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Softheart

Blando el corazón, se adentró en la selva. No se deshizo sin antes culminar el viaje. Retorcido en lo profundo, inalienable, lejos de la voz y de la vida, terminó de redactar su análisis de subsistemas y su colección de actas.

Wonderful World

Wonderful World

Cartel de Wonderful World

Wonderful World, Joshua Goldin (2009)

Sobre el pensamiento positivo, debo decir unas palabras: Papa pá, papara papá; papa pá, papara papá, papapá… «El Hombre es un patán, pero no es Adolf Hitler» Película de circunstancias, altamente mágica. Reflexión en alto sobre la actitud ante la vida y la fe en la lluvia de peces sobre el mundo. Metáfora o concepto, pero en ningún caso ficción.

Resplandece

Radiante como el espejo, sin afeitar, con portatrajes, el par de zapatos que llevaba y un necesser con cepillo de dientes, desodorante y gel de baño. Así se presentó en el cliente, sin caballo ni armadura, listo para estrellar su alma contra todos los molinos. Tras un puente aéreo repasando documentos y más de dos meses y medio por los campos de Camarillo, Íbero y Ocaña, había llegado a Barcelona para ser instalador de software por la gracia de su empresa. Y lo fue porque en consultoría todas las maravillas lo son simplemente por contagio.

Identidad

Identidad

Las identidades se parecen mucho a Dios, aunque no existieran seguirían siendo muy poderosas: tanto, que la gente matará en su nombre.

Informe Lugano. Susan George

Cubierta de la edición de Icaria del Informe Lugano

Cubierta de Informe Lugano, Editorial Icaria

Alvin Tofler, Malthus, Darwin, Samir Amin y el análisis del globomundo como entidad a punto de ser sometida y dominada; esos podrían ser los tags de esta obra. Prólogo de Vázquez-Montalbán para un estudio sobre el futuro del sistema de libre mercado. Es bueno recordar que el libro fue presentado hace ahora diez años y advertía de muchos de los escenarios y consecuencias que está provocando la actual crisis mundial en los ámbitos económico, cultural y social. En concreto, la privatización de sectores clave de servicios, la lógica del plazo corto contro los beneficios a largo plazo, la falta de solvencia en las decisiones financieras de acuerdo a su dependencia de lo instantaneo, las amenazas a la libertad del individuo en favor del control de los procesos y movimientos de los colectivos, la escasa solidez del planteamiento de consumo, la devacle neoconservadora, la polarización de la palabra «identidad», la no sostenibilidad de las políticas medioambientales, el peligro del crecimiento tecnológico no controlado,… Por todo ello recomiendo la lectura de este libro como ejercicio de profecía y humildad.

Agincourt

Hidalgos, caballeros, hombres de armas, arqueros de tiro largo, alabarderos, todos ellos con daga decían ser ingleses. De lo que sucedió el 25 de octubre de 1415, no añadiré ni completaré nada que no haya sido descrito por Sir William. Laurence Olivier le recita caminando en medio de las tropas, vigilando el entresueño de todos sus soldados.  De todos los enriques, este fue el más disoluto y febril y sin duda esta fama le ayudó en la mañana de octubre de Agincourt. Ningún francés, rey o mendigo, supo preveer su empuje ni discurso. Con tres veces el ejército de Enrique cuentan los franceses y le piden rendición y precio por captura. Todo ello lo desprecia por un hueco en la historia tras 80 años de sangre. Llegada la tarde, de cien a quinientos ingleses muertos por alrededor de siete mil franceses tendidos sin vida sobre el barro, y toda la élite política, económica y militar muerta o capturada en el campo de batalla o pasada a cuchillo aquella misma tarde. De todos los posibles diálogos entre dos personas que no quieren entenderse, la guerra es sin duda el que deja más huella y más dolor; si dura 116 años, ni siquiera sobreviven los valores o principios. No provoques a una fuerza que no puedes medir; más bien mide la tuya y conoce tus opciones. Sabemos lo que causa una guerra y que a cualquier implicado lo mata lentamente, lo sabemos porque lo escuchamos de las voces de un rey, un capitán, una ramera y hombres que no pueden conciliar el sueño. Laurence Olivier recita a una sola voz con Kenneth Branagh el famoso «Band of Brothers»; dice «todos los que hoy luchéis a mi lado podréis llamaros mis hermanos». Y El Globo aplaude furioso y muy resuelto y parece amanecer un nuevo día entre tanto cadáver y palabras. Este fin de semana pude ver un mismo campo de batalla en cuatro tiempos diferentes: 1415, 1599, 1944 y 1989; y en todos ellos el discurso parecía sobrehumano. La genialidad tiene a veces rostros que a menudo no podemos percibir.

