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por qué tenemos hijos

por qué tenemos hijos

hijos

Tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista“.

Michael Levine (publicista)

Si lo más importante para las personas fuera el dinero, nadie tendría hijos. No dan dinero.

Si lo más útil para nosotros fuera nuestra alimentación, nadie acogería a un nuevo estómago. De hecho casi siempre alimentamos a nuestros hijos a menudo quitando la comida de nuestro propio plato.

Si para tener un hijo intentáramos rellenar de forma coherente, junto con nuestra pareja, cada uno de los 9 huecos del business model canvasrecursos clave, propuesta de valor, alianzas, actividades, relaciones con el cliente, segmentos de mercado, canales, costes e ingresos– nadie en su sano juicio decidiría tener hijos. No es un modelo de negocio en el que un inversor invertiría.

Si lo más importante para las personas fuera el retorno de inversión a la hora de tener un hijo, nadie lo tendría. No lo tendrían ni en Sudán, ni en en la R. Democrática del Congo donde ni siquiera las madres pueden sobrevivir a veces e incluso sufren la lacra de violaciones con transmisión de SIDA. Tampoco en la selva peruana donde las condiciones son extremas, ni en China donde todos miran la efectividad, ni siquiera en Europa donde nos aferramos a nuestra calidad de vida. En ningún caso tener un hijo es rentable.

natalidad

Y sin embargo miren el gráfico que tienen sobre estas líneas. Es la tasa bruta de natalidad en el mundo. Colores más cálidos significan más hijos por persona, colores más fríos, menos hijos. Podemos decir que incluso cuando uno no tiene aparentemente nada, tiene hijos.

Si para decidir si tienes o no tienes hijos, tuvieras que segmentar, humanizar, empatizar y validar de acuerdo al mapa de empatía cuál es el mercado que actualmente está preparado para el producto HIJO, ninguno de nosotros tendría un hijo. Probablemente ninguno utilizaría las herramientas de resolución creativa de problemas de la D-School de la Universidad de Standford. Pese a que muchos hacen dinero alrededor de este producto, ningún mercado ni cliente ni proveedor está pensado para comprar este producto. Es una commodity, dirían los expertos.

Si lo más importante para las personas fuera la seguridad, nadie tendría hijos. Este mundo no es un lugar seguro. Lo sabe tanto el padre que ha sufrido un robo en Brooklin (Nueva York) como el que asustado contrata una empresa de seguridad para su mansión en la urbanización La Moraleja (Madrid).

Si lo más importante para las personas fuera la comodidad, nadie tendría hijos. A nadie le gusta levantarse en medio de la noche, limpiar mierda de otros o mantener a un ser improductivo.

Si pensáramos en el bien común, ni al planeta -saturado de CO2 y desnaturalizado- ni a nuestras sociedades -hiperpobladas en su mayoría o con un alto nivel de envejecimiento- les hacen falta más seres humanos.

Si lo más importante para las personas fuera la ausencia de dolor, nadie tendría hijos. Vómitos, mareos, desequilibrios hormonales, dolores de cabeza, parto,… No nos resulta agradable todo lo que envuelve al embarazo pero sí lo que lo provoca.

Si lo más importante para las personas fuera en general la ausencia de preocupaciones, definitivamente nadie tendría un hijo. Por naturaleza, desde temprana edad y a veces hasta tu propia muerte, generan falta de sosiego y calma.

Si lo más importante para las personas fuera su desarrollo profesional, ninguna mujer tendría hijos. Existe, de hecho, una fuerte correlación entre natalidad y participación femenina en el trabajo. Pero aún así, decidimos tener hijos.

Ni siquiera la pirámide de Maslow ha sido capaz de explicar por qué demonios alguien en pleno uso de conciencia decide tener hijos. A nadie que le preguntes por qué ha tenido un hijo te responderá que por descanso, ni por intimidad sexual, ni por respeto o autorreconocimiento, tampoco por creatividad.

Por supuesto, huelga decirlo, nadie que quiera tener hijos piensa en la jodida deuda externa ni en la crisis. Porque aunque tenemos menos hijos, los seguimos teniendo.

Por el contrario es normal que todo el mundo que decide tener hijos responda algo así como: “SIMPLEMENTE QUISIMOS“. Y a menudo lo hacen con cara de no encontrar otra explicación. A pesar de ello hay incontables revistas de embarazos que intentan explicar este fenómeno sin éxito pero con mucha difusión.

Les contaré lo que yo creo. Me ha costado darme cuenta, he leído bastante buscando alguna respuesta a cuál demonios es el fin último de las personas. También he preguntado y hablado con mucha gente cada día y he sido acólito de no pocas teorías una detrás de otra y con frecuencia de forma simultánea. He sido honesto y deshonesto en esta búsqueda. He creído en una religión y en tres o cuatro ideologías, he buscado la respuesta fuera y dentro. He dado conferencias asegurando que entonces la tenía. Y cada vez era diferente.

