El hecho de que seamos realmente afortunados dignifica el trabajo de muchos trabajadores de campo que dedican su vida a luchar contra los males endémicos del sistema establecido. En mi opinión el primero de los peores males de nuestra realidad inmediata, nuestro gran fracaso como especie desarrollada, es el Hambre en el mundo. La FAO ha liderado iniciativas que han logrado disminuir el porcentaje de población aquejada de este mal endémico y prohibitivo, la mayor parte de los proyectos exitosos han tenido como base la modificación estructural del sistema alimentario y no la donación de alimentos, mucho menos de dinero. Más de 3.000.000 de personas han firmado para solicitar un compromiso real a los políticos a través de 1billionhungry. Aún así el fracaso de la FAO es estrepiso. Y es que el problema del Hambre no es un problema de recursos ya que se producen suficientes alimentos en el mundo para alimentar de forma sana al doble de la población mundial. El problema del Hambre es un problema de educación, capacitación y distribución no equitativa de medios. El actual sistema de mercado heredado de una cultura colonial sangrante promueve la compensación de la desigualdad mediante la caridad y no la sostenibilidad de las estructuras de producción y distribución de alimentos. Hay Hambre porque la desinversión y la falta de ingresos en el sector rural en infraestructuras dentor de los países en vías de desarrollo impide «enseñar a pescar» en lugar de «donar peces«. Hay Hambre por la falta de acceso al crédito de la mujer en el ambiente rural y por la nula capacidad de reconstrucción ante desastres en las poblaciones pobres. Hay Hambre, pero mucha menos que por el resto de razones por catástrofes naturales como sequías, inundaciones y terremotos. Hoy he leído este desolador informe y simplemente quería compartirlo. Por mi parte haré todo lo posible para remediar esta realidad esté o no esté en mi mano. Hoy leyendo el informe de 2010 sobre El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo he comprobado algunos datos desoladores:
El número de personas subnutridas en el mundo sigue siendo inaceptablemente elevado, casi mil millones en 2010, a pesar de haber experimentado una reducción prevista, la primera en 15 años. Esta reducción se puede atribuir principalmente a la existencia de un entorno económico más favorable en 2010, especialmente en los países en desarrollo, y a la caída de los precios nacionales e internacionales de los alimentos desde 2008.
La FAO estima que un total de 925 millones de personas se encuentran subnutridas en 2010, frente a los 1 023 millones en 2009. La mayor parte de esta reducción se ha producido en Asia, donde hay 80 millones menos de personas que sufren hambre, aunque también ha habido un progreso en el África subsahariana, donde existen 12 millones menos de personas hambrientas. Sin embargo, los datos sobre el hambre son más elevados en 2010 que antes de las crisis alimentaria y económica de 2008 y 2009.
El segundo de los grandes males del mundo es la exponencial e incontrolable capacidad del hombre para esquilmar su entorno en un ejercicio de egoísmo colectivo sin precedentes. Focalizando nuestra atención en tan solo un problema de este mal, el de la deforestación, podemos hacernos una idea de la falta de ética y provisión de alternativas de nuestro sistema. Según la Evaluación de los recursos forestales mundiales de 2010 (FRA 2010), informe presentado el 4 de octubre en Roma, en la Tierra hay 4000.000.000 de Hectáreas en recursos forestales repartidos de forma desigual sobre un 31% del total de superficie emergida del planeta. La plantación de bosques a gran escala ha logrado reducir la desforestación a nivel mundial si bien se calcula que hay una deforestación de 13.000.000 de Hectáreas por año y una forestación de 5.200.000 Hectáreas por año. Más de 40.000.000 Hectáreas de bosques primarios (no pisados nunca por el hombre) han sido destruidos en los últimos 10 años y se plantaron 25.000.000 Hectáreas de bosques plantados en los últimos 5 años lo cual compensa la capacidad de destrucción natural de los pulmones verdes naturales pero limita la capacidad regenerativa intrínseca de la naturaleza en favor de nuestros propios intereses. Mención expresa merece que la mitad de la madera extraída a nivel mundial sea leña para combustible debido al uso particular de Asia y África en este sentido. El valor de la madera industrial fluctúa enormemento lo que provoca elevadas tasas de estracción ilegal de madera que empeoran el actual crecimiento de la deforestación por explotación intensiva. Más preocupante aún es que el 80% de los bosques sean de propiedad pública pero estén perdiendo terreno frente a comunidades, individuos y empresas privadas que se adueñan de estos recursos naturales. En esta línea hay un dato esperanzador: aunque solo 1600.000.000 de Hectáreas de los 4000.000.000 existentes poseen un Plan de Ordenación Forestal que regule su uso y limite su sostenibilidad, el progreso en las últimas décadas ha sido evidente.
En mi opinión y dado que no respeto ninguno de los organismos internacionales de control financiero (FMI, Banco Mundial,…) sin duda la FAO es el organismo en el que más esperanza debemos tener para transformar dos de las actitudes más destructrivas del ser humano -la lucha contra sí mismo y la lucha contra su entorno- en dos esperanzas de futuro formuladas en lenguaje positivo: la superación del hambre y la relación solidaria y sostenible con la naturaleza. Desde mi punto de vista para este fin será necesario reinventar esta organización y evitar el exceso burocrático aportando un sesgo práctico y traduciendo el voluntarismo en acción efectiva y local. Pueblo a pueblo, desde abajo hacia arriba y nunca al revés…