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equipos CREAtivos

equipos CREAtivos

«Nunca el sabio es jefe de facciones«

Panchatantra, siglo III a.C.

«The fox went out on a chilly night,
he prayed to the Moon to give him light,
for he’d many a mile to go that night
before he reached the town-o, town-o, town-o,
he had many a mile to go that night
before he reached the town-o.«

The fox, canción popular inglesa (siglo XV) cantada por Laura Veirsen Hello I must be going (Louiso, 2012)

IMG_20140209_214349El siguiente artículo está escrito con el fin de provocar un progresivo colapso en tu forma de abordar la vida. No trato tanto de tu vida sino de tí, lector, porque hoy quizás te atrevas a vivirla.

Siempre me ha ocupado el hecho de trabajar para alcanzar lo que yo llamo equipos de alta madurez, equipos conscientes que saben mantenerse equivocados para interiorizar el pálpito del cambio, detectar sus necesidades reales para abordar procesos de transición efectivos de acuerdo al modelo de cambio que decidan. Hoy me apetece satisfacer las ansias de siglas de algunos agentes de cambio y hablaré de cómo configurar lo que llamo equipos CREAtivos (dotados de consciencia, rebeldía, autenticidad y emoción). Son equipos creativos no porque estén dotados de una maravillosa habilidad de pensamiento lateral o un comportamiento innato sino porque en definitiva se habilitan a crear a partir de cuatro ejes de crecimiento:

 

[EMOCIÓN] MEMORIA DE COSAS Y MEMORIA DE PERSONAS

Uno de mis grandes defectos es sin duda la memoria de las cosas, algo que desespera a aquellos que realmente me conocen. El despiste continuo por las fechas, los nombres, los libros, las películas, las calles y la falta de cuidado por mis pertenencias me han causado no pocos disgustos. Olvido la mayor parte de los libros que leo, las miles de películas que veo, la mayor parte de lo que hago e incluso olvido la practica totalidad de lo que digo. Durante años escribir o tomar notas en cualquier momento y lugar ha sido para mí la única forma fiable de recordar lo que se me pasa por la cabeza. De tal forma que no escribo por cultivar la escritura sino como un mero ejercicio memorístico. Las palabras para mí son clases espectrales que sumadas a un ritmo concreto dignifican el acto de vivir. Quizás nunca he dejado de escribir o hablar porque siempre me ha gustado hacerlo y puede que siempre me haya gustado hacerlo porque nunca me tomé todos estos ejercicios demasiado en serio.

Por contraposición a estos inabarcables defectos, poseo dos virtudes de las que empecé a ser consciente hace no mucho.

Mi primera virtud es sin duda la memoria de las personas, algo que suele sorprender a muchos, y que forma parte de mi ritual de dignificación humana. Soy capaz de recordar las actos más mínimos y pequeños que hacen otras personas porque me he autoeducado en valorarlos. Cada diminuto gesto o detalle es para mí un acto de sentido. De modo que si alguien realiza algo que tiene que ver conmigo o lo hace simplemente cuando yo estoy cerca, puedo recogerlo. No se trata de que simplemente ocurre, se trata de que yo lo veo. Esto genera además una particularidad maravillosa y es que la acumulación continua de cada uno de estos actos en mi bolsa de memoria, creo -y puedo demostrar- que favorece el desarrollo cada día en mí de una inteligencia creadora. En otras palabras, siento que todos estos gestos y detalles personales de otras personas son genuinamente únicos y verlos, me construye y alimenta mi energía. De modo que cuando trabajo con personas -y sobre todo conmigo mismo- lo único que hago es dejar fluir esta energía para que revierta en diferentes formas a los otros. Ejerciendo como coach he interiorizado la poderosa utilidad de ser espejo, pero convirtiéndome en una ventana panorámica para otros de la vida que yo veo, he desarrollado mi potencial a un nivel extraordinario.

Mi segunda virtud es la memoria emocional. En un mundo donde cada aporte de vida parece ser una suma o una resta, gracias a esta facultad algunas veces multiplico. Podría resumir esta virtud en apenas dos frases. Mi cerebro -lo que llamo «mi razón»- por más de treinta años sometido a frecuentes devaneos y agitaciones, suele caer muchas veces agotado y perderse en sí mismo a menudo. Mi corazón -lo que llamo «mi emoción»- permanece siempre vivo y orientado. No son la intermitencia fugaz o la breve brillantez ocasional de mi cerebro lo que me hace grande, sino la constancia incombustible de mi alma. Ponerla en todo lo que hago me garantiza la paz que necesito. Y esto no es un consuelo al que acudir sino el suelo sobre el que caminar.

Lo explico rápido: Hace poco mi madre me pidió que revisara un trabajo de filosofía que está realizando para la universidad y al llegar a un párrafo sobre emociones y sentimientos he creído útil compartir algunas de las lecciones que he aprendido en la línea de la psicología humanista:

Las emociones primarias son parte de nuestra intuición, elementos biológicos de subsistencia e interacción inmediata con el mundo. Las emociones secundarias, que algunos llaman sentimientos, son el procesamiento derivado de nuestra evolución que nos permite comunicarnos con el mundo y crear y comprender la realidad. La conciencia de nuestros sentimientos es lo que nos diferencia en esencia de cualquier otra especie de la Tierra. La trampa suele estar en el lenguaje y -como proclaman los contructivistas- el lenguaje es capaz de determinar y reescribir la realidad que interpreta. Por tanto la cadena…

experimentar emociones >>> generar sentimientos >>> ser consciente del proceso,

es una cadena básica para cualquier tipo de cambio humano.

 

[AUTENTICIDAD] ACEPTACIÓN DE LO QUE SOY

Para compartir, lector, contigo lo que ahora soy necesito que escuches detenidamente tu voz interior como si fuera la mía propia mientras lees estas líneas:

Hace ahora doce años, entre otras cosas menos revolucionarias, yo disfrutaba de mi vida estudiando literatura española medieval. Gastaba el poco dinero que tenía en adquirir libros de cosas que habían ocurrido hace mucho tiempo pero que yo sentía que seguían ocurriendo. Gracias a mi profesor, un auténtico guerrero de la lírica, accedí a la edición de Blecua de un libro castellano del siglo XIII titulado Calila e Dimna. Lo devoré y con él la genealogía de libros hermanos de aquel año. Por aquel entonces yo había escrito ya un libro intentando explicar que nada cambia salvo el curso de las cosas. No fue una gran obra maestra sino la luz de mi fuego cuando todo era valle.

Algunos años más tarde trabajé para la Biblioteca Nacional trabando amistad con algunas de las mujeres que custodiaban el fondo bibliográfico más rico del país. Yo estaba allí como los planetas alejados mandan a sus aliens a la Tierra, en una fase continua de despliegue y reporte. Mi tarea consistía en supervisar y facilitar en el cliente la implantación de una aplicación que entre otras cosas permitía la edición de contenidos en red. La mayor parte de las veces tenía que recorrer aquel histórico edificio forrado de madera divulgando las bondades del sistema y ocupado en la farragosa gestión del cambio.