Pero nunca he interiorizado tanto como hoy el enorme poder y el infinito valor que tiene que una persona sienta que decide lo que quiere hacer y que además lo haga. Por encima de todo y de todos. Simplemente eso “QUIERO HACERLO”. ¿Pero por qué lo haces? “QUIERO HACERLO”. Solo eso. Personalmente disfruto cada vez que alguien comparte conmigo ese momento haya decidido vivir en la calle o levantar una gran empresa. Para mí es indiferente.

El potencial de hacer lo que uno puede y quiere hacer es infinitamente mayor que cualquier otro potencial. Y lo que es aplicable para tener hijos, también lo es para crear equipos y en general para vivir. Lo más importante para nosotros es sentir que hacemos lo que queremos hacer. Es el momento mágico en el que QUERER es PODER. Y un buen facilitador, alguien que quiera trabajar realmente en equipo siempre debe respetar este momento.

Cuando dudes qué significa la palabra COMPROMISO piensa en alguien que decide tener hijos sin una explicación más sólida que el hecho de que simplemente quiso hacerlo.

el ejecutivo hacker

el ejecutivo hacker

ejecutivo hacker

Conocí a un hombre que se creía dueño de su equipo. Hasta que todo su equipo buscó a alguien que fuera dueño de sí mismo

Uno de los claims de la iniciativa es HACKING LEADERS. En los últimos ocho días he oído a tres personas diferentes en diferentes foros de innovación hablar de la importancia de los hackers en las organizaciones. Ninguno de ellas había sido hacker. Precisamente porque esta es una característica fundamental del hacker: no habla de lo que hace, lo hace. Lo aprendí cuando estudié las comunidades de software libre, cuyo trabajo admiro y critico a un mismo tiempo. Aprendí que hay gente que habla y gente que hace. En el contexto en el que nació el término es raro encontrar a gente que haga las dos cosas y de hecho hay cierto rechazo hacia los “habladores”. Se trata de una cultura de meritocracia radical de hechos, tal vez demasiado pero que es altamente exitosa para el bien común. Marck Zuckerberg, fundador de facebook -del que todo recela ahora pero al que todo el mundo idolatraba antes- implantó en su empresa una carta de principios cuya esencia decía lo siguiente:

Hemos cultivado un enfoque único de cultura y management al que llamamos The Hacker Way.

La palabra “hacker” tiene una connotación negativa injustamente al ser retratados en los medios de comunicación como personas que se infiltran en ordenadores. En realidad, el hacking sólo significa la construcción de algo rápidamente o probar los límites de lo que puede hacerse. Como la mayoría de las cosas, se puede usar para bien o para mal, pero la gran mayoría de los hackers que conozco tienden a ser idealistas que quieren tener un impacto positivo en el mundo.

The Hacker Way es una aproximación a la construcción que implica mejora continua e iteración. Los hackers creen que algo siempre puede mejorse, y que nunca nada está completo. Y tienen que ir a arreglarlo – a menudo en la cara de las personas que dicen que es imposible o se contentan con el status quo.

Los hackers tratan de construir mejores servicios a largo plazo mediante la rápida liberación y el aprendizaje de los pequeños iteraciones en lugar de tratar de conseguir todo perfecto de una vez. Para apoyar esto, hemos construido un framework de pruebas que en cualquier momento dado puede probar miles de versiones de Facebook. Tenemos la fórmula “Hecho es mejor que perfecto” pintadas en las paredes para recordarnos a nosotros mismos para mantener siempre el envío.

El hacking es también una disciplina intrínsecamente práctica y activa. En lugar de debatir durante días si una nueva idea es posible o cuál es la mejor manera de construir algo, los hackers prefieren un prototipo y ver lo que funciona. Hay un mantra hacker que se escucha mucho en torno a las oficinas de Facebook: “El código gana a los argumentos

Durante esos mismos ocho días he oído a tres personas hablar de agilismo en esos mismos foros. Las metodologías ágiles llegan con retraso al mundo de la gestión tras años de implantación en el desarrollo tecnológico. En ellas tampoco hay mucha gente que hable porque todo se hace de forma iterativa. Es una característica común a todas las metodologías ágiles: no escribas, actúa y aprende sobre la marcha. Aparte de eliminar gran parte de la burocracia de los equipos, el agilismo promueve cambios de perspectiva y de sistemas de pensamiento.

