«Al diablo con esta locura. De repente un baño de oro de bondad se ha extendido sobre todo y sobre todo mi cuerpo y mi mente. Toda la tortura oscura es un recuerdo. Ahora se que puedo salir de ahí. Vamos a conducir de nuevo a la ciudad. Llevaré a Billie a casa y la diré adiós correctamente. No cometerá ningún suicidio ni hará nada malo. Billie seguirá siendo de oro de una manera u otra. El niño crecerá y será un gran hombre. La vida de Leonore continuará, el viejo Lew se las arreglará de alguna manera. Yo les perdonaré y explicaré todo. Y Neal Cassidy y Albert Saijo y e voraz Michael McClure y el perfecto estrellado Philip Whalen, todos ellos se irán de una manera u otra. Me quedaré con Ferlinghetti en su casa unos días y voy a sonreir y me mostrará cómo ser feliz un tiempo. Vamos a beber vino seco en vez de dulce y tener noches tranquilas en su casa. Y Ferlinghetti dirá «Eso es todo lo que hay que hacer. Tómatelo con calma, todo está bien. No tomes las cosas demasiado en serio. Y es bastante malo como está sin que tú vayas a la parte profunda sobre concepciones imaginarias, como siempre te dices a ti mismo. Voy a conseguir mi billete y decir adiós en un día floreado y dejar todo San Francisco detrás y volver a casa a través del otoño de América, y todo será igual que al principio, simple, dorado enternamente, todo bendito. Nada ha pasado, ni siquiera esto. Habrá despedidas y sonrisas. Mi madre estará esperándome contenta. La esquina del patio donde está enterrado Tyke será un nuevo y fragante santuario, haciendo mi hogar más hogar de alguna manera. Algo bueno vendrá de todas las cosas sin embargo, y será de oro y eterno así como así. No hay necesidad de decir una palabra más.»
Ultimos pensamientos de Keoruac en Big Sur, la película (Polish, 2012)
Una persona cercana a Keoruac dijo una vez que si alguien creía que estar continuamente en camino y buscando algo, había hecho feliz al escritor, es que realmente no le conocía.
EL SURGIMIENTO DE LA NECESIDAD
Una tarde de viento, completamente solo y apartado, disfruto a Jack invadido por los sutras. Estoy lejos de todos y de todo. La habitación es una verdad seca y presente, un golpe directo que habla de todo cuanto soy. De algún modo llegar aquí es la razón de todo cuanto he sido. Leo uno de esos artículos en forma de menú que a veces yo mismo escribo para pagar facturas. En este en concreto alguien habla sobre las cinco cualidades del genio. No extraño ninguna. Bebo lento y sin respirar mi vaso de agua helada. Comienzo luego a redactar la tarde. Tenía un artículo durmiendo y de repente pienso en este.
SUCESOS QUE HABLAN SOBRE EL CAMBIO
La última semana ha sido meteórica. Una entrevista en la televisión hace unos meses, algunos vídeos, conferencias y varias difusiones me abrieron varias oportunidades que desde el lunes se han ido materializando. A finales de 2013 interioricé que el nuevo año sería clave para la iniciativa pero no acababa de confiar en todas las opciones. Algo en mí se activó de una forma casi animal y empecé a trabajar sin descanso a comienzos de este año. He dedicado la práctica totalidad del primer mes a la captación de proyectos de larga duración y a cerrar talleres, ambas cosas en organizaciones. No he parado un minuto y apenas he dedicado tiempo a socializar con nadie. He permanecido al margen de todo tipo de ruido de una forma espartana y radical. Como siempre me pasa, muchos días me olvido de comer y paso horas enteras transcribiendo las ideas imparables de mi mente sobre la pizarra o el papel. Todo esfuerzo tiene recompensa y poco a poco los proyectos llegan a la mesa. A veces quedo a comer o tomar café con otros hacedores de cambio a los que respeto. Respiro cierto aire de abatimiento entre la gente. A las evidentes carencias en cuento a foco y honestidad que frecuentemente observo, se añade un halo de desesperanza en sus palabras. Alguno que otro se atreve enérgicamente a defender su discurso al comienzo de las conversaciones, pero a medida que pasan los minutos poco a poco interiorizan la vaciedad de sus palabras. Mi actitud en estos casos es apenas la de escuchador activo.
