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integridad

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Scent_of_a_WomanIntegridad. ¿Qué es y para qué sirve? Intentaré explicarlo.

Hace poco una persona a la que respeto escribió un artículo titulado Escuelas de negocios y la profecía autocumplida del Homo Economius. Si la red tiene algo positivo es que no es necesario reescribir algo cuando toda tu opinión íntegra está recogida en un artículo y sus comentarios asociados. Esto ocurre en este caso por lo que si queréis saber mi opinión sobre el actual modelo de escuelas de negocios solo es necesario leer el artículo de Amalio. Comparto como muchos otros su preocupación por esas autodenominadas fábricas de hombres o de líderes cuyo día a día permanece alejado del común de los mortales. De modo que no añado ni corrijo ni una sola coma a su opinión. Sirva este artículo como apoyo público a su demanda de una reformulación de valores en este tipo de «centros de enseñanza».

Lo que sí me gustaría hacer es recuperar una de mis películas favoritas rodada hace ahora más de 20 años. Esa en la que un teniente coronel retirado, con malos modos y un incorregible afán contestatario, convive durante 3 días con un joven alumno becado en un colegio elitista norteamericano. Porque en este blog hablamos de humanidad y de valores, de cómo podemos recuperar un discurso creíble y útil para todos -no solo para unos elegidos- pero sobre todo hablamos de integridad, de como alimentarla. Para saber qué es la integridad -algo en lo que no se educa en ninguna escuela de negocios-, recomiendo a muchos decanos de este tipo de empresas -porque eso son- que vuelvan a visualizar el discurso final del Teniente Coronel Slade (Al Pacino) en la película Scent of a woman (Brest, 1992). O en su defecto, si adolecen de un afán constructivo momentáneo, que visualicen la película completa.

Antes de compartir el discurso íntegro del teniente coronel Slade, me gustaría compartir algunas creencias que siempre me acompañan y que defiendo en cualquier foro:

  1. QUIEN MANDA AHORA. El mercado nunca tiene razón. Más bien la única razón de que exista algún tipo de mercado eres tú. Invierte ese orden y tú mismo serás la comida que alimente el pesebre de la granja que has creado. Comprobación: sintoniza un telediario.
  2. INTEGRIDAD. Ser íntegro nunca ha sido lucrativo. Los grandes progresos de nuestra historia y las grandes personas que recordarás después de muertas seguramente nunca habrán sido rentables. Pero estás aquí por ellos. El camino correcto casi siempre es el difícil, admira a los que deciden tomarlo, nunca a los que llegan antes. Esto no es una media maratón, hablamos de tu vida entera.
  3. LA OBSESIÓN DEL LIDERAZGO. El liderazgo adquiere más valor de abajo arriba. Nunca al contrario. Diseña una sociedad gobernada por el oportunismo de las hienas y nadie dormirá tranquilo. Diseña perfectos consejos de administración y nadie creerá en ellos. Ningún general salva una vida. No hay ejército si no existen soldados. Todo sistema sanguíneo necesita un corazón. Distribuye y siéntete incompleto. Donald Trump es un cretino, la que realmente me interesa es su secretaría.
  4. PROXIMIDAD y CERCANÍA. No hay nada que haya sido útil que se haya podido construir sin proximidad y cercanía. A medida que alzas el vuelo para reflexionar sobre el mundo, pierdes conciencia y pierdes realidad. Sal a la calle o habla con otros. Algunos vagabundos de mi calle darían clase a Peter Drucker. No eres fruto del mérito que otros quieren que tengas sino del que se ven obligados a reconocer. Piensa en ellos primero y tu liderazgo será algo innegable.
  5. BULAS PAPALES. Tras mi experiencia en otros modelos de aprendizaje, si quiero hallar respuestas o una guía decente para mi carrera nunca me encerraría en un ciclo de conferencias o pagaría 60.000 euros por una bendición papal (MBA). La entereza y la honestidad en el trabajo no son un título sino años de perseverancia y crédito ganado. No contraigas mayor deuda con el mercado de la que él contrae contigo (ninguna). Los actuales itinerarios formativos superiores parecen perdones o permisos del mercado para poder continuar con el camino. Hasta que recuerdas a papá Machado y piensas «caminante no hay camino, se hace camino al andar«.
  6. TU PROPIETARIO. Si analizas tu carrera o tu vida y el propietario de ambas nunca coincide con el titular de tu documento de identidad o el de tus hijos, puede que tengas un problema. Eres lo que te dejas ser. Si te estorban los conceptos durante el camino, memorízalos tan solo para escupirlos. Los programas, las palabras, los grandes boatos y escenarios son tanto el 10% de la obra. La diversión del teatro siempre estuvo en el viaje y el ensayo.