La pregunta es: esto que es aplicable a los equipos, ¿es aplicable a los gerentes, ejecutivos o directivos?. En otras palabras ¿puede existir un ejecutivo hacker? Mi respuesta es NO. De hecho incluso en los sectores más punteros mi opinión es que los managers de innovación no practican la innovación, la gestionan. No se puede querer conservar estructuras tradicionales y encastrar sistemas de coordenadas y actitudes abiertos. Es totalmente imposible y cualquiera que conozca los sistemas de trabajo distribuidos en los que se desarrolla la ética hacker, lo sabe. Ser hacker es una actitud pero en la realidad, también necesita un entorno propicio. Ya que no se puede ser audaz, rápido, abierto y enfocado al corto plazo en estructuras pesadas. Sin embargo hay que cambiar la forma de pensar de estos tipos y creo que para ello podemos utilizar la cultura libre que tanto hemos trabajado. No se puede construir un ejecutivo hacker pero se puede hackear el liderazgo y a los líderes. Hasta ahí puedo leer 🙂 Uno de los talleres de la iniciativa es precisamente de aplicación de la CULTURA LIBRE a los equipos. Porque los directivos actualmente son como aduanas contenedoras de progreso.

Hace dos días me confesaba el fundador de una conocida consultora de innovación:

Estoy cansado de que alentemos a intraemprendedores, los dejemos pegarse solos hasta estrellarse y luego se larguen cansados por las continuas barreras de los que están arriba y deciden no moverse. Hay que apuntar a todos pero especialmente a los que ahora mandan porque a partir de ellos se pueden hacer cambios reales y que sean sostenibles

No puedo estar más de acuerdo.

Qué necesito cambiar

Qué necesito cambiar

españa
¿Por qué creo que actualmente cualquier emprender es un anti-sistema? Porque España (ese pequeño territorio iluminado que nos muestra la Estación Espacial Internacional) en estos momentos se encuentra en una situación exactamente igual a cualquiera de estas 5 hipótesis:

  • Un ordenador colgado que no acaba de arrancar. Aunque tiene un gran hardware, el software es excesivamente antiguo. Por inercia nadie se decide a reiniciar el sistema, aunque todos miran a la pantalla para ver si esto se soluciona solo. La respuesta es NO.
  • Una ciudad el día después del paso de un gran huracán. Algunos han perdido la casa, otros han perdido el camino para llegar a ella, y muchos han dejado atrás a compañeros de viaje que han probado suerte en otra tierra o definitivamente se les ha dado por muertos. Hay partidas de rescate que cada día salen a la calle con ayuda externa para ver quién ha quedado vivo. Como siempre ocurre en estos casos, hay pequeños barrios por los que ni siquiera ha pasado el huracán. Estos oasis deberían ser la base para la reconstrucción de la ciudad. Su superación y  fortaleza deberían servirnos de ejemplo para el cambio.
  • Un anciano escéptico superado por un ritmo de cambio inasumible. Tras décadas de duro trabajo y sacrificio, nuestro anciano no ve su recompensa ni observa ningún reconocimiento. Algunos adolescentes a su alrededor le ningunean y como esas jóvenes que escupían a un anciano hace poco, se ve ultrajado porque ha perdido cualquier capacidad de maniobra. En un momento de cambios continuos en los que la adaptación y el trabajo en equipo son la clave, ve como la suma de esfuerzos personales ya no es suficiente. Sus antiguas doctrinas y creencias ya no son efectivas ni convencen. Se sienta cada tarde a esperar que algún alma caritativa se apiade de su alma. Pero NO hay nadie que responda a ese perfil.
  • Un ejército que ha vencido airoso grandes batallas pero que finalmente perdió la guerra. Pese a que las tropas han dado el callo, pese a que estaban realmente preparadas y lo han demostrado en muchas ocasiones, siempre estuvieron solas y nunca fueron respetadas o valoradas por los mandos. No existía ninguna cobertura y la planificación del Estado Mayor -siempre lejos de la realidad del campo de batalla- era lamentable. El coraje, la pasión y el talento de la mayor parte de soldados ha sido, pues, insuficiente. Aquellos que se esforzaron por ser ejemplo para el resto, que sacrificaron su vida por el grupo, ven como los que practicaron el pillaje, el robo, el tráfico de influencias o la deserción son reconocidos y pagados como héroes. La meritocracia ha muerto y solo es respetado el individualismo. Los soldados rasos que se quedaron han sobrevivido a base de pequeños trueques y han perdido cualquier fe, valor u orgullo de pertenencia. Los mandos intermedios carecen de una cultura de liderazgo capaz de reconducir la situación y huyen como, cuándo y por dónde pueden al bando vencedor.
  • Un coche con las mejores ruedas que no tiene motor. La escena es casi cómica. Un hombre camina por la acera convencido de su gran compra, se dirige a su automóvil recién pintado de un color metalizado anti-arañazos, probablemente con los mejores neumáticos del mercado, elevalunas eléctricos, cierre remoto centralizado, grandes asientos de piel curtida con doble costura y anti-manchas, un gran depósito de combustible, enorme maletero, cachibaches eléctricos varios dispuestos por el salpicadero,… Abre la puerta del coche sin problema, saca la llave y sonriente intenta hacer contacto. No funciona. Se extraña y comprueba si es la llave correcta. Parece serlo porque ha abierto la puerta. Lo intenta una y otra vez sin descanso. No suena nada. Ni una chispa, ni un breve rugido, ni un carraspeo leve. Sale del coche y abre el capó. No hay motor. Sin embargo el coche, salvo eso, es excelente. Pone un anuncio en el periódico y llama a algunos amigos para revenderlo. Entretanto se compra unas cervezas y las consume dentro. Porque el coche es cómodo aunque no funciona.

