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yo tengo un sueño

yo tengo un sueño

sueno

 

I have a dream

Martin Luther King, gradas del Lincoln Memorial, 28 Agosto, 1963

 

ESTO ES LO QUE SOMOS. 

LA INICIATIVA EXPLICADA A PARTIR DE UN DISCURSO HISTÓRICO:

No ignoro que algunos de ustedes han llegado hasta aquí con grandes esfuerzos y problemas. Algunos de ustedes sufren directamente desde sus tradicionales puestos de trabajo. Algunos de ustedes han venido de áreas donde su búsqueda de la libertad y la creatividad los ha dejado golpeados por la tormenta de persecución y derrumbados por los vientos del individualismo. Ustedes han sido los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen trabajando con la fé de que el sufrimiento no merecido es redentorio. Alimenten la esperanza de que un día sus pequeños esfuerzos darán fruto. Regresen a su gran empresa; regresen a su realidad cotidiana; regresen a sus procedimientos; regresen a sus cubículos y departamentos aislados; regresen al modelo productivo de la fábrica, háganalo sabiendo que de alguna manera esta situación podrá y será cambiada. No nos cebemos en el valle de la desesperación.

Hoy les digo a ustedes, mis amigos, que aunque nosotros enfrentemos las dificultades de hoy y de  mañana, todavía tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño de nuestros abuelos y padres emprendedores, el sueño de que un día cada trabajador surgirá y vivirá verdaderamente el credo que reza “Este país se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo.” (1)

Tengo el sueño de que ese día en los entornos de trabajo tradicionales, los hijos de los actuales asalariados y los hijos de los actuales emprendedores se sentarán juntos a la mesa de la hermandad.

Tengo el sueño de que un día incluso el empleado que está empezando, ese muchacho que arde por el calor de la ilusión, podrá aportar valor al crecimiento de su empresa y que esa empresa le aportará también valor a él.

Tengo el sueño de que mis futuros hijos algún día vivirán en una nación donde no serán juzgados por intentar cambiar las cosas, sino por el valor que tiene el esfuerzo de cambiarlas.

Hoy tengo un sueño.

Tengo el sueño de que un día en las grandes corporaciones, con sus pesadas estructuras, con sus dirigentes con las bocas llenas de palabras como equipo y motivación, un día aquí en este país las empresas, pequeñas y medianas, podrán unir las manos con otras pequeñas y medianas hermanas.

Hoy tengo un sueño.

Yo tengo el sueño de que algún día cada valle será elevado, y cada colina y montaña serán hechas llanas. Los lugares más ásperos serán aplanados y los lugares torcidos serán hechos rectos, y la inteligencia del bien común será compartida y todo género humano se verá junto.

Esta es nuestra esperanza: Transformar la cultura de las organizaciones en España a través del aprendizaje en equipo. Esta es la fe con la cual yo construyo mi trabajo cada día. Con esta fe podremos labrar de la montaña de la desesperación, una piedra de esperanza. Con esta fe podremos transformar el sonido discordante de la crisis en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe podremos trabajar juntos, salir de esta juntos, luchar juntos, ir hasta el final juntos, pararse juntos por  nuestro desarrollo, sabiendo que algún día seremos libres, y este es el día. Este será el día cuando todos los hijos de los que ahora trabajan podrán cantar con nuevos sentidos “Mi sueño es el tuyo, dulce tierra de libertad. Yo te canto, tierra donde mi padre murió trabajando, tierra del orgullo de los valientes. De cada lado de la montaña, dejemos resonar la libertad.”

Y si esta tierra va a ser una gran nación, esto tendrá que hacerse realidad.

Si es así dejen resonar este sueño desde la cima de los montes Pirineos; dejen resonar este sueño desde las poderosas montañas de Sierra Nevada; dejen resonar este sueño desde la meseta castellana; dejen resonar este sueño desde las rocas costeras de Galicia; dejen resonar este sueño desde las altas montañas de Cantabria, de Euskadi, de Asturias; desde las pequeñas cooperativas de agricultores; desde las grandes empresas energéticas, la sucursal de banco, el pequeño comercio y los nuevos negocios digitales; dejen resonar este sueño desde los valles de Catalunya hasta Málaga; desde la multinacional al funcionario; desde los puestos directivos hasta la pequeña cadena de montaje.

