por David Criado | Mar 16, 2011 | HUMANISMO y TALENTO
Cortados a la misma medida, podemos llegar a ser extremadamente diferentes. No debemos olvidarlo o intentar controlar de forma artificial nuestra naturaleza para sentirnos más seguros. Puede ser un sacrificio irreversible...
Aunque tengo tiempo para comer prefiero emplearlo en redactar este post y luego comer cuando pueda. Porque lo vale. Esperaba con ansia un debate que se ha planteado en mi casa a raíz del artículo de M.J. Iglesias “Las empresas pierden 1.800 euros al año por cada empleado adicto a las redes sociales”. Más aún cuando yo no soy adicto (tengo que negarlo para poder serlo :). Me muevo en otra dimensión que no considero más avanzada pero al menos si algo más innovadora que el discurso “controlemos las redes porque la gente se está relacionando y ya no da dinero”. Sobre todo porque debemos evitar las vendas y dejar de ver heridas. Todos los comentarios emitidos son personales y cariñosos. No pretendo adoctrinar e intento mostrar lo que considero básico en algunos principios que me mueven a relacionarme y a aprender de los demás. Vayamos por partes:
- En Febrero murió mi abuela, en marzo un amigo íntimo, a todos nos ha pasado esto o algo mucho peor y es un ejemplo claro de lo que voy a exponer. ¿Es una información personal o laboral? ¿Hay algo que sea solo personal y solo laboral? Ok, me explico: Mi jornada laboral y personal es de 24 horas, mi esperanza de vida es de 81,2 años. 711.312 horas es el tiempo exacto que me ha sido dado estadísticamente para desarrollar mi talento, capacidades, carácter y aportación al mundo. No hago distinción entre qué es personal y laboral, todo forma parte de mi vida, no se, simplemente no se distinguirlo. En un momento concreto de mi vida que no se precisar, me vino de forma natural el estar siempre conectado con el resto y conmigo mismo. Es complicado puesto que la sociedad está pensada para vivir en formato compartimento-estanco o caja pero yo no se hacer pausas de 8-14 horas para trabajar ni pausas de 16-10 horas para vivir. Algunos psiquiatras ya han dado nombre a este nuevo fenómeno surgido a raíz de un mundo conectado 365x24x7. Es complicado de entender porque a menudo me encuentro muros y barreras que separan ambas cosas incomprensiblemente, más aún cuando considero que soy productivo esas 24 horas del día y que cada cosa que hago en esas 24 horas es útil para mi familia, pareja, empresa y perro, incluso sabiendo que no tengo perro. Incluso cuando duermo o descanso porque eso es necesario para que pueda tener salud mental y seguir vivo. No entro a una hora determinada a producir en mi vida, vivo durante esas 24 horas y espero vivir hasta completar esas 711.312 horas y ser productivo todas ellas. Me quedan 466.032 horas y quiero aprovecharlas y que me dejen aprovecharlas porque el único estrés que tengo es que se trata de muy poco tiempo . Seré más productivo y más feliz cuanto más me dejen aprovechar ese corto periodo de tiempo. ¿A qué considero aprovechar ese periodo de tiempo? A estas cuatro cosas: que mi familia sea completamente feliz incluidos descendientes, que mi pareja sea completamente feliz incluidos amantes, que mi empresa sea completamente feliz incluidos clientes, que mi perro salga mucho a la calle, coma y me devuelva el palo que le lanzo. Cualquier intento de restricción en cualquiera de estos cuatro sentidos, me parece molesto e incomprensible y aunque a menudo lo he tenido que aceptar, tiendo a neutralizarlo para conseguir poner en valor mi forma de entender la vida. La muerte de mi abuela me ha afectado, la de mi amigo más, tanto personal como laboralmente. No me quito mi personalidad para trabajar igual que no me la quito para tomar cañas, lo contrario es deshonesto y tarde o temprano insostenible. Si se quiere entender, bien; sino hay un problema. Ventaja de ser así: no tengo horarios. Inconveniente de ser así: no tengo horarios. La persona que me acompaña lo sabe. Dicho lo cual, es lógico tener que adaptarse a unas horas productivas para coincidir todos en una puesta en común en realtime, pero no es lógico considerar que porque el 77% de la gente mande mails personales o se conecten a redes sociales en esas horas, no están siendo productivos. Tal vez lo hagan porque no tienen tiempo para hacerlo fuera y seguro que si lo hacen su labor es más llevadera y a la larga esas pérdidas tienen un ROI intangible que debemos valorar.