Por otro lado hay una gran cantidad de gente -hablo de mucha gente- que considera aceptables todos estos escenarios y de hecho lucha porque continúen existiendo. De hecho, en mi humilde opinión el 90% de la población española cuadra con el siguiente perfil esquemático de principios:

  • SENTIDO DE CAMBIO: No estoy contento con las cosas. Cámbialas tú.
  • SENTIDO DE EQUIPO: Me gusta tu idea pero yo tengo las mías. ¿Cómo puedes adaptarte?
  • SISTEMA DE VALORES: No creo en esta forma de hacer las cosas pero “debo” hacerlo así.
  • SENTIDO DE LIBERTAD: El riesgo es infinitamente malo, incluso el riesgo de hacer lo que creo o aquello que me gusta
  • SENTIDO DE PROGRESO: Se basa en el miedo: No estoy bien pero podría estar peor > NOTA: los que dicen esto, siempre lo estarán

 

Difícil entorno, sí, pero real. Lo sufro y vivo cada día  incluso entre agentes de cambio e innovadores de pose destacados. Creo que la gran mayoría de la población española está desencantada y no siente ningún tipo de ganas de invertir en el cambio. No hablo ya de los grandes aparatos de partido ni del sistema social ni siquiera del hecho de que actualmente las naciones no funcionan. Hablo de las personas, de aquellos con los que hablamos a diario. Creo, humildemente, que yo me he comprometido con el cambio. Al menos hasta donde he podido (con mi propia vida) y al menos de la forma más honesta que he encontrado (sin defraudar o estafar a nadie). Esta es mi historia pero puedes compartir la tuya:

Superando el victimismo, soy feliz pero el precio que he pagado por serlo es inasumiblemente alto. Muchos seguidistas, conservadores y cobardes se relamen esperando mi caída desde su barrera; otros esperan ansiosos que saque algo hacia delante para demostrar que es posible hacerlo. De momento ni unos ni otros han quedado satisfechos. El resumen de mi vida es bastante sencillo: he estudiado demasiado, he trabajado demasiado, he vivido mucho. Es otra vida ordinaria porque solo soy uno más. Me encuentro, junto con la sociedad a la que intento servir, en mitad de una crisis brutal de identidad y con los mínimos recursos imaginables. Tengo 30 años. En enero renuncié por voluntad propia a una carrera de 10 años medianamente exitosa en las primeras firmas de consultoría con presencia en mi país. Muchos compañeros labran su futuro al abrigo de la seguridad y la certeza, yo opté por el riesgo porque creo que era el único camino para ser feliz y poder dormir tranquilo. Lo hice porque no creía en los patrones de trabajo ni en el discurso de valor -a menudo incoherentes- de ninguna de las multinacionales con las que había colaborado. Nunca abandoné la arena, y las directrices verticales de los déspotas e incompetentes que ya la habían olvidado siempre me parecieron insultantes. Al cambiar de vida, me embarqué en un viaje de aprendizaje hacia el equipo que nunca se ha concretado en nada y lancé una propuesta de cambio que ha logrado dar sus frutos durante meses pero que actualmente no es sostenible. Con todo, soy lo que ahora llaman un “emprendedor exitoso” porque a pesar de todo ello, sigo vivo. Ese es el umbral de éxito del emprendimiento hoy en día. Y sí, soy feliz porque hago lo que quiero, pero el peaje continuo por hacer lo que quiero es ahora tan insostenible como el peaje que pagaba por hacer lo que no quería. Ese peaje tiene forma de preocupaciones, malos momentos, malestar, inseguridad,… y es mejor que todo cuanto he conocido hasta el momento pero sigo sin dormir tranquilo.

En esta situación personal y con este entorno adverso, este es mi RETO:

¿Cómo construir un servicio de transformación cultural realmente cautivador, sostenible a nivel de proyecto y útil para los demás?