“De cada lado de montaña dejen resonar la libertad.” Y cuando ésto pase y cuando dejemos resonar este sueño, cuando lo dejemos resonar de cada aldea y cada caserío, de cada estado y cada ciudad, de cada departamento y unidad dentro de la empresa, de cada humilde equipo, podemos apurar el día en que todos los hombres y mujeres, sean junior o senior, de izquierdas o derechas, viejos o jóvenes, pequeños o grandes, podamos unir nuestras manos y trabajar por ese momento en que entonemos el siguiente canto a nuestro esfuerzo:

“Libre al fin, libre al fin para ser la mejor versión de mí mismo. Gracias a todos por este sueño compartido, somos libres al fin.”

NOTAS:

Adaptación del discurso de Martin Luther King

(1) Extracto de la Constitución española de 1978

I´m going to show you how great I am

I´m going to show you how great I am

collage

I want to share with you some interesting thoughts for this time in my/your live. Remember: never give in, never give in, never give in.

I have wrestled with an alligator. I done tussled with a whale. I done handcuffed lightnin’ thrown thunder in jail. That’s bad. Only last week, I murdered a rock. Injured a stone. Hospitalized a brick. I’m so mean I make medicine sick. Bad. Fast. Fast. Last night I cut the light off in my bedroom, hit the switch, and was in the bed before the room was dark. All you chumps are gonna bow when I whoop him, all of you, I know you got him, I know you’ve got him picked, but the man’s in trouble, I’m gonna show you how great I am.I´m going to show you how great I am.”

Muhammad Ali

I don’t know what to say really. Three minutes to the biggest battle of our professional lives all comes down to today. Either we heal as a team or we are going to crumble. Inch by inch, play by play till we’re finished. We are in hell right now, gentlemen, believe me and we can stay here and get the shit kicked out of us or we can fight our way back into the light. We can climb out of hell. One inch, at a time. 

Now I can’t do it for you. I’m too old. I look around and I see these young faces and I think I mean I made every wrong choice a middle age man could make. I uh…. I pissed away all my money believe it or not. I chased off anyone who has ever loved me. And lately, I can’t even stand the face I see in the mirror.

You know when you get old in life things get taken from you. That’s, that’s part of life. But, you only learn that when you start losing stuff. You find out that life is just a game of inches. So is football. Because in either game life or football the margin for error is so small. I mean one half step too late or to early you don’t quite make it. One half second too slow or too fast and you don’t quite catch it.  The inches we need are everywhere around us. They are in ever break of the game every minute, every second.

On this team, we fight for that inch. On this team, we tear ourselves, and everyone around us to pieces for that inch. We CLAW with our finger nails for that inch. Cause we know when we add up all those inches that’s going to make the fucking difference between WINNING and LOSING between LIVING and DYING. 

I’ll tell you this in any fight it is the guy who is willing to die who is going to win that inch. And I know if I am going to have any life anymore it is because, I am still willing to fight, and die for that inch because that is what LIVING is. The six inches in front of your face.

Now I can’t make you do it. You gotta look at the guy next to you. Look into his eyes. Now I think you are going to see a guy who will go that inch with you. You are going to see a guy who will sacrifice himself for this team because he knows when it comes down to it, you are gonna do the same thing for him.

That’s a team, gentlemen and either we heal now, as a team, or we will die as individuals. That’s football guys. That’s all it is. Now, whattaya gonna do?

Tony D´Amato (Al Pacino) en Any given Sunday (Oliver Stone, 1999)

Our deepest fear is not that we are inadequate. Our deepest fear is that we are powerful beyond measure. It is our light, not our darkness that most frightens us. We ask ourselves, Who am I to be brilliant, gorgeous, talented, fabulous? Actually, who are you not to be? You are a child of God. Your playing small does not serve the world. There is nothing enlightened about shrinking so that other people won’t feel insecure around you. We are all meant to shine, as children do. We were born to make manifest the glory of God that is within us. It’s not just in some of us; it’s in everyone. And as we let our own light shine, we unconsciously give other people permission to do the same. As we are liberated from our own fear, our presence automatically liberates others.”