Esta es la conversación íntegra entre el decano y el teniente coronel Slade. Charlie se niega a delatar a sus compañeros y acceder al chantaje de una recompensa rápida. El decano pide su expulsión por no colaborar con el sistema y entonces algo que lleva surgiendo día tras día en la historia de los hombres, surge de repente para avivar el fuego de algo llamado INTEGRIDAD:

No está mal para un paleto que vive en las montañas 😉

back to basics

back to basics

aaa345«Our life is a series of moments. let them go. Moments. all gathering towards this one» from the beautiful film Now is good (Parker, 2012)

Svalbard. I always repeat that word when I think we lost the north. Svalbard is the last inhabited village in the further north of this world. Sometimes we should remember our north just to remember where we are exactly. Lately when I make a proposal or maintain a conversation or say my opinion about something related to business, I´m always advocating a known formula: BACK TO BASICS.

In this time when most consultants and businessmen are seeking a miracle formula, I defend the recovery of basic values​​. Because I think we are looking for the forest while losing each tree of the road. And I also believe that in this way we have lost too much. Most companies and employees have forgotten what we did to get here. There was neither the ISO9001 nor EFQM methodology nor open innovation, design thinking nor gorgeous theories on management of the great gurus of our time. It was common sense and incredible resilience throughout history what made ​​you sit there reading this. Everything else are useful tools that should help somewhat basic. But if we ourselves and our team are not honest, humble, eager to sacrifice, if we are not bold and have no sense of effort or merit, if we do not talk or say what we think in order to live, if we abandoned our dreams to live, we have nothing on which to work. You can not make a vase without mud and no mud without clay, water and earth. It’s as simple as that.

Every day I find highly skilled people to the technique, great innovators who could explain convincingly the way they do. But is terrible to dig a little and see that the base is not solid. What I find most offensive is that we are losing some respect for our elders and we forget and spit down the History as if it were something too small to be taken into account. One of the partners of the initiative shared something with me the other day: «Revolutions that make changes are cultural ones. The rest is violence or marketing »

Svalbard. I´m back now from my little trip to Finland -incredible picture of the place along these lines- where I have met again the international community of Team Academy and where I could meet fascinating people as always. I shared with them -at breakfast, on the street and in night meetings- some life and business thoughts that I want to write today for the family members and audience of this blog:

  • Simplicity and naturalness. Find answers to your surroundings and never go beyond the problem through complex thought to find the solution. 90% of the world’s problems could be solved immediately by our grandmothers
  • Humility. For me today this point is critical for the world in which we live. Not wanting to be the best but the best for others. Do not believe too much in yourself. Neither too little. When you´ll suffer in front of the mirror uncontrollable attacks of egocentrism, read some information about the history of the universe, the Earth and Humanity and your tiny role in all of them.
  • Love and let yourself be loved. Above the conflict, class struggle, market competitiveness and survival of the species, every person in the world has the need to be loved. If we can not do it, it´s enough only to listen and let him/her flow. You only have one mouth but two ears. It is no coincidence. Remember that worms called «crisis» the birth of butterflies. Don´t worry about them.
  • Respect the past. Remember the lessons learned helps deal with more courage today’s challenges. Ignore the experience of others or their efforts is to deny that before you there was a way. And that is always false and has never worked.
  • Consciousness. From around you and those on which you project. Knowing the environment and think on perspective involves spending time to make time for it. If your schedule does not have at least one free hour a day, even if you work for liberty, you are not free. Sure.
  • Sense of responsibility. Know your weaknesses and strengths, and how to play with them. Sharpen your commitment to something really acceptable for you and for others.
  • Honesty. Build and make visible to others the bridgethat link the personal commitment between what I say, what I do and what I think. We call it the red road of the team and is an ancient native concept common to many cultures throughout history
  • Confidence. Generate commitment from others through our own commitment

But my authentic proposal to know the north on a team is the Gandhian way of understanding lfe & work. As a pacifist, I must admit that most of my tips for teams are quite aligned with some basic teachings of wapu Gandhi. Pacifism, contrary to what most people think, is not only a culture approach to politics but has learned some lessons applicable to our immediate team environments. In fact, pacifism is an ancient way of life that has been used with great success throughout history in businesses from mesopotamia.

All bases on Gandhian thought are substantiated on one simple thing: the birth of the common good must start from the self-imposed proper good. His phrase «Be the change you want to see in the world» reflects clearly each of these individual and team commitments. certainly my favourite BACK TO BASICS list for teams:

  • TAPASYA. Self-sacrifice. For Gandhi had remarkable value the self-sacrifice (tapasya) and not the foreign demand of sacrifice. Don´t demand something you’re not doing. However tapasya is also the renunciation of personal interest and one’s own desires, on the other hand does not mean passive self-destruction.
  • SATYAGRAHA. Search for truth, respect for truth. It is a fundamental principle of pacifism and is related with emphasizing the proactive nature of non-violent behavior, which is very different from the cowardly and selfish nature of passive behavior. Sear the truth beyond limits and by your actions, not only the current truth but also what we believe really true among History. INMO dignity is the highest form of truth for pacifism. The lesson learned is that there are many different truths depending on the time and people but only a few common realities that are useful for everyone. Build from there, it will be easier.
  • SWARAJ. Self-rule or autonomy with moral and ethical meaning. Implies control and team discipline. The control is not necessarily rigid but of course a real knowledge of the team. That is the highest level of team evolution. It´s related with the ability of a team as a set of people to govern themselves successfully and admirable.
  • AHIMSA. Non-violence in speech or actions. No harm, damage, injure or kill to achieve express your vision to others. The less badly-off, dañemos, hiramos or kill others, our message will be more respectable
  • SARVODAYA. The welfare of all and not only the greatest number or most. That´s the final goal of everything because we can not be happy without the happiness of others. We have to build the common good in order to make valuable our individual nature. We are nothing if we are not on any other of the team respecting each differences and wealth.
  • SWADESHI. Self-sufficiency. In terms of resources, energies, creativity, knowledge generation and value you must depend on you or the team for basic needs of life, raw materials, methods and ways of making. It is a principle of autonomy in the material based on the defense of the local space and neighborhood. Swadeshi has implications not only economic but also cultural and social. The first application for teams is this: you must value the closest without underestimating the outside, but in this order. It is a principle of efficiency for building real identity and sense of belonging in a community.