Esta es la única pregunta que me ocupa durante los últimos 30 días. Tras regresar del viaje a Barcelona y tras un día en blanco desintoxicándome, hoy ha llegado a hotel vorpalina un emprendedor y amigo que se alojará durante un mes. Después de cenar hemos estado charlando sobre la saturación de oferta innovadora en el mercado español y sobre la gran utilidad que tendría crear un carnet de innovación por puntos. El funcionamiento sería muy similar al carnet de conducir que todos conocemos. Porque cada vez que en una empresa alguien dice “innovación” muere un profesional cualificado a varios kilómetros de allí. Creo que ya hay mucha gente que monta saraos elitistas, cortijos de innovación, festejos coloridos y BBCs en el mundo como para que vengamos nosotros a ofrecer más de lo mismo. También creo que realmente esto ya no es necesario. Dejemos de hablar y empecemos a hacer. Es todo mucho más sencillo: Servicios reales para problemas reales. La indefinición mata y no puedo replicar aquello que quiero corregir.

Porque la agilidad, la adaptación al cambio y la imagen parecen serlo absolutamente todo. Si se incluyeran estos factores entre los estudios de mortandad, ocuparían el 90% de muertes no naturales. No solo de personas, sino de familias, organizaciones y países. La mayor parte de ellas si mantienen su indefinición por un tiempo “excesivamente” prolongado, son rechazadas o excluidas del camino por el resto. Por otro lado el tiempo de respuesta es ahora mucho más clave que antes. Cuando un país o una economía agoniza, lo que se necesitan son equipos de urgencia con un espíritu de sacrificio nunca visto. Deben meterse hasta la cintura en grandes pantanos y lodazales para rescatar a supervivientes y regenerar poco a poco un terreno estéril de ideas y sentido.

En este artículo quiero hablar de forma constructiva de tres niveles de indefinición que nos están saliendo excesivamente caros a todos: la falta de compromiso personal, la inoperancia de los equipos y la falta de efectividad de las organizaciones. Todas ellas están ligadas y son -así lo creo- enfermedades mortales que requieren tratamiento y atención. Creo que todos estos elementos están ampliamente extendidos y podemos encontrar ejemplos de ellos a diario. Añadan a estos tres elementos su proyección en los diferentes ámbitos de la sociedad española (financiero, político, social, laboral,…) y obtendrán un cóctel explosivo cuya foto finish es similar a nuestro momento AHORA.

La falta de compromiso personal. Indefinirse es, por naturaleza, no comprometerse a nada y seguir hacia delante. Indefinirse es abandonarse a la inercia y a la suerte, perder las referencias y el sentido. Indefinirse también es practicar la caridad y el clientelismo en los negocios: si tú te adaptas a mí, entonces podré ayudarte; si no es así, no me interesas. Indefinirse es no comprometerse a nada más allá de mí o de lo mío, más allá de lo que ya controlo. Sin embargo hablar mucho y no hacer nada es el tipo de indefinición más aceptado. Cualquier persona civilizada puede comprender que la teoría, los conceptos, las grandes reflexiones (este blog al completo, por ejemplo) son solo el punto de partida para hacer las cosas. Por sí solos son completamente inútiles. Cualquier reflexión, sea del tipo que sea, pierde por completo su sentido si no está encaminada u orientada a algo. En España hemos perdido la noción de todo esto a nivel personal. Parece que asociamos la acción a conseguir hacer cosas y la teoría como el recreo de un patio de colegio en el que ocupar el tiempo de forma completamente inútil. Pensar se ha convertido en un lujo pero actuar sin coherencia y cegados por la inercia es un lujo aún mayor que no podemos permitirnos y por el cual todo el mundo está invirtiendo el triple. Esta es una gran barrera que nos impide progresar. Definirse desde luego es algo incómodo pero debe serlo porque sino no existe el esfuerzo. El compromiso individual con el cambio se basa para mí en tres palabras clave: perseguir un objetivo.

La inoperancia de los equipos. Como parece lógico, la suma de la falta de compromiso personal da lugar a una inoperancia técnica completamente comprensible. Cuando todos quieren hacer algo pero no lo hacen, ese algo muere. Durante este último año he aprendido que la clave para que un equipo salga hacia delante es trascender nuestras realidades individuales. Hay una fórmula de cuatro palabras clave que siempre funciona: aprender haciendo en equipo. Como contraposición a esto, existen los grupos bucle, sumas totales de las individuales absolutas y creadores auténticos de grandes aparatos y sistemas. Estos grupos no llegan a ser equipos y nunca son hacedores de nada útil para el bien común aunque logran a menudo resultados satisfactorios para algunos miembros de forma separada. Porque en un equipo efectivo no vale ni aprender por aprender, ni aprender para aplicar a nuestras realidades individuales y tampoco vale aprender haciéndolo completamente solo. Cualquiera de estas tres cosas las podemos hacer por nuestra cuenta en cualquier parte. De ninguna de estas formas se construye equipo. El equipo es otra cosa, habla de un bien común y de una identidad compartida, de definir un reto y comprometerse con él con sacrificio y dedicación. Lo que es realmente válido y diferencial es aprender haciendo en equipo. Y para ello siempre SIEMPRE necesitamos definir un RETO.

