eficacia: capacidad de lograr el efecto que se desea Fuente: DRAE, 2011Este es un ejemplo claro de cómo resolver un solo objetivo mediante dos ideas diferentes. En mi opinión, aparte de la belleza derivada, la eficiencia es lo que diferencia las dos formas formas de resolver el objetivo marcado: dar la hora mediante una fuente de agua.
Fuente de agua que da la hora en Valladolid (España). La fuente es muy amplia y consta de 60 surtidores alineados en 3 grupos y tiene un diámetro de 24 m. Cada surtidor y chorro de agua representa las horas y minutos de ese momento y está sincronizado con un sistema informático. ¿Veis algo? Yo tampoco pero si te fijas bien durante… Sí, efectivamente: es ineficaz
Fuente de agua que da la hora en Osaka (Japón) La fuente consta de una regleta difusora que va dejando caer agua a traves de agujeros en la misma de forma que verticalmente se reproducen siluetas, dibujos y cada poco tiempo la hora en formato digital hecha de gotas de agua. También está sincronizado con un sistema informático muy básico. ¿Veis la hora un poco mejor? Yo también… Parece que esto sí es funcional y útil, y además más eficaz
«El conocimiento debe ser constantemente mejorado, cuestionado e incrementado, o desaparece.«
Peter Drucker
Creo que nos apasionamos buscando fórmulas perfectas porque no estamos educados para convivir y explotar el caos, tampoco para asumir el enorme potencial de la diversidad. Trabajamos, vivimos y construimos espacios limitados y estrechamente restringidos para explotar los recursos actuales que no lo son: conocimiento, creatividad, relaciones, empatía, talento,… Vivimos en absoluto y nos movemos en terrenos relativos. Cualquier científico con el que hables podrá decirte que prácticamente ninguna de las teorías científicas que aceptamos como ciertas tiene su reflejo en las estructuras sociales que diseñamos. Algo muy distinto es que posteriormente estas estructuras evolucionen por sí mismas hacia la naturaleza. Sin embargo lo más hiriente para nuestro progreso es que nos sentimos cómodos alejándonos de la naturaleza de las cosas.
Cuanto más perfecto queramos que sea un sistema, menos responderá a las necesidades reales que abastece. Cuanto más elitista y restringido sea un órgano de decisiones menos identificación con su entorno obtendrá. No asumimos ni interiorizamos que el artificio nunca ha sido sostenible.
A menudo abandonar un área de confort es el primer paso para inventar una nueva realidad mejor. No hablo de eficiencia ni de productividad ni tampoco del líder perfecto. No existen. Nos encontramos en un estadio evolutivo superior, no tendemos a la perfección sino a algo más sencillo y revolucionario: tendemos al conocimiento que otros comparten y una vez que lo obtenemos tendemos a compartirlo.
La naturaleza del hombre es colaborar. Todo lo memorable en la historia de la Humanidad se ha logrado gracias a la colaboración. Las organizaciones hasta ahora han podido abstraerse de esta realidad gracias a la burocracia y el miedo y en el nuevo escenario se encuentran poco preparadas para afrontar el reto de colaborar y abrir sus puertas. Recelan de los otros y sacan partido de los secretos pero no están educadas para compartir y sacar beneficio de los otros. La clave puede que esté en que no existen esos “otros” y que todos formamos cada vez más parte de un tejido común mucho más flexible. Fruto de este bucle infinito, la nueva realidad trasciende cualquier barrera impuesta y lo queramos o no ha venido para quedarse.
Hace poco estuve en Grecia y viajé a Delfos en una suerte de imitación muy humilde al viaje de Pausanias. Delfos fue el centro del universo durante muchos siglos desde que el viejo Zeus lanzara sus dos águilas y se reunieran en ese punto exacto. Allí Apolo levantó su oráculo, siempre ambiguo, donde se formulaban obtusas predicciones. Tras llorar un poco en Atenas por la amnesia colectiva que nos ha hecho enterrar su gloria (y no solo culpo a los griegos aunque solo sea por no seguir la moda), recorrí un camino iniciático desde Atenas hasta Delfos. Pasé por la explanada de Maratón desde donde los atenienses vencieron en primera instancia a Darío. Paré en el antiguo desfiladero de las Termópilas del que ya no queda más que una triste estatua en un aparcamiento que conmemora la muerte de Leónidas. También por la nueva ciudad de Tebas y ya finalmente bordeé el Monte Parnaso.