- La frase: “Conectarse es mucho más discreto que salir a tomar café o a fumar un cigarrillo” me parece lamentable. Analiza por qué la gente quiere salirse a tomar un café (lo mismo son personas y necesitan descansos!!!) y no el hecho de que se atrevan a sustituir sus distracciones por otras…
- Insisto en que esta intervención me ha llevado tiempo y en que sigo siendo productivo para mi empresa, para el cliente y para la gente de la que me rodeo y me rodea… Me quedan 466.031 después de que acabe este trozo de pizza y este filete de pollo… Y el tiempo pasa… pero yo he preferido escribir este post a comer. ¿Por qué? porque creo que puede ser más útil aunque nadie me pague por hacerlo…
Aún siendo tan sumamente raro, la gente con la que he trabajado tiene buena opinión de mí pero me pasa otra cosa sumamente extraña: la mayor parte de relaciones que he establecido en el tradicionalmente llamado entorno laboral (un 80% aprox) han acabado siendo parejas o amigos. Tal vez yo haya tenido mucho que ver, pero sin duda demuestra que no podemos evitar humanizar los entornos sobre los que actuamos. Luchar contra ello no se hasta qué punto es realmente productivo. Bueno, creo que es una buena reflexión… controlarnos OK pero ¿para qué? Alvarez de Linera dice: “se suman redes sociales, los chats, la mensajería, el intercambio de archivos y una artillería de recursos que pueden convertir el acceso indebido a internet en la principal causa de pérdidas de horas de trabajo” pero lo dice porque vive de asesorar a la gente en esos temas.
El auténtico problema no es que chateemos, el problema es no entender que la cadena de Ford desde el sentido más puro cada vez tiene menos sentido… El futuro no es uniformizar ni castigar (ese cuento ya lo hemos vivido) sino aprovechar las sinergias discontinuadas, dispersas geográficamente, multiculturales y multidioma para generar valor con mucho esfuerzo y más trabajo… Tener asalariados no es contratar vidas o interrupciones momentáneas de sus vidas, es contratar fuerza creativa y productiva, motores de dinamización y riqueza, en definitiva poder aprovechar sinergias y no disponer de “recursos” a mi antojo… No hay propietarios de personas, solo hay personas.
La mayor parte de relaciones profesionales productivas que he establecido se han producido a través de networking con gente con la que ni siquiera podría hablar porque viven a miles de quilómetros de distancia. Los señores controladores de redes formulan que no hay bien que por mal no venga pero yo creo que en este caso de la web 2.0 mi ejemplo propio puede demostrar que no hay mal que por muy bien no venga. ¿Seré una excepción? No, he conocido a muchos #outofthebox muy similares… y sí, ninguno tan peculiar…
por David Criado | Mar 16, 2011 | HUMANISMO y TALENTO
Para este post me pareció significativo utilizar estos dos polígonos que son realmente evocadores. Para construir las pirámides aztecas, mesopotámicas y egipcias se empleó una masa de fuerza incalculable basada en una jerarquía estricta. Nadie cuestiona que el resultado fuero magnífico, lo que se cuestiona es si el modelo de producción era realmente eficiente y sostenible. Y tras documentarme un poco (soy un freak de la historia mesopotámica y de niño era egiptólogo amateur), en mi opinión no lo era. El mundo de la consultoría ha cambiado en gran parte condicionado por los nuevos modelos de negocio. Lo estamos notando en el sector: el triángulo tradicional convive cada vez más con un nuevo polígono dando paso al rombo. Lo hace en gran consultora porque en pequeña consultora ya lleva siendo determinante algunos años. Esto implica que el grueso del potencial y el valor de cada empresa intensiva de conocimiento ya no está abajo sino en el centro de las organizaciones, en las categorías medias y en los especialistas. El nuevo ecosistema de consultoría genera descentralización geográfica y estructuras just in time basadas en demanda. El mensaje es claro: necesitamos vender pero sobre todo conocer y construir producto para estar en el mercado.
El desplazamiento es lento, condiciona en gran medida los sistemas de reclutamiento y captación de las áreas de people o recursos humanos de las empresas y genera un nuevo escenario para el branding personal donde encontramos nuevos mundos complicados de explorar, inmensamente rentables y paradójicamente intangibles. En el primer caso encontramos nuevos silos de actuación. No significa que ya no se contrate a juniors sino que la cantera se genera en una nueva escuela. Tiene que ver con redistribución de costes y con un nivel de exigencia en la rentabilidad cada más elevado por parte de los clientes. Donde antes encontrábamos multitudes de juniors que sostenían la base del núcleo de negocio ahora disponemos de modelos de offshoring basados en centros o factorías de producción que ejecutan proyectos en remoto. No significa que ya no se valore el esfuerzo de la base sino que esa base se ha diversificado para abarcar más campo del terreno de juego. En el segundo de los casos, encontramos que los foros de encuentro e intercambio de conocimiento entre organizaciones y profesionales independientes suman fuerza y provocan sinergias provechosas. Proliferan comunidades y grupos de trabajo sin condicionamiento de marca y con actores dispuestos a arrimar el hombro para generar negocio.
