Si gritar al viento dicen que es de locos, yo lo estoy y no me importa estarlo mucho más aún pues quizás un día de estos alguien vibre con mi voz y por fin tendrá sentido mi canción. Yo destapo el frasco de lo más secreto, yo te cuento como somos para bien o para mal y quizás un dia de estos alguien vibre con mi voz y por fin tendrá sentido mi canción. Y es que os juro que sois de lo que más quiero, sois el único equipaje que llevo en el corazón. Que la fuerza os acompañe, buena suerte y recordad: que sin vosotros no hay cantante ni canción. Letra de Tu canción, Carlos Goñi (1993)
Si tuviéramos que relatar qué ha pasado en Egipto durante estos días muchos grandes analistas hablarían de la problemática coyuntural de Oriente Próximo, de la política errante del mundo musulmán y de la incapacidad de estabilizar una zona continuamente candente. Otros más infames y menos autorizados verán a Egipto como ejemplo del cambio que quiere España en un alarde de insensatez con precedentes (1). A esos “grandes” analistas de uno y otro color “las rayban no les dejan ver las lágrimas” (2). Lo que ocurre en Egipto es que una ingente masa de ideas se niega a ser gobernada por la incompetencia abstracta de un grupo de personas sin una legitimidad colectiva. Se trata de incapacidad para permeabilizar y pulsar el estado de ánimo y la situación ruinosa de una población cansada. Simplemente se trata de una movilización que emociono y motiva y nos debería hacer pensar en el estado anímico de los sistemas y estructuras que nos hemos impuesto durante décadas. Tal vez debamos revisar pero seguro que debemos comunicar y compartir. Para ello ha sido fundamental la #culturared de colaboración e inteligencia colectiva. Cada nodo ha hablado y todos juntos acamparon a las puertas de una realidad impuesta que no les dejaba respirar.
Ese lema que rezaba hoy en las manifestaciones “Perdón por las molestias. Construimos Egipto” tal vez diga mucho del hastío del mundo y de la excesiva ingesta de control que impide fluir la humanidad del ser humano. Ya imberbe confiaba con fidelidad obtusa en que “Debajo de los adoquines está la playa”, hoy repleto de barba sigo defendiendo completamente obstinado mi locura. Hoy volvía a nacer en Egipto una nueva playa y no tengo esperanza en que mucho mejor que la anterior pero sin duda distinta y renovada, alejada de la idolatría y la imagen épica del lider, una playa educada en valores más dulces que amargos y menos dolorosos. Porque hoy vuelvo a decir: nuestra sociedad no necesita líderes sino facilitadores. Y un grupo de personas aleatoria e individualmente entrenadas en la cultura de exigir derechos, los han exigido y les hemos escuchado. Lo que venga ahora será pasto de burócratas pero el momento feliz quedará en nuestra retina. Es un mensaje que nos costará trasladar a todos los estratos, dentro y fuera de una empresa, en nuestras familias y a nuestros amigos, en el mundo político y la realidad social: Una sola voz formada por millones de almas exigentes es quizás más poderosa y vibrante que un mensaje al viento para dar sentido a esta canción.
Nota: Visualicen esta foto por satélite de Egipto para comprender que el mensaje que hoy hemos vivido ha sido y seguirá siendo prolongadamente fértil desde tiempos faraónicos…
(1)Pons pone a Egipto como ejemplo del cambio que quiere España, ABC, 12/02/2011
(2) Comienzo de la canción Hasta que todo encaje, Quique González, 2010
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