Es una de las lecciones aprendidas durante esta semana. Lo aprendí cuando una amiga volvió de reclamar por quinta vez su prestación por desempleo teniendo que esperar a una cita previa con un absurdo director de oficina del INEM justo después de que perdieran por tercera vez su expediente y llevara tres meses sin percibir un solo euro. Lo vi reflejado en su rostro sonriente. Pese a la adversidad, pese al delito de lo público y por encima de todas las trincheras, los sueños nunca tienen cita previa.
Durante estos últimos días, y en la línea del vorpal way of life, he podido convivir y compartir proyectos con un amplio catálogo de personas extraordinarias. Entre ellas: Odilas (mi hermana y el espejo que nunca había encontrado) Amalio (un primo lejano que viene del futuro), Javi (un nuevo compañero para un viaje hacia lo que necesitamos), David (un joven entusiasta y preparado), José Miguel (un hacedor de sueños artesanos), Paz (transmite lo que es y es como se llama), Andrés (un director de sí mismo orientado a las personas) y Ferrán (apasionante emprendedor en serie que nos entrevistó en el programa de radio Innoticmática), Blanca, Christian, Paula, Juan Carlos, Andrés,… a todos mil gracias por compartir y caer en la madriguera. Durante estos días, y así, a pelo, hemos celebrado varios desayunos con diamantes entre emprendedores; recibido a algunos nuevos compis de viaje en un barco llamado Izada; diseñado planes de comunicación para varios proyectos en ejecución; trabajado en el cierre de un nuevo plan de negocios sobre la idea de una plataforma centrada en bien común; cantado Wellcome to the hotel vorpalina a un emprendedor alemán de Manheim; acompañado 5 dinámicas de equipo y compartido frustraciones, ilusiones, esperanzas plenas y hastaluegos; diseñado nuevos productos y servicios; comido y cenado con agentes del cambio realmente admirables; despedido a un antiguo compañero de viaje al que agradecemos todo el tiempo dedicado; presentado la iniciativa ante 12 personas con resultados sorprendentes; mantenido varias sesiones de equipo para diseñar nuevos contenidos junto a facilitadores; mantenido varias sesiones con posibles clientes; cocreado una estrategia de acción a corto plazo para algunas oportunidades de negocio; acompañado procesos de transformación cultural con directivos; e incorporado a nuevos compis de viaje en la aventura…
Nos encontramos ahora en pleno proceso de venta. El camino realmente está siendo muy duro, de momento parece lejana esa botella llena de agua a la que hacía referencia en una sesión de equipo en el parque del Retiro. Pero tenemos mucha, mucha sed y sabemos que somos necesarios. El mismo sueño que arrancó de un loco que pretendió formular una oferta de valor real para cambiar nuestros entornos de trabajo, ahora es un sueño compartido por muchas cabezas caminando fuera de la caja. Desde muchas partes de la geografía, desde muchas oficinas y despachos, desde lo más profundo y custodiado de su ser. Para mí solo esto es ya un éxito capaz de promover otros precedentes.
Este inicio, esto que ahora gestamos y comunicamos con tanto amor y convicción, todo esto creo que es el cambio. Y tampoco tiene cita previa 😉