Una tarde de verano en la que apenas corría brisa, descolgué el teléfono y respondí mi tradicional «Hola, buenas tardes». Al otro lado de la línea, una responsable de servicio me dijo «Baja, tengo un regalo para tí». Aquella mujer con grandes dosis de buen rollo me regaló una edición limitada del Amadís de Gaula que habían editado en conmemoración del aniversario. Cuando le dije que yo realmente adoraba los libros de caballería desde pequeño, me dijo que aquello no había terminado. De modo que me cogió de la mano y aquella tarde asfixiante accedí a una de las salas restringidas de restauración cartográfica y de códices con la condición -al instante incumplida- de no tocar nada. Entre mis manos tuve el libro de astrología que Carlos V solía consultar en su alcoba para visualizar el viejo toldo estrellado que cubría cada noche su vasto territorio de gobierno.

No sabría explicar lo que alguien como yo siente cuando toca un trozo de la Historia pero tal vez sea algo parecido a lo que años después la que entonces era mi pareja, una joven violonchelista profesional, me explicó que sentía al tocar una vieja suite de Bach. En aquel libro vi varias ilustraciones miniadas de una factura extraordinaria rematadas por pan de oro y un azur magnífico. Entre ellas, vi varias figuras de animales y recordé el Calila e Dimna. Pensé que el emperador había conocido en su juventud estas historias a través de alguno de esos libros renacentistas de educación de príncipes y que probablemente luego  ilustraron alguna de las constelaciones que visitaba cada noche en su libro antes de dormir. Al imaginar con total nitidez lo que sentía el monarca, de algún modo yo me convertí en él y empecé a comprender su historia. Aquella noche hice el amor con mi pareja sintiendo realmente que aquel año en el que estudié literatura española medieval me había hecho entender que yo era el rey del mundo.

Esta que acabas de leer, lector, es una historia sencilla repleta de memoria de emociones. Sin esta memoria de lo que exactamente sentí y pasó por mi cuerpo cuando ocurrían todos estos hechos, probablemente no recordaría nada.

Probablemente, lector, esta secuencia completa de palabras haya adquirido sentido en tu cerebro mientras leías cada línea y cada punto, pero no era tan importante lo que yo decía sino cómo lo decía. De todo ese lógico discurso, nada es tan importante como cuidar la sencillez de su mensaje y que yo intente expresar simplemente no lo que siento sino cómo.

La autenticidad no es una conquista sino un hábito de lo que las literaturas religiosa, épica, romántica, existencialista y postmoderna llaman «el hombre rebelde

 

[REBELDÍA] EL HOMBRE REBELDE

IMG_20140209_121713De pequeño, entre otras cosas, quería ser presidente del gobierno. Hace poco asumí que nadie como yo debía serlo.

Un doctor argentino amigo mío con periodicidad incansable suele compartir una idea que escribí hace ahora mucho en una de mis tesis: «No me cabe ninguna duda: la conversación es la mayor y más tangible forma de rebeldía humana». Fruto de esta reflexión reconozco que la mayor parte del tiempo que dedico a construir equipos está basada en dos pilares muy básico que considero especialmente debilitados en todo tipo de entornos pero que creo prioritarios antes de abordar cualquier enfoque. Se trata del fomento del diálogo y del sentido común entre las personas. No insistiré más sobre algo acerca de lo que tal vez ya haya escrito mucho. Lo realmente importante dentro del proceso de rebeldía es la inspiradora similitud entre los actos y los hechos.

Estimado lector, cada vez que te atreves a retar al mundo, lo cambias. Cada vez que te retas a tí mismo, lo creas. No hay mayor secreto en las lecturas rebeldes que son la manta caliente de mi cuerpo. No es tener una finca lo que hizo conocido a Don Quijote, sino salir de ella. Tardé en comprender algo. Los mayores aplausos y odas no se emiten y escriben para aquellos que permanecen expectantes escribiendo a otros, sino para aquellos que se activan escribiéndose a sí mismos. Si lees esto y estás en Occidente, todo lo que eres probablemente tiene que ver con Sócrates, Don Quijote o Jesucristo. Ninguno de ellos escribió una sola línea y hay quien dice que probablemente no existieron. Lo que yo no dudo es que sin duda se escribieron a sí mismos. La Historia de la Humanidad no es un club al que te inscriben, sino un libro continuo que tu eliges escribir.

 

[CONCIENCIA] EL CHA NO YU y EL HAIKU 

Quizás dos de las más altas cuotas de civilización que ha alcanzado la cultura oriental sean el cha-no-yu y el haiku. Quiero escribir sobre estas prácticas para que el lector, a medida que vaya conociendo sus detalles, pueda establecer por sí mismo paralelismos en su propia vida y en la vida de su equipo:

En el libro fundacional de la iniciativa, el inspirador Alicia en el País de las Maravillas (Carroll, 1865), el sombrerero y la liebre comparten con Alicia la ceremonia inglesa del té que guarda no pocas similitudes con la ceremonia japonesa del té verde.En este camino del té o chadō entran en juego algunos elementos significativos de la cultura y la cosmología zen presentes en el resto de DOs o caminos zen, entre ellos el kodō (o camino de la esencia en su manipulación del incienso), el bushidō (o camino del guerrero), el kadō (o ikebana en su manifestación del arte floral), el kendō (o camino de la espada), el shodō (o camino de la escritura) y un gran sinfín de caminos para practicar el zen o el tao reflejados también en el origami (o decoración con papel) y el karesansui (o jardinería zen) como dos de las más conocidas manifestaciones en occidente.

Lo que hace que la ceremonia del té sea un cuerpo de sabiduría es su ética y su estética, fundamentales porque aportan sentido y hacen de la práctica algo dignificante de acuerdo a varios factores:

  • especialización (senmonsei): cuando la práctica se especializa sofistica el acto y convierte al hecho de tomar té en una destreza que implica diferentes componentes ambientales, una conducta concreta y un clima de desarrollo adecuado.
  • transmisividad (keishōsei): cuando la práctica implica conocimiento se hace necesario transmitirlo y este hecho confiere importancia al propio acto más allá del hecho de saciar la propia sed. Se trata de articular un entorno consciente en el que el acto de tomar té nos reconcilie de algún modo.
  • normatividad (kihansei):cuando la práctica comporta reglas, se ha establecido un código que implica la aceptación común de un marco de entendimiento en el que todos podemos desarrollar nuestras capacidades de acuerdo a una conducta ética de convivencia.
  • universalidad (kihensei):cuando la práctica comporta que cualquier persona en cualquier lugar puede practicarla, estamos habilitando la difusión natural y autorregulada de esa práctica. Afirmamos también que sus beneficios son universales y el acceso a ellos es abierto.
  • autoridad (ken’isei):por último cuando la práctica implica conocimiento, destreza, cumplimiento de un código, posibilidad de transmisión y capacidad de adopción universal, se hace necesaría la maestría. Es decir, la constatación de una experiencia en ese camino útil para su práctica.

Por otro lado existen tres prácticas correspondientes al shodō o camino de la escritura que son especialmente útiles para que el lector también establezca paralelismos de crecimiento personal y/o profesional. Hablo del arte zenga y haiga concretado habitualmente en la caligrafía de tinta negra sobre papel blanco, y también hablo de los haikus o poemas breves derivados de aquella práctica.

