propósito de este análisis, entrar en el terreno complejo de la multiplicidad de las relaciones humanas. Por este motivo me limito a los casos más obvios de “poder”: esas situaciones en las cuales cada uno tiene un rol definido de autoridad sobre un gran (o pequeño) número de personas.
En teoría, todos estamos más o menos de acuerdo sobre el hecho de que debería haber la menor cantidad posible de poder; y que quien tiene poder debería estar sujeto al control de las demás personas. Este es el sistema al cual llamamos “democracia”. O lo que en las organizaciones llamamos repartición de tareas, colaboración, motivación, responsabilidad distribuida – al contrario de autoridad, burocracia, centralización, disciplina formal.
Pero son muchas las personas que no desean una verdadera libertad. La responsabilidad es un peso. Es más cómodo ser “secuaces”. Dejar la tarea de pensar y de decidir a los gobernantes, jefes, dirigentes, “intelectuales”, gurúes de todo tipo, personalidades televisivas, etcétera – y darles a ellos la culpa si no estamos contentos.
Por el otro lado, hay un tipo particular de personas que ama el poder, les da placer y gozo. Como se dedican con más energía a los notables esfuerzos y sacrificios necesarios para tener más poder, a menudo estas personas llevan las de ganar.
Debemos partir también en este caso, del concepto básico: hay tantos estúpidos en el poder como en el resto de la humanidad – y son más numerosos de lo que creemos. Pero dos cosas son diferentes: la relación y la actitud.
EL PODER DEL PODER
Las personas en el poder tienen más poder que las otras personas. Esta afirmación no es tan obvia como lo parece. Existen personas aparentemente poderosas que son mucho menos influyentes que otras menos visibles. En estos razonamientos debemos evitar ocuparnos de esa distinción. Independientemente del modo en que el poder es obtenido y ejercido, o de las apariencias que a menudo esconden o disfrazan los roles, aquí se trata del poder real. Esa relación desequilibrada en la cual algunos tienen más influencia que otros – y en tantas situaciones pocos pueden hacer bien o mal a muchos.
Una definición fundamental (obvia) establece que los resultados de un comportamiento no deben ser medidos desde el punto de vista de quien hace las cosas (o no hace lo que debiera) sino desde el punto de vista de quien sufre sus efectos. Una clara consecuencia de este principio es un desfasaje en las 147;coordenadas cartesianas”. El daño (o la ventaja) es mucho más grande, en base al número de personas involucradas y a la intensidad de las consecuencias de un acto o de una decisión. Esto que en las habitaciones del poder aparece como un detalle puede ser un evento importante en la vida de las “personas comunes”.
Si en una “relación entre iguales” una persona consigue una ventaja equivalente al daño que inflige a algún otro, el sistema, en general, permanece en equilibrio. Obviamente no es así cuando hay una diferencia de poder.
En teoría, podríamos presumir que si el porcentaje de estúpidos es el mismo, los efectos del poder pueden ser balanceados. Pero cuando el poder se ocupa de un gran número de personas, se pierde todo equilibrio. Es mucho más difícil escuchar, entender, medir los efectos y las percepciones. Hay un “efecto doppler”, un desfasaje, que aumenta el factor de estupidez. Todos los estudios serios sobre los sistemas de poder (aun si no tienen en cuenta la estupidez) ponen en evidencia la necesidad de separar los poderes – y de formalizar los conflictos de poder para evitar que se traduzcan en violencia – para evitar que se instaure un “poder absoluto” (es decir, extrema estupidez). Este es un problema bastante grande y serio, como para tener a todos alerta contra cualquier exagerada concentración de poder – y nos ayuda a entender por qué tantas cosas están yendo de mal en peor. Pero hay más.
EL SÍNDROME DEL PODER
¿Cómo hace una persona para tener poder? A veces lo logra sin querer. A alguno se le da confianza porque se confía en esa persona. En ese modo el poder es atribuido a personas capaces, competentes y con un fuerte sentido de la responsabilidad. Este proceso tiene buenas probabilidades de generar poder “inteligente”. Una situación en la cual las personas elegidas hacen el bien a sí mismos y aún más a los otros. A veces se puede arribar al sacrificio, cuando las personas se hacen daño a sí mismas por el bien de los otros (si esto es un hecho intencional no siempre coloca a esas personas en la categoría de los “incautos” (o “desprovecídos”), porque hay que tener en cuenta las ventajas morales, incluyendo la estima por uno mismo y la confianza de los otros, que pueden derivar del consciente sacrificio). Pero vemos menos ejemplos de “poder inteligente” de cuanto nos gustaría ver. ¿Por qué?