Last but not least, constructive engagement and gradual methods!!! All actions should be focused on building and all media used must be scaled and can be applied to different scenarios. The black and white does not make sense here. The only social rule or law valid for teams, communities and colectives in pacifism is the conviction that every human being is worthy of being part of a greater reality itself. So… Svalbard here we are!! ;)))

la levedad y el peso

la levedad y el peso

progreso

«the test of our progress is not whether we have more to the abundance of those who have much. It is whether we provide enough for those who have too little» FDR, Jan 20, 1937, 2nd inaugural speech

«Las revoluciones que cambian de verdad son las culturales. El resto es violencia o marketing«

Javier Taravilla, filósofo de la ciencia

La gente nace y muere cada día y nadie te pide permiso para hacerlo.

Creo que olvidamos este hecho cada mañana antes de ir a trabajar. Lo hacemos cuando henchidos por un traje entallado caminamos como si hoy el mundo nos debiera verdaderamente algo. Amigo, si crees que tienes que enfocar tu esfuerzo en ser el mejor a cualquier precio, no me cabe ninguna duda de que acabarás siendo el único. Y más allá del Blue Ocean, del posicionamiento y de tu imagen, de tu productividad y de los resultados de tu departamento, hay algo que todavía ningún mentor te ha dicho: la soledad es solo soportable por el sabio. Y nadie te educa para serlo.

Nadie te lo ha dicho porque resulta divertido verte ascender hasta la cumbre para ver caer acto seguido tu cuerpo herido sobre otros. Es un secreto no compartido en ninguna escuela de negocios. Pero ocurre. Sucede en mitad de una lucha fratricida por saciar tu sed buscando algo que alguien te ha contado. Lo han llamado éxito pero la genealogía de nombres anteriores se pierde en la memoria de los tiempos. Mientras subes serás el rey del mundo, habrá fiestas dionisíacas en tu nombre, crepitarán de placer todos los foros, serás un destacado manager advisor y al final llegará la edad de la penumbra. Cuando hayas sido trending topic, lo siguiente será formar parte de un backup en un formato apenas ya legible. Porque antes de que tú fueras el único, infinitos más lo fueron. Humildad, un poco más ya sería suficiente. La humildad es revolucionaria e implica un cambio cultural. Humildad sobre quien soy y sobre lo que represento, sobre mi limitado y leve papel en esta obra. Porque cuando el protagonista es el equipo todos los demás somos actores secundarios. Y se humilde, no idiota. Decir que no vales para nada es igual a decir que ignoras todas las aplicaciones de ti mismo sobre otros. Y ni siquiera ellos lo creen a pesar de que puede que jamás lo oigas.

Levedad. Sentirte parte de ella te ayudará a convertirte en algo eterno. Una persona que digiere con elegante impaciencia cada etapa del ciclo de su vida o del equipo es doblemente válida. Lo es porque habilita a otras personas para sentir la vida o el equipo.

Bastaría con leer. Y no solo libros. Me gustaría poder decir esto a todos los que alguna vez buscan la respuesta. Ese mundo absorto y necio que hemos generado nos educa en la virtud de los mejores. Muchos han escrito sobre la insaciable construcción del héroe, respetable en la literatura, altamente tóxica en cualquier negocio (personal o laboral). Alguna vez fue soportable cuando los mejores estudiaban o cuando el cultivo del mérito implicaba haber hecho algo bueno para otros. Sin embargo cuando los mejores son aquellos que solo piensan en sí mismos, el espacio que nos separa del vacío es apenas una exhalación de miedo. Para leer la realidad no hay que vivir rodeado de ella sino en ella.

De hecho bastaría con vivir. Como si estuviera vivo; así me gustaría vivir. Aunque tenemos infinitas oportunidades para lo contrario, bastaría con sentirse vivo. Bastaría con luchar día tras día esperando al final no sentirte solo. Porque hay dos formas de ser social altamente edificantes:

  • ser social en el tiempo (saber que antes y después habrá otros y aprender con ellos)
  • ser social en el espacio (saber que a tu lado puedes aprender con alguien)

Nos han educado para creer porque lo difícil era educarnos para crear. Aprender con alguien y también de alguien, no al revés.