En todos ellos existen los llamados cuatro temples de ánimo. Los temples de ánimo en poesía son los estados de ánimo que se perciben en el poema a través de lo que el autor expresa. En la poesía occidental los temples de ánimo se corresponden al gran catálogo de emociones secundarias o sentimientos (alegría, tristeza, perdón, esperanza, pasión, odio, amor,…) Sin embargo en haiga y en los haikus pueden reducirse a cuatro siguiendo en cierto modo la estela del camino a la iluminación o satori:

  • SABI: soledad, desapego, quietud.
  • WABI: reconocimiento de esencia sin ambición
  • AWARE: resonancia, eco de lo pasado y amado, paso del dolor al vacío
  • YUGEN: acceso al misterio

Es importante notar como los cuatro temples pueden entenderse como progresivos aunque también pueden darse indistintamente en diferentes etapas del día o de la vida. Nadie está exento de ninguno ni puede superar cada uno por completo. Es inmediato el paralelismo con la metáfora de la agricultura en el cristianismo (siembra, añoranza, sacrificio y fruto) y las estaciones en las culturas mesopotámicas y norteafricanas (primavera, verano otoño e invierno líricos)

 

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Un equipo CREAtivo es un equipo con:

CONSCIENCIA: Lo que nos enseñan algunas prácticas como el cha no yu y el haiku es que este camino requiere de elementos sustentantes, a saber, la ética y la estética. Además durante el camino existirán diferentes estados de ánimo o temples que no es recomendable evitar porque son parte del proceso pero de los que es muy útil ser consciente para el bienestar común y personal.

REBELDÍA: En el camino del aprendizaje y de la comprensión del cambio el propio camino es el descubrimiento e interiorizar esto implica un alto grado de rebeldía necesaria.

EMOCIÓN: De cara a nuestra vida en los equipos me resulta especialmente útil tener en cuenta el componente de ecología emocional y los diferentes tipos de memoria presentes en el colectivo. Cada miembro es un hacedor de cambio y determina ese cambio de acuerdo a estos elementos. Personalmente no ocupar mucho tiempo en definirme, me ha ayudado siempre a que otros no sean capaces de definirme por completo. Y esto, no hay duda, es una gran noticia 🙂

AUTENTICIDAD: Como decía hace poco en las 5 transiciones para el cambio, la aceptación de lo que soy/somos es la primera y fundamental fase para el cambio.

 

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la vida según los dágara

la vida según los dágara

Queremos compartir con vosotros un gran tesoro. Jaume se acordó de nosotros al leerlo y nos envía este maravilloso artículo en el que una maestra africana, Sobonfu Somé, de la etnia dágara, nos habla de su cultura y del sentimiento de comunidad.  También identifica barreras y condicionantes en las relaciones, rituales para cuidar al grupo y sobre todo de la utilidad de sentirse parte de los otros. Excelentes lecciones que nos aportan claves muy ricas y poderosas para trabajar en nuestras relaciones y equipos.

El artículo apareció en La Contra de La Vanguardia el día 9 de enero. Gracias Jaume por compartirlo.

sobunfo-some

mantente equivocado

Creo que cuando la cosa va muy mal suele coincidir con el momento en que todo está perfecto. Es nuestra insistencia en tender a la perfección, y no nuestra fragilidad y falibilidad innatas, lo que nos debilita. Seríamos tremendamente poderosos si aceptáramos que nos equivocamos. En diferentes revistas pseudo-científicas y algunas charlas con colegas observo cierta defensa a ultranza del error. Yo mismo hace poco en una conferencia me atreví a decir esto: «El éxito es una ecuación sencilla: 1000 x 1. 1000 fracasos x 1 persona. Cuando te equivocas 1000 veces e insistes, la 1001 suele ser el éxito» Estos discursos practican de algún modo un enfoque de impacto sobre una creencia muy extendida en la sociedad y que todos alguna vez o muchas hemos vivido en nuestras familias, relaciones, escuelas y trabajos. Se trata de la demonización del error, del castigo ante la falta a una regla o conducta. Esta forma de entender la disciplina como la herramienta que endereza nuestro camino de perfección, creo que es a todas luces destructiva. Intentaré explicar brevemente la utilidad de mantenerse equivocado para las personas y los equipos:

La vida me otorgó quizás el mayor regalo que se le puede dar a alguien. Solo hay una persona que sepa hacer lo que yo hago, que sepa vivir lo que yo vivo, que sepa besar como yo beso. Y ese soy yo. Esa es la grandeza de mi fortuna y el valor del poder que represento. Llamar a alguien «gordo» nunca me hizo más delgado. Así que antes de compararme con nadie, intento compararme con mi mejor versión, la que me dio momentos de luz y de alegría y con mi peor versión, la que hundió y pisó mi corazón hasta encontrarse. Me quedo con ambas cuando las miro en la distancia. Ambas son necesarias y son parte de mí. Me sirven para medirme y orientar a un fin todo mi progreso.

Lo cierto es que donde hay amor late la certeza y donde hay miedo se siente duda. La certeza es la firme adhesión de la mente a algo sin miedo a errar y esto, amigos, es muy extraordinario. La incertidumbre o la duda sin embargo son algo cotidiano. La mayor parte de seres humanos del planeta viven en una completa incertidumbre disfrazada de verdad. Esta verdad no suele tener más de tres capas por lo que a menudo me resulta sencillo encontrar fisuras y grietas en el casco de esa débil nuez llamada DÍA A DÍA en medio del enorme océano al que nadie llama VIDA. Pero hay algo por encima de esta duda continua, de esta constante incertidumbre que nos engrandece y nos libera. Hay algo inmenso que es la mayor energía que yo he sentido. Amar es dotar de sentido, responsabilidad y confianza a lo que haces. Y conozco a muy pocas personas que hayan elegido AMAR en vez de TENER MIEDO. Y son oro puro, diamantes de una veta inigualable. Nadie ni nada puede competir con ellas.

Pero ¿qué tiene todo esto que ver con mantenerse equivocado? Para mí es sencillo. La certeza que late en el amor está repleta de un miedo suspendido, de una conciencia de error que hemos superado. No es la destrucción del miedo sino la convivencia junto a él lo que nos hace superarlo. Solo podemos controlar lo que nos aterra cuando lo hemos comprendido por completo. Solo podemos amar cuando nuestra ansiedad ante lo que ese miedo nos quita es mayor que la provocada por lo que ese miedo nos da. Por todo esto, para amar siempre SIEMPRE SIEMPRE hay que explorar nuevos territorios y aprender a mantenerlos. Y no se conoce en la historia de los hombres ningún explorador que alcanzara un gran descubrimiento y que jamás se haya equivocado de ruta. Todos ellos han vivido su gloria más gracias a sus pequeñas decisiones que a sus enormes dudas.

Hace poco hablaba con una persona, alto cargo en su empresa, y me decía que había apostado por la internacionalización de su empresa y que muchos en la empresa habían reconocido tener miedo. Esta persona les había dicho que no es que no tuviera miedo sino que lo controlaba y creía que superarlo y salir era tremendamente más beneficioso que instalarse en él. Esta pequeña anécdota de un hombre dispuesto a dar un paso ante la posibilidad de quedarse simplemente quieto, es muy gráfica e ilustra muchos casos exitosos de cambio que vivo continuamente en las organizaciones.