Marianne Williamson, A return to love: Reflections on the principles of a course in miracles

Never give in. Never give in. Never, never, never, never — in nothing, great or small, large or petty — never give in, except to convictions of honor and good sense. Never yield to force. Never yield to the apparently overwhelming might of the enemy.”

 sir Winston Churchill

izada

izada

izada
En uno de los puertos más concurridos de Barcelona, en un muelle alejado de la entrada para coches, muy cercano al dique de contención, se encuentra amarrado un barco velero al que mi tío llamó Shanti Andia en honor al colosal marinero de Lúzaro. Desde que compró el primer bote en el que apenas cabían él y mi tía Mari Ángeles, en realidad todos sus barcos se han llamado siempre “Shanti Andia“. Nunca me ha explicado nada acerca de esta tradición pero se que se trata de un esfuerzo personal por perpetuar su sueño.

Shanti Andia, ese niño vasco imaginario que soñaba con increíbles aventuras en el mar, imaginaba cada noche en el camastro de su cuarto el acto de la izada. Un buen día fue a puerto y se embarcó. Su sueño entonces fue una realidad. Porque izar las velas en un barco para que pueda navegar supone dejarse llevar por el viento o enfrentarse a él. Significa movimiento y es el esfuerzo continuo por mantener las velas elevadas en armonía con el viento y con el mar. Connota iniciativa, responsabilidad, superación y el claro objetivo de elevar aquello que te llevará a donde desees.

Por eso en pleno centro de Madrid (Calle Reina Mercedes, 7) un equipo de 4 socios y 14 personas ha trabajado para ofrecerte un espacio de desarrollo personal y profesional que te ayude a izar las velas. Algo que nos vuelva a conectar con lo que realmente queremos y podemos ser y hacer, un espacio idóneo para materializar tus sueños. Nuestra vocación es construir contigo un ecosistema real basado en el intercambio y el beneficio mutuo. Como no podía ser de otra forma, hemos llamado a nuestro sueño IZADA y queremos que en él convivan diferentes líneas de trabajo:

  • una espacio de emprendimiento, innovación y creatividad centrado en tí, en tu proyecto o en tu equipo con cursos, talleres, encuentros y experiencias diferenciales. Te ayudaremos a encontrar el camino necesario para prototipar nuevos modelos de trabajo o de negocio, para desarrollar tu idea o favorecer el cambio de visión.
  • un servicio de consultoría en innovación para el desarrollo organizativo y la implantación de sistemas de gestión de calidad, planes estratégicos y de comunicación de impacto y fomento de elementos identitarios (misión, visión y cultura)
  • un servicio de coaching ejecutivo in-company o en el propio espacio que te ayude a visualizar nuevos escenarios, construir nuevos modelos, inspirarte y explotar el talento de las personas.
  • un servicio terapeútico para tu desarrollo personal con diferentes enfoques que genere los cambios necesarios para mejorar nuestra calidad de vida y nuestro bienestar emocional. Te ofrecemos nuestro acompañamiento para construir un camino y aprender nuevas maneras de ser y estar. Hemos diseñado itinerarios de desarrollo personal centrados en diferentes ámbitos de trabajo: psicomotricidad, talleres didácticos, terapia individual, infantil y juvenil, de pareja,…
  • un enfoque social. Desarrollaremos iniciativas éticas de responsabilidad social con becas anuales para el apoyo al emprendimiento o el cambio laboral de personas. Si quieres reinventarte, podemos asesorarte con el cambio. Basaremos nuestra gestión interna en el cuidado de las personas y apostaremos por iniciativas saludables para nuestro entorno.
  • una comunidad de coworking autogestionada donde compartir ideas y desarrollar proyectos. Actuará como plataforma de construcción creativa para emprendedores, negocios asentados y startups.

Además de colaborar y fortalecer la red Izada, la iniciativa jugará un papel clave en la construcción y dinamización de esta nueva comunidad de coworking.  Los desayunos de los viernes se convierten en un marco donde poder hablar, escuchar y nutrirse de otras experiencias y conocimientos. De manera frecuente, contaremos con la participación de personas especiales, profesionales de disciplinas interesantes que quieran compartir su experiencia con la comunidad. La comunidad dispondrá de un espacio de concentración y creatividad propio, de zonas flexibles de trabajo y de importantes descuentos en todas las actividades desarrolladas dentro del ecosistema. Queremos contar con personas que sientan que este es su momento y queremos convertir ese momento en valor extraordinario.