El motivo es que hay competencia. Competencia por el poder. Las personas que no buscan el poder como tal, sino que vigilan más el bien de los otros, tienen menos tiempo y energías para gastar en la conquista del poder – o incluso para tratar de conservar el que tienen. Las personas sedientas de poder, independientemente de sus efectos sobre la sociedad, se concentran en la lucha por el poder. La mayor parte de las personas se coloca en algún punto intermedio entre los dos extremos, con muchas diversas tonalidades y matices. Pero el elemento manipulador tiende a ser más agresivo, y por eso adquiere más poder.
También las personas que comienzan con las mejores intenciones pueden ser constreñidas, con el tiempo, a dedicar más energías para mantener o acrecentar su poder – hasta perder de vista sus objetivos iniciales.
Otro elemento, que empeora las cosas, es la megalomanía. El poder es una droga, un estupefaciente. Las personas en el poder son inducidas a pensar queporque están en el poder son mejores, más capaces, más inteligentes, más sabias que el resto de la humanidad. También están rodeadas de cortesanos, secuaces y aprovechadores que refuerzan continuamente esa ilusión.
El poder es “sexy”. Esto no es sólo un modo de decir. Hay un instinto en la naturaleza de nuestra especie que hace sexualmente atractivo a quien tiene poder (o parece tenerlo). Pese a que las personas empeñadas en la lucha por el poder tienen, usualmente, poco tiempo y pocas energías disponibles para una sana vida sexual – o para ocuparse de emociones, afectos y sentimientos.
Las personas que tienen o buscan el poder no son más inteligentes, ni más estúpidas, que las otras. A menudo son hábiles y astutas. Pero si seguimos el método que mide la estupidez y la inteligencia en base a los resultados, vemos que hay un claro desfase.
El deseo de poder aumenta el factor estupidez. El efecto puede ser más o menos grande según la cantidad de poder (la importancia de los hechos influidos por el poder y el número de personas que sufren sus consecuencias) y la intensidad de la competición por el poder.
Esta es la más relevante, si no la única, excepción a un criterio general. Sigue siendo verdad que “la probabilidad de que una cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona”. Pero el poder, como sistema, es mucho más estúpido de cuanto puede serlo una sola “persona común”.
El problema es que el poder puede ser limitado, controlado y condicionado – pero no se puede eliminar del todo. La humanidad tiene necesidad de alguien que gobierne. Las organizaciones necesitan personas que asuman responsabilidades y esas personas tienen necesidad de un poco de poder para poder desarrollar su tarea.
En suma, debemos convivir con el poder – y con su estupidez. Pero eso no significa que debamos aceptarlo, tolerarlo o sostenerlo. Ni confiar en palabras, promesas o intenciones declaradas. El poder no merece ser admirado, reverenciado y ni siquiera respetado si no demuestra inteligencia práctica en lo que hace a nosotros y al mundo. No creo que haya una solución “universal” y estandarizada que pueda resolver todos los aspectos de este problema. Pero hemos hecho la mitad del camino si somos conscientes de su existencia – y si no nos dejamos engañar o seducir por el falso, y a menudo mentiroso, esplendor del poder.
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NOTA: Para acceder a los tres artículos completos con gráficos pinche aquí.
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por David Criado | Oct 27, 2014 | DESARROLLO PERSONAL
Decía el fantástico poeta Girondo que le daban igual las mujeres con una nariz grande o pequeña, con pechos como pasas de higo o como magnolias, con un aliento afrodisíaco o insecticida al despertar cada mañana, pero que no les perdonaba que no supieran volar. Y en esto, decía el genial loco, se mostraba irreductible.
Yo tan solo estoy satisfecho en mi trabajo cuando inspiro las suficientes claves en las personas para poder volar. Luego ellos decidirán si hacerlo pero yo al menos debo haberles empujado a hacerlo. Si esto no ocurre, me traiciono. Porque a menudo para volar no es necesario moverse y otras veces uno tiene que viajar, aunque solo sea varios pasos al patio, al jardín o al parque, en general buscando agua o sol. Porque las personas nunca pueden obviar su fotosíntesis.