Educar en el error (en detectarlo, interiorizarlo, aprender de él y superarlo) es infinitamente más útil que educar en la perfección. Aspirar a conocernos es infinitamente más útil que aspirar a ser perfectos. Precisamente porque la única manera de serlo -si es que se puede- es conocernos. Y solo cuando nos permitimos la libertad de equivocarnos, nace la libertad de conocernos. No digo que la filosofía del error sea un estado de vida mejor que la filosofía de lo perfecto. Digo simplemente que la primera es real y la segunda sencillamente NO. Amar es practicar el error con elegancia. Castigar y ocultar el error es tener miedo de lo que realmente ahora somos. Y yo, que me dedico a transiciones culturales en organizaciones, que veo el crecimiento de los equipos y el desarrollo de personas, se que no se puede cambiar otra cosa que lo que somos. Podemos interiorizar lo que hemos sido, podemos soñar lo que seremos, pero solo podemos trabajar con lo que somos.

Mantente equivocado. Siempre.

la puerta que protejo

la puerta que protejo

 

Este artículo está especialmente escrito para aportar punteros de visión y referencia a la hora de trabajar la sobreprotección en los equipos. La generación de miedos interdependientes en algunos de los colectivos con los que he trabajado me ha animado a escribir este breve texto en el que pongo en valor pequeñas lecciones, algunas de las cuales tienen ya 3000 años de historia.

SENTIR LA LLUVIA

«Algunos sienten la lluvia, otros solo se mojan«

Bob Marley

No me gustan los paraguas. Es un instrumento que no entiendo, me resulta aparatoso y a menudo se me olvida en las cafeterías. No suelo llevarlo desde hace muchos años. Por no hacerlo he sido reprendido por innumerables familiares y parejas y he llegado calado a citas importantes. Pero consideré que era necesario. Y antes de que los gremios de fabricantes de paraguas, médicos especialistas en reuma y madres preocupadas, pongan el grito en el cielo por esto que acabo de decir, escuchen esto otro:

  • Después de llover, en mi vida siempre salió el sol. Quiero decir que he estado mayoritariamente seco durante casi toda mi vida y que pequeños instante de lluvia no me hicieron encoger. El exterior de mi cuerpo no es de algodón sino de piel.
  • Mi piel, como la tuya, es impermeable al agua y en general a cualquier tipo de líquido. Un tiempo de exposición prolongado la debilita, pero creo con sinceridad que en los cinco minutos que van del coche al portal, el agua no nos envejece.
  • La mayor parte del tiempo las más bellas respuestas no esperan tus preguntas. Es así como funciona la lluvia y así es como formas parte de la vida. En equipos que buscan la alta madurez, casi nunca es más importante hacer completamente todo como no hacer absolutamente nada. Sobre todo porque esto último es por sí solo imposible. El hecho de querer evitar un acontecimiento natural jamás te dignifica. Puede que te haga sobrevivir, pero no suele ser por sí mismo una gran fuente de vida.

Hace poco Ignacio Gallego de Lerma en su artículo Breve guía para ser un humano extraordinario de su blog InterSer Ediciones realizó una interpretación luminosa sobre un artículo que escribí hace semanas. Comparto aquí con agradecimiento su último párrafo. Dice así:

***

«Mi miedo es un regalo, ya que me señala aquello que es esencial a mi. Tras la puerta que protejo, esta el silencio de mi alma escondida, este espacio de sencillez y verdad que solamente yo puedo expresar y entregar al mundo. Mi mayor terror es mi propia luz. Mi vulnerabilidad señala el lugar. Es extraordinario atreverme a traspasar el miedo y entregarme.»

***

Es habitual en alpinismo que las personas que coronan una gran montaña, tengan un periodo de asimilación y descanso de la proeza antes de emprender la coronación de otra. Esto ayuda a digerir el esfuerzo realizado interiorizando la capacidad de superación y poniendo el foco en el disfrute de los resultados tras el éxito. Sin embargo no solemos hacer esto en nuestra vida diaria, donde cualquier hito alcanzado nos parece supremo e insuperable. Este instinto natural de afección al logro nos ha hecho sobrevivir durante miles de años como especie, sin embargo abrazar cualquier logro de forma continuada y defenderlo de posibles progresos o experiencias, nos limita e incluso nos destruye. En un impulso natural solemos decirnos a nosotros mismos: «He llegado hasta aquí y no me pienso mover para conservar mi sitio. Esto me ha costado mucho y quiero protegerlo contra viento y marea«. Es saludable y totalmente necesario disfrutar y aceptar una conquista como parte del éxito alcanzado. Pero abrazarla con fruición despreciando el resto de regalos de la vida puede generar a medio plazo una gran muralla que encierre grandes dosis de dolor y sufrimiento. Nuestro miedo -como decía Ignacio- es un regalo pero no por sí mismo, sino porque detrás de él escondemos lo que realmente nos importa, nuestro foco y punto de partida a partir del cual volver a superarnos.

Hace poco una amiga me dijo «David, esto es lo que hay» En ese «Esto es lo que hay» iba implícito un «Esto es lo que soy y no habrá más ni menos» o algo incluso peor como «Esto es lo que soy y a estas alturas no voy a cambiar». Lo que compartí con ella es que la belleza de la vida consiste en que nunca se acaba de llegar del todo a ningún sitio. Cualquier otra realidad que inventemos para comprender esto, es tan solo una ficción. Y las ficciones, como decía Borges, son muy necesarias y alimentan nuestra vida pero nunca son por sí mismas la vida. Siempre nos queda algo por no hacer o por hacer. Cada acontecimiento, experiencia o momento nos condiciona y atreverse a decir que uno está completo, es como negar a nuestro cuerpo vivo la posibilidad de que cada instante vacíe y llene sus pulmones con aire renovado. Nuestro alma no es un encargado de un almacén de logística. Ningún alma puede controlar completamente el flujo de entradas y salidas de la vida. Un buen ejercicio para comprender esto consiste en recordar por un minuto la cantidad de veces que ocurrió algo que no esperabas en la última semana. En cambio sí podemos regular el ritmo y el impacto de ese flujo de entradas y salidas en nuestra propia vida. Recuerda ahora cómo te afectaron esos acontecimientos inesperados y en base a qué actuaste o en función de qué reaccionaste. Esos pequeños motores que te encendieron o activaron son los que hoy te mueven. Mañana, con otro aprendizaje, pueden ser perfectamente otros.