En este breve recorrido comprobé que la historia de la civilización occidental se ha construido a base de victorias pero sobre todo a base de derrotas. Equivocarse y caer no es malo si con ello persigues un objetivo mayor, te conoces a ti mismo o aprendes del resto en el camino. Gracias a la derrota en Termópilas el ejército de las polis griegas pudo rearmarse a tiempo. Años antes en Maratón se venció a los persas gracias a la comunicación y la cooperación de intereses diferentes. En ambos casos los intereses de las polis griegas eran muy diversos y nada tenían que ver unos con otros salvo el hecho de enfrentarse a un enemigo común: los persas. En ocasiones, para ganarles hubo que abandonar temporalmente las ciudades para poder reconquistarlas, hubo que superar la mentalidad cortoplacista “no me muevo de mi sitio” para adaptarse y sobrevivir a largo plazo. Hoy nuestro enemigo común es indeterminado y frágil: la crisis. Con una salvedad: en Delfos no inventaron a los persas pero nosotros sí parimos a la crisis como bien recordaba el crack Ángel Sánchez. El secreto está en gestionar adecuadamente el riesgo, exponerse lo suficiente para no estar cómodo pero también para sentirse motivado.
Aquella mañana mientras ascendía los peldaños de la Vía Sacra en Delfos, a la sombra de los picos Fedríades cuya brillantez iluminaba el mismo Apolo, pensaba en qué sacrificaría al llegar al altar. Pensé en sacrificar mis defectos, todos ellos, pero decidí sacrificar la perfección. De modo que cuando llegué arriba juré no aspirar a ser el mejor, el más valiente, el más rico, el más admirado. Juré ser yo mismo y pagar el precio de esta decisión. Tras bautizarme y beber en la fuente Castalia de la que mana el agua de la eterna juventud, también juré no perderla aunque cada vez tuviera menos pelo. >La juventud es una actitud, no un hecho.
Después de enfilar la cuesta de bajada hacia el lugar donde se hallaba la esfinge junto al Bouleterion, pensé que ahora nuestro oráculo está en Wall Street y que desde esta calle aún hoy nadie puede ver esa estatua francesa a la que llamaron Libertad. No te centres en tus objetivos sino en el medio adecuado para conseguirlos. Todo lo demás vendrá después.
El siguiente paso tras competir es cooperar. Como veis no es nada nuevo. Para ello cuestionad y dejar que os cuestionen. Hacedlo o como decía Peter Drucker del conocimiento, desapareced. No busquéis la formula perfecta, dejad que fluya por sí sola y dedicad algunos minutos del día a practicar esa frase que estaba esculpida en lo alto del oráculo: CONÓCETE A TÍ MISMO.
Aunque no estoy del todo de acuerdo con el análisis del magnífico Ángel Sánchez con el que tengo la suerte de intercambiar debates constructivos cada día, quiero compartir con vosotros esta genial reflexión. Aprender del pasado es nuestra baza.
«Estas crisis siempre han ocurrido, que están dentro del sistema y de las personas que lo forman; de este “homo economicus” que llevamos dentro al que le pierde el dinero fácil»
David, de 5,17 metros de altura, alzado sobre el resto de mortales por Miguel Ángel Buonarotti hace ahora 507 años, observa impasible a los gerentes desde su podio en la Galería de la Academía
Tardó varios meses en comenzar a ser diseñado y dos largos años en nacer a partir de un bloque de 18 pies olvidado en la cantera Fantiscritti en Carrara. Algún gerente aventajado se preguntará: Y en ese tiempo, ¿a qué código imputó las horas de trabajo?, ¿no le reclamaron sus clientes? La verdad es que no lo se pero me resulta completamente indeferente.
Hace ahora once años que tuve el privilegio de contemplar el resultado y puedo asegurar que mereció la espera: la mía durante una soleada mañana de julio y la del resto de los hombres cada día desde que fue creada durante los últimos quinientos años.
«Ante la velocidad que impera en el mundo de los negocios, a veces se pierde de vista la necesidad de enmarcar las decisiones en un contexto y tomarse el tiempo para entender cuál es el problema, por qué y para qué queremos resolverlo. […]
Pero si Miguel Ángel hubiera sido un ejecutivo de una corporación moderna, probablemente nunca habría llegado a tomar el cincel. ¿Cuántos jefes habrían soportado verlo inmóvil y “sin trabajar” durante tanto tiempo?