Modelo emergente de CONSULTORÍA RED formulado en este post. Está basado en captar conocimiento y distribuir capacidades mediante offshoring, descentralización de centros productivos y permeabilidad con el entorno y actores de mercado (shareholders)
El nuevo rombo permite focalizar el esfuerzo de inversión en la capacitación, el conocimiento y el fomento de relaciones entre diferentes profesionales de acuerdo a un control efectivo sobre los procesos y productos. Modifica las pautas de comportamiento y los usos tradicionales al basar su éxito en la estrecha relación entre la demanda del cliente y la provisión incremental de los servicios. Permite una mayor adaptación y corrección en cada uno de los procesos y en el producto final entregado. El sistema casa muy bien con la necesidad de los clientes de externalizar servicios y centrar su energía en el control y supervisión de sus negocios. También tiene riesgos importantes si no se gestiona de forma adecuada. Ajusta tiempos concentrando la carga de trabajo, algo que sin la suficiente previsión y planificación puede provocar estrés y un elevado nivel de rotación. La gestión de equipos se complica porque es necesario controlar centros de trabajo dispersos y unificar criterio. Por ello adquiere mucha más relevancia la capacidad de los gestores para empatizar y detectar preocupaciones y mejoras en la calidad de vida de los equipos productivos. La figura del facilitador gana presencia más allá del rol de líder tradicional sujeto a directrices autocráticas. Ahora no es necesario mandar sino comprender y conectar, no es necesario conocerlo todo sino saber a dónde y quién acudir cuando sea necesario tanto para comprar como para vender ideas. La gestión de expectativas e intereses entre los diferentes actores –ya no necesariamente en plantilla sino colaboradores en busca de un mismo objetivo- requiere un perfil de gestión sólido y con fuertes bases de inteligencia emocional. La felicidad de la consultoría no está en ser más listos sino en motivar, generar y conectar oportunidades y negocio.
Como siempre, os cuento una historia personal. No he comenzado el año con buen pie. Ante esta situación un amigo psicopedagogo que educa a los que serán nuestro futuro me dijo:
“Hay gente que es muy inteligente intelectualmente y luego emocional y socialmente son nulos. En mi opinión la persona q es muy inteligente emocionalmente puede alcanzar la felicidad, el resto solo puede aspirar a ella. Ambos caminos son aceptables pero desigualmente dolorosos.”
Trasladando su consejo a lo que os comento, parece que con estas nuevas estructuras es necesario compensar de forma humana lo que pide el mercado y lo que podemos darle. Mi juego de llaves para abrir esta compleja puerta es, por este orden, el siguiente: cercanía, realismo, meritocracia, sostenibilidad, transnovación (transformación continua + innovación), respeto total a la experiencia y devoción por la mentalidad joven que cuida las ideas. De nada sirve todo esto si alumbramos un sistema de reconocimiento despersonalizado que no cuide a las personas. Las empresas del futuro y del presente son aquellas que no exigen sacrificio y frustración al empleado para adaptarse a ellas sino que son capaces de captar la riqueza y diversidad de cada miembro. Las empresas que sobrevivirán serán las que se adapten al empleado a partir de reglas de equilibrio y no las que hagan que el empleado se adapte a ellas sacrificando en la mayor parte de casos sus ideas y principios. Algo que recuerda sin duda al viejo cuento SCRUM del cerdo y la gallina.
por David Criado | Mar 12, 2011 | HUMANISMO y TALENTO
Portada de "Cuando el destino nos alcance" Lori Meyers, 2011
Posteo la letra de la canción de Lori Meyers Enhorabuena eres el que tiene más. Creo que es una gran reflexión de un grupo que ha parido grandes temas. Este último disco titulado «Cuando el destino nos alcance» trae algunos regalitos bastante admirables que ahondan en la gran enfermedad de nuestro tiempo: cultivar la cantidad y no la intensidad/calidad.
En cada canción se habla de nuestra realidad inmediata: falta de conciencia y reflexión, dificultades para llegar a fin de mes, estrés, tensión social, falta de elocuencia emocional (La letra de «Corazón elocuente» es muy buena), falsedad laboral, mentiras autocomplacientes, autoexculpación por un modo de vida y una actitud incoherentes,… Un buen resumen contrastado que concentra al menos miles de conversaciones e inseguridades que veo a diario en conversaciones con la gente que conozco. Una frase muy dura y directa del tema «Aha, ¿han vuelto?» reza el siguiente mensaje: «Cerca de aquí hay una casa de apuestas. Apostarás la conciencia, así aprovecha y te deja dormir«. Esta temática llena de joyitas actuales nos da una buena foto de la sociedad que necesitamos y queremos cambiar. Modifícala y disfruta de esta letra:
Encerrado en casa sin poder salir.