EL OLOR DE LOS PASTORES

«El pastor tiene que oler como las ovejas«

Papa Francisco, 2013

A todos aquellos que no creéis en el cambio, con afecto os dedico los tres siguientes hechos: El hombre más poderoso del mundo es negro, el líder espiritual de los católicos es jesuita, el entierro de Madiba ha sido el más multitudinario en la historia de la Humanidad. Estos tres hechos son apenas inmediatos y muy actuales, pero podría escoger cada día y cada hora miles de ellos que justifican que todos somos cambio. La invención de que algo permanece genera grandes anclajes emocionales que actúan de pegamento social y personal y nos ayudan a seguir hacia delante. La fabricación de mitos y prejuicios forma parte de nuestras creencias cualquiera que sea nuestra condición espiritual y humana. Son muy útiles y parten de nosotros, de cómo entendemos todo esto que nos pasa y nos rodea. Sin embargo alrededor de estos anclajes que nos aportan estabilidad, todo cambia. Para un poeta, un químico y un naturalista, incluso los objetos inertes envejecen. Por muy evidentes que sean nuestros pasos, el ciclo de la vida nunca se detiene. El buen pastor no es ese que obliga cada tarde a sus ovejas a que vuelvan al redil, sino el que comprende que ellas también le necesitan. En los equipos y en pedagogía, el camino del aprendizaje se recorre siempre en ambas direcciones. Yo hago que otros se superen porque yo mismo me supero. El que es pastor -como dice el Santo Padre de los católicos- huele siempre a oveja. Algo parecido a esto traté de compartir ante un foro con 1500 educadores cuando nos preguntaron qué necesitan hoy las escuelas creativas: Este es el video.

EDUCAR A LOS NIÑOS

Pitágoras celebrando el amanecer con sus discípulos (Fyodor Bronnikov, 1827—1902)

Pitágoras celebrando el amanecer con sus discípulos (Fyodor Bronnikov, 1827—1902)

«Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres«

Pitágoras, s.V a.C

Pero no solo a los que os rodean sino también a los que lleváis dentro. Si cada niño que hay en vosotros sobrevive, el nuevo mundo que descubriréis irá siempre con vosotros. Nada más útil en una organización cuando realizo procesos de ejercicio espiritual, alineamiento estratégico o búsqueda de sentido, que explorar nuestro propósito como si el mundo fuera un inmenso jardín de infancia donde jugar, equivocarse y ponerse cada nuevo día en pie. Pitágoras llamó a su escuela Jardín y en su afán por encontrar la pureza se desprendió de algunos elementos que imperaban en su época. Todos ellos iban encaminados a practicar la sencillez de acuerdo a la observancia de reglas muy inmediatas basadas en la confianza y la lealtad.

CRECER CON OTROS

«Si alguien crece sin pri­var a los demás, no hay error«

I Ching o Libro de los Cambios, s. XV a.C

Esta es una de las grandes enseñanzas que recogí de uno de los libros más antiguos escritos por el hombre. Y es no en vano quizás el principio rector del camino rojo de un equipo en su itinerario hacia la madurez …mientras escribo esto suena de repente Yo-Yo Ma tocando el preludio de la suite para cello de Bach…  Para intentar comprender la fortaleza de este pensamiento es necesario que hable un poco acerca del I Ching.

Caparazón de tortuga con antiguos oráculos provenientes del I Ching.

Caparazón de tortuga con antiguos oráculos provenientes del I Ching.

En este libro de origen chino están consignados algunos aprendizajes y estrategias acerca de la vida que los antiguos tradujeron en forma de oráculos adivinatorios. Ayudó a grandes reyes y gobiernos a tomar decisiones en el pasado y de hecho en la actualidad existe un modelo de consultoría (especulativo y personalmente creo que no muy alejado de las prácticas de las Big Four 😉 muy común en el sureste asiático, con 2000 años de antigüedad, denominado Wen Wang Gua y que está integramente basado en las reglas del I Ching. Para el I Ching el cambio es la única realidad existente y el principio del ser. Este tratado es probablemente una de las más logradas formas no cientifistas en las que el ser humano ha intentado comprender los cambios y la forma en que le afectan. Se trata de un texto basado en interpretaciones combinatorias de la realidad. Sus máximas y atajos numéricos tienen más de 3000 años de antigüedad y tratan de indicar la dirección natural (aquella que ofrece menor resistencia al cambio) que una persona o un colectivo debe adoptar en un determinado momento. Es un libro de ejercicios basado en 64 hexagramas y practicable por medio de diferentes medios, tradicionalmente monedas pero también ramas, calendarios y otros canales.

La importancia de este manual para trabajar el pronóstico no solo residía en la ingente y compleja información que manejaba. Lo fundamental y lo que me resulta especialmente útil como lección aprendida es su principio medular. Se trata de comprender el cambio no como un mal sino como parte de nuestra naturaleza. Más allá de las apariencias de certeza, se encuentra una gran cantidad de combinaciones posibles que se traducen en oportunidades de practicar la vida.

Cuando se dice «Si alguien crece sin privar a los demás, no hay error» se hace referencia a que no puede existir error en el hecho de crecer por nosotros mismos sin necesidad de silenciar o menospreciar el crecimiento de los otros. Tampoco puede haber error si dejamos que ellos desarrollen su ritmo y voluntad.

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El pálpito del cambio

El pálpito del cambio

Sesión de diseño de un programa formativo

Sesión de diseño de un programa formativo facilitado por Juan Núñez. Alfonso, qué grande eres, keep on rocking!

 «Si quieres vivir en paz, dimite como director general del mundo«

Jaume Soler

Dentro de poco la iniciativa cumplirá dos años inspirando a inspiradores. Sería usual y seguro que muy edificante y viral contaros las enormes dificultades que pasamos para que este sueño siga siendo una realidad. Sin embargo este no es el foro. Nuestro discurso no es un escaparate de juguetes rotos, sino un taller donde acudir a repararlos. En este proyecto -tal y como le comenté a una amiga hace unas horas- la vida es muy apreciativa. Esto quiere decir que la vida aquí es un milagro a entender y no un problema a resolver o del que quejarse. Por mucho que la inercia social insista en anochecer, es nuestra intención no negar la noche sino aprender a superarla. Aquí siempre ocurrirá eso. Si es lo que esperas, este es tu lugar. Porque ni tú ni yo somos la víctima sino los protagonistas 🙂

Por eso mi corazón me invade y hoy me impulsa. Como siempre, días llenos de sentido. Gracias a todos los que habéis compartido vuestro tiempo conmigo estas semanas. Con vosotros hoy escribo esto. A tí, Blanca, que me empujas a creer. A tí Ux, que eres valor y confianza. A tí Ainhoa, que te permites seguir haciendo el indio. A tí, Vanessa, cuya sinceridad te representa. A tí, hermano, que escribiste «Te quiero mucho» una mañana. A tí, Iñaki, cuya luz propia iluminaba aquella noche fría. A vosotros, Roberto, Charo, Javier y Julio, que os acercastéis tras la sesión y dijisteis «Gracias». A Juan, para el que siempre tengo tiempo. A tí, Belén, cuyo latido acorta la distancia. A Irene, de cuya mano es siempre fácil trabajar para lograr el cambio.

 

LOS EXPEDIENTES X

Atardecer en Wonderland. Contraer y dilatar sentido.

Atardecer en mi camino. Contraer y dilatar sentido.

