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«Jamás conocí a un pistolero tan listo que llegase a su 35 cumpleaños. Hay algo que he aprendido de los pistoleros. Siempre hay uno más rápido y cuanto más usan su revólver antes le encuentran»

                       Conversación entre Wyatt Earp y Bill Clanton en la película Gunfight at the OK corral (John Sturges, 1957)

 

Como el personaje de Wyatt Earp en este fantástico western, hace tiempo me dí cuenta de algo. A la hora de tener una oferta de valor en materia de innovación no se trata de ser el más listo ni el más novedoso. Porque como le sucedió a uno de los hermanos Clanton, siempre habrá alguien más listo que tú. Cuanto más asediemos el mercado, antes daremos con ese alguien. No es una estrategia sostenible a medio plazo. Sin embargo cada día me encuentro con colegas que intentan competir con uñas y dientes contra aquellos que a menudo comparten su mensaje. Siguen una estrategia darwinista de supervivencia. Consideran que solo ellos tienen la posesión de un determinado concepto innovador, de modo que lo diseñan, lo venden y lo explotan recelando de los otros. Establecen estrategias y criterios de propiedad sobre sus ideas y no dudan en atacar el mercado de forma individual. Ven a aquellos que formulan ideas en su misma línea de negocio, como pistoleros a los que hay que eliminar. Para transformar o cambiar entornos tradicionales de trabajo emplean sus mismas fórmulas: compiten con horarios abusivos, deprecian ofertas por debajo de coste y ofrecen aquello que no tienen. En la mayor parte de casos se consideran expertos en algo despreciando la capacidad de otros. Trabajan por eliminar cualquier capacidad de despegue de aquellos que están empezando. Desconfiando de otros y frenando el avance de aquellos que van llegando para renovar el