No preguntes qué es Izada, pregúntate qué quieres que sea para tí 😉

Qué necesito cambiar

Qué necesito cambiar

españa
¿Por qué creo que actualmente cualquier emprender es un anti-sistema? Porque España (ese pequeño territorio iluminado que nos muestra la Estación Espacial Internacional) en estos momentos se encuentra en una situación exactamente igual a cualquiera de estas 5 hipótesis:

  • Un ordenador colgado que no acaba de arrancar. Aunque tiene un gran hardware, el software es excesivamente antiguo. Por inercia nadie se decide a reiniciar el sistema, aunque todos miran a la pantalla para ver si esto se soluciona solo. La respuesta es NO.
  • Una ciudad el día después del paso de un gran huracán. Algunos han perdido la casa, otros han perdido el camino para llegar a ella, y muchos han dejado atrás a compañeros de viaje que han probado suerte en otra tierra o definitivamente se les ha dado por muertos. Hay partidas de rescate que cada día salen a la calle con ayuda externa para ver quién ha quedado vivo. Como siempre ocurre en estos casos, hay pequeños barrios por los que ni siquiera ha pasado el huracán. Estos oasis deberían ser la base para la reconstrucción de la ciudad. Su superación y  fortaleza deberían servirnos de ejemplo para el cambio.
  • Un anciano escéptico superado por un ritmo de cambio inasumible. Tras décadas de duro trabajo y sacrificio, nuestro anciano no ve su recompensa ni observa ningún reconocimiento. Algunos adolescentes a su alrededor le ningunean y como esas jóvenes que escupían a un anciano hace poco, se ve ultrajado porque ha perdido cualquier capacidad de maniobra. En un momento de cambios continuos en los que la adaptación y el trabajo en equipo son la clave, ve como la suma de esfuerzos personales ya no es suficiente. Sus antiguas doctrinas y creencias ya no son efectivas ni convencen. Se sienta cada tarde a esperar que algún alma caritativa se apiade de su alma. Pero NO hay nadie que responda a ese perfil.
  • Un ejército que ha vencido airoso grandes batallas pero que finalmente perdió la guerra. Pese a que las tropas han dado el callo, pese a que estaban realmente preparadas y lo han demostrado en muchas ocasiones, siempre estuvieron solas y nunca fueron respetadas o valoradas por los mandos. No existía ninguna cobertura y la planificación del Estado Mayor -siempre lejos de la realidad del campo de batalla- era lamentable. El coraje, la pasión y el talento de la mayor parte de soldados ha sido, pues, insuficiente. Aquellos que se esforzaron por ser ejemplo para el resto, que sacrificaron su vida por el grupo, ven como los que practicaron el pillaje, el robo, el tráfico de influencias o la deserción son reconocidos y pagados como héroes. La meritocracia ha muerto y solo es respetado el individualismo. Los soldados rasos que se quedaron han sobrevivido a base de pequeños trueques y han perdido cualquier fe, valor u orgullo de pertenencia. Los mandos intermedios carecen de una cultura de liderazgo capaz de reconducir la situación y huyen como, cuándo y por dónde pueden al bando vencedor.
  • Un coche con las mejores ruedas que no tiene motor. La escena es casi cómica. Un hombre camina por la acera convencido de su gran compra, se dirige a su automóvil recién pintado de un color metalizado anti-arañazos, probablemente con los mejores neumáticos del mercado, elevalunas eléctricos, cierre remoto centralizado, grandes asientos de piel curtida con doble costura y anti-manchas, un gran depósito de combustible, enorme maletero, cachibaches eléctricos varios dispuestos por el salpicadero,… Abre la puerta del coche sin problema, saca la llave y sonriente intenta hacer contacto. No funciona. Se extraña y comprueba si es la llave correcta. Parece serlo porque ha abierto la puerta. Lo intenta una y otra vez sin descanso. No suena nada. Ni una chispa, ni un breve rugido, ni un carraspeo leve. Sale del coche y abre el capó. No hay motor. Sin embargo el coche, salvo eso, es excelente. Pone un anuncio en el periódico y llama a algunos amigos para revenderlo. Entretanto se compra unas cervezas y las consume dentro. Porque el coche es cómodo aunque no funciona.