Recuerdo que en 2012, cuando dejé mi último trabajo «serio», se respiraba un aliento de cambio en todas las personas más allá de los entornos tradicionales de trabajo. También recuerdo como poco a poco todo iba tomando forma a base de grandes tropiezos y caídas. Y después pinto mi año 2013 como un año en el que todo comenzaba a cuajar de alguna forma, trabajando intensamente por pulsar y moldear todas esas nuevas realidades que siempre había estudiado pero que nunca había vivido por completo. Y después de hacer esto recuerdo el tercer principio del interaccionismo simbólico por el cual las personas seleccionamos, organizamos, reproducimos y transformamos los significados en función de nuestras expectativas y propósitos. Y bueno, pienso entonces que si yo trabajo siempre a partir de las expectativas de las personas, ¿por qué no puede ser que lo que haya vivido estos años tenga que ver con lo que yo esperaba encontrarme a cada paso? De modo que supongo que de algún modo 2012 y 2013, con la enorme cantidad de cosas que trajeron en mi vida, fueron profesionalmente como yo era en cada uno de esos momentos. Y creo que 2014 será el año en que las cosas deberían llegar si se donde buscarlas 🙂
EL ELEMENTO ESENCIAL Y MI TRABAJO
Deberíamos fluir. Venimos del agua, no del aire ni tampoco de la tierra. Nacimos a partir del agua, este fue nuestro elemento natural. Cuando eramos conjuntos de células con sentido propio, nadábamos. Si un padre con su hijo se sitúa en cualquier litoral del mundo y mira al mar, puede decirle con total certeza señalando el vasto azul: «De ahí es donde venimos». Dando testimonio de nuestra propia evolución asociamos sentir a «dejarnos fluir» (agua), pensar a «bajar a tierra» (tierra) y soñar a «dejar volar nuestra imaginación» (aire). Un juicio rápido de la evolución humana que aglutina los cuatro elementos sería este: venimos del mar, somos la tierra y miramos al cielo, y hacemos esto porque hay un fuego interior que nos mueve a ello.
Yo digo que este fuego no es solo interior sino común, que es parte del ciclo de la vida, que se llama «energía» y que yo trabajo en canalizarla y transmitirla entre naturalezas. Mi profesión consiste en dos cosas:
1) vaciar continuamente un cuenco para empezar a llenar otro.
2) ser consciente de ello
PENSAMIENTO PRIMARIO Y SECUNDARIO
Yo digo que nacimos en el agua y también que luego crecimos en la tierra y poco a poco ocultábamos lo simple. Durante miles de años algo fue tomando forma en cada cerebro homínido, en cada pulso de animal erguido, en nuestra conciencia mamífera más honda. Día tras día dentro de nosotros se incubó una idea: «Tal vez deberíamos comprender esto» que era algo así como «Tal vez deberíamos encontrarle a todo algún sentido». Fue entonces cuando nació el pensamiento. Ocurrió ese terrible y bello «de repente» común a nuestra historia. En cada continente ocurrió a diferente hora pero en todos caímos en la trampa. En África cayeron el joven himba y el viejo bosquimano, el mursi y la mujer zulú, el jinete tuareg y el pastor turkana, el faraón egipcio y su alfarero. En América cayó en la trampa el maya, el paciente sioux y el cazador esquimal, la madre iroquesa y los kiowas, la gran familia navaja y el poderoso azteca, el mapuche andino y el luminoso inca, la totalidad de las tribus amazónicas. En Asia cayeron uno a uno por orden el precursor sumerio, el guerrero acadio, el jardinero constante de la vieja Babilonia, el conquistador asirio y el soldado persa, el comerciante fenicio y el hebreo, todas y cada una de las dinastías chinas, el samurai y el monje en la montaña, el barbudo indio centenario. En Oceanía la dulce trampa poseyó a los aborígenes tasmanos y kiribaties, a las fuertes mujeres maoríes, a los rudos samoanos. En Europa la trampa creó la filosofía griega, el derecho romano y la cultura goda, dio de comer a normandos y sajones, alimentó el sueño vikingo y el imaginario galo, fue la gran creadora de batallas. Todos y cada uno de ellos creó un lenguaje, ninguno más poderoso que el de la naturaleza. No hay idioma más exacto que el paso de las estaciones, no hay palabra más poderosa que un amanecer, no hay explicación científica más práctica que el nacimiento de una criatura.
Cuando alguien me pide inmediatos resultados, intento recordar siempre que poco más de 4000 años han construido el pensamiento humano y que algo más de 4000 millones de años construyeron el lugar que pretende interpretar. Esta proporción me ayuda a saber en qué lugar estamos y donde realmente puedo encontrar vida.
El pensamiento primario es aquel que ES y que subyace a todo lo latente. En procesos de cambio el pensamiento primario suele ser el único útil como base de cambio y suele estar basado en hechos y no en juicios, en adoptar una actitud protagonista (de responsabilidad y acción) y no una actitud de espectador (victimista y expectante).