La mayor parte de organizaciones a las que me acerco, tienen un comportamiento tipo Expediente X. Al igual que los agentes del FBI Dana Scully y Fox Mulder de la conocida serie de los años 90 The X Files, muchas personas intentan encontrar una explicación extraordinaria a cualquiera de los fenómenos paranormales que ocurren en sus organizaciones. Por muy logrados, costosos y trabajados que sean sus intentos por comprender lo que ocurre, siempre parten de la premisa de que «la verdad está ahí fuera«. Veo continuamente cómo se afanan en emprender enormes proyectos estratégicos, grandes cambios organizativos y expansiones con un gran esfuerzo, dedicación de recursos y muy buenas intenciones. Hacen todo esto con su mirada, su mente y su cuerpo centrados en lo que ocurre fuera. Y sin embargo lo que suelo encontrarme es que la verdad siempre está aquí dentro. Cualquiera que sea el «aquí» y el «dentro». Muy pocas organizaciones se conocen, la mayor parte de ellas se practican. No he visto ningún gran cambio en mi vida que tuviera que ver con querer controlar algo, más bien todos ellos tenían que partir del hecho de aceptarlo. La navaja de Ockham sirve ahora más que nunca. Cuando el artificio nos mueve, es la sencillez lo que conmueve. Ninguna de las acciones que emprendo con equipos tiene que ver con adaptar esos equipos a nuevas realidades, sino con que esos equipos adopten nuevas actitudes. Se trata más bien de que esos equipos generen su propia realidad, la que les valga, a partir de una colección de herramientas y destrezas que alguien facilita. Pero en cualquier caso, el mayor viaje siempre es interior. Yo viajo dentro. Y hoy comparto algunos de los canales que utilizo en estos viajes.

 

ACEPTAR EL PÁLPITO

palpitar

(Del lat. palpitāre).

1. intr. Dicho del corazón: Contraerse y dilatarse alternativamente.

2. intr. Dicho del corazón: Aumentar su palpitación natural a causa de una emoción.

3. intr. Dicho de una parte del cuerpo: Moverse o agitarse interiormente con movimiento trémulo e involuntario.

4. intr. Dicho de algún afecto o pasión: Manifestarse vehementemente.

El cambio, tal y como se entiende en nuestro diccionario y en la naturaleza, tiene que ver con contraer y dilatar de forma alternativa, con divergir y converger, con moverse, con manifestarse en función de nuestro amor y nuestro miedo. Todo lo que nace o surge en la naturaleza es por contracción o dilatación, por movimiento. El valor de un equipo no es más que la aceptación del propio pulso. Encontrar ese ritmo y mantenerlo. Sentirse parte de la vida de los otros. Latir en sístole como complemento a la diástole del otro.

Lo que yo hago se podría considerar ayuda al parto. Las que habéis sido madres sabéis que a menudo no es fácil que algo que realmente deseas y quieres con toda tu alma, salga con naturalidad y sin dolor de tí. Si ni siquiera somos capaces de hacer que algo tan maravilloso como un hijo salgo de nosotros sin sacrificio, ¿cómo pretendes lograr un cambio en tus equipos sin compromiso y sin esfuerzo? La genial reina del country, Dolly Parton, tiene una canción en la que dice: «Soy de la opinión de que si quieres gozar del arco iris, tendrás que soportar la lluvia«. El éxito no se encuentra en el cambio que se logra, sino en el camino que se recorre hacia ese cambio. El dolor es inevitable, el sufrimiento es voluntario. Ninguna organización ni equipo puede protegerse de la lluvia, pero sí pueden elegir cómo les determina y les afecta. Creo que una organización o un equipo están maduros cuando aceptan su pálpito, cuando son capaces de emprender más allá de la estructura, cuando les atrae más el ruido estrepitoso de sus muros al caer que el cómodo silencio que adormece su conciencia. Llamo a ese momento «ACEPTAR EL PÁLPITO». En casos personales llega a veces por propia voluntad, pero en grandes y pequeños colectivos llega por necesidad de crecimiento. Los siguientes casos ejemplifican esto que digo y que procuro facilitar cada día en las organizaciones:

 

EL DESAFÍO DEL ÁGUILA

Equipo directivo de un hospital visualizando un sistema centrado en el paciente y los valores

Equipo directivo de un hospital visualizando un sistema centrado en el paciente y los valores

Ustedes probablemente saben que llamamos águilas a aquellas aves majestuosas y depredadoras con más vigor y fortaleza en el planeta. Pero tal vez ignoran que se trata de las aves más longevas. Cuando se encuentran en plena libertad, el vigor y la naturaleza de algunas de ellas les hace vivir más de setenta años en muchos de los casos. Jaume Soler y M. Merce Conangla compartieron con el mundo hace ahora dos años el increíble desafío al que se enfrentan estas aves llegada la cuarta década de su vida. Con cuarenta años, sus uñas están ya débiles y blandas por lo que ya no pueden sujetar a sus presas. Su pico se vuelve demasiado curvo y no pueden emplearlo para despedazar o rasgar. Sus plumas son ya pesadas y les resulta cada vez más complicado alzar el vuelo. En ese momento de su vida, tienen dos opciones: morir abandonas por sí mismas o reinventarse en un doloroso proceso de más de 5 meses.

Para este proceso necesitan detenerse. Vuelan a lo alto de una montaña y construyen un nido colgado de la pared más alta. Una vez allí, golpean su pico contra la roca hasta romperlo por completo. Esperan entonces hasta que el pico se regenera y con su nuevo pico poderoso y sano se arrancan una a una las uñas. Esperan entonces hasta que nuevas uñas arman de nuevo sus vigorosas garras. Cuando estas nuevas uñas crecen, hacen uso de ellas para arrancarse una a una las plumas pesadas y viejas que les impedían volar. Tras este proceso doloroso, se da uno de los momentos más importantes de su vida. Su primer vuelo de renovación desde el nido después de una larga temporada de reposo, marca el comienzo de otros treinta años de fortaleza y plenitud gobernando la cadena alimenticia de la naturaleza.

 

LA BÚSQUEDA DE EQUILIBRIO

Sesión de visual thinking con Javi Crespo

Sesión de visual thinking con Javi Crespo

Hemos escrito ya sobre el proceso búsqueda de una visión que los indios lakotas y en general la mayor parte de naciones indias norteamericanas, practican desde hace cientos de años. Quiero traer hasta aquí de nuevo este proceso por dos motivos. El primero es por una reciente conversación con Ainhoa Mallo líder de la espectacular iniciativa Dakota Coach en Galicia y con la que enseguida conecté. El segundo es porque el proceso es muy similar al de las águilas. No en vano Wakan Tanka, el gran espíritu creador de los lakotas, es frecuentemente identificado con el águila.

Hanblecheyapi habla de implorar una visión que guía el crecimiento de la persona. La palabra significa «implorar por una visión en una montaña aislada». Esta visión aclara y define la salud del camino que la persona trazará durante el resto de su vida y a menudo va pareja a periodos de ayuno, retiro y abstinencia. Este trabajo de autoconocimiento es personal, lo que no impido que el resto de la tribu interiorice que este trabajo personal redunda siempre en la salud del colectivo. Por ello mientras dura el periodo de Hanblecheyapi de un miembro de la tribu, su familia suele velar, rezar y danzar por su regreso. De este modo el retiro o la desconexión momentánea no son entendidos como un mal para el grupo sino como un aporte necesario en el proceso de crecimiento colectivo. En la cultura sioux, cualquier persona puede implorar una visión. Joseph Epes Brown nos enseñó en The Sacred Pipe, uno de los más extraordinarios textos que jamás he leído, las enseñanzas que el gran Alce Negro, wichasha wakan (hombre santo) le transmitió antes de su muerte con casi 100 años de edad. En ellos habla del hanblecheyapi como cuarto rito secreto de los sioux. La gran sabiduría de muchos de los grandes hombres de la historia indígena norteamericana proviene de continuas imploraciones y retiros que dieron lugar a visiones.