Sobre el escaso esfuerzo por educar en inteligencia social y emocional (y todos sabíamos que eran necesarias) hace poco acompañé a mi amigo Juan Núñez, cofundador de OTB Innova, para defender la alegría ante un público formado por directores de colegio. Entre otras sanas cosas que eran necesarias, recordó lo que jamás nos enseñaron en el colegio. Para hacerlo utilizó una canción de Fito que sin duda es un alegato por la sensatez en el mundo educativo, y por extensión en nuestro trabajo diario.

Letra de la canción La casa por el tejado:

Ahora si, parece que ya empiezo a entender 
Las cosas importantes aquí 
son las que están detrás de la piel 
y todo lo demás…. 
empieza donde acaban mis pies. 
Después de mucho tiempo aprendí
que hay cosas que mejor no aprender.

El colegio poco me enseñó. Si es por esos libros nunca aprendo a: 

  • Coger el cielo con las manos,
  • A reír y a llorar lo que te canto,
  • A coser mi alma rota,
  • A perder el miedo a quedar como un idiota,
  • Y a empezar la casa por el tejado, 
  • A poder dormir cuando tú no estás a mi lado 

menos mal que fui un poco granuja…

Pues eso, que menos mal…

Se granuja, my friend.

blanco o negro

blanco o negro

AAAAmod«- Si soltaras las manos con las que aprietas la garganta de tu hermano, tu vivirías eternamente

– No es posible, todos morimos.

-El no dijo eso, dijo que podrías disfrutar la vida eterna. Inténtalo. Hoy. Cógela. Con las manos. Mírala. Desprende luz. Pesa un poco. No mucho. Es cálida al tacto. Solo un poco. La vida. Y es para siempre. Y puede ser tuya ahora. Hoy. Pero no lo haces. Porque para tenerla tienes que soltar a tu hermano. De hecho tienes que rodearlo con los brazos y abrazarlo y da igual el color que te tenga, que huela o incluso que no quiera que lo cojas. Y no lo haces. No crees que se lo merezca. Y en cuanto a eso no hay argumento posible. Tú no crees que sea justo. ¿Me equivoco?»

Conversación extraída de The Sunset Limited (Tommy Lee Jones, 2011)

LA GAMA DE LOS GRISES OLVIDADOS

Sonreír. Hazlo.

A pesar de que todo nuestro sistema de vida está basado en creer exactamente todo lo contrario, nada en nuestra vida es blanco o negro. Esta regla se cumple siempre con independencia del contexto, la situación, las causas y los elementos a tener en cuenta. La mayor parte de personas que dicen comprender esto, ni siquiera se acercaron un ápice a lo que esto implicaría si lo pusiéramos en práctica. Todas nuestras estructuras de gobierno (estados, familias, empresas) se basan en que existen valores universalmente válidos aplicables a todos los contextos y situaciones. Estos valores a su vez cambian en función de la cultura y las personas que los determinan. Porque aunque en una saludable ilusión continua consideremos que todos nuestros pasos están determinados (por una entidad superior o por nosotros mismos), en realidad es solo en relación con otras personas cuando construimos escenarios sostenibles. De hecho la forma más inteligente de pensar en uno mismo -no me cabe duda- es pensar en los demás. Es el único modelo de proyección exitoso en la historia de la humanidad. Nadie que haya pensado solo en sí mismo ha logrado sobrevivir un día más. Tú tampoco lo conseguirás aunque puedes intentarlo. 110.000 millones de personas lo intentaron antes.

Que nada es blanco o negro es algo que podemos comprobar a diario. No hace falta leer a grandes pensadores, solo hace falta escuchar dos partes de un mismo conflicto, dos narradores de un mismo hecho o jugar al teléfono escacharrado, ese juego infantil en el que uno le va diciendo a otro al oído lo que escuchó del anterior. La cordura del artesano, la riqueza del hombre pobre y el olvidado valor de la experiencia tienen en común una incontenible tendencia hacia la esencia humana. Los tres hablan de algo realmente importante sin cuya existencia ni siquiera yo escribiría el artículo que lees. Vivir.

