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Retos en la gestión del cambio cultural

Retos en la gestión del cambio cultural

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Transformar la cultura de las organizaciones en España a través de sus equipos” ¿Por qué demonios hemos asumido desde la iniciativa un reto tan complicado?. Cada vez que me hacen personalmente esta pregunta, se me ocurre una nueva razón para justificar el reto. Estas son las que se me ocurren hoy:

La primera respuesta es inmediata: porque sino no sería un reto.

La segunda respuesta es mucho más sencilla y tiene que ver con las PERSONAS. Una amplia mayoría de las personas que nos rodean no está contenta con la vida que les ha tocado vivir o no parece estar de acuerdo con lo que tienen. Y no se trata de posesiones materiales o de riqueza económica, simplemente quieren vivir en una realidad mucho más humana y sostenible. Quieren divertirse trabajando, hacer lo que les gusta, pensar que sus obligaciones también pueden ser sus motivaciones, ir a trabajar sin caras largas pensando en el inútil de su jefe o simplemente quieren sentir y quieren creer que pueden decir algo o compartir sus ideas sin que otro les descalifique o les ignore por completo. Han crecido profesionalmente en un clima de frustración en el que su propia gestión del miedo les ha impedido realizarse como personas. Puede incluso que no se sientan útiles, que sientan ira o un incontenible sentimiento de rechazo a la esperanza. Abrazan la creencia implícita de que el trabajo está para sufrir y de que no es posible ningún cambio más allá de un movimiento a otro puesto de trabajo. Puede que a veces sientan que ni siquiera esto es posible. Los hay que llegan muy arriba.

Sin embargo todos ellos -sean ejecutivos de grandes cuentas, empleados rasos, socios reputados o pequeños pingüinos recién llegados- parecen compartir una misma causa. Todos quieren en el fondo cambiar el mundo. Desde la iniciativa lo creemos profundamente. En el más hondo rincón de su conciencia saben que lo que hacen no es correcto. Lo hacen porque parece que tienen que hacerlo pero no porque estén convencidos de ello. No creen en muchas de las cosas que ejecutan a diario y emplean su tiempo extra en hacer aquellas que sí les satisfacen. Viven y sufren la doble velocidad y el desdoblamiento de conciencia del hombre urbano. En mitad de una cuerda que nunca está segura, deambulan de un lado a otro buscando su tesoro. Entre tanto la vida, como decía el sabio, es eso que pasa cuando estamos preocupados por el resto de las cosas. Hacer que el crecimiento personal sea compatible con el profesional a través de los equipos, sentir de hecho que el propio viaje es nuestro tesoro es por tanto el primer paso.

La tercera respuesta es algo más artificial y tiene que ver con los NUEVOS MODELOS DE RELACIONES. En primer lugar, hablemos del espacio. Porque es importante, porque nos determina. Aunque todos comparten espacios de trabajo que no favorecen la comunicación y a menudo son grises y apagados, pocos asumen como propios estos no-lugares. La razón para mí es clara. En la carrera por un posicionamiento digno en nuestro imaginario colectivo, los procesos mecánicos y el ritmo diario incuestionable han pasado de largo hace algunas décadas al sentido común y a las personas. Hemos alimentados estructuras de trabajo que luego, poco a poco, nos han ido devorando. Y cuando después de años trabajando por su bienestar, cuando el hijo supera al padre, a menudo éste se calla por vergüenza. “Go ahead” dicen los americanos. Es entonces, cuando seguir hacia delante sin orden ni concierto, a menudo sin tiempo ni espacio para pensar, se convierte en una prioridad de facto y no en un fin. Ocurre en ese momento que los jefes mentalmente trasladan a sus empleados el mismo mensaje motivador que el entrenador de gladiadores compartía con sus guerreros en un capítulo de Spartacus: “No os deis mucha prisa en morir“. Eso es todo. Hasta ese extremo nuestra cuerda se ha afinado y tensado por completo. Ese entrenador y ese jefe basan su seguridad en que no hay nadie imprescindible, en que todo el mundo puede ser sustituido. Esa precarización del ser humano genera ansiedad en cualquier tipo de relaciones. El miedo llama al miedo. La indolencia y la falta de sentido llaman al absurdo. En una lenta cadena de acontecimientos, la larga estructura despersonaliza por completo su mensaje, va perdiendo valor, fuerza y empuje con el paso de los años. No se renueva sino que pequeños impulsos de agonía la sostienen. Las personas no forman parte de los equipos y por tanto tan solo pueden sentirse propiedad suya. Tocar suelo o techo es ahora indiferente. Escasean los recursos y el círculo vicioso retroalimenta la caída. Lo que importa entonces es sobrevivir. Y no conozco a nadie que en condiciones extremas, con la supervivencia como único horizonte, pueda generar algo respetable. Nadie.  Sigamos adelante, estoy de acuerdo, pero por qué y hacia donde. Cada vez que he preguntado esto en una organización, mi seguridad ha quedado en entredicho. Es cierto, nunca he sido las reglas por completo, siempre intenté hacer aquello en lo que he creído y también he intentado ser coherente. Y amigos, a pesar de ello sigo vivo. Hacer que los equipos dejen de sobrevivir para vivir es por tanto el segundo de los pasos.