Por otro lado hay una gran cantidad de gente -hablo de mucha gente- que considera aceptables todos estos escenarios y de hecho lucha porque continúen existiendo. De hecho, en mi humilde opinión el 90% de la población española cuadra con el siguiente perfil esquemático de principios:

  • SENTIDO DE CAMBIO: No estoy contento con las cosas. Cámbialas tú.
  • SENTIDO DE EQUIPO: Me gusta tu idea pero yo tengo las mías. ¿Cómo puedes adaptarte?
  • SISTEMA DE VALORES: No creo en esta forma de hacer las cosas pero “debo” hacerlo así.
  • SENTIDO DE LIBERTAD: El riesgo es infinitamente malo, incluso el riesgo de hacer lo que creo o aquello que me gusta
  • SENTIDO DE PROGRESO: Se basa en el miedo: No estoy bien pero podría estar peor > NOTA: los que dicen esto, siempre lo estarán

 

Difícil entorno, sí, pero real. Lo sufro y vivo cada día  incluso entre agentes de cambio e innovadores de pose destacados. Creo que la gran mayoría de la población española está desencantada y no siente ningún tipo de ganas de invertir en el cambio. No hablo ya de los grandes aparatos de partido ni del sistema social ni siquiera del hecho de que actualmente las naciones no funcionan. Hablo de las personas, de aquellos con los que hablamos a diario. Creo, humildemente, que yo me he comprometido con el cambio. Al menos hasta donde he podido (con mi propia vida) y al menos de la forma más honesta que he encontrado (sin defraudar o estafar a nadie). Esta es mi historia pero puedes compartir la tuya:

Superando el victimismo, soy feliz pero el precio que he pagado por serlo es inasumiblemente alto. Muchos seguidistas, conservadores y cobardes se relamen esperando mi caída desde su barrera; otros esperan ansiosos que saque algo hacia delante para demostrar que es posible hacerlo. De momento ni unos ni otros han quedado satisfechos. El resumen de mi vida es bastante sencillo: he estudiado demasiado, he trabajado demasiado, he vivido mucho. Es otra vida ordinaria porque solo soy uno más. Me encuentro, junto con la sociedad a la que intento servir, en mitad de una crisis brutal de identidad y con los mínimos recursos imaginables. Tengo 30 años. En enero renuncié por voluntad propia a una carrera de 10 años medianamente exitosa en las primeras firmas de consultoría con presencia en mi país. Muchos compañeros labran su futuro al abrigo de la seguridad y la certeza, yo opté por el riesgo porque creo que era el único camino para ser feliz y poder dormir tranquilo. Lo hice porque no creía en los patrones de trabajo ni en el discurso de valor -a menudo incoherentes- de ninguna de las multinacionales con las que había colaborado. Nunca abandoné la arena, y las directrices verticales de los déspotas e incompetentes que ya la habían olvidado siempre me parecieron insultantes. Al cambiar de vida, me embarqué en un viaje de aprendizaje hacia el equipo que nunca se ha concretado en nada y lancé una propuesta de cambio que ha logrado dar sus frutos durante meses pero que actualmente no es sostenible. Con todo, soy lo que ahora llaman un “emprendedor exitoso” porque a pesar de todo ello, sigo vivo. Ese es el umbral de éxito del emprendimiento hoy en día. Y sí, soy feliz porque hago lo que quiero, pero el peaje continuo por hacer lo que quiero es ahora tan insostenible como el peaje que pagaba por hacer lo que no quería. Ese peaje tiene forma de preocupaciones, malos momentos, malestar, inseguridad,… y es mejor que todo cuanto he conocido hasta el momento pero sigo sin dormir tranquilo.

En esta situación personal y con este entorno adverso, este es mi RETO:

¿Cómo construir un servicio de transformación cultural realmente cautivador, sostenible a nivel de proyecto y útil para los demás?

Esta es la única pregunta que me ocupa durante los últimos 30 días. Tras regresar del viaje a Barcelona y tras un día en blanco desintoxicándome, hoy ha llegado a hotel vorpalina un emprendedor y amigo que se alojará durante un mes. Después de cenar hemos estado charlando sobre la saturación de oferta innovadora en el mercado español y sobre la gran utilidad que tendría crear un carnet de innovación por puntos. El funcionamiento sería muy similar al carnet de conducir que todos conocemos. Porque cada vez que en una empresa alguien dice “innovación” muere un profesional cualificado a varios kilómetros de allí. Creo que ya hay mucha gente que monta saraos elitistas, cortijos de innovación, festejos coloridos y BBCs en el mundo como para que vengamos nosotros a ofrecer más de lo mismo. También creo que realmente esto ya no es necesario. Dejemos de hablar y empecemos a hacer. Es todo mucho más sencillo: Servicios reales para problemas reales. La indefinición mata y no puedo replicar aquello que quiero corregir.