Por contra el pensamiento secundario está basado en creencias y artificios, mayoritariamente en costumbres y lenguajes (palabras, sistemas, estructuras y modelos) y suele representar una gran barrera para el cambio. Todos los modelos sensatos de cambio comienzan por la aceptación de las limitaciones y barreras y es común encontrar en las personas y equipos que la mayoría de comportamientos están fundados en pensamientos secundarios.
A efectos prácticos, suelo hacer un paralelismo que no es del todo exacto pero ayuda a comprender dos lecciones básicas que he aprendido de diferentes escuelas y cosmogonías durante estos años. Entre ellas destaco positivismo lógico, atomismo, budismo zen, taoísmo, psicología social, logoterapia, constructivismo, generativismo lingüístico, psicología positiva, antropología cultural, biomimética y astrobiología. Esta es la chuleta que casi siempre me resulta útil:
El pensamiento secundario es hacedor de cambios 1
Los cambios1 son cambios que el filólogo y psicólogo Paul Watzlawick asocia a pequeños pasos que representan movimiento pero no una evolución trascendente y significativa en las totalidades (grupos de trabajo, culturas, vidas). El ser humano necesita actividad de forma continua y a menudo interpreta los movimientos como cambios trascendentes. Sin embargo la mayoría de los cambios derivan de movimientos en cuya base se encuentra no la fuente del problema a resolver sino la propia creencia que generamos acerca del problema. Aunque el pensamiento secundario facilita que tengamos sensación de cambio, en la realidad no representa un cambio trascendente. Nada mejor para caer en la trampa del cambio1 o del pensamiento secundario que intentar abarcar un problema en su totalidad o de forma totalizante. Huelga decir que muchos cambios1 de forma reiterada y sin lograr cambios significativos producen ansiedad y frustración.
El pensamiento primario es hacedor de cambios2
Los cambios2 son cambios significativos y suelen tener que ver con la observación, análisis y aceptación de pensamientos primarios. En meditación zazen suele decirse que nadie puede alcanzar nunca el satori (o iluminación) si no sale de la corriente de pensamiento continuo de su cabeza. Esta corriente de pensamiento continuo ocupa nuestra atención en la capacidad interpretativa de la realidad y no en la comprensión consciente. Por descontado, estar continuamente interpretando la realidad es totalmente devastador para la comunicación interpersonal y la comprensión sistémica de la realidad y en general, para avanzar hacia el entendimiento mutuo. Nada mejor para conseguir focalizarse en pensamientos primarios y cambios2 que entender la realidad desde la esencia de las cosas, lo pequeño y lo inmediato, antes que desde el conjunto. El hecho de practicar esta estrategia favorece la generación de sensaciones y sentimientos como la realización, la superación y la construcción de logros, todos ellos altamente útiles para conquistar el cambio.
NO SOLO DECIRLO SINO SERLO, NO SOLO INSPIRARLO SINO MANTENERLO
Hace poco en el marco de un openspace facilité un taller en el que ambas vías para comprender situaciones en procesos de cambio se visualizan mejor a partir del trabajo consciente de la realidad. Como dije entonces, creo que el 90% de profesionales que conozco se limitan a facilitar cambios1 y el 10% a facilitar cambios2. Considero que los proyectos de transición cultural en organizaciones y los procesos de desarrollo personal deben orientarse en todo momento a lograr un cambio2, es decir una evolución real en el comportamiento, actitudes y trabajo de las personas que mejoren su calidad de vida y su entorno de crecimiento inmediato.
Me encanta el misticismo heroico del camino pero también la practicidad de saber cuándo llegar. Creo que la persona de Jack Kerouac, con la que empecé la tarde, es un ejemplo viviente de que se puede vivir a base de cambios1 toda una vida pero no se puede lograr una conquista real sobre las cosas si no es gracias a alguno o varios cambios2. Es tan cierto que fue un poeta extraordinario y genial como que el bucle continuo de su pensamiento secundario se tradujo en cirrosis alcohólica el día de su muerte. Es admirable y digno de elogio para mí su afán de búsqueda continua (algo que se refleja de forma mágica en sus palabras) pero bastante poco deseable su continua huida hacia delante (algo que le llevó a la muerte). Nada de esto resta un ápice de grandeza al recuerdo y la figura de Kerouac como intérprete de la belleza pero ni el victimismo ni el malditismo han ayudado nunca al cambio. Porque un cambio no consiste solo en inspirar, sino en mantener y concretar en realidades.
Podemos estar continuamente moviéndonos y aparentemente yendo hacia delante pero si no somos capaces de aceptar cuáles son nuestras creencias para luego cuestionarlas y adoptar acciones, estaremos continuamente de viaje. El mayor problema de esto es que ningún depósito de coche aguanta más de X kilómetros. Y cualquiera que sea la cantidad de esa X en tu coche, no será nunca para tí algo suficiente.
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