 

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La cuarta respuesta tiene que ver con las GRANDES COMPAÑÍAS y con lo que ahora necesitan. Básicamente se trata de que las grandes estructuras -lo he vivido, lo se- no pueden innovar a un ritmo que pueda competir en el mercado. A menudo se embarcan en enormes aventuras, crean centros de innovación con presupuestos astronómicos, políticas de innovación muy trabajadas… Aún así nada funciona internamente. Si fuéramos sensatos, lo sabríamos. Si nosotros, ejecutivos enfrascados en nuestros despachos, bajáramos a la planta donde la gente se remanga para sacar el pan que comen todos nuestros hijos, nos daríamos cuenta de que en la mayor parte de grandes empresas la innovación nunca acaba de llegar. Se ahoga o se traspapela, se pierde en el largo recorrido burocrático, administrativo y en los informes a inversores. Queda como un asiento más en el balance pero no cambia las cosas. No lo hace porque no habla de la realidad, porque es muy difícil transformar una estructura. Porque Puri, del departamento A, no se habla con Juanjo del departamento B en Asturias o porque una guerra de egos en los puestos directivos no deja ver el bosque. Porque los ejecutivos se lo creen pero los empleados solamente lo sufren. Y cuando de 9 a 6 tu objetivo es no perder un duro e incluso tener más beneficios que ayer, lo que menos te gusta es que venga alguien de innovación a tocarte las pelotas. Podemos poner grandes nombres a esto, vender que hemos innovado en una gran empresa, acompañar nuestro trabajo de sellos que se compran al mejor postor. Podemos hacer todo esto o también podemos empezar de una vez por todos a hablar desde la realidad, a sentir la base, a ser todos y cada uno de nosotros esa base. Hacer que la innovación grandilocuente en las grandes empresas se convierta en transformación real que beneficie a la la organización y a las personas es por tanto el tercero de los pasos. Y este es muy urgente.

La quinta respuesta tiene que ver con las PYMES y con lo que ahora necesitan. Son -no me cansaré de repetirlo- el 99,2% de las empresas en España, la mayoría con menos de 250 empleados que generan el 60% de nuestro PIB. Ese que tanto se mira en Europa y en el mundo. Mi padre tiene una PYME, yo he mamado una PYME. Seré claro: las PYMES en España están en bragas. Las hemos dejado solas. Su situación actual se parece a la de un niño que está aprendiendo a montar en bicicleta y de repente se siente solo, sin su padre y mira abajo y ya no tiene ruedas. Desde la iniciativa creemos que las PYMES tienen derecho a la innovación y que deben acceder a ella con tarifas lowcost porque no pueden pagar grandes facturas a grandes expertos consultores (tengo mucho que decir sobre esto). Las PYMES, don Francisco Jiménez que ha creado una empresa de instalaciones eléctricas y le ha ido bien a base de sudor, de un buen equipo y de esfuerzos, necesitan un balón de oxígeno. En un camino de doble vía: renovarse o morir. El hecho de que la innovación solo sea un coto de caza del IBEX35 y algunos otros amigos muy cercanos, estaba bien mientras había dinero y las oportunidades se reproducían como esporas. Ahora no lo hay y además estamos en medio de una crisis en nuestro modelo productivo. Las personas, las organizaciones que reúnen a personas, necesitan nuevas soluciones, nuevos rumbos y no concentrar en unos pocos todas las preguntas. Democratizar la innovación real es por tanto el cuarto de los pasos.