Sin embargo que nada es blanco o negro es algo que parecemos ignorar cuando intentamos construir cosas realmente grandes: religiones, ideología, deporte, grandes corporaciones o nuestra propia vida. En todos los escenarios anteriores la obra de teatro de Cormac McCarthy titulada The Sunset Limited no tiene sentido en absoluto, de hecho a todas luces es una herejía. En esta obra un hombre que acaba de impedir que otro se lance a las vías del tren, habla con él en un sucio apartamento de los barrios bajos de New York. Recientemente Tommy Lee Jones ha llevado a la pequeña pantalla con notable destreza esta enorme reflexión. Se trata de una obra muy lograda que se añade a la larga lista de reflexiones que aportan un haz de luz sobre el eterno debate entre el escepticismo y la fe. No hablo de religión sino de cualquier rama del conocimiento y la actividad humana. He hablado en otras ocasiones del extraordinario descubrimiento que supuso para mí leer en plena adolescencia una gran cantidad de libros sagrados musulmanes, cristianos, hebreos, hinduistas,… y por añadidura la insaciable voracidad que me provocó hallar Las mil y una noches, la figura del dios Jano replicada en no pocas culturas y algunos libros más profanos como la famosa conversación entre el padre Copleston y Russell y la obra Por qué no soy cristiano (1927) de éste último. Todos ellos, sin excepción, hablan de una sola cosa: el conflicto entre el escepticismo y la fe, la dicotomía moral o vivencial entre el bien y el mal y por ende la determinación de límites entre todos estos elementos. Todo cuanto podemos imaginar, todo cuanto hemos creado (las estaciones, los meses, la comida, las ciudades,…) todo está configurado alrededor de la polaridad continua entre lo correcto y la incorrecto. Ninguna de las tensiones que generamos a diario (rencillas, diferencias, pequeñas disputas, rivalidades, homicidios, separaciones, guerras) está basada en otra cosa que no sea asumir con cristalina claridad qué es el bien y el mal, el éxito y el fracaso. Y sin embargo si a diario indagáramos en la razón de cualquiera de todas estas tensiones, nos costaría poco tiempo hallar una escala de grises evidente a cualquiera de las partes.

LOS 5 LAMENTOS QUE AÚN PUEDES EVITAR

Compartir. Hazlo.

Mi forma de trabajar con equipos tiene como base desaprender algunos de estos presupuestos. Algunas de las preguntas que conseguimos formular entre todos tienen mucho que ver con los 5 lamentos comunes que la enfermera Bronnie Ware en su libro The top Five Regrets of the Dying ha detectado en los moribundos de la unidad de cuidados paliativos en la que ha trabajado durante años. Personas que compartían con ella de forma sincera sus preocupaciones justo antes de morir sin miedo a ser juzgados por otros. Estos cinco lamentos curiosamente no están relacionados con lo que las personas no han hecho en su vida sino con lo que han hecho durante ella:

  1. «Desearía haber tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí»
  2. «Desearía no haber trabajado tan duro»
  3. «Desearía haber tenido el coraje para expresar mis sentimientos»
  4. «Desearía haberme mantenido en contacto con mis amigos»
  5. «Desearía haberme permitido ser más feliz»

En las escasas ocasiones en las que se enfrenta la construcción de un equipo y se dedica tiempo a construirlo, cobra sentido desde el principio ese lema que Vala Afshar compartía el día 2 de enero de este año con todos los integrantes de la comunidad #leadfromwithin:

«Book: YOU. Chapter: 2013. Page 1 almost written. 364 more pages of excellence to go

En esta comunidad que se da cita cada martes en la red social twitter, de cara al nuevo año Lolly Daskal nos hacía varias preguntas que también trascienden ese superado dogma del blanco y negro:

  1. What brings you the most joy and how are you going to do or have more of that this year?
  2. What would you most like to change about yourself this year?
  3. What advice would you like to give yourself this year?
  4. What are you looking forward to learning this year?
  5. What do you think your biggest risk will be this year?
  6. What is one as yet undeveloped talent you are willing to explore this year?
  7. What would you be most happy about completing this year?
  8. What about your work, are you most committed to changing and improving this year?
  9. Create a phrase or statement that will describe 2013 for you.

Las respuestas a estas preguntas fueron más que interesantes la pasada noche del Martes en la red. Días antes, el fotógrafo Enrique Peláez compartía esta enorme reflexión que se ha repetido a lo largo de la Historia y que resulta un tanto mesiánica aunque cierta: «We can only appreciate the miracle of sunrise if we have waited in darkness» Esta reflexión supera incluso al gran esfuerzo que están realizando muchas personas en la red y en los medios convencionales por insistir en grandes sistemas y modelos para solucionar todos los problemas. Parece como que existe una gran fiebre por buscar sistemas intrincados para resolver las cosas. Todos echan mano de Drucker y de los grandes pensadores del management, de ínclitos decálogos y admirables seres,… pero esta reflexión tiene que ver con eso que el compañero le pregunta al suicida al otro lado de la mesa en The sunset limited: «¿De qué te sirve toda tu cultura si no te mantiene quieto justo cuando pasa el tren?«. En esta obra que te recomiendo ver encarecidamente no se habla de personas sino de lo que hemos hecho con ellas, de formas que se nos presentan ya vacías y sin el sentido aparente de la vida. Porque eso que sufres a diario, es completamente inhumano practicarlo con otros. Puede que hoy no seas consciente de cómo contribuyes a esta escalada de violencia basada en el olvido pero mañana, si despiertas, recuerda que a nadie le molesta la sorpresa de tu abrazo. El tweet más retuiteado de la historia de la red social es un abrazo que se incluye en la fotografía de este artículo.

NO TENER ESPERANZA SINO SERLA

Actuar. Hazlo.

Sobre la innovación, el cambio y las infinitas oportunidades de mejora de las que somos capaces cada día, ningún post o artículo que yo haya leído habla mejor de esto que la siguiente conversación extraída también de la obra de teatro:

– Los pobres no tienen nada. Cualquiera sabe cocinar un buen filete pero si no puedes comprártelo y quieres comer algo decente, ¿qué haces?