La falta de efectividad en las organizaciones. Como sigue pareciendo lógico, la suma de la inoperancia de los equipos promueve series colapsos productivos y enquistamiento en las organizaciones. Las decisiones son tomadas bajo un modelo extractor que está definido a partir del bien individual y no del bien común. Hace poco César Molinas hablaba de este mal tumoral en la política y también de la precaria falta de relación entre la gente con ideas y la gente con dinero en materia innovadora. Me remito a estos artículos para extrapolar la falta de efectividad a la política y la economía real que generan organizaciones con problemas de rigidez estructural y calcificación ejecutiva.

La propuesta de servicios que he articulado pivota sobre una solución a uno de estos tres ejes. Se trata de un viaje de aprendizaje con 10 talleres y 15 experiencias de transformación de equipos. Es mi propuesta de reinicio a un cambio de modelo de relaciones que no tiene vuelta atrás.

pale riders for real changes

pale riders for real changes

Wonderland. Casa 3. Un lugar que habité y en cuyas paredes hablaba de la lluvia

 

I write from my redoubt of world I call home. I’ve had an interesting week preparing one of the key months for the initiative since its inception. I was born 30 years ago in similar circumstances. It was all to do and a world of uncertainty gave birth to the first lines of my trip. I guess I cried looking for a clear answer. Neither then nor now has never existed. Some of the things I now see on my desk are speaking of myself.

As a kid I always felt the desire to change things. It was hard to accept my reality so It was much more difficult to settle it. Most of the time I felt like a preacher. I shared some stories that others listened. With 15 years I remember that I loved talking quietly with my friends, listening to their problems and offering some humble help. Although my actions were misunderstood, for me it was impossible to think that any problem couldn´t be paired with a creative solution. Any problem. My current situation is also very similar. I´m not talking about friends, family or people close to me but of an entire society. I´m not talking about misunderstood by a person but by an entire education system with closed and assumed prejudices that push us down. And also now I think I have nothing to lose, everything to me is possible and there is only hope ahead.

The stomach of the world thrives on small things. Always somehow -I can not explain it- I knowed this. I invested all my efforts and all my mistakes in enjoying every tiny moment of my life. I have often felt alone, exhausted or sad. Most of the things I share, I share them because I need to set free and download an unhealthy energy contained. Somehow I prototype my life looking mostly my dreamed rest. I don´t think I’m special, it’s just that sometimes I need to release a thought to remain calm. From this perspective it took me a long time to assume, now I´m working on real projects with real people to propose real and progressive solutions within easy reach. Making things simple is now more productive than making things happen. Especially now. At least is my own experience. But many times, when I read articles, I see some colleagues work on innovation or check how the market evolves, I still feel like a preacher. I see many theories but few cards on the table. It is a dangerous game in which many bet but often only one knows the truth. There is no Superstring Theory for Change which can be the answer to all of your problems. But often this is what some professionals are selling.

Now I´m articulating my value proposition for the next school year in teams and organizations. The learning never stops for anyone in innovation 😉 And I´m beginning to feel that I should just let flow the value of the people who are around me and channel that knowledge and experience to transform real situations. That´s all. As the old preacher who played Clint Eastwood in this incredible western movie, I don´t seek justice, but to help others and myself to make things simple. We can be great riders for change and every time we can be better for the world as a pale rider riding his white horse stained by the years…

Recordar tu crédito a diario

Recordar tu crédito a diario

monicas

Impago de limón, impago de naranja, ERE de limón, ERE de naranja, bancos de limón, bancos de naranja, gobierno de limón, gobierno de naranja, paro de limón, paro de naranja, embargo de limón, embargo de naranja, rescate de limón, rescate de naranja, prima de limón, prima de naranja, IVA de limón, IVA de naranja, Mónica Limón, Mónica Naranjo… Todo lo que tiene limón tiene naranja. Parecía fácil pero nadie lo había hecho: Nueva crisis española actual, la versión más incomprensible, sorprendente y asfixiante de la cruda realidad.

