No recuerdo a nadie que no haya necesitado olvidar algo o que del otro lado no haya tenido que convivir con un sentimiento de culpa abrumador. El sentimiento de culpa y el perdón son sensaciones espejo de un mismo peso agobiante y extremadamente insoportable. La propuesta de Oscar Hirschbiegel se llama “Five minutes of Heaven” (2009) y creo que es recomendable por su visión directa y meridiana de la mayor necesidad de olvido y el mayor sentimiento de culpa que pueden acarrear dos personas. Cuenta con la interpretación de James Nesbitt en el papel de testigo del asesinato de su propio hermano, y con Liam Neeson en el papel del propio asesino de la víctima y antiguo miembro de la UVF (Fuerza de Voluntarios legitimistas del Ulster), ambos treinta años después del suceso. Guy Hibbert representa al joven que empuña el arma en el momento del asesinato. Tras el cumplimiento de su condena y 12 años en prisión, el asesino atormentado busca reconciliarse consigo mismo; para ello recorre el mundo hablando de su propia experiencia y de la necesidad de superar los sentimientos de odio y violencia, de la necesidad de enfrentarse a los propios miedos y temores que nos impiden mirar hacia adelante. Sin embargo él mismo no se perdona y nunca ha podido hablar con los familiares de su víctima. Un programa de televisión propone a ambos un encuentro que acaban aceptando. Si podrán o no reconciliarse es parte del desenlace de este drama. La pregunta que creo que debemos hacernos es qué cinco minutos de la pelicula consideramos cada uno que son realmente los cinco minutos de gloria para ambos.