– Innovar

– Innovar, exacto. ¿y quienes son los que tienen que innovar?

– Los pobres.

– Correcto, los pobres, eso es casi de matrícula

Y esto es una tremenda verdad de la que ninguno a menudo nos hacemos responsables pero que depende solo de nosotros. No pidas innovación a alguien que disfruta de la vida sentado en su sillón. No pidas cambio a quien no quiere tenerlo. En el pie de cada uno de mis correos recojo una frase de wapu que dice «Sencillamente se tú el cambio que quieres ver en el mundo». Eso es todo. Sin excusas.

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ser jefe y la historia

ser jefe y la historia

Carteles promocionales de ambas entregas y reproducción de la Declaración de Independencia escrita por Jefferson

Carteles promocionales de ambas entregas y reproducción de la Declaración de Independencia escrita por Jefferson

Tenemos una aversión incomprensible a la palabra «jefe». En muchos entornos hemos determinado incluso que es un nivel anterior a «líder» en el estadio evolutivo de la persona exitosa. En España la palabra «jefe» es aplicable ya solo a camareros. Y no entiendo por qué. De hecho creo que la mayor parte de expertos en liderazgo -yo no lo soy- trabajan a comisión por concepto. Por cada nuevo concepto o palabra asociada al arte de tomar decisiones, sus ingresos mensuales se incrementan en 100 euros. Por cada viejo concepto que desechen o aborrezcan, la comisión es doble. En general este modelo de trabajo es aplicable a la gran mayoría del mercado de la innovación donde en muchos casos innovar consiste en vestirse de gala para llevar viejas ideas a un nuevo bautizo en otra iglesia.

Termino de ver con muchísimo retraso los 7 capítulos de la gran miniserie televisiva John Adams (Hooper, 2008) y la película Lincoln (Spielberg, 2012) sobre el segundo y decimosextos presidentes de EEUU respectivamente. Son complementarias en muchos sentidos y en sí mismas material indispensable para el debate en cuanto a estilos de liderazgo. Ambas hablan de la construcción de una nación a partir de equipos de trabajo (comunidades, sociedades, consejos, congresos,…) Ambas impecables y en ambos casos la clave principal es el elenco de actores del reparto, los miembros del equipo. El personaje de John Adams es en mi opinión la mejor interpretación de la carrera de Paul Giamatti. El relato mejora por momentos y nos muestra una nueva revisión histórica de las continuas luchas interiores y la evolución en el tiempo de uno de los padres fundadores norteamericanos, sin duda uno de los menos reconocido por la historia bajo las sombras alargadas del carisma de Jefferson, la rectitud de Washington y la extravagancia de Franklin. De hecho me entusiasmó la forma tan mundana e inmediata en la que muestran la relación existente entre los padres fundadores. Ellos también supieron insultarse. Y no dudo que sea cierto.

Excepto en momentos puntuales, durante toda la narración podemos distinguir con claridad la figura de un jefe cuyo liderazgo está basado no tanto en la habilidad para relacionarse con los demás (que queda en entredicho) sino en su equidad a la hora de adoptar decisiones aceptables para el resto. Es un tipo de liderazgo basado en conquistar el respeto de los demás a través de la dedicación y el sacrificio personales, de la claridad y transparencia en su mensaje y de la sencillez en el discurso. Por el contrario Washington, su predecesor, vivió rodeado de un halo épico constante que le impedía ser tan claro. El caso de Jefferson es harto diferente: revolucionario convencido, literario y nada prosaico cuya actitud es siempre controvertida en la construcción del Estado. Adams le achaca una excesiva fe en el prójimo. Para enmarcar, os recomiendo el diálogo que mantienen Hamilton y Jefferson sobre la utilidad de crear una «deuda externa para las naciones» y sobre lo adecuado de «crear mercados especulativos» en la nueva nación. El razonamiento que hace Jefferson frente al secretario del Tesoro no puede ser más Occupy Wall Street o #15M (y eso que el sistema no estaba aún creado):

Hamilton: Es necesario crear un Tesoro central y dar margen a la especulación y al crédito.

Jefferson: Nuestra revolución habrá sido en vano si la riqueza de un granjero de Virginia depende de un corredor de bolsa en Nueva York y la de este de un banquero inglés. Las oportunidades para la avaricia y la corrupción serían ciertamente irresistibles.