(A propósito del anuncio comercial de Shandy Cruzcampo Naranja)

 

Creo que todos nos hemos preguntado alguna vez de qué sirve seguir hacia delante. Cuando te encuentras una piedra en el camino, tropiezas y caes, ¿Qué te hace realmente levantarte? Después de meses probando suerte y siguiendo hacia delante, creo que lo que te hace levantarte es querer realmente estar en pie. Y una vez arriba decir siempre orgulloso: “parecía fácil”. Y entonces pensar: Tal vez alguien haya puesto esa piedra en el camino, tal vez solo te pusiste tú en el suyo. Pero pase lo que pase solo era una excusa para poner a prueba algo que debías descubrir: Tu compromiso. Porque la responsabilidad no nos hace más fuerte o mejores, ni siquiera ser honestos o sinceros, algunos han menospreciado la bondad, otros han socavado la belleza e incluso puede que la coherencia ya no valga para nada. No lo sé. Asisto muchos días a debates sobre esto. Reconozco estar cada vez menos interesado en hablar de ello. Pero hay algo de lo que jamás voy a dudar, algo que es seguro en una tierra en la que cultivamos grandes pastos de miedo y de pobreza: No me cabe ninguna duda de que un hombre comprometido con su causa vale por toda una humanidad. Después de estudiar, trabajar y experimentar tanto una y otra vez a veces sin descanso, puede que la vida sea algo tan sencillo como tener una colección de causas o tal vez solo una que solo tú puedes asumir.

Creo también que el compromiso de muchos en mi país actual y en mi momento AHORA está basado en destruir futuro. A veces, saturado por el bombardeo de pesimismo creo con tristeza que este compromiso está siendo mucho más fuerte y efectivo que el de muchos que queremos construir presente. He pensado algunas noches al llegar a casa que cuando todo el mundo dice: “Esto no es posible” puede que no sea posible. He pensado también que cuando los gobiernos dicen “este no es un buen momento” puede que no sea un buen momento. A veces, lo confieso, cuando los bancos dicen “no tenéis crédito” he pensado que tal vez no tengamos crédito. Pero esas noches, siempre antes de dormir, cierro los ojos tumbado y recuerdo el siguiente orden de hechos infinito:

Recuerdo cuando era niño que pensé que jamás esa pelota entraría en esa portería. Pero la vi dentro. Y entró. Y desde entonces, casi siempre, me ha parecido ganar todos los partidos…

Recuerdo que una vez, sin dormir, apenas había estudiado y pensé que jamás aprobaría ese examen solo con imaginación y sentido común. Pero lo hice. Y aprobé. Y desde entonces, casi siempre, me ha parecido aprobar todos los exámenes…

Recuerdo desde bien pequeño que me avergonzaba escribir aquello que sentía sobre aquella dulce niña y pensé que jamás tendría sentido hacérselo llegar. Pero lo hice. Y sonrió. Y desde entonces, casi siempre, me ha parecido decir a la persona que amo que la amo…

Recuerdo que defendí a un muchacho tímido y extranjero de un grupo de chicos enormes en el comedor. Pensé que no sería capaz de defenderle solo creyendo que aquello era lo justo. Pero le defendí. Y sobreviví. Y desde entonces, casi siempre, me ha parecido hacer lo que he considerado justo…

Recuerdo que no parecía razonable pensar que un alumno pudiera contradecir a un profesor delante de su clase. Pero pensé que él estaba equivocado. Y lo estaba. Y desde entonces, casi siempre, me ha parecido compartir siempre aquello en lo que creo…

Recuerdo que nadie creía que sobreviviría más de un mes cuando me fui de casa de mis padres sin apenas dinero. Yo mismo pensé que caería derrumbado en la siguiente esquina. Pero llegué a ella. Y seguí. Y desde entonces, casi siempre, me ha parecido vivir cada día una nueva vida…

Recuerdo que, pasados los años, tampoco parecía razonable criticar el modelo docente de un catedrático en un trabajo de fin de curso. Pero pensé que mi opinión también era importante. Y lo fue. Y desde entonces, casi siempre, invito a una cerveza a todo aquel que me critica como aquel hombre me enseñó…

Recuerdo que estaba realmente convencido de que jamás sería capaz de irme de mi primer puesto de trabajo aburrido para iniciar una nueva vida. Pero pensé que era mi momento. Y lo era. Y desde entonces, casi siempre, me ha parecido tomar decisiones sobre cada momento en mi carrera…

A veces, he de reconocerlo, cuando llego a este punto comienzo a dormir tranquilo a pierna suelta. Por eso creo que nuestra peor enfermedad tiene doble cara: el victimismo o la adoración de las heridas, y el optimismo idiota o la negación de la evidencia. Todo es sin embargo mucho más fácil e inmediato. En un mundo en el que por primera vez hay más víctimas que homicidios voluntarios, este es mi único consejo: Persevera. Insiste. Adquiere, define y defiende un compromiso para cada reto. Parecía fácil. Pero solo lo parece 😉

el privilegio de tener ideas

el privilegio de tener ideas

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Cualquier pulmón para volver a hinchar el mundo es bienvenido.

Cuando descubrir el cambio es un paso mayor que descubrir la Luna. En honor de Neil Amstrong, a pocas horas de su muerte.