La sexta respuesta tiene que ver con los gafapasta, los EMPRENDEDORES, los autónomos, las microempresas y con lo que ahora necesitan. Somos muchos frikies haciendo la guerra por nuestra cuenta. Somos mucha gente armada con ideas, motivación e ilusión por salir hacia delante que está currando sola. Ser mercenario por separado está bien mientras alguien te contrata. Ahora nadie contrata. De nuevo en camino de doble vía tenemos dos opciones: o declarar batallas por nuestra cuenta o juntarnos y empezar a pensar en la gran guerra: vivir de esto (lo que sea esto). Para ello hay que hibridar, hay que mezclar, hay que crear una red de facilitadores como esta mañana hablaba con un directivo. Tenemos que generar el clima y contexto para que este valor que supone una parte importante de nuestra economía no sea olvidado y relegado a la extinción. No porque nos neguemos a aceptar la realidad sino porque toda esta gente tiene mucho que decir y lo tiene que decir con muchas ganas, con ese afán de superación, ese espíritu de emprendimiento y esa vocación de aprendizaje continuo que defendemos en la iniciativa y que son claves para levantar la realidad.

Nuestra respuesta a todas estas necesidades y sentimientos colectivos tiene diferentes formatos:

COENTORNO es un espacio y una cultura de encuentro que facilitará el intercambio de beneficios inmediatos a cualquiera de las partes. Esta mañana alguien con muy poco tiempo me dijo: “te falta pedagogía, han tenido que pasar 20 minutos para que entendiera y me convenciera lo que estabas diciendo” Con todo lo que ha llovido y llueve en España, sinceramente, si tan solo necesitamos 20 minutos para entender esta realidad, solo con eso creo que la iniciativa ya está siendo un éxito… 😉

APRENDIZAJE EN EQUIPO es la línea que se concreta en proyectos lowcost para PYMES y grandes compañías, ambas con enfoques y acercamientos diferentes. Es la fórmula que empleamos para que los equipos sean tractores del cambio necesario, generadores de valor real y células autónomas capaces de dar beneficios a su organización a la vez que se desarrollan personal y profesionalmente.

DISEÑO DE EXPERIENCIAS es la línea que lleva a cabo transformaciones cortes e intensivas dentro de los equipos. Son experiencias vivenciales que completan las ya conocidas dinámicas de Team Building construyendo comunidad y sentimiento de pertenencia.

CAMBIO CULTURAL es la línea que desarrolla dentro de la iniciativa ese cambio cultural a partir de grupos de interés. En esta línea existen varias iniciativas que se lideran de forma desinteresada para permanecer en continuo contacto con el desarrollo de valor desde la base. A esta línea pertenecen las iniciativas: #vorpahotel, #desayunoConDiamantes, #nuevaciudad, #aprendizajeYpedagogia, #emprendimientoSocial.

solo cambia la ropa que llevamos

solo cambia la ropa que llevamos

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– El mundo ha cambiado 

– No, solo cambia la ropa que llevamos

Conversación entre Rocky y su hijo en Rocky Balboa (Stallone, 2006)

 

Hoy tengo una nueva teoría sobre todas las cosas. Sí, sobre todas. Te haya dejado tu pareja o hayas tenido un grave accidente, suspendas ese exámen o te echen del trabajo, sufras una enfermedad mortal o tu ser querido haya fallecido. Es válida en cualquier momento de la historia de la Humanidad. Revoluciones, conflictos, descubrimientos o batallas. También es válida para cualquier persona. De cualquier nacionalidad o color. Sirve para cualquier momento de la vida. Seas niño, joven o anciano. Vivas ayer, hoy o mañana. Mi teoría de hoy dice algo como esto:

Fabricamos héroes a partir de un solo momento. Levantamos monumentos en su gloria porque una vez se alzaron e hicieron alzarse a otras personas. Pero todos ignoramos la heroicidad cercana, la interna, aquella que nos ha esculpido. Cuando alguien se une a la iniciativa siempre le pregunto dos cosas: ¿cuantas veces te han golpeado? y ¿cuantas veces has seguido hacia delante?. Cuanto mayores son ambas cifras y cuanto más coinciden, más alineada está esa persona con la iniciativa. Es indiferente si actualmente esa persona es un mendigo, un presidente de una gran empresa, un cirujano, una deportista profesional o un payaso. Porque mi teoría es que cada uno de nosotros es un increíble monumento de sí mismo. Somos la celebración de toda nuestra vida, el resultado de seguir hacia delante tras cada uno de los golpes. Si lo pensáramos, podríamos llegar a ser ese ejemplo que tanto hemos buscado fuera. Pero a menudo no valoramos ni cuidamos nuestro monumento porque convivimos con él todos los días. Está en continuo movimiento y parece que no tenemos tiempo para contemplarlo. Sin embargo a veces nos damos cuenta de que existe, Entonces, en contados momentos, nos sentimos grandes. Y esas veces casi siempre otros nos contemplan.

Me encantaría escribir un bonito artículo sobre mi teoría que hablara de superación, de encajar los golpes y de seguir hacia delante, de la importancia de sonreír y de llorar a tiempo. Pero hay discursos e historias reales que tal vez sean algo más prácticas 😉

Nuestro amigo Rocky lo sabe:

No te lo vas a creer pero cabías en la palma de mi mano. Te levantaba en mis manos y le decía a tu madre: “Este niño será el mejor chico del mundo, será mejor que cualquier persona que haya conocido”. Creciste y fue maravilloso observarte cada día, fue un verdadero privilegio. Llegado el momento te convertiste en un hombre y lo aceptaste. Pero en algún lugar del camino, cambiaste. Dejaste de ser tu mismo. Permitiste que las personas te apuntaran con su dedo en tu cara y te dijeran que no eras bueno. Y cuando las cosas se pusieron feas, comenzaste a buscar algo a que culpar, como una gran sombra.

Permíteme decirte algo que ya sabes. El mundo no es todo sol y arcoiris. Es un lugar muy cruel y desagradable y no importa cuan duro seas, te golpeará hasta dejarte de rodillas y te mantendrá permanentemente sometido si se lo permites. Ni tú ni yo ni nadie va a golpear tan duro como la vida. Pero no se trata de lo duro que puedes golpear, se trata de lo duro que son los golpes que puedes recibir mientras continuas avanzando, de cuanto puedes soportar y continuar hacia adelante. 

Así es como lo hacen los ganadores. Ahora, si sabes lo que vales, entonces ve afuera y consigue lo que mereces. Pero tienes que estar dispuesto a recibir los golpes y no apuntar con tu dedo diciendo que no estás donde querías estar por culpa ni de él ni de ella ni de nadie. Los cobardes hacen eso y tu no eres un cobarde, eres mejor que eso. Siempre te amaré sin importar lo que pase. Eres mi hijo, eres mi sangre. Tú eres la mejor cosa de mi vida. Pero hasta que no comiences a creer en ti mismo, no tendrás una vida.

Rocky Balboa (Stallone, 2006)

Si aplicaran ese discurso a cualquier persona o momento de la Historia, ¿acaso no serviría? Porque lo realmente importante -que nadie te engañe- nunca cambia. La base de todo cuanto importa, permanece. Esto es aplicable a la vida, a los negocios y a todo cuanto ocupa nuestro tiempo. Lo hablaba con alguien hace poco: Nadie que haya sufrido mucho o que haya tenido que replantearse su vida te dirá que lo importante es el dinero. Aunque lo necesite para vivir, jamás oirás que tras ese grave accidente de tráfico o tras estar al borde la muerte, se dio cuenta de que lo único que importa es el dinero. Nadie. Nunca. Creo que es por algo.