El trabajo con equipos que realizamos desde la iniciativa vorpalina está fundado, entre muchas herramientas, en el Camino Rojo del Equipo, que hemos creado con humildad y reconocimiento a la enorme tradición del Camino Rojo, practicada por tribus nativas desde Alaska a la Patagonia desde hace más de tres mil años. El Camino Rojo no es luchar por el hombre o volverse todopoderoso, sino luchar contra las fuerzas que alteran el orden y buscar un balance. El Camino Rojo es a la vez actitud y búsqueda continua de equilibrio en la vida.

Hace poco, en una convivencia en la que 40 innovadores de toda España nos reunimos para hablar acerca de lo que ahora importa, compartí habitación durante una semana con una extraordinaria persona. Hablando acerca de la necesidad de pararse a pensar y practicar la acción consciente, me comentó su experiencia de exploración durante algo más de un año con continuos retiros espirituales guiados por chamanes en entornos como el desierto y la montaña. Realizó estos retiros en la amazonía y en las montañas patagónicas empleando en no pocos casos el consumo de ayahuasca, uno de los elementos vertebrales de la cultura amazónica y centroamericana empleado con fines terapeúticos y curativos. Cuando relataba estos retiros, los ritos empleados y la tremenda inquietud que le despertaban las visiones, no pude evitar visualizar algo que hoy compartía con una compañera por videoconferencia: qué poderos son los equipos de alta madurez por los que trabajo cada día y qué cortos se nos quedan cada vez más los equipos de alto rendimiento. Porque el rendimiento es una consecuencia, nunca un fin ni tampoco el mejor de los principios.

Yo creo -y así lo compartí hace poco en una comida de trabajo con responsables de RRHH- que cualquier cambio cultural no depende de escalas ni de cantidades, sino de voluntades y motivaciones. Nosotros solemos trabajar para que la ansiedad que sienten las personas por un cambio del que quieren y no pueden formar parte, sea mayor que la ansiedad que sienten por dejar de hacer lo que cada día hacen. Creemos con honestidad que podemos facilitar el pálpito del cambio. Una facilitadora de la iniciativa experta en inteligencia emocional, compartía conmigo hace unas horas que cualquier cambio real parte siempre del deseo. ¡¡¡Qué cierto y qué útil es esto para encontrar tus auténticos colores!!!

 

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Incorporar la realidad a los equipos

Incorporar la realidad a los equipos

Equipo de trabajo explorando nuevos lenguajes. Sesión con Playtoon

Equipo de trabajo explorando nuevos lenguajes a partir del tacto y el poder de creatividad del niño interior. Sesión con Playtoon.

«Simula serlo hasta que lo seas«

Amy Cuddy

LA REVOLUCIÓN DE LOS VALORES

Cada día vuelvo a nacer. Y por eso estoy aquí.

Todos guardamos una revolución en la mochila que de algún modo cambió nuestras vidas. Y si tu no la tienes o no te has permitido vivir una, no mañana sino hoy es tu momento. Hazlo. Yo he tenido las mías y espero además participar en muchas otras. Una de las que personalmente emprendí en mi vida está ahora delante de tus ojos. Tiene forma de valor y huele a cambio. Se llama INICIATIVA VORPALINA y partió de un sueño que se convirtió en reto. Inspirados por el mensaje transgresor e íntimo de Alicia, comenzamos una andadura que prometió y cumplió sangre, sudor y lágrimas. Cada día desde entonces la iniciativa es una realidad que se toca, se respira y transpira cada vez que alguien dice: «Bienvenidos a casa, esto es la vida«. Es un mensaje que solemos repetir al comienzo de todas nuestras intervenciones con personas, equipos y organizaciones. Un mensaje que hacía falta escuchar y que transmite nuestra apuesta por volar sin perder de vista el suelo.

He escrito mucho acerca de qué es lo importante para mí a la hora de construir equipos. Y siempre tiene que ver con recuperar algo que poco a poco perdimos en el camino. Hoy quiero escribir acerca de qué puedes incorporar en tus equipos a partir de una pequeña muestra de realidades que te rodean en materia de relaciones, comunicación y humanismo.

En casi todos mis artículos en diferentes foros hablo de recuperar la esencia de las cosas, lo inmediato, la responsabilidad y la presencia para poder hablar de madurez real dentro de un equipo. Desde la iniciativa reconocemos que nuestro discurso es apenas una humilde gota de agua en el océano interminable de discursos comerciales, metodológicos y teóricos entre los que diariamente se mueve. Nos gusta ser pequeños solo para magnificar cualquier impacto. Lo reconocemos porque conscientemente forma parte de un modelo de vida y de negocio basado en valores que actualmente permanecen dormidos en la mayoría de organizaciones y equipos de trabajo. Enumero algunos: coherencia, equilibrio, sentido común, sensatez, realismo, pasión, valentía, honestidad, humildad. Como facilitadores, no somos propietarios de estos valores sino mantenedores de su frecuencia en nuestra sociedad. Ese es nuestro trabajo consciente y por esto amanecemos cada nuevo día.

 

QUÉ ES UN FACILITADOR

Algunas personas y equipos me han realizado durante los últimos dos años la siguiente pregunta:

David, ¿qué necesitamos para ser un equipo de alta madurez?

Aunque parezca obvia, mi respuesta de hecho lo es 😉

Necesitáis averiguar si ya lo sois, y si no lo sois necesitáis preguntaros que necesitáis y trabajar en ello.

Porque sería nefasto que yo dijera a cada equipo qué es lo que necesita exactamente. Antes bien puedo acompañar el proceso en el que cada equipo encuentra su camino y aportar y educar en las habilidades que domino para facilitar una noble relación en la que el autoconocimiento genere la mayor parte de la magia. De hecho a eso me dedico. Como podéis observar mi trabajo parece muy desagradecido porque la mayor parte del tiempo está basado en permanecer atento y a menudo al margen. De hecho mi trabajo es que mi trabajo parezca fácil. Por ello a menudo algunas personas que me observan suelen decir «Me pregunto A VECES por qué estás aquí» y yo entonces respondo «Solo cuando SIEMPRE te preguntes por qué estoy aquí, habré acabado mi trabajo». Es por todas estas cosas que mi trabajo podría parecer sufrido aún cuando soy «el que hace cosas raras» o «el chico de los colorines» o cualquiera de los otros entrañables apelativos con los que la gente me identifica.

Sin embargo yo tengo otra perspectiva que seguro os sorprenderá. Pertenezco a esa clase de personas que no pertenece a ninguna clase de personas. Porque creo que mi trabajo encierra, protege y envuelve el sentido de la vida. Ninguna planta crece al ritmo de su jardinero sino al ritmo de la planta. Ninguna herida sana al ritmo del cuerpo del doctor sino al del cuerpo del paciente. Ningún camino se adapta al caminante, sino que es el caminante quien vive su camino. Los mejores momentos de la historia del cine no ocurrieron cuando el director quiso rodar, sino cuando los actores quisieron actuar. Mi trabajo es extremadamente complejo: consiste en imitar la vida para que otros sepan imitarla. Es complejo solo porque todos nosotros estamos repletos de pensamiento y es mi obligación diaria obviarlo, solo utilizarlo como medio pero sin que eclipse ningún fin.