Tener ideas está bien, creer y actuar por el bien común es sin embargo lo correcto. O eso parece hasta que la rosca se pasa de vuelta y se envilece. Durante los últimos años los medios de comunicación se han convertido en seres bipolares que sufren un desdoblamiento de personalidad entre el suceso y lo anecdótico. La saturación por goteo enturbia el riego del pensamiento ciudadano. Inundar de esperanza o miedo una cabeza es la forma más efectiva de acción que jamás se ha conocido. La consecuencia de emplear estos medios genera una sugestión colectiva que provoca contención e inacción. Cuando esto ocurre, cualquier cosa entra dentro de los márgenes de lo aceptable. La exigencia de lo mínimo aceptable es entonces extremadamente amplia. Todo es justificable en defensa del bien común, incluso actuar en contra del bien común. La última y más aceptada excusa es que todo ocurre “por la crisis”. Un gran ente indescifrable parece avalar nuestra mala suerte. Ahora que ya nada importa salvo la supervivencia, podemos desechar todo aquello por lo que hemos trabajado durante décadas para salir del hoyo. O no.

A pesar de que el actual estado partitocrático impide el desarrollo de cualquier política de regeneración del sistema, el verdadero problema es la falta continuada de visión, preparación y cultura de las personas que gobiernan nuestro país, nuestras realidades inmediatas y en particular, nuestros equipos. Es un problema económico y social porque antes es un problema cultural. Algunos, a pesar de las contrastadas evidencias, consideran que es una cuestión ideológica o de signo político. Lo piensan los que no pasan hambre, los que no viven en la calle y los que jamás han sufrido la frustración de un despido o la desprotección absoluta de garantías sociales básicas. No es una cuestión de ideas, a menudo es solo una cuestión de honestidad. Acudimos a las urnas cada cuatro años encomendando nuestro futuro a otros en un símil bancario semejante a un cheque en blanco. Sin embargo la ideología es un privilegio que solo puede permitirse el que no conoce la necesidad. Mientras unos hablan de fidelidad, sentido de Estado y firmes posiciones en sus púlpitos, una sociedad se derrumba bajo sus pies. Porque en tiempos de crisis sobrevivir es el único partido respetable. Podemos mantener acalorados debates sobre las razones y los parches a la crisis. Pero no ha sido un pinchazo. Es que la rueda dejó de funcionar. Tu obligación moral es reinventarla.

14:30. Telediario. Aterrado, intento seguir con la mirada las siguientes cadenas de sucesos:

ARDEMOS: Un grupo de voluntarios contra incendios se ve obligado a pagar con su propio dinero los costes de su actividad ante la falta de subvención “por la crisis” > Los bomberos declaran que la ayuda de estos colectivos es imprescindible ante la falta de recursos en los cuerpos de bomberos > Parques Nacionales redujo un 20% el presupuesto contra incendios desde Junio > Este 2012 se convierte en el peor año forestal de la historia de España > En 9 años se quemó en España una superficie equivalente a Murcia > Un grupo de ciudadanos alrededor de la plataforma España en llamas pretende monitorizar la falta de información y prevención sobre incendios

DELINQUIMOS: Una familia con un una mujer de 77 años desalojada por impagos acampa en la calle Cea Bermúdez desde Abril: “Cuando hace calor te mueves a la sombra, lo malo es cuando vuelva el frío” > Una media de 6 familias diarias pierde su casa cada día en Cádiz por impago > Una niña de 6 años enferma de cáncer duerme en una furgoneta en Madrid a causa de un impago > Un grupo de jóvenes ocupa y recupera extraoficialmente un pueblo abandonado a las afueras de una ciudad ante la incapacidad de pagar > El gobierno estimula el alquiler por medio de medidas que favorecen al arrendador

HURGAMOSCada año desaparecen “por la crisis” el 20% de las empresas con menos de 6 empleados que conforman el 95% de empresas en España ante el intrincado complejo jurídico, los impuestos o la falta de crédito > El cierre de grandes empresas deja al límite de la supervivencia a parados de mayor edad > El optimismo vende > Un 21,8% de españoles vive en la pobreza y hurga en la basura para subsistir > El Ayuntamiento de la capital española multa hasta con 750 euros a quienes hurgan en los contenedores porque al hacerlo ensucian la vía pública > Los presupuestos presentados por el Gobierno afectan a pensiones y prestaciones de desempleo.

En tiempos en los que todo el mundo habla de la prima de riesgo y de la deuda externa, recuerda siempre que el único riesgo que no puedes obviar es la deuda moral de construir un mundo mejor para tus hijos. Eso es todo y está antes de cualquier otra inercia o imperativo impuesto o asumido. Haz algo. Aprende tomando decisiones diferentes. En tu despacho, tu familia, tu realidad inmediata. Una conversación diferente, un cambio de costumbres o un pequeño acto de rebeldía en un mundo en que lo correcto es lo incorrecto, son un pequeño paso para tí pero un gran paso para el cambio 😉