Porque la agilidad, la adaptación al cambio y la imagen parecen serlo absolutamente todo. Si se incluyeran estos factores entre los estudios de mortandad, ocuparían el 90% de muertes no naturales. No solo de personas, sino de familias, organizaciones y países. La mayor parte de ellas si mantienen su indefinición por un tiempo “excesivamente” prolongado, son rechazadas o excluidas del camino por el resto. Por otro lado el tiempo de respuesta es ahora mucho más clave que antes. Cuando un país o una economía agoniza, lo que se necesitan son equipos de urgencia con un espíritu de sacrificio nunca visto. Deben meterse hasta la cintura en grandes pantanos y lodazales para rescatar a supervivientes y regenerar poco a poco un terreno estéril de ideas y sentido.

En este artículo quiero hablar de forma constructiva de tres niveles de indefinición que nos están saliendo excesivamente caros a todos: la falta de compromiso personal, la inoperancia de los equipos y la falta de efectividad de las organizaciones. Todas ellas están ligadas y son -así lo creo- enfermedades mortales que requieren tratamiento y atención. Creo que todos estos elementos están ampliamente extendidos y podemos encontrar ejemplos de ellos a diario. Añadan a estos tres elementos su proyección en los diferentes ámbitos de la sociedad española (financiero, político, social, laboral,…) y obtendrán un cóctel explosivo cuya foto finish es similar a nuestro momento AHORA.

La falta de compromiso personal. Indefinirse es, por naturaleza, no comprometerse a nada y seguir hacia delante. Indefinirse es abandonarse a la inercia y a la suerte, perder las referencias y el sentido. Indefinirse también es practicar la caridad y el clientelismo en los negocios: si tú te adaptas a mí, entonces podré ayudarte; si no es así, no me interesas. Indefinirse es no comprometerse a nada más allá de mí o de lo mío, más allá de lo que ya controlo. Sin embargo hablar mucho y no hacer nada es el tipo de indefinición más aceptado. Cualquier persona civilizada puede comprender que la teoría, los conceptos, las grandes reflexiones (este blog al completo, por ejemplo) son solo el punto de partida para hacer las cosas. Por sí solos son completamente inútiles. Cualquier reflexión, sea del tipo que sea, pierde por completo su sentido si no está encaminada u orientada a algo. En España hemos perdido la noción de todo esto a nivel personal. Parece que asociamos la acción a conseguir hacer cosas y la teoría como el recreo de un patio de colegio en el que ocupar el tiempo de forma completamente inútil. Pensar se ha convertido en un lujo pero actuar sin coherencia y cegados por la inercia es un lujo aún mayor que no podemos permitirnos y por el cual todo el mundo está invirtiendo el triple. Esta es una gran barrera que nos impide progresar. Definirse desde luego es algo incómodo pero debe serlo porque sino no existe el esfuerzo. El compromiso individual con el cambio se basa para mí en tres palabras clave: perseguir un objetivo.

La inoperancia de los equipos. Como parece lógico, la suma de la falta de compromiso personal da lugar a una inoperancia técnica completamente comprensible. Cuando todos quieren hacer algo pero no lo hacen, ese algo muere. Durante este último año he aprendido que la clave para que un equipo salga hacia delante es trascender nuestras realidades individuales. Hay una fórmula de cuatro palabras clave que siempre funciona: aprender haciendo en equipo. Como contraposición a esto, existen los grupos bucle, sumas totales de las individuales absolutas y creadores auténticos de grandes aparatos y sistemas. Estos grupos no llegan a ser equipos y nunca son hacedores de nada útil para el bien común aunque logran a menudo resultados satisfactorios para algunos miembros de forma separada. Porque en un equipo efectivo no vale ni aprender por aprender, ni aprender para aplicar a nuestras realidades individuales y tampoco vale aprender haciéndolo completamente solo. Cualquiera de estas tres cosas las podemos hacer por nuestra cuenta en cualquier parte. De ninguna de estas formas se construye equipo. El equipo es otra cosa, habla de un bien común y de una identidad compartida, de definir un reto y comprometerse con él con sacrificio y dedicación. Lo que es realmente válido y diferencial es aprender haciendo en equipo. Y para ello siempre SIEMPRE necesitamos definir un RETO.

