Le preguntaron a Luis García Berlanga tres razones para vivir y dijo: “Solo tengo una, la curiosidad”.
Una cero seis de la mañana. Un buen momento para justificar mi extravagancia y añadir leña al fuego de mis inquisidores. Un “yo soy yo y mis circunstancias” algo peculiar. En este post pretendo explicar en qué consiste mi valor o mejor dicho por qué me considero valioso para las personas de mi entorno. Todo mi esfuerzo y mi dedicación los encamino a un solo objetivo: aportar a los que me rodean mucho más de lo que creen que una vida ajena o la mía propia puede aportarles, en ocasiones mediante el factor sorpresa y en formatos y discursos alejados de la normalidad; y en muchos otros casos a través de la digestión de una mezcla de ideas que una a una pueden resultar absurdas pero que en un conjunto ordenado, novedoso y adecuadamente relatado son algo por lo general extraordinario. En cualquier caso para esto es necesario un entrenamiento y una disciplina rigurosos que en mi caso se traducen en dos fases a la hora de salir al mundo:
1) Quijotizar. No considerarme nunca fuera ni ajeno a la belleza sino continuamente rodeado de retos, naturalezas y seres completamente extraordinarios. Este sentimiento y convicción se resume en cuatro ejes que vertebran mi mañana, tarde y noche: leer, escuchar y sobrestimar a las personas. Nunca falla y es algo -créanme- absolutamente revolucionario. A base de sobrestimar a las personas he aprendido y conocido a gente extraordinaria que nunca hubiera podido conocer de mantener una actitud distante o considerarme un ser de una bondad e inteligencia superiores. Estando dispuesto a conocer y escuchar la riqueza de la diversidad -en cualquiera de sus estratos- no hay opción para el fracaso. Hasta ahora, más allá de todos los molinos y ovejas que intentaron cruzarse en mi camino, nunca he perdido una batalla.
2) Visualizar y componer la información. Tal y como dice un blog que he conocido hace unos días Information is beautiful.No hay nada más placentero y reconfortante para la mente humana que comprender la perspectiva y magnitud de los problemas para encontrar posibles respuestas con las que proponer soluciones efectivas. Construir una vivienda que albergue a una familia, mantener vivo un ecosistema natural salvando y preservando a la sociedad que lo habita, evitar conflictos entre iguales haciendo que los que creen ser diferentes comprendan al otro como un nutrido espejo, o simplemente presentar a dos personas que al rato se enamoren y compartan sus vidas por completo. Cualquiera de estas situaciones es sin duda algo extraordinario pero no es necesario alcanzar lo que consideramos grandes logros para estar completamente realizados.
Cualquier matemático que esté leyendo estas líneas sabe que el simple hecho de resolver una ecuación es algo prodigioso; cualquier poeta que se sepa compañero conoce que limitar en estrofas una idea es sentirse por entero dios de uno mismo y del entorno. La información no es valor hasta que no se visualiza y se compone. Uno o mil datos en un libro no son útiles hasta que un lector los lee y los aplica, los digiere y traslada a su vida más inmediata ya se trate de libros sobre el embarazo o de tratados y estudios sobre la tribu amazónica más ignota. Cuanto mayor y más ambicioso sea nuestro espectro de información (nuestras fuentes) y cuanto mayor y más reveladora sea nuestra composición, mayor y más reconfortante será nuestra lección aprendida y nuestra capacidad de comunicar y hacer que otros aprendan de nosotros. Aumentará también nuestro entorno porque dejaremos de ser locales y aquello -rareza o miedo- que considerábamos ruinoso será entonces algo muy valioso. Influye en esta forma que tengo de pensar el hecho de haber sido en un mismo cuerpo amigo, hijo, estudiante, idiota, amante, autor, lector, aprendiz y profesor, asalariado, bibliotecario, poeta, tecnólogo, filósofo, retrógrado, innovador, conquistador y conquistado y el hecho de que solo dos de las anteriores identidades estén respaldadas por títulos académicos y oficiales.
Mi estrategia para quijotizar, visualizar y componer es beber de fuentes cada vez más minoritarias, extrañas y olvidadas. Tiendo a descartar o no atender a los que han alcanzado las mieles de la gloria porque es frecuente en mi opinión que acaben siendo empalagosos salvo destacadas y realmente gloriosas excepciones. Desde hace un año frecuento los libros de caballería y los entornos de innovación pero en otro tiempo mi valor se alimentó de otros campos y personas completamente diferentes. Y lo seguirá haciendo. Porque la idea es seguir así, siempre adelante, tal vez nunca dejando de mirar atrás.
Como muestra de todo lo anterior hoy os posteo este video TED sobre una persona que ha conseguido hallar y plasmar el valor de los datos para que podamos tener conocimiento. David McCandless ha trabajado en el blog del que os he hablado (Information is beautiful) y además ha dado una charla en TED Global Oxford sobre su obsesión por representar la información. Si pudieras por un momento trasladar esta obsesión a vuestra vida inmediata desde que os tomáis el primer café hasta que dais el último bostezo, sin duda vuestra vida que es ya una riqueza incluso para otros, tendría un valor multimillonario para vosotros y vuestro entorno. Las ideas bien paridas y los hombres que saben entenderlas no cotizan en los mercados financieros pero son determinantes en la Historia. Muy hábil tener mucho dinero pero mucho más inteligente es condicionar y construir la Historia.