Y es algo que también sabe una persona admirable. Muchos de los que nos dedicamos y apostamos por el cambio, conocemos y utilizamos el ejemplo de la historia de Nick James Vujicic, que fundó a los 17 años la iniciativa Life without limbs, una plataforma de superación realmente admirable. Nick no posee brazos ni piernas, no deja de sonreír nunca y ha dedicado su lucha a transformar las vidas de los otros. Y de hecho así consta en el listado de Transformed lives que la gente le dedica agradeciendo su labor. Adolescentes que encuentran su camino en la vida, adultos que reorientan su carrera tras escucharle, jóvenes que se inspiran en su ejemplo,… la lista es amplia. Nick se ha comprometido por entero a su causa y nos ha dejado momentos que son una lección de vida como este:

el compromiso con aquello a lo que amas

el compromiso con aquello a lo que amas

theartof

 

Desde los inicios de la historia han nacido unos 110.000 millones de personas. Ni una sola de ellas ha sobrevivido. Hay 6.800 millones de habitantes en el planeta y cada año mueren 60 millones de personas. Son alrededor de 160.000 al día. De niño leí una vez esta frase: Vivimos solos y morimos solos, lo demás es una ilusión Y es algo que me quita el sueño. Si morimos solos ¿por qué tengo que pasarme la vida trabajando, sudando y luchando? ¿Por una ilusión?

Comienzo de The art of getting by (Gavin Wiesen, 2011)

Con este monólogo de George, un adolescente escéptico y solitario, empieza el largometraje The art of getting by (El arte de pasar de todo) Realmente no se si es una gran película pero se que es un trabajo necesario. Durante décadas hemos desgastado el sentido del esfuerzo o la fuerza de la fe en querer hacer algo y conseguirlo. El propio George vive en su propio entorno algunos de los desequilibrios que caracterizan la trama disociada de nuestro tiempo: en su padrastro, en lo que lee y escucha, en lo que vive. Nada le hace creer que algo acabe de tener algún sentido. En el viaje iniciático de este adolescente neoyorquino encontramos algunos elementos clave del itinerario de aprendizaje hacia uno mismo. “Yo no era nadie hasta que te conocí. Tú hiciste que eso cambiara” le dice en un momento de la película a Sally, una compañera del último curso de su instituto.

Ahora que muchos se rinden a los hechos, ahora que muy pocos se atreven a ignorarlos, ahora que casi nadie quiere superarlos, el aprendizaje moral de George desde el relativismo absoluto hasta el compromiso con aquello a lo que ama, nos puede enseñar mucho. Porque esta sociedad se parece a este adolescente abotargado. Le faltan ganas y le sobran excusas para no salir hacia adelante. Hasta que alguien en algún lugar, alguien en algún momento, demuestra que podemos salir hacia delante. A menudo solo con el hecho de querer hacerlo. En realidad no hay momento malo para superarse excepto cuando ya hemos muerto. George tiene mucha razón: nadie sobrevive a la vida. Y sin embargo, amigos, no por tener esa certeza dejamos nunca de vivirla 😉

Hace dos días hablaba con un empresario al que acababa de conocer de algo que creo que define al héroe. La ideología en la que yo creo se llama sentido común. Ningún partido político, ni gobierno y a menudo muy pocas organizaciones la profesan. Se encuentra en franca decadencia a pesar del resultado de apostar por lo contrario. Siempre veo en mi entorno cómo algunos perros rabiosos se indignan y se aferran a estructuras huecas del pasado o se ciegan cuando el viento sopla en contra de la bandera que siempre han enarbolado. Como dijo un famoso futbolista, los colores están bien pero nunca para más de 90 minutos más la prórroga. Aristóteles dijo a uno de sus discípulos: “Somos lo que hacemos a diario. De modo que la excelencia no es un acto sino un hábito” Y para mí se trata del hábito del sentido común. Hay algo que cambia a George. Se llama Sally, se llama arte, se llama de cualquier otra manera. Sea lo que sea, ese algo no ha dejado nunca de hacer girar su mundo. Y de repente, a veces caminando, en un té o tan solo tumbado boca arriba sin dormir durante varias noches, uno encuentra ese algo. Y lo abraza y dedica su vida a cuidar su felicidad a partir de ello. Por lo común no suele estar muy lejos, puede que con frecuencia cambie y a menudo ese “algo” -sea persona, reto o sueño- marcará el ritmo del resto de las cosas. Creo sinceramente en ello 😉

yo tengo un sueño

yo tengo un sueño

sueno

 

I have a dream

Martin Luther King, gradas del Lincoln Memorial, 28 Agosto, 1963

 

ESTO ES LO QUE SOMOS. 