La falta de efectividad en las organizaciones. Como sigue pareciendo lógico, la suma de la inoperancia de los equipos promueve series colapsos productivos y enquistamiento en las organizaciones. Las decisiones son tomadas bajo un modelo extractor que está definido a partir del bien individual y no del bien común. Hace poco César Molinas hablaba de este mal tumoral en la política y también de la precaria falta de relación entre la gente con ideas y la gente con dinero en materia innovadora. Me remito a estos artículos para extrapolar la falta de efectividad a la política y la economía real que generan organizaciones con problemas de rigidez estructural y calcificación ejecutiva.

La propuesta de servicios que he articulado pivota sobre una solución a uno de estos tres ejes. Se trata de un viaje de aprendizaje con 10 talleres y 15 experiencias de transformación de equipos. Es mi propuesta de reinicio a un cambio de modelo de relaciones que no tiene vuelta atrás.

pale riders for real changes

pale riders for real changes

Wonderland. Casa 3. Un lugar que habité y en cuyas paredes hablaba de la lluvia

 

I write from my redoubt of world I call home. I’ve had an interesting week preparing one of the key months for the initiative since its inception. I was born 30 years ago in similar circumstances. It was all to do and a world of uncertainty gave birth to the first lines of my trip. I guess I cried looking for a clear answer. Neither then nor now has never existed. Some of the things I now see on my desk are speaking of myself.

As a kid I always felt the desire to change things. It was hard to accept my reality so It was much more difficult to settle it. Most of the time I felt like a preacher. I shared some stories that others listened. With 15 years I remember that I loved talking quietly with my friends, listening to their problems and offering some humble help. Although my actions were misunderstood, for me it was impossible to think that any problem couldn´t be paired with a creative solution. Any problem. My current situation is also very similar. I´m not talking about friends, family or people close to me but of an entire society. I´m not talking about misunderstood by a person but by an entire education system with closed and assumed prejudices that push us down. And also now I think I have nothing to lose, everything to me is possible and there is only hope ahead.

The stomach of the world thrives on small things. Always somehow -I can not explain it- I knowed this. I invested all my efforts and all my mistakes in enjoying every tiny moment of my life. I have often felt alone, exhausted or sad. Most of the things I share, I share them because I need to set free and download an unhealthy energy contained. Somehow I prototype my life looking mostly my dreamed rest. I don´t think I’m special, it’s just that sometimes I need to release a thought to remain calm. From this perspective it took me a long time to assume, now I´m working on real projects with real people to propose real and progressive solutions within easy reach. Making things simple is now more productive than making things happen. Especially now. At least is my own experience. But many times, when I read articles, I see some colleagues work on innovation or check how the market evolves, I still feel like a preacher. I see many theories but few cards on the table. It is a dangerous game in which many bet but often only one knows the truth. There is no Superstring Theory for Change which can be the answer to all of your problems. But often this is what some professionals are selling.

Now I´m articulating my value proposition for the next school year in teams and organizations. The learning never stops for anyone in innovation 😉 And I´m beginning to feel that I should just let flow the value of the people who are around me and channel that knowledge and experience to transform real situations. That´s all. As the old preacher who played Clint Eastwood in this incredible western movie, I don´t seek justice, but to help others and myself to make things simple. We can be great riders for change and every time we can be better for the world as a pale rider riding his white horse stained by the years…

Recordar tu crédito a diario

Recordar tu crédito a diario

monicas

Impago de limón, impago de naranja, ERE de limón, ERE de naranja, bancos de limón, bancos de naranja, gobierno de limón, gobierno de naranja, paro de limón, paro de naranja, embargo de limón, embargo de naranja, rescate de limón, rescate de naranja, prima de limón, prima de naranja, IVA de limón, IVA de naranja, Mónica Limón, Mónica Naranjo… Todo lo que tiene limón tiene naranja. Parecía fácil pero nadie lo había hecho: Nueva crisis española actual, la versión más incomprensible, sorprendente y asfixiante de la cruda realidad.

(A propósito del anuncio comercial de Shandy Cruzcampo Naranja)

 

Creo que todos nos hemos preguntado alguna vez de qué sirve seguir hacia delante. Cuando te encuentras una piedra en el camino, tropiezas y caes, ¿Qué te hace realmente levantarte? Después de meses probando suerte y siguiendo hacia delante, creo que lo que te hace levantarte es querer realmente estar en pie. Y una vez arriba decir siempre orgulloso: “parecía fácil”. Y entonces pensar: Tal vez alguien haya puesto esa piedra en el camino, tal vez solo te pusiste tú en el suyo. Pero pase lo que pase solo era una excusa para poner a prueba algo que debías descubrir: Tu compromiso. Porque la responsabilidad no nos hace más fuerte o mejores, ni siquiera ser honestos o sinceros, algunos han menospreciado la bondad, otros han socavado la belleza e incluso puede que la coherencia ya no valga para nada. No lo sé. Asisto muchos días a debates sobre esto. Reconozco estar cada vez menos interesado en hablar de ello. Pero hay algo de lo que jamás voy a dudar, algo que es seguro en una tierra en la que cultivamos grandes pastos de miedo y de pobreza: No me cabe ninguna duda de que un hombre comprometido con su causa vale por toda una humanidad. Después de estudiar, trabajar y experimentar tanto una y otra vez a veces sin descanso, puede que la vida sea algo tan sencillo como tener una colección de causas o tal vez solo una que solo tú puedes asumir.

Creo también que el compromiso de muchos en mi país actual y en mi momento AHORA está basado en destruir futuro. A veces, saturado por el bombardeo de pesimismo creo con tristeza que este compromiso está siendo mucho más fuerte y efectivo que el de muchos que queremos construir presente. He pensado algunas noches al llegar a casa que cuando todo el mundo dice: “Esto no es posible” puede que no sea posible. He pensado también que cuando los gobiernos dicen “este no es un buen momento” puede que no sea un buen momento. A veces, lo confieso, cuando los bancos dicen “no tenéis crédito” he pensado que tal vez no tengamos crédito. Pero esas noches, siempre antes de dormir, cierro los ojos tumbado y recuerdo el siguiente orden de hechos infinito:

Recuerdo cuando era niño que pensé que jamás esa pelota entraría en esa portería. Pero la vi dentro. Y entró. Y desde entonces, casi siempre, me ha parecido ganar todos los partidos…

Recuerdo que una vez, sin dormir, apenas había estudiado y pensé que jamás aprobaría ese examen solo con imaginación y sentido común. Pero lo hice. Y aprobé. Y desde entonces, casi siempre, me ha parecido aprobar todos los exámenes…

Recuerdo desde bien pequeño que me avergonzaba escribir aquello que sentía sobre aquella dulce niña y pensé que jamás tendría sentido hacérselo llegar. Pero lo hice. Y sonrió. Y desde entonces, casi siempre, me ha parecido decir a la persona que amo que la amo…

Recuerdo que defendí a un muchacho tímido y extranjero de un grupo de chicos enormes en el comedor. Pensé que no sería capaz de defenderle solo creyendo que aquello era lo justo. Pero le defendí. Y sobreviví. Y desde entonces, casi siempre, me ha parecido hacer lo que he considerado justo…

Recuerdo que no parecía razonable pensar que un alumno pudiera contradecir a un profesor delante de su clase. Pero pensé que él estaba equivocado. Y lo estaba. Y desde entonces, casi siempre, me ha parecido compartir siempre aquello en lo que creo…

Recuerdo que nadie creía que sobreviviría más de un mes cuando me fui de casa de mis padres sin apenas dinero. Yo mismo pensé que caería derrumbado en la siguiente esquina. Pero llegué a ella. Y seguí. Y desde entonces, casi siempre, me ha parecido vivir cada día una nueva vida…

Recuerdo que, pasados los años, tampoco parecía razonable criticar el modelo docente de un catedrático en un trabajo de fin de curso. Pero pensé que mi opinión también era importante. Y lo fue. Y desde entonces, casi siempre, invito a una cerveza a todo aquel que me critica como aquel hombre me enseñó…

Recuerdo que estaba realmente convencido de que jamás sería capaz de irme de mi primer puesto de trabajo aburrido para iniciar una nueva vida. Pero pensé que era mi momento. Y lo era. Y desde entonces, casi siempre, me ha parecido tomar decisiones sobre cada momento en mi carrera…

A veces, he de reconocerlo, cuando llego a este punto comienzo a dormir tranquilo a pierna suelta. Por eso creo que nuestra peor enfermedad tiene doble cara: el victimismo o la adoración de las heridas, y el optimismo idiota o la negación de la evidencia. Todo es sin embargo mucho más fácil e inmediato. En un mundo en el que por primera vez hay más víctimas que homicidios voluntarios, este es mi único consejo: Persevera. Insiste. Adquiere, define y defiende un compromiso para cada reto. Parecía fácil. Pero solo lo parece 😉