El abc del banco siempre dicta asi,
lo importante es que las penas afloren en algun lugar.
Enhorabuena eres el que tiene más.
El de viajes es donde mas comodidad,
el de ciudad tiene un consumo bajo ideal para aparcar.
Búscate un buen galan y evitaras la suciedad.
Enhorabuena eres el que tiene más.
Las campanas de los templos sonarán en la ciudad
para dar la bienvenida al capitán
y las puerta de las lonjas se te abriran de par en par
es mas que nada pero menos que el total
A la tercera ronda ya te invito yo
que últimamente estan muy caros los iphones.
Lo llenarás de mil canciones que jamás escucharás.
Enhorabuena eres el que tiene mas
Las campanas de los templos sonarán en la ciudad
para dar la bienvenicda al capital
y las puerrtas de las lonjas se te abrirarn de par en par.
Es mas que nada pero nomenos que el total
La última noticia que hay de ti
dice que has hecho una cuenta en ebay
y venderás tu patrimonio que esta casi sin usar
como mucho a la mitad, la garantía pasó ya.
Enhorabuena eres el que tiene más.
Es más ue nada pero menos que un total.
por David Criado | Feb 13, 2011 | HUMANISMO y TALENTO
Cartel promocional de la película The Company Men de John Wells (2010)
Despertad y levantaos. Hoy vamos a hablar de la vida real, del corporativismo histriónico y de la incapacidad de superar el miedo cuando éste se establece como forma de gobierno y sobre todo cuando las personas que participan del drama ni siquiera son actores de reparto y ocupan sin embargo papeles protagónicos.
Primero quiero contaros una historia personal. Imaginad a un hombre consecuente que se levanta a trabajar cada día y viste uno de sus nueve trajes. Trabaja con corrección y todo el mundo está contento con su forma de lograr objetivos y beneficios. Imaginad que tiene dos títulos universitarios, dos masters en tecnología y dirección de empresas y cursos de especialización en su sector. Ha estudiado y trabajado en al menos dos trabajos y dos facultades durante los últimos 8 años. Imaginad que tiene experiencia en sector público y privado, que ha logrado trabajar en grandes firmas de consultoría y ser reconocido profesionalmente. Imaginad que vive de alquiler en una casa que ha logrado amueblar dia a dia desde el primero en el que solo dormía en un colchón. Está creciendo socialmente y su alma hambrienta ya tiene vida propia. Se alimenta de esperanza y fe en las personas; quiere ganar dinero pero no quiere tener que eliminar a nadie para hacerlo.
Imaginad que ha sido educado para triunfar en los mejores colegios desde bien pequeño. ¿Tenéis ya esa foto?. Tal vez os suene, seguramente dobléis la expectativa de cada uno de los elementos enunciados. No subestimo a mis lectores 😉 Imaginad que un bastardo que ni siquiera sabe su nombre y ha logrado escalar posiciones a base de chupar pollas y estar callado le cita a una reunión en su despacho. Imaginad que también llama a otro desgraciado para sacar el valor de tachar a una persona. Los tres, desigualmente personas, hablan de forma distendida en el despacho hasta que el gran bastardo le comunica al joven prometedor, con cartas de recomendación de clientes, que debe salir de la compañía. Imaginad ahora que ese joven en lugar de derrumbarse les da una lección de humanidad y les desea que nunca se encuentren en su situación, que el sistema es insostenible y en algún momento el hecho de que los lameculos asciendan y los trabajadores proactivos y creativos se vayan, va a suponer la quiebra del sistema. Imaginad que el joven con apenas unos años de experiencia tiene que escuchar al lacayo aventajado y altamente experimentado alegar que él ha sobrevivido a dos EREs y que no es tan trágico quedarse sin trabajo joven. Esta historia, entre otras que me ha tocado vivir, me ocurrió hace dos años. El lameculos es gerente experimentado, yo seguí creciendo en otros mundos. Amigos, la forma en la que vivimos no da más de si. Ha quebrado y rota en miles de pedazos desmenuza en su caída muchos de los valores que creíamos esenciales: respeto, lealtad, amor, esfuerzo, sacrificio, mérito.