LA INICIATIVA EXPLICADA A PARTIR DE UN DISCURSO HISTÓRICO:

No ignoro que algunos de ustedes han llegado hasta aquí con grandes esfuerzos y problemas. Algunos de ustedes sufren directamente desde sus tradicionales puestos de trabajo. Algunos de ustedes han venido de áreas donde su búsqueda de la libertad y la creatividad los ha dejado golpeados por la tormenta de persecución y derrumbados por los vientos del individualismo. Ustedes han sido los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen trabajando con la fé de que el sufrimiento no merecido es redentorio. Alimenten la esperanza de que un día sus pequeños esfuerzos darán fruto. Regresen a su gran empresa; regresen a su realidad cotidiana; regresen a sus procedimientos; regresen a sus cubículos y departamentos aislados; regresen al modelo productivo de la fábrica, háganalo sabiendo que de alguna manera esta situación podrá y será cambiada. No nos cebemos en el valle de la desesperación.

Hoy les digo a ustedes, mis amigos, que aunque nosotros enfrentemos las dificultades de hoy y de  mañana, todavía tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño de nuestros abuelos y padres emprendedores, el sueño de que un día cada trabajador surgirá y vivirá verdaderamente el credo que reza “Este país se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo.” (1)

Tengo el sueño de que ese día en los entornos de trabajo tradicionales, los hijos de los actuales asalariados y los hijos de los actuales emprendedores se sentarán juntos a la mesa de la hermandad.

Tengo el sueño de que un día incluso el empleado que está empezando, ese muchacho que arde por el calor de la ilusión, podrá aportar valor al crecimiento de su empresa y que esa empresa le aportará también valor a él.

Tengo el sueño de que mis futuros hijos algún día vivirán en una nación donde no serán juzgados por intentar cambiar las cosas, sino por el valor que tiene el esfuerzo de cambiarlas.

Hoy tengo un sueño.

Tengo el sueño de que un día en las grandes corporaciones, con sus pesadas estructuras, con sus dirigentes con las bocas llenas de palabras como equipo y motivación, un día aquí en este país las empresas, pequeñas y medianas, podrán unir las manos con otras pequeñas y medianas hermanas.

Hoy tengo un sueño.

Yo tengo el sueño de que algún día cada valle será elevado, y cada colina y montaña serán hechas llanas. Los lugares más ásperos serán aplanados y los lugares torcidos serán hechos rectos, y la inteligencia del bien común será compartida y todo género humano se verá junto.

Esta es nuestra esperanza: Transformar la cultura de las organizaciones en España a través del aprendizaje en equipo. Esta es la fe con la cual yo construyo mi trabajo cada día. Con esta fe podremos labrar de la montaña de la desesperación, una piedra de esperanza. Con esta fe podremos transformar el sonido discordante de la crisis en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe podremos trabajar juntos, salir de esta juntos, luchar juntos, ir hasta el final juntos, pararse juntos por  nuestro desarrollo, sabiendo que algún día seremos libres, y este es el día. Este será el día cuando todos los hijos de los que ahora trabajan podrán cantar con nuevos sentidos “Mi sueño es el tuyo, dulce tierra de libertad. Yo te canto, tierra donde mi padre murió trabajando, tierra del orgullo de los valientes. De cada lado de la montaña, dejemos resonar la libertad.”

Y si esta tierra va a ser una gran nación, esto tendrá que hacerse realidad.

Si es así dejen resonar este sueño desde la cima de los montes Pirineos; dejen resonar este sueño desde las poderosas montañas de Sierra Nevada; dejen resonar este sueño desde la meseta castellana; dejen resonar este sueño desde las rocas costeras de Galicia; dejen resonar este sueño desde las altas montañas de Cantabria, de Euskadi, de Asturias; desde las pequeñas cooperativas de agricultores; desde las grandes empresas energéticas, la sucursal de banco, el pequeño comercio y los nuevos negocios digitales; dejen resonar este sueño desde los valles de Catalunya hasta Málaga; desde la multinacional al funcionario; desde los puestos directivos hasta la pequeña cadena de montaje.

