Bueno, me voy a poner un poco señor Scruch 😉 Es a propósito de un artículo titulado Why the situation in Spain is better than it seems de Juan José Güemes, president of IE Business School’s International Center for Entrepreneurial Management, en la revista Forbes. No me ha gustado mucho el artículo. Realmente hay varias cosas con las que no estoy de acuerdo y otras con las que coincido. Aún así, mala sensación. Al leer el artículo parece que todos intentamos superar ese mundo paralelo que no es el de los Sims, sino el de los Seems, el de lo que parecemos y lo que somos. Mi aproximación a lo que somos es algo más crítica y sencilla que la de Juan José pero los dos llegamos a la misma conclusión. Curioso.
No estoy de acuerdo en que la infraestructura se haya abordado de forma eficiente en España a pesar de que seamos líderes en ingeniería en muchos aspectos (curiosa ideosincracia la de un país líder en algo que no sabe gestionar eficientemente), tampoco con el hecho de que las Cajas de Ahorro y su modelo de negocio fueran insostenibles y «anacrónicas» y que hayan desaparecido por eso, pero sobre todo que no se pudiera reinventar ese modelo y que la única solución fuera la que todos hemos aceptado. Es evidente que la separación entre cualquiera de los poderes es siempre necesaria, incluida la separación entre el poder económico y político y este vínculo debía desaparecer. Mejor antes que después, sin embargo con esta desaparición hemos pagado una factura muy alta que no era necesario expedir a toda la ciudadanía. Realmente lo hemos hecho porque nos han obligado, no porque fuera la mejor solución. Es necesario no olvidarlo porque de otro modo el aprendizaje se desvirtúa y pierde sentido o desmerece la perspectiva o el papel social de dichas entidades ya fallecidas (R.I.P dicho sea de paso, aunque el enterramiento será lento). Sí me parece acertado destacar la dificultad para crear negocio en España, la excesiva burocracia pública y la segmentación de mercado (compartimentos estanco que no favorecen el intercambio de valor) que todos hemos sufrido en alguna u otra medida. Estos son puntos clave de mejora. Pero fundamental es reinventar el modelo educativo a parches que tenemos y dejar de disociar la economía, la educación y el bienestar como tres líneas o realidades paralelas porque son líneas o realidades simétricas y también condicionales.
Genial señalar que cuesta crear una empresa, pero la dificultad para crear no cualquier negocio, sino aquellos sectores que debemos y podemos potenciar. Ahí está el fallo. También en la falta de captación de talento, no en su retención sino en su captación y canalización, en la puesta en común. El éxito de una comunidad no se mide por sus nodos: tú puedes tener un equipo formado por gente altamente cualificada y con una aptitud excelente pero si no facilitas que hablen entre sí o no poseen habilidades REDlacionales, malo, muy malo, amigo mío. Experiencia no me falta en esto 🙂 El éxito de una comunidad (empresa, nación, proyecto) se mide por la calidad de sus sinapsis. Pensemos en la organización como un cerebro y no como una suma de cajas yuxtapuestas.
Por otro lado grave la afirmación siguiente: «Los políticos españoles más populares en los últimos tiempos han sido los que han demostrado austeridad y rigor que los valores políticos, los que han malgastado el dinero público se han declarado en desacato» Buffff, muy duro en este país decir que tenemos políticos populares o que algunos que lo fueron lo sigan siendo. Estoy leyendo mi segundo libro sobre Suárez, más allá de esos márgenes brindo al sol aunque admiro a políticos pasados. No estoy contento con mi clase política actual, lo digo abiertamente, pero menos con el hecho de que ya no existan LITERALMENTE personas de Estado, gente con el valor de superación y sacrificio necesarios para abandonar sus intereses personales en pro de un bien colectivo. No están capacitados, formados ni poseen la visión suficiente para acometer sus responsabilidades inmediatas en la mayor parte de casos. Yo tampoco pero no aspiro a ser político ni candidato 😉 Tampoco son independientes, que sería un valor de contrapeso a la ausencia de los anteriores, ni tienen criterio propio ni abogan por ningún tipo de diálogo más allá de la confrontación.
Sobre la reforma constitucional y la culminación del déficit público… ok, ok, me callo, pero de todo menos consensuada dentro y fuera del sistema, en sus dos vertientes. Otro caso de que hemos hecho lo que hemos hecho porque nos han obligado (como a otros de nuestro entorno) pero no porque fuera lo correcto. Y así, sumando parches, podemos continuar infinitamente, moviéndonos en la ciudad llamada Urgencia o parándonos a analizar el límite de lo sensato. Como bien dice Julen en su post, «nos despojaron de la habilidad para esperar». El problema es que además de eso, tenemos que estar convencidos de que no esperamos porque es lo mejor que uno puede hacer. De acuerdo para otros, pero yo por ahí no paso. Señor Scruch de nuevo, perdonadme 😉
Otra grave o sesgada afirmación: «La extraordinaria dificultad de reducir el ritmo de crecimiento de los salarios ha llevado al aumento drástico de despidos» Bueno, creo que otras cosas mucho más importantes nos han llevado al aumento drástico de despidos, no solo el hecho de no poder aumentar los salarios de la gente. Mi actual empresa, everis, es un ejemplo de que en tiempos de crisis se puede aumentar y cuidar el salario de la plantilla sin necesidad de recurrir a los despidos y con una adecuada y al menos un poco sostenible visión estratégica. Cierto es que tenemos mucho que mejorar pero al menos no lo hacemos a costa de sacrificios ajenos sino propios.
Totalmente de acuerdo en que los recortes no deben afectar a los servicios sociales pero un poco más excéptico en que «la retirada» como él la llama vaya a encumbrar nuevos valores que recuperen el espíritu de «extraordinario crecimiento en los ingresos del Estado» que se dio en el pasado. De nuevo creo que seguimos mirando a corto plazo, mirábamos a corto plazo hacia el futuro y ahora parece que miramos a corto plazo hacia el pasado. Mi pregunta es ¿No hay más opciones? ¿Es esto todo? Lo malo de saber la respuesta a esta pregunta es que nadie quiere oír una respuesta a algo que ni siquiera se pregunta. Pero para eso he creado este blog y para eso habla con vosotros a diario, amics.
En todo caso los vericuetos del pensamiento social son inescrutables. Con razones y argumentos diferentes, el autor del artículo y yo coincidimos en que la situación del país es mejor de lo que parece. Curioso, como decía 🙂