Han existido muchos creadores que expresaron la figura sugerente que supone volar sin moverse, alcanzar un estado de ilusión, energía y esperanza que sea capaz de transportarnos al momento presente en todo su esplendor haciendo que aquello que vivimos sea realmente la aventura. Como piloto diré que nadie nace sabiendo volar, eso se entrena. Para mejorar el mundo y disfrutar de las personas, hacen falta horas y horas de vuelo, un duro y continuado entrenamiento, y esa convicción constante basada en el esfuerzo de la que hace poco hablamos.
Veo a diario inmensos testimonios repletos de superación en las personas, grandes actos de fe que ya son hechos, poderosas intenciones que transforman la vida de los otros.
LA ESPERANZA
Y sin embargo a menudo uno pierde la esperanza. Puedo imaginarte, no se, volviendo a casa del trabajo. Has disfrutado del derecho de tener un mal día junto a otros. Tal vez cojas el coche, tu pequeña moto de ciudad o te montes en tu autobús diario. Puede que con suerte andes un tiempo completamente a solas. Si eres valiente, tendrás la suerte de mirar a las personas que se cruzan contigo por la calle. Luego puede que bajes caminando hasta tu casa y de forma casi automática abras el portal. Y cuando llegas a la puerta de tu piso, antes incluso de invadir la cerradura, tal vez sientas que algo en tí hoy se ha arrugado. Hablo de tu corazón y no de tu camisa. Si eres persona, esto a veces ocurre; si has dejado de serlo, te ocurre siempre. Si este último es tu caso, deberías volver a ser persona. Sobre todo porque seas quien seas no estás capacitado para ser ninguna otra cosa.
Somos personas y necesitamos esperanza. Cada uno de nosotros es la mayor y mejor de todas las posibles esperanzas. Pero cada uno de nosotros necesita grandes excusas y pretextos para seguir teniendo su reducto de esperanza. No es una esperanza en que las cosas cambien, sino una esperanza en esa esencia pura y genuina que guardan las personas; una esperanza en descubrir a menudo ese tesoro. En la persona que ayuda a otra a cruzar la calle, en la que sonríe al cruzarse contigo, en esa pequeña adolescente que llora en un rincón del parque o ¿por qué no? en tu jefe o jefa cuando ves en él o ella una muestra auténtica de humanidad que cala y desordena.
Diré, lector o lectora, que yo renuevo cada día mi esperanza, que lucho siempre por preservarla por encima de cualquier idiota y que tengo una reveladora y rebeladora fe en mí cuando me siento. Y diré, lector o lectora, que eso afortunadamente ya ocurre casi siempre. Nuestra carta de navegación reza «Tu sonrisa es la esperanza de los hombres». Así lo creo.
EL FANTÁSTICO PODER DE LAS PALABRAS
Una de las prácticas que más me ayuda a mejorar el clima laboral y la sensación de calidez en los equipos, consiste en hallar la coherencia entre lo que dicen y lo que hacen a través de la formulación de sus propias intenciones. Para casi todo lo que nos pasa -excepto para aquello para lo que inventamos hospitales- nada hay más curativo en las personas que el poder de la palabra. La palabra coherente y honesta es compromiso y cambio. En mis sesiones tal vez ningún otro elemento es más poderoso que el lenguaje. En todas sus formas y sorprendentes dimensiones.
Desde hace tiempo, el grupo de creadores BOAMISTURA ilumina las calles de Madrid con conjuntos ordenados e inspiradores de palabras. En colaboración con el cantante Leiva y el rapero Rayden, han realizado un acto de generosidad dedicado a todos los transeúntes de mi gran ciudad. Ayer pude disfrutar de la formulación de su esperanza en un paso de cebra. Madrid, te comería a versos es un auténtico regalo. Desde aquí, les decimos simplemente gracias:
MADRID, TE COMERÍA A VERSOS from tecomeriaaversos on Vimeo.
«Me sentí astronauta perdido en tus lunares»
«Te haré el humor hasta llegar al orgasmo»
«Mi más sentido BÉSAME»
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