El genial personaje Phil Woodward, antiguo ejecutivo de ventas interpretado por Chris Cooper espera su turno como una persona más para una entrevista de trabajo junto a candidatos con la mitad de años. Mensaje: no pierdas la perspectiva de las cosas, dentro de unos años, tú tendrás los suyos. No eres tan importante ni mejor que otros, simplemente alguien cree que lo eres hasta que deja de creerlo y debes volver a convencerle, cada vez con menos posibilidades.
Hoy les quiero hablar de una película que acabo de ver en mi salón. Se trata de The Company men de John Wells (2010). Un crudo y voraz testimonio del entorno laboral del neoliberalismo. Con un más que excelente guión del propio Wells, el largometraje analiza las consecuencias de que una serie de bastardos sin más principio que su lucro personal se hayan adueñado del sistema financiero. En la película, del mismo modo que ocurría en la genial Up in the air de Jason Reitman (2009), se analiza la capacidad de destrucción social del tejido empresarial, esta vez desde el punto de vista de las mismas personas que encumbraron ese modelo de gestión y ahora se ven en la calle en busca de sí mismos. Un reparto de lujo con Tommy Lee Jones, Ben Affleck, Kevin Costner, el gran secundario Chris Cooper y la enviadiable esposa Rosemarie DeWitt completa un discurso redondo. The company men es un retrato emocionalmente desgarrador y a veces cómico con grandes conversaciones que deberían invitarnos a la reflexión sobre qué consideramos éxito y qué fracaso. En la película se tratan problemas acuciantes y escandalosos de nuestra sociedad actual como la falta de respeto hacia la experiencia y los mayores; la falta de valoración, captación y retención de talento; el interés cegado a corto plazo; la sobrevalorada estima de nuestro nivel de vida en detrimento de nuestra calidad de vida y las relaciones familiares y personales que se ven afectadas por la extrema y ridícula dependencia de nuestra felicidad a nuestro entorno laboral.
Reproduzco algunas de las conversaciones para convenceros de que es una película fundamental para tí, que eres el protagonista:
En una conversación entre un director recién despedido y su cuñado, éste dice:
– El otro dia lei sobre lo que dijo tu amigo Salinger (el presidente de la compañía) en el club. Dice que ganó 700 veces más que el trabajor promedio de GTX. ¿Crees que Salinger trabaja 700 veces más que un soldador que se tiene que pasar todo el dia dentro de un tanque?
En una conversación entre el director despedido y su mujer, éste la mira a los ojos y le comenta el siguiente párrafo que refleja la débil barrera casi inexistente que separa lo que hoy tiene valor y lo que no:
– Las cosas no volverán a ir de maravilla. Estoy tratando de conseguir un empleo. Salgo todos los dias desde hace tres meses para conseguir un empleo. No me han hecho una oferta. He acudido a todos nuestros conocidos y a muchas personas que no conozco, y he rogado, he rogado, coño. Por una idea, algo. Hay miles de masters en administración ahí fuera. No tienen hipotecas, ni hijos y trabajan 90 horas a la semana pero no consiguen nada. ¿Quieres que sea honesto, Maggie? Soy un desempleado perdedor de 37 años que no puede mantener a su familia.
Durante el segundo proceso de despido masivo, el vicepresidente de la compañía, que ha levantado la empresa desde que esta tenía un solo empleado, habla con el director de RRHH. La conversación es la siguiente
– Me aseguré de que todos estos despidos fueran sometidos a escrutinio legal.
– ¿Y el ético?
– No estamos violando ninguna ley, Gene
– Creo que siempre pensé que nos regíamos por un principio más noble que ese, Paul
La siguiente conversación refleja la falta de escrúpulos y el cinismo radical al que se obliga a la sociedad para mantener un establishment moral autoimpuesto. Medio borracho, tras semanas de haber sido despedido, uno de los directivos más flamantes de la empresa, habla con el vicepresidente en una barra de un bar intentando abstraerse de su desgracia:
– Llamé a la consultora encargada de buscarte un empleo. Me han dicho que no vas alli desde hace dos semanas. ¿Qué tal si te llevo a casa?
– No puedo ir a casa. Lauren no quiere que los vecinos sepan que me despidieron asi que no puedo volver hasta las 6. También me hace llevar el maletín. ¿Viste el periódico esta mañana? Hicieron una lista de cuánto ganaron los presidentes de las compañías. ¿Sabes quien es el número 1 de la lista?. James Salinger de GTX (su mejor amigo y el hombre que les ha despedido a ambos)
Y por último, en un alarde de coherencia obligada, el director industrial le comenta al vicepresidente lo siguiente mientras tira piedras contra el edificio de su antigua empresa:
– ¿Sabes lo peor? El mundo no se detuvo. Los periódicos siguieron viniendo, los regadores se apagaron a las 6 y Jeff mi vecino todavía lava su carro cada domingo. Y mi vida terminó y nadie se dio cuenta.