Sin duda la serie arroja una visión diferente de cómo se produjo el proceso de formación de una nación. Es interesante cómo muestra la capacidad de crítica voraz de un pueblo hacia sus representantes legítimos pero a la vez el completo respeto a periodos de retiro personales en los que estos representantes adquirían experiencia. En el caso de Washington ganó la independencia de un país con apenas un puñado de milicianos pertrechados, hambrientos y a golpe de estrategia y luego se retiró a Mount Vernon sin reclamar derechos. En el caso de Jefferson su retiro antes de la segunda elección de Adams es clave para el resultado y la historia posteriores. Y en el caso de Adams su servicio como diplomático fue reconocido aunque con gran retraso. Pese al gran respeto mutuo y consenso que se respira en la película, la mayor parte de acontecimientos resultan hilarantes bien analizados. Lo bueno es que es bastante posible que todo fuera así. Cutre. Pudo ser algo más parecido a «Oye tú, te toca redactar esto que he leído que escribes bien. Y yo me pongo con Benja a esto otro y así ganamos tiempo» que al oficialmente conocido «Jefferon, por su natural inteligencia y don de…» Acostumbrados a los grandes cuadros y discursos (que en la propia película el propio Adams critica por su falta de veracidad) asistimos a un espectáculo de lo real y lo mundano en cuya escena histórica hubo grandes dosis de improvisación, falta continua de recursos y gestión de lo invisible. Como en cualquier equipo y empresa. Ese es el verdadero valor de esta serie, que muestra los acontecimientos como seguramente ocurrieron (rencillas, naturalidad, recelo,…) Tremendas lecciones de arte político, diplomacia y relaciones humanas en la película. Especialmente interesante el papel histórico de la mujer de John Adams (hay libros al respecto).

Por su parte Daniel Day-Lewis borda su papel de Abraham Lincoln, resucitando una figura admirable de la historia del incomprensible lugar que unos desgraciados le habían encontrado ultimamente junto a vampiros. A diferencia de la serie sobre el segundo presidente de EEUU, ésta relata una etapa concreta del mandato de Lincoln con algunos flashback a grandes momentos de la Guerra Civil americana. En concreto la película aborda el tremendo esfuerzo político que tuvo que realizar Lincoln para abolir la esclavitud por ley antes de que acabara la guerra. Es un tema, esta de la emancipación, que en la serie John Adams vemos cómo preocupaba a los padres fundadores pero que fue soslayado desde un principio. De hecho hay un momento en el que se recuerda a Jefferson que no puede tomarse tantas libertades en la redacción de la Declaración de Independencia porque «trabajamos aún por la independencia, no por la emancipación». Esa simple frase y ese momento histórico concreto generarían una guerra con decenas de miles de muertos varias décadas después. El perfil de Lincoln en la película es el de un lider natural, lleno de potencialidad, que en la mayor parte de la película observa a su equipo y escucha atentamente antes de emitir su juicio. Es un conductor nato, que sabe dar espacio y tomarlo. No hay nadie en toda la cámara ni en su gabinete que no le considere el jefe y que no sepa que permanece allí por algo. Se trata de una persona habituada al arte de conectar con otros por medio de narraciones. Pero es un jefe que hace equipo, que es en equipo. Algunos momentos del film resultan enriquecedores en este sentido.

Dos vidas diferentes que analizar alrededor de la palabra «jefe» entendida como la entendían los indios norteamericanos. Mucho antes de que todos estos locos llegaran por allí a poner ferrocarriles y estados donde solo había mundo.

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ser práctico

ser práctico

bueno

Ser o no ser… bueno, esa es la cuestión 

El otro día alguien me dijo que consideraba que yo era una buena persona. Me quedé perplejo. Rápidamente encontré una explicación lógica que pudiera justificar esa opinión. En mi caso, de ser cierto, no creo que tenga ningún mérito por tres simples motivos que compartí en ese momento:

  1. Puede deberse a mi lamentable falta de memoria en todos los sentidos. No tener memoria casi en absoluto obliga a cultivar una serie de valores que se encuentran en franca decadencia y que, bien mirados, en estos momentos resultan diferenciales. Cuando antes encendíamos nuestro ordenador SPECTRUM nadie esperaba que aquello fuese como una bala, sino que simplemente funcionase. La paciencia se daba por supuesta y nadie esperaba que toda la biblioteca de su casa fuese a caber en un disco extraíble de 5 1/4. Nuestro nivel de expectativas respecto a un SPECTRUM era mucho más saludable de lo que sin duda lo es ahora respecto a cualquier computadora. No esperábamos más de lo que nos podía dar. Y eramos felices. Desde entonces como una recurrente lección diaria, cada mañana nos hemos educado en la velocidad hasta que el tiempo de respuesta es a menudo más valorado que la calidad de la respuesta. Ahora parece que tener paciencia es para los pobres. Si tienes dinero no hace falta tenerla en absoluto. Algo parecido ocurre conmigo. Debido a mi incapacidad latente por almacenar recuerdos, soy igualmente incapaz de tener los recursos suficientes para actuar con una maldad medianamente estructurada. Luego no soy bueno, es que si fuera malo lo sería de bajo rendimiento. Y claro a mí me educaron en la competitividad, y para no ser verdaderamente muy malo, mejor no serlo en absoluto. Es mi consejo.
  2. El segundo motivo es que puede deberse a mi enconado afán de rebeldía y análisis continuo. Soy -ya lo he dicho- un salmón. Me refiero a que probablemente pese en mí en mayor medida un espíritu rebelde (que me obliga a ser, hacer y decir lo contrario de lo que la gente es, hace o dice) que un espíritu bondadoso. En este sentido si el mundo fuera un lugar perfecto en el que todo el mundo es por naturaleza respetuoso, entrañable y constructivo con el resto, casi con total seguridad yo sería un terrorista fanático y barbudo de los altos del Golán. Si no lo soy es que serlo ahora mismo no resulta nada original. Chavales, lo outsider, trendy y fashion hoy en día es ser buena persona. Piensen en banqueros, presidentes pusilánimes, cacos de poca monta, corredores de bolsa, descorazonados especuladores, piensen en esos diminutos déspotas de despacho que socialmente cambiaron las plantaciones de Louisiana y la lucha contra la emancipación por las software factory, el offshoring y la lucha contra la dignidad humana. Todo eso lo hay a patadas, hasta debajo de las piedras. Es difícil encontrar valor en ser más de lo mismo. Esa mentalidad secesionista sinceramente me agota, quiero decir que es lo de siempre, que ya lo hemos visto mucho. Y creo que por eso tal vez yo intente hacer precisamente todo lo contrario. Puede que sea esto también.
  3. El tercer motivo tiene que ver con que ser malo hoy en día no resulta nada complicado. Si ustedes hoy tuvieran un momento propio, intenten ser malos con la persona que ahora mismo está a su lado. Comprobarán que no existen más que facilidades para serlo. De hecho en cada telediario y periódico, en cada información que nos llega por las redes comprobamos la gran cantidad de personas que logran ser malas a diario con total impunidad. Personas que insultan, que golpean, que no paran en los pasos de cebra, no ayudan a los ancianos o que le dedican una gran cantidad de tiempo a ver cómo ser menos malo que otro pero que nunca renuncian a dejar de serlo por completo. Lo hacen -como la mayoría de vilezas de la especie humana- por si acaso. Dicho de otro modo, a priori -sin ir más allá de condicionantes añadidos- joder a otro es más fácil que cuidarlo. Además de esto los que son malos de alto rendimiento por lo común se salen con la suya. Por contra dediquen el mismo tiempo a intentar ser buenos con la persona que ahora mismo está a su lado. A un nivel primario (regalar una flor, abrazar, compartir la comida o mostrar interés) puede resultar sencillo. Ahora bien, intenten ser buenos de alto rendimiento. Intenten por ejemplo levantar un negocio no pensando solo en uno mismo sino en el bienestar de los demás. Intenten por ejemplo cumplir con la legalidad vigente en un contexto social en el que lo que se valora es el pillaje. Intenten darlo todo de sí mismos por un bien común, cualquiera que este sea. No tardarán en encontrarse con tremendas barreras, soledad, rechazo, prejuicios y un castigo voraz por parte de aquellos que se instalan en la sencillez de seguir jodiendo a otros. Porque ser bueno es complicado. Y a mí es un reto que me parece sinceramente más apasionante. Tal vez solo sea eso.

Lo que quiero decirles es que ninguno de los anteriores tres motivos es digno de admiración. Se trata por el contrario de ser práctico. Ante mi incapacidad, mi aparente pasión por la autonomía, mi búsqueda insensata de la superación y mi naturaleza díscola, ser malo o malo de remate no sería muy inteligente o útil.

Hace tiempo en un libro que escribí compartí un pensamiento en el que sigo creyendo firmemente: «Las buenas personas no caben en las grandes ciudades» Desde hace muchos años no diseñamos ni construimos las ciudades para que quepa gente interesante. Una ciudad está pensada por defecto para que viva gente cotidiana, anodina, sin aparente ambición moral y con una nula sensibilidad por llamar la atención sobre los otros. Esto es sencillamente así aunque para mí resulte un modo de vida incomprensible. Por otro lado el concepto de bondad para mí es similar al de interés y no es relativo o subjetivo. Quiero decir que en lo que poco que he viajado en todos los países y culturas la bondad se reconoce a los ojos de todos los mortales y que además lleva implícita unos valores comunes que sería bueno rescatar a diario.

A los que me encuentro a diario que son interesantes, los considero una especie en extinción que debería habitar en complejos residenciales protegidos donde el resto del público vil y abyecto pudiera observarles a través de algún cristal, sin necesidad de mucha interacción debido al riesgo de contagio. En el caso del contagio a espectadores, habría por supuesto que inventar algún tipo de vacuna contra la originalidad, algo que se tomara rápido en situaciones de emergencia. Tal vez un sobre de aburrimiento efervescente siempre presente en el bolso de cualquier mujer de hoy. O puede que para los jóvenes una pastilla de moderación en dos colores que les ayudara a ser lo que otros creen que fueron. O seguramente una de esas pastillas para no soñar que reclama Sabina en su canción. En el caso del contagio a gente interesante, yo tiraría de chocolate, que siempre me despierta una creativa vocación por lo prohibido.

Por último solo añadir que ser buena persona también puede parecer de pobres. Sobre todo a la vista de los recientes acontecimientos. Un amigo mantiene que no se puede ser rico y feliz pero que tampoco se puede ser pobre y no aspirar a la riqueza. Dice que vivimos en esa contradicción constante. Personalmente creo que en tiempos de carestía, ser pobre es muy cool, que dirían los pijos paradójicamente hoy en riesgo de exclusión social. Lo es aunque solo sea porque no quede más remedio. Feliz 2013 para todos.