“De cada lado de montaña dejen resonar la libertad.” Y cuando ésto pase y cuando dejemos resonar este sueño, cuando lo dejemos resonar de cada aldea y cada caserío, de cada estado y cada ciudad, de cada departamento y unidad dentro de la empresa, de cada humilde equipo, podemos apurar el día en que todos los hombres y mujeres, sean junior o senior, de izquierdas o derechas, viejos o jóvenes, pequeños o grandes, podamos unir nuestras manos y trabajar por ese momento en que entonemos el siguiente canto a nuestro esfuerzo:

“Libre al fin, libre al fin para ser la mejor versión de mí mismo. Gracias a todos por este sueño compartido, somos libres al fin.”

NOTAS:

Adaptación del discurso de Martin Luther King

(1) Extracto de la Constitución española de 1978

I´m going to show you how great I am

I´m going to show you how great I am

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I want to share with you some interesting thoughts for this time in my/your live. Remember: never give in, never give in, never give in.

I have wrestled with an alligator. I done tussled with a whale. I done handcuffed lightnin’ thrown thunder in jail. That’s bad. Only last week, I murdered a rock. Injured a stone. Hospitalized a brick. I’m so mean I make medicine sick. Bad. Fast. Fast. Last night I cut the light off in my bedroom, hit the switch, and was in the bed before the room was dark. All you chumps are gonna bow when I whoop him, all of you, I know you got him, I know you’ve got him picked, but the man’s in trouble, I’m gonna show you how great I am.I´m going to show you how great I am.”

Muhammad Ali

I don’t know what to say really. Three minutes to the biggest battle of our professional lives all comes down to today. Either we heal as a team or we are going to crumble. Inch by inch, play by play till we’re finished. We are in hell right now, gentlemen, believe me and we can stay here and get the shit kicked out of us or we can fight our way back into the light. We can climb out of hell. One inch, at a time. 

Now I can’t do it for you. I’m too old. I look around and I see these young faces and I think I mean I made every wrong choice a middle age man could make. I uh…. I pissed away all my money believe it or not. I chased off anyone who has ever loved me. And lately, I can’t even stand the face I see in the mirror.

You know when you get old in life things get taken from you. That’s, that’s part of life. But, you only learn that when you start losing stuff. You find out that life is just a game of inches. So is football. Because in either game life or football the margin for error is so small. I mean one half step too late or to early you don’t quite make it. One half second too slow or too fast and you don’t quite catch it.  The inches we need are everywhere around us. They are in ever break of the game every minute, every second.

On this team, we fight for that inch. On this team, we tear ourselves, and everyone around us to pieces for that inch. We CLAW with our finger nails for that inch. Cause we know when we add up all those inches that’s going to make the fucking difference between WINNING and LOSING between LIVING and DYING. 

I’ll tell you this in any fight it is the guy who is willing to die who is going to win that inch. And I know if I am going to have any life anymore it is because, I am still willing to fight, and die for that inch because that is what LIVING is. The six inches in front of your face.

Now I can’t make you do it. You gotta look at the guy next to you. Look into his eyes. Now I think you are going to see a guy who will go that inch with you. You are going to see a guy who will sacrifice himself for this team because he knows when it comes down to it, you are gonna do the same thing for him.

That’s a team, gentlemen and either we heal now, as a team, or we will die as individuals. That’s football guys. That’s all it is. Now, whattaya gonna do?

Tony D´Amato (Al Pacino) en Any given Sunday (Oliver Stone, 1999)

Our deepest fear is not that we are inadequate. Our deepest fear is that we are powerful beyond measure. It is our light, not our darkness that most frightens us. We ask ourselves, Who am I to be brilliant, gorgeous, talented, fabulous? Actually, who are you not to be? You are a child of God. Your playing small does not serve the world. There is nothing enlightened about shrinking so that other people won’t feel insecure around you. We are all meant to shine, as children do. We were born to make manifest the glory of God that is within us. It’s not just in some of us; it’s in everyone. And as we let our own light shine, we unconsciously give other people permission to do the same. As we are liberated from our own fear, our presence automatically liberates others.”