Os dejo sin mencionar las mejores conversaciones y momentos para cuando veáis la película vosotros mismos. Espero que disfrutéis y podáis sacar conclusiones propias de un retrato del ritmo patético al que nos vemos obligados a responder: Más, en menos tiempo y mejor (en baremos de exigencia inhumana) sacrificando lo mejor de nosotros mismos (nuestra humanidad). Tengo claro y es la enésima vez que lo repito que las organizaciones del futuro no serán las que rompan familias o sean capaces de generar sus propios valores por encima de los personales de cada empleado, sino aquellas que marquen la diferencia sabiendo valorar y cuidar de las personas. Porque de este modo, todo el mundo querrá trabajar en ellas motivado y todo cliente querrá contar con personas en lugar de autómatas.
Suerte y sueño, amics.
por David Criado | Ene 29, 2011 | HUMANISMO y TALENTO
«Quiero evitar la baldosa que baila y va y me pisa el pie el invierno. Tú me dirás que son cosas que pasan igual que pasa esta otra ambulancia. Voy a quitar todas estas zetas del sopor que te infunden mis letras. La próxima vez que levantes las cejas de incredulidad que sea al mundo y no a mi condición de aturdido. Encuentro que todo está perdido. Pero ahora que el mal ya está hecho lo bueno va a encontrar su oportunidad. Ahora tú no dejes que hable. Te debo un baile y no una explicación. Nunca te voy a pedir que confíes en mí.»
Canción Te debo un baile, Cuaresma, Nueva Vulcano (2010) interpretada por The New Raemon
Que la actitud marca la diferencia, aparte de ser la recurrencia del branding de mi actual empresa, es una realidad demoledora. No soy nada importante salvo por el hecho de que soy fundamental. A pesar de ser un dememoriado, procuro no olvidar que la red que compone mi tejido más sólido está formada por diminutas conexiones completamente imprevisibles que dependen de mi capacidad personal para captar. sugerir y motivar. Si he de controlar algo, hacerme dueño de alguna realidad para sentirme tal vez dueño de mí mismo, me gustaría no controlar nada de esto. Mi red une conjuntos de neuronas personales para intentar pensar de forma colectiva. Es magia y explicarla o controlarla no favorece su misterio. Para esta red necesito por lo general de algún tipo de ayuda (software, estructura,…), de una dedicación casi completa (#culturared) pero sobre todo de voluntad para cambiar y mejorar. Los grandes sistemas y estructuras no son rígidos sino estables.
Interpretación del árbol torcido de Tamaraceite (Las Palmas de Gran Canaria) Dibujo de Ángel Casas
La estabilidad depende de la resistencia y la adaptación al cambio. Los mejores tejidos son capaces de adaptarse a su entorno y ser ligeros. Si en una empresa generamos grandes aparatos y artefactos burocráticos estaremos matando lentamente la capacidad de improvisación y el ejercicio de creatividad diariamente necesarios para que un árbol vivo no pueda convertirse en ataud. Del mismo modo que es fácilmente comprensible que el éxito de las grandes organizaciones estará ligado a la capacidad de motivar y favorecer talento, en nuestra propia vida hay un vínculo indisoluble entre lo que esperamos y lo que podemos recibir. De alguna forma elegimos nuestro camino gracias a la enorme cantidad de variaciones con las que nos moldea el viento. Mi abuela Pepa siempre me decía «Abrígate, hace frío» aunque estuviéramos en julio. Su virtud era la supervivencia por defecto y estoy seguro de que quería protegerme pero inconscientemente yo jugaba siempre al fútbol en mangas de camisa. Me constipé y me resfrié, cai enfermo varias veces pero sin duda disfruté grandes y épicos partidos durante horas y horas de alegría. Proteger es siempre necesario, disfrutar de uno mismo es fundamental. Tal y como os comentaba ayer, la muerte de las pequeñas cosas marca siempre el comienzo de la agonía de todo lo importante.
Del mismo modo que el árbol de Tamaraceite que vemos en la imagen es esculpido por el aire, podemos luchar contra el viento o aceptarlo y disfrutar de su presencia. Podemos agazaparnos tras nuestros parapetos (categorías, posiciones sociales, estatus, grupos, ideologías) o buscar una vía común para un entorno sostenible. Compartía con la blogosfera en la mañana de un viernes yendo hacia el trabajo la siguiente idea:
Cada día que el sol amanece en tu vida, comienza a reproducirse la película «Dead poets´society«. Tú eliges ser ese ilusionado y rebelde profesor o el amargado director del instituto.