Cada equipo es una suma única de inteligencias múltiples. Parecería osado que alguien tan diminuto como yo pretendiera dar con una fórmula aplicable para todos. La inteligencia de un equipo es además -como nuestra propia inteligencia en palabras de sir Ken Robinson- heterogénea, dinámica y peculiar. Ningún elemento del universo que sea fiel a esta descripción podrá encontrar interesante una guía en serie fabricada para fabricar equipos. Sin duda, no es esta nuestra intención. Preferimos personalizar antes que industrializar. Siempre. Porque trabajamos con personas.

 

Dinámica de visualización facilitada por Carmen Pastor en CREATIBI 2013

Experimentando nuevos lenguajes de visualización colectiva en CREATIBI 2013

QUÉ PUEDE APRENDER CUALQUIER EQUIPO

No obstante es obvio que podemos sacar algunas lecciones aprendidas comunes para cualquier equipo. Se trata de ese tipo de lecciones que probablemente sin ser universales, nunca fallan porque que son como los guisos de la abuela: gusta probarlas y dejan siempre buen sabor. Tienes una amplia colección de estas lecciones en cada entrada de uno de los blogs en los que escribo.

Las cosas que no me cuadran en mi vida diaria no lo suelen hacer porque literalmente siente o piense que «se alejan de la vida». Este es el único baremo realmente sensacional de todos los que empleo para medir algo. Utilizándolo, hoy hablaré de necesidades inmediatas que he detectado en todos los equipos que he conocido. Si todos ellos me encerraran en un salón y con una magnum 44 en la sien me obligaran a responder a la pregunta «¿Qué necesitamos ahora mismo todos?» estás serían mis tres respuestas inmediatas. Evalúa, lector, si a tí también te sirven:

 

NECESITÁIS CALLAROS

«Defiendo que uno de los mejores modelos de enseñanza es dejar en paz a las personas» dice Alejandro Gándara. Dejaos en paz unos a otros. Y hacedlo además aportando valor: CALLAOS. Yo se que tú no estás de acuerdo con aquella persona del departamento X y que él no está de acuerdo con esa otra del departamento Y en no se qué cosa que os parece muy importante a unos y a otros una soberana tontería. Esto ocurre porque tenéis serios problemas para poder hablar que vienen derivados de serios problemas para saber escuchar. Soy muy pesado con esto pero no sabemos escuchar. Escribo y hablo sobre ello cada día. No hay nada que yo haya aprendido hablando que haya sido tan rentable y útil como aquello que aprendí escuchando. Cuando solo hablas, no te permites conocer lo que piensan los demás. Y no sabrás si te importa o no lo que dice esa persona si ni siquiera eres capaz de detenerte para focalizar toda tu atención en ella. Y no es algo que alguien tenga que pedirte, es algo que cada uno ha de trabajar por su cuenta. En las reuniones y en general cuando estáis todos juntos, os estáis alejando de la vida. Necesitáis callaros.

 

NECESITÁIS LLEGAR A OTROS

Qué poco inspirador me resulta escucharos a diario. De hecho me agota el tono de voz y las formas que utilizáis para comunicaros. Explorad otras alternativas. Yo me atrevo a poneros un ejemplo y a facilitar su traducción a vuestra realidad si creéis que puedo seros útil. Ahí va:

Reconozco que soy uno de los 1.499.043 suscriptores del canal youtube de Improv Everywhere. Su creador Charlie Todd arrancó esta iniciativa en 2001 y desde entonces decenas de miles de personas han participado en las más de 100 misiones alrededor del mundo para hacer sonreír y sorprender a las personas. Improv Everywhere es algo más que gente en calzoncillos andando por la calle, orquestas de música a las que puedes dirigir durante cinco minutos o decenas de personas bailando o permaneciendo quietos de repente. Como en toda experiencia bien diseñada, lo inmediato y aparente tiene gran significado. Las intervenciones son flashmobs en las que cientos de personas convocadas participan de forma voluntaria y anónima en una puesta en escena improvisada generalmente en la calle o en cualquier lugar público (metro, autobús, parques,…) En vorpalina ya hemos compartido varios de estos fenómenos flashmob dentro de España para facilitar el aprendizaje colaborativo en centros de enseñanza o como forma de expresión colectiva ante los abusos de la clase financiera. Incluso yo he participado en varios.

Este tipo de iniciativas plantean desde hace mucho la aparición de nuevas formas de expresión basadas en la acción y el denominado diseño de experiencias. En contra de lo que muchos colegas practican, el diseño de experiencias es una disciplina incipiente que cuenta con una sólida base en estudios de comportamiento sociológico, análisis de mercado, inteligencia emocional y relaciones. Es una nueva forma inclusiva de entender los retos y diseñar sus posibles abordajes basada en la acción y la participación que tiene en cuenta elementos hasta ahora ignorados por los modelos tradicionales de relaciones y gestión de personas. Estos elementos están estrechamente relacionados con un creciente despertar en materias como la Programación Neurolingüística, los movimientos de nueva conciencia, los nuevos modelos de teatralización, la inteligencia creativa, el coaching ontológico y muchas de las corrientes de simplificación de la vida de las que hemos hablado en este mismo blog. Elementos como la improvisación, el silencio, la sorpresa, la sencillez, el lenguaje no verbal, el anclaje emocional, la narración transmedia y el equilibrio glocal consiguen día tras día llegar de lleno a miles de personas generando extraordinarias plataformas de expresión instantáneas que se multiplican a través de la red y transgreden los medios y modelos tradicionales de comunicación unidireccional. ¿Por qué no os autorizáis a intentar algo nuevo y que os genere un nuevo sentido y esperanza? Os estáis alejando de la vida, necesitáis llegar a otros.

 

NECESITÁIS TOCAROS

Puede que todos os saludéis por las mañanas pero he visto en cada uno de vosotros la expresión corporal y verbal de ciertas emociones sobre las que no se puede construir nada estable. He visto resentimiento y rencor, engaño y mentira, falta de compromiso y responsabilidad, victimismo y proyección continua. Os habéis generado la necesidad y el hábito de heriros. A veces veo que alguno de vosotros falta al respeto al otro. Otras veces me siento caminar entre una multitud de extraños apilados unos en frente de los otros porque creo que habéis interiorizado que el desconocimiento que podáis tener entre vosotros, os fortalece. Pero en realidad cada día os hace trizas y os aleja de la vida que queréis vivir. Personalmente no he conocido mejor medicina para la distancia que un gesto físico sincero. Algún tipo de aproximación que favorezca el encuentro y la generación instantánea de empatía. Tenéis derecho a sentir desafección por otros pero no deberías autorizaros a sentir rechazo. Os estáis alejando de la vida, necesitáis tocaros.

Estas serían mis tres respuestas a punta de pistola. Desconozco si saldría vivo de la sala pero al tratarse de un auténtico atraco, creo que no sería capaz de aportar mayor valor.

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