Eremita

San Antonio y San Pablo, el ermitaño. Diego de Velázquez

San Antonio y San Pablo ermitaños. Diego de Velázquez

De un tamaño realmente diminuto, este cuadro muestra un encuentro histórico, uno de esos momentos en que el mundo se detiene para observar un mismo centro distinto de su eje. Aquí vemos a Antonio y Pablo ermitaños y su historia me merece tiempo por la cándida felicidad que rebosan los rostros en el cuadro. Quiero justificar con esta historia que se trata de una plenitud en vida y que Velázquez la llena de color captando un solo instante de los que vivió Pablo en su retiro. Todos tenemos un Retiro, cierto y escondido, parque o cueva,  interior o público, acudimos a él en busca de reposo y meditando. La historia de este personaje que junta sus manos para saludarnos desde el lienzo, es una historia dilatada en una vida, y en cierto grado es algunos de los instantes que a menudo nos acechan. Pablo el egipcio o Pablo el ermitaño es hombre santo para cristianos católicos y coptos. Sabemos de él por San Jerónimo que le llama primer ermitaño del cristianismo. Podemos decir de Pablo que provenía de una familia adinerada afincada en la Tebaida, que consiguió vivir 114 años y que es comunmente venerado por su prudencia y capacidad de abstracción. Cuando contaba con 22 años, el emperador Decio acometió una gran persecución cristiana en Egipto que intentaba restaurar el politeismo romano oficial como creencia extendida en el imperio. Pablo permanece expectante ante los acontecimientos, prefiere relegarse a una vida doméstica, sin ser visto por nadie a tener que renegar públicamente de su creencia. No busca el enfrentamiento ni cree necesaria ningún tipo de violencia para defender estas ideas.  Consigue pasar inadvertido hasta que un familiar cercano le denuncia a las autoridades y se ordena su captura. Huye al desierto con la intención de regresar y encuentra una gran cueva donde se refugia. Se alimenta de dátiles, bebe de una fuente cercana y se viste con hojas de palmera. En esa pobreza material haya cobijo moral y descanso.  De cuando en cuando, un cuervo le visita y le trae medio pan con que calmar el hambre. Retirado del mundo, del colapso, decide instalarse en la cueva hasta el día de su muerte. Durante noventa años vive solo en la rutina de la contemplación, meditando y ayunando; setenta años sin contacto con la civilización; setenta años salvajes y ordenados.  No está completamente solo. Antonio Abad, refugiado del mundo en una cueva a horas de distancia, oye una voz que le sugiere emprender un viaje para encontrar a otro hombre en su misma situación. Camina durante horas hasta llegar a la cueva de Pablo que le toma por un animal salvaje al oír ruidos y cubre la entrada de su cueva con una gran piedra para guarecerse. Antonio le suplica que salga a conocerle y al hacerlo, Pablo le saluda por su nombre. El mismo cuervo que traía siempre medio pan, esa tarde viene con un pan entero para ambos. Pasan horas debatiendo quién debe tener el honor de partir el pan; ambos se consideran a sí mismos indignos del honor y deciden tirar a la vez de cada lado para dividirlo. Tras esta nimia comida, bajan a beber agua. En la mañana del siguiente día, Pablo siente que morirá en corto tiempo y le pide a Antonio que vaya a por un manto púrpura para su mortaja. Impresionado por el conocimiento de Pablo, Antonio parte para satisfacer los deseos del anacoreta. A su vuelta se encuentra a Pablo arrodillado, mirando al cielo, sin un halo de vida que compartir con el planeta. En el año 342 de la Era Cristiana, Pablo muere en su meditación, con los brazos en cruz esperando su destino. Tras horas de lamento, Antonio duda dónde y cómo cavar la sepultura; en la oscura cueva de Pablo toda herramienta o utensilio es la pared de piedra y el suelo de arena que eran hogar, camastro y todas las posesiones del ermitaño. En ese momento se acercan dos leones que con signos de tristeza en el rostro, horadan la arena con sus garras y se marchan. Los dos años de Henry David Thoureau en los nutridos bosques de Walden, la vida de Mohandas Karaamchad en la aridez del sur de India y la inanición de Christopher McCandles en la humedad de Stampede Trail, en Alaska, han sido las vidas posteriores de aquel anciano Pablo.

(*) En su Leyenda Dorada, de mediados del s.XIII, Jacobo de Vorágine relata en latín con sumo detalle el encuentro entre los santos. Esta obra es sin duda uno de los grandes libros épicos de la historia de la literatura y uno de los intentos más logrados de difusión de la mitología cristiana. Existe una edición traducida al castellano cuya referencia anoto: Jacobo de Vorágine, La leyenda dorada. traducción directa del latín por José Manuel Macías, Madrid: Alianza Editorial, 2005, 2 vols.

(*) El cuadro San Antonio Abad y San Pablo ermitaño, de 1634, está conservado en el Museo del Prado de Madrid.