Mi reflexión de hoy tiene que ver con esa cita de Séneca, divinidad cordobesa y tutor de grandes líderes romanos, que compartía con nosotros el gran @albarte «Ningún árbol es fuerte sin continuos vientos pues con ellos se fortifican sus raíces«. Seguiremos trabajando en agitar y levantar más viento contra el resto de árboles y en abrazar y recibir con rigor el viento ajeno porque tal vez ese sea nuestro único deber…
por David Criado | Ene 16, 2011 | HUMANISMO y TALENTO
Cámaras del corazón
Cuando uno sabe quien es está preparado para saber quién no quiere ser #prejuiciospropios vorpalina en twitter, 4:24 h., 14 de enero 2011
Este parece ser el roadmap real de nuestro sistema circulatorio a día de hoy y tras siglos de investigación científica:
«El corazón contiene 4 cámaras en las cuales fluye la sangre. La sangre entra en la aurícula derecha y pasa a través del ventrículo derecho, el cual bombea la sangre a los pulmones donde ésta se oxigena. La sangre oxigenada es traída de nuevo al corazón por medio de las venas pulmonares que entran a la aurícula izquierda. De allí, la sangre fluye al ventrículo izquierdo, el cual la bombea hacia la aorta que distribuye sangre oxigenada a todas las partes del cuerpo» Pero amig@, si no tienes corazón, ¿de dónde fluirá tu sangre repleta de colesterol y miedo?.
Tengo un problema de base que no me permite sobrevivir con la destreza que mi entorno profesional y personal me demanda o dice requerir. Soy altamente intolerante. No tolero la violencia, la injusticia, el engaño, el cortoplacismo de los interesados, el cinismo de la doble vía, la rancia falta de creatividad impuesta, la carencia de ilusión, el homicidio de los sueños, el puedo y no quiero, el conformismo de los acomodados, la amargura autoinducida y contagiosa, el clasismo, el esclavismo, el fomento del miedo y la desconfianza, la mistificación del líder, y por encima de todo la anterior las sobredosis masivas de jerarquía y racionalidad dentro de la caja. Cada año que pasa me cuesta más adaptarme a ambientes totalmente adversos y contrarios a mi forma de pensar y trabajar para cambiar el mundo. Tengo dos opciones: claudicar o motivarme. Digo «motivarme» porque entiendo que debe resultar dificil que otros me motiven a juzgar por la escasez de personas que han logrado valorarme. Y no es porque crea que yo tengo valor, sino porque creo que al menos se me debe valorar. El problema es que soy más intolerante cuanto más autorizado me siento para cambiar de forma eficiente y efectiva la realidad que me circunda. Pequeños prejuicios sin apenas importancia para la mayor parte de empresas del tejido laboral me hacen sentirme cada vez más autorizado: formación, experiencia laboral, actitud crítica, inquietud y conocimiento. Dadas estas circunstancias por el momento no he visto una forma más eficaz y gratificante de motivarme que tener buen corazón. Algo no obstante inútil para una gran colección de ejecutivos. Por el momento quiero hablaros de un segundo problema que también me pesa.
Además de ser altamente intolerante no quiero sobrevivir sino vivir. Otro problema. En la cultura mesoamericana era frecuente y aceptado sacrificar y cortar la cabeza del enemigo para exhibirla junto a otras en las plazas de victoria justo a la entrada de las ciudades. Los jefes militares devoraban las vísceras de los jefes cautivos para absorver su fuerza y su energia. Esta práctica que nos parece brutal y es en efecto sanguinaria desde una perspectiva moderna, se reproduce de forma fiel y mucho más sibilina, procaz y dolorosa en las organizaciones actuales. Sometido a una presión de tiempos imposibles, con una multitud de tareas inventadas, fronteras invisibles y grandes artificios, el trabajador crítico se inmola o se disuelve entre la masa de seres conformistas. Sin poder aportar nada y con un elevado peso fruto de la frustración, se hunde y se diluye porque el componente químico de los acomodados es enormemente corrosivo. Una vez su fuerza se diluye y es absorvida por los homicidas, la historia de su esfuerzo se proscrive y se convierte en un trofeo. Los cotos de caza son extensos y la mayoría de piezas se cobran muy baratas. Solo en algunas ocasiones una rebeldía innata, incapaz de doblegarse, adquiere dimensiones místicas y evoca la heroicidad grecolatina de quienes saben que su destino cierto es un oscuro precipio y caminan altivos hacia él. Demandan tiempo para una conciliación real entre su vida personal y laboral, piden que se respeten sus derechos o simplemente libertad para no sentirse culpables por disfrutar del tiempo libre. Realmente son unos descerebrados, no entienden que «esto es lo que hay» y se niegan a aceptar que no pueda «haber» otro entorno más humano y más real. No participan de la entelequia impuesta, carecen de las mismas armas y del respaldo incuestionable de los continuistas. Predican el esfuerzo, la especialización y el mérito por encima del dominio de la burocracia y la perpetuidad de los prejuicios aceptados. Quieren compartir conocimiento y no apropiarse de él para su beneficio propio; buscan ecosistemas sostenibles en los que se pueda convivir y no espacios infames en los que competir por el cuerpo de un cadáver. Estos locos idealistas con un buen corazón, qué poco efectivos son y qué inservibles… ¡Sacrifiquémoslos, colguemos de baras puntiagudas sus cabezas y que todo el mundo escarmiente con su ejemplo!
Más allá de la ironía me canso en algunos momentos – generalmente tras chocar varias veces contra un mismo molino- de ser un inadaptado. Sin embargo prometo seguir siéndolo. No hay molino tan grande que me impida chocar mi fe y mi ilusión contra su muro. La prueba es que me alimento de nuevas esperanzas con la idea insana de disfrutar como un niño cada vez que encuentro algún alma gemela que ha vivido o vive con la misma angustia. Un mundo que no comprende ni acepta a los que quieren mejorarlo, es un mundo agónico incapaz de crecer o seguir vivo. Quiero ahora compartir con vosotros un artículo que es para mí carbón de sueños para continuar adelante y fomentar un mundo mejor. A los amargados que continúais amargando y siendo grises, tomad este artículo como un desafío que sois incapaces de asumir. Seréis ricos y socialmente reconocidos (si no lo sois, es que ya sois directamente tontos) pero qué pobreza y soledad os espera al llegar a casa cuando ningún artificio ni máscar ya os proteja. El artículo apareció en forma de columna sin párrafos ni grandes fuentes hace ya algunos años en la contraportada de El País, me emocionó y lo conservo plastificado bajo mi vade de escritorio junto a algunos recuerdos y recortes. Desconozco el día exacto en el que apareció pero es para mí una constitución tan válida como cualquier texto jurídico o política corporativa absurda lo es para esos otros. La columna está escrita por Manuel Vicent y dice así:
Corazón
Tener buen corazón, una cualidad de la que no se es responsable, se ha convertido hoy en un grave obstáculo para afrontar la vida moderna. Si un joven llega a este perro mundo con un natural demasiado benigno y se encuentra que su círculo social está formado por gente neoliberal instalada bajo el imperio del pensamiento único, tendrá que soportar ciertas sonrisas irónicas cuando en cualquier sobremesa empiece a dolerse de los desheredados de la tierra, del desecho de la globalización. Aunque nadie niegue que es un buen chico, sin duda lo tomarán por un idiota. ¿Qué más quiere, si ya tienen un Patrol para ir a la discoteca? En efecto, tiene un Patrol y un corazón de oro: no puede evitar la congoja que siente ante la miseria de la humanidad. Ha ido a Seattle y a Praga pero no ha roto ningún escaparate. La situación de este joven se complicará mucho más si trata de llevar su bondad a la política. No tendrá otro remedio que horrorizarse cuando vea que unos señores sonrosados, con mantequilla hasta las orejas, bombardean a unas gentes miserables del Golfo o de los Balcanes como si fueran cucarachas. En la barra del bar algún amigo le preguntará con insolencia de parte de quién está. Por supuesto, su buen corazón estará siempre del lado de las víctimas, pero ahora no sabe realmente dónde se hallan, porque él odia tanto las bombas como los tiranos. El joven experimentará por primera vez la sensación de vivir a la intemperie, sin ninguna protección ideológica, sólo que le da por apoyar siempre a cuantos se rebelan. De pronto oirá que le llama pacifista, alma blanca o, simplemente gilipollas, y esto le llevará a plantearse la siguiente cuestión: ¿por qué nunca consigo ser de los nuestros?, ¿arrastraré algún trauma infantil debido a un mal destete? En medio de su confusión oye un insulto nuevo. Le han llamado «equidistante». En este caso el joven de buenos sentimientos sólo quiere que ETA dejara de matar, que el odio no se sumara al fanatismo, que no se llegar al enfrentamiento crispado en la calle, que el Estado tuviera la suprema fortaleza de sentar a la mesa a unos terroristas para que las pistolas fueran sustituidas por las palabras, porque un fanático armado es el mal absoluto, nada hay más allá, y sólo puede ser neutralizado cuando la política se convierte en un arte. A este joven su buen corazón siempre le pierde. Le dicen: eres un buen muchacho, pero no entiendes nada.
Manuel Vicent en el diario El País