La velocidad intrínseca a la vida corporativa nos sesga hacia la acción. Se supone que nos pagan por actuar, no por pensar. Entonces, con mucha frecuencia, tomamos decisiones de problemas que aún no hemos enmarcado correctamente. Esto hace que en ocasiones resolvamos de una manera técnicamente impecable cuestiones que no eran relevantes o que no agregaban valor para el negocio. […]»
¿Realmente tienes tanta prisa o lo estás haciendo flagrantemente mal? Profesional y personalmente a la hora de tomar decisiones nos condicionan aspectos externos que nada tienen que ver con el objetivo que nos habíamos marcado. De hecho esos condicionantes nos hacen olvidar cuál es el objetivo real, nuestro cometido. Superados por los planes de negocio y los márgenes económicos, sometidos al corto plazo y al ayer, no somos capaces de digerir cambios ni de plantear mejoras porque estamos hundidos en la acción. Esa es la verdad: la acción nos ciega. No existe un equilibrio entre la necesidad de planificar con perspectiva y el apremio de los resultados inmediatos. «A mí me piden facturar, me piden hacer dinero, para el resto ya sacaré algo de tiempo» Pues bien, no facturarás ni un solo euro si continúas con esta mentalidad arcaica y tu propio framework te ciega y te limita. TODOS NECESITAMOS TIEMPO porque TODOS TENEMOS TIEMPO. El problema no es saber cómo gestionarlo sino saber que no es realmente lo importante. No hay nada diferencial en dedicar más o menos tiempo a algo por sí solo, lo realmente diferencial es la creatividad y la capacidad de traducir al mundo tus ideas.
Perennial. Imagen de xerguio.es que parece hacernos reflexionar sobre el tiempo y sus ramificaciones
Hoy en día nadie se pregunta cuánto tardó Miguel Ángel en esculpir a una persona viva que parece respirar entre turistas boquiabiertos de todos los países. El sueño al que dió forma ha cumplido más de quinientos años pero nadie sabe que tardó un mes en comenzar a construirlo después de que los canónigos de la catedral le hicieran el encargo y varios más (alrededor de tres o cuatro) en dar el primer golpe de cincel. Hasta entonces, cada mañana se despertó y acudió hasta el bloque, lo rodeó en paseos infitos, escudriñó su alma hasta que le gritó sus primeras voluntades. Miguel Ángel no imputaba horas, nunca tuvo un despacho ni se ciñó a una rama concreta de las artes. Sus poemas me siguen causando cierta sensación de estrépito interior que no alcanzo a describir con elegancia.
Os desvelaré sin embargo cuales fueron las fases de la consultoría y cómo fue el proyecto cuyo resultado exitoso (una de las grandes maravillas del mundo en mi opinión) ya conocéis. Basicamente al proveedor del servicio «REALIZAR UNA ESCULTURA DE DAVID» le daban igual los tiempos y cuidaba detalles técnicos y creativos que le parecieron fundamentales. La consultoría se realizó de la siguiente manera:
ANTECEDENTES (Pliego de proyecto):
El gremio de tejedores de Florencia (Arte de la Lana) dispone en su propiedad de un bloque de 18 pies al que llamamos «el gigante». Deseamos que dicho bloque se transforme en escultura para disfrute del pueblos florentino. En 1460, hace ahora 41 años Agostino Di Duccio intenta domar el mármol pero deja completamente inservible el bloque. Se ruega a cualquier proveedor que pueda acometer la recuperación y escultura del bloque que responda a esta Request For Proposal (RFP) indicando capacidades y destrezas oportunasa
CANDIDATURAS PRESENTADAS A LA RFP (Concurso):
Andra Sansovino, Leonardo Da Vinci y Michelangello Buonarotti
Candidatura personal de Michelangello Buonarotti (Referencias y DAFO):
Mi nombre es Miguel Ángel, soy un joven toscano de apenas 26 años. Me gusta lo que hago y creo en ello. He realizado diversas pinturas y poemas y gran cantidad de esculturas, entre ellas una encargada por Su Santidad el Papa a la que denominé La Pietá. Adjunto Curriculum Vitae y skills. Les seré honesto, en estos momentos estoy embarcado en algunos proyectos importantes pero ninguno llega a buen puerto y me entusiasma la idea de «sacar el alma de ese bloque«. Les doy mi garantía personal de que esculpiré un David de ese bloque sin necesidad de utilizar ninguna otra piedra y además de una sóla pieza. No me comprometo en tiempo y no necesito equipo de trabajo.