Marianne Williamson, A return to love: Reflections on the principles of a course in miracles

Never give in. Never give in. Never, never, never, never — in nothing, great or small, large or petty — never give in, except to convictions of honor and good sense. Never yield to force. Never yield to the apparently overwhelming might of the enemy.”

 sir Winston Churchill

izada

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En uno de los puertos más concurridos de Barcelona, en un muelle alejado de la entrada para coches, muy cercano al dique de contención, se encuentra amarrado un barco velero al que mi tío llamó Shanti Andia en honor al colosal marinero de Lúzaro. Desde que compró el primer bote en el que apenas cabían él y mi tía Mari Ángeles, en realidad todos sus barcos se han llamado siempre “Shanti Andia“. Nunca me ha explicado nada acerca de esta tradición pero se que se trata de un esfuerzo personal por perpetuar su sueño.

Shanti Andia, ese niño vasco imaginario que soñaba con increíbles aventuras en el mar, imaginaba cada noche en el camastro de su cuarto el acto de la izada. Un buen día fue a puerto y se embarcó. Su sueño entonces fue una realidad. Porque izar las velas en un barco para que pueda navegar supone dejarse llevar por el viento o enfrentarse a él. Significa movimiento y es el esfuerzo continuo por mantener las velas elevadas en armonía con el viento y con el mar. Connota iniciativa, responsabilidad, superación y el claro objetivo de elevar aquello que te llevará a donde desees.

Por eso en pleno centro de Madrid (Calle Reina Mercedes, 7) un equipo de 4 socios y 14 personas ha trabajado para ofrecerte un espacio de desarrollo personal y profesional que te ayude a izar las velas. Algo que nos vuelva a conectar con lo que realmente queremos y podemos ser y hacer, un espacio idóneo para materializar tus sueños. Nuestra vocación es construir contigo un ecosistema real basado en el intercambio y el beneficio mutuo. Como no podía ser de otra forma, hemos llamado a nuestro sueño IZADA y queremos que en él convivan diferentes líneas de trabajo:

  • una espacio de emprendimiento, innovación y creatividad centrado en tí, en tu proyecto o en tu equipo con cursos, talleres, encuentros y experiencias diferenciales. Te ayudaremos a encontrar el camino necesario para prototipar nuevos modelos de trabajo o de negocio, para desarrollar tu idea o favorecer el cambio de visión.
  • un servicio de consultoría en innovación para el desarrollo organizativo y la implantación de sistemas de gestión de calidad, planes estratégicos y de comunicación de impacto y fomento de elementos identitarios (misión, visión y cultura)
  • un servicio de coaching ejecutivo in-company o en el propio espacio que te ayude a visualizar nuevos escenarios, construir nuevos modelos, inspirarte y explotar el talento de las personas.
  • un servicio terapeútico para tu desarrollo personal con diferentes enfoques que genere los cambios necesarios para mejorar nuestra calidad de vida y nuestro bienestar emocional. Te ofrecemos nuestro acompañamiento para construir un camino y aprender nuevas maneras de ser y estar. Hemos diseñado itinerarios de desarrollo personal centrados en diferentes ámbitos de trabajo: psicomotricidad, talleres didácticos, terapia individual, infantil y juvenil, de pareja,…
  • un enfoque social. Desarrollaremos iniciativas éticas de responsabilidad social con becas anuales para el apoyo al emprendimiento o el cambio laboral de personas. Si quieres reinventarte, podemos asesorarte con el cambio. Basaremos nuestra gestión interna en el cuidado de las personas y apostaremos por iniciativas saludables para nuestro entorno.
  • una comunidad de coworking autogestionada donde compartir ideas y desarrollar proyectos. Actuará como plataforma de construcción creativa para emprendedores, negocios asentados y startups.

Además de colaborar y fortalecer la red Izada, la iniciativa jugará un papel clave en la construcción y dinamización de esta nueva comunidad de coworking.  Los desayunos de los viernes se convierten en un marco donde poder hablar, escuchar y nutrirse de otras experiencias y conocimientos. De manera frecuente, contaremos con la participación de personas especiales, profesionales de disciplinas interesantes que quieran compartir su experiencia con la comunidad. La comunidad dispondrá de un espacio de concentración y creatividad propio, de zonas flexibles de trabajo y de importantes descuentos en todas las actividades desarrolladas dentro del ecosistema. Queremos contar con personas que sientan que este es su momento y queremos convertir ese momento en valor extraordinario.

No preguntes qué es Izada, pregúntate qué quieres que sea para tí 😉