ELECCIÓN DE COLABORADOR (Decisión del cliente):
La catedral elige a Michelangello Buonarotti como escultor oficial del David. Comience a trabajar cuanto antes, por favor. Queremos hacer historia.
CICLO DE VIDA DEL PROYECTO: Kick-off: El 13 de septiembre de 1501 Miguel Ángel se encierra con el bloque Planificación: Tarda más de 3 meses en dar el primer golpe sobre el bloque Desarrollo iterativo: 2 años en solitario atendido por discípulos y aprendices que realizan iteraciones ágiles estableciendo feedback continuo de mejora al autor sobre el desarrollo de su propio código (lo que será el cánon de la belleza de Occidente hasta nuestros días) Pruebas: El 23 de junio de 1503, con 29 años de edad, el autor muestra visualmente la obra a algunos ciudadanos. Observa sus gestos y apunta posibles correcciones para alcanzar la perfección Reuniones previas para la puesta en producción: En enero de 1504 un comité se reune para buscar ubicación a la gran obra maestra del Renacimiento florentino. Entrega de producto: En mayo de 1504 descansa el cincel de Miguel Ángel. No se vuelve a tocar la obra. La belleza humana ya tiene un aspecto único y formal. Puesta en producción: Una vez decidido el emplazamiento, la escultura se traslada a la Piazza della Signoria para el disfrute de todos los usuarios (ciudadanos)
INCIDENCIAS: SD 1504: En el traslado al entorno de producción, varios jóvenes han apedreado el producto final. El proveedor no se hace responsable de dichos daños tal y como consta en el contrato establecido con el departamento de Compras de la catedral de Florencia. SD 1527: Se le amputa un brazo (se hace un fork) al producto final. Se hace un merge diez años después. SD 1843: En un formateo rutinario se quita la protección contra las inclemencias externas (antivirus) al producto SD1991: Un hombre hace otro fork esta vez en el dedo gordo del producto. Las medidas de seguridad no funcionan pero el proveedor responsable de la autoría del producto sigue sin hacerse responsable y es necesario contratar a otro proveedor de seguridad.
AMPLIACIÓN DE ALCANCE: Cambio en el entorno de producción: En 1873 el producto se traslada a la Galeria de la Academia, un CPD con muchas más garantías que la calle. Se realiza una escultura espejo del producto final entregado que se deposita en el sitio del anterior para facilitar la gestión del cambio y aseurar backup. Restauración de producto: Dos etapas: 1843 y 2003. Hay dos formas de restaurar el producto: intervención seca y no invasiva, intervención húmeda con compresas de agua. Se opta por la segunda. Se termina la restauración en 2004. El cambio se hace en producción, a la vista del público. Auditoría: A los expertos no les gusta el método utilizado (cambios en producción) pero los usuarios no encuentran diferencias y agradecen poder ver los cambios realizados Cierre de Fase II: 24 de mayo de 2004
Bueno, esta es básicamente la forma en que ocurrió todo, ¿o no?. Fuera de broma, ¿Realmente creéis que se puede planificar y anticipar todo esto?, ¿Es real querer establecer un marco antes de construir la idea?, ¿Sirve de algo útil o es mejor establecer entornosy formatos abiertos que faciliten la transparencia?. El amigo Ernesto Weissman nos insistía en su post citando a Peter Drucker:
«La manera en que un problema ha sido enmarcado influye directamente en la solución que finalmente le encontraremos. Por eso, el primer paso es enmarcar adecuadamente el problema que tenemos entre manos. Esto es, entender qué es lo que estamos decidiendo y por qué. Los marcos son estructuras mentales que creamos para simplificar y organizar nuestras vidas. Ellos controlan la manera en que reaccionamos ante las situaciones que nos topamos. Nos ayudan a reducir la complejidad, lo cual es muy bueno. Pero el problema es que los marcos vienen dados. No somos conscientes del recorte que hacemos de la realidad. Y esto puede generar dificultades a la hora de tomar decisiones, como encontrar la solución perfecta a un problema que no existe. Como dijo Peter Drucker, “Hay una diferencia entre hacer las cosas correctamente y hacer las cosas correctas«.
Tal vez debamos fabricar marcos y entornos pero lo más seguro es que primero debemos diseñar y construir ideas. Y para ello hacen falta que no matemos la creatividad entre todos. Se trata de generar un clima de autonomía y libertad orientada que facilite, no que nos limite. Como dice el título de este post nadie comienza a pintar un cuadro eligiendo el marco, simplemente todo eso tal vez venga después. O no. Buenas noches, amics 🙂
Cartel promocional de la película Win Win de Thomas McCarthy, 2011
Hace años que leí varios libros de negociación de William Ury, yo era así de raro. De adolescente me enfrascaba en los clásicos griegos y leía por la red a los grandes gurús del management empresarial para negociar e intentar comprender el mundo de mis padres. No lo conseguí, de hecho heredé su mundo, pero el solo hecho de intentarlo mereció la pena. La estrategia Win-Win conocida en la Teoría de juegos matemáticos como juego de suma cero, está basada en la resolución de conflictos de forma provechosa para todas las partes. Se utiliza a menudo en las salas de mediación para evitar juicios y provee a los participantes de un marco a un mismo tiempo incómodo y confortable para todos. También se emplea en la gestión de equipos y en dinámicas de grupo que temo con pavor. No hay perdedores, todos están implicados y a menudo su representación es sencilla. La película de Thomas McCarthy que se ha estrenado recientemente se titula así: Win Win y me ha encantado porque en parte el argumento de la película y los papeles de cada uno de los personajes se basan en este principio de suma cero.
Se desarrolla en una población estadounidense donde el protagonista, interpretado de forma carismática por Paul Giamatti, intenta salir del atolladero de la crisis buscando alternativas que mantengan la felicidad de su familia. Es abogado y entrenador de un equipo de lucha libre y gracias a un caso de demencia conoce a un chico excepcional y enigmático que le trastocará los planes establecidos. Entre los valores que salen a la luz en la película con sus correspondientes contrapuntos encontramos: amistad, amor, esfuerzo, superación, altruísmo y mentalidad de equipo.
No quiero adelantaros mucho más. Disfrutad de otra historia totalmente normal y que podría ser cotidiana pero que gracias a la maestría y al trabajo de este elenco de indies consigue despertarnos una sonrisa y cierta afinidad.
Cartel promocional de Inside Job (2010) de Charles H. Ferguson
Depurar responsabilidades es uno de los grandes capítulos pendientes de una crisis financiera con nombres propios. Tras algo más de dos años de crisis, las agencias de rating siguen generando incertidumbre y especulando con el valor del trabajo de millones de personas. No se trata de corregir el sistema, se trata de reinventarlo. Charles H. Ferguson nos aporta en su segundo largomentraje documental ciertas claves para comprender el colapso de la gran estafa piramidal de aquellos que continúan decidiendo el futuro de la sociedad. Estrechamente vinculados al poder político, cobrando a base de cargos y puestos gubernamentales su fidelidad a la desregularización del mercado, grandes banqueros, supuestos reguladores y burócratas financieros continúan su camino sin que su irresponsabilidad haya sido penalizada, más bien al contrario. Las principales firmas y bancos han concentrado aún más su fortaleza y la presencia de los mismos creadores de la crisis en las actuales instituciones no augura un futuro digno para nadie. Inside job (2010)analiza este problema desde la base completando en gran medida el trabajo que nuestro admirado Michael Moore hiciera en Capitalism: a love story (2009), documental del que hablamos hace ahora un año en el blog y que resulta totalmente recomendable. Esta vez Ferguson, un antiguo techie y millonario de pro surgido de Sillicon Valley apuesta por mostrar en Hollywood la debilidad del sistema financiero y las conexiones y correspondencias deshonestas e insultantes entre los principales mandatarios de firmas directamente implicadas en el colapso y los actuales encargados de una supuesta regulación del mercado que no se está llevando a cabo. Inquietante reflexión que aportará al espectador elementos de juicio valiosos para corregir actitudes que están llamadas a extinguirse. Problemas de responsabilidad en el cielo que tendremos que nos toca resolver al resto de mortales. Cuando un 1% de la población incrementa desmedida e incontrolodamente su riqueza y un 90% sufre consecuencias devastadoras, no es que haya un problema en el sistema, es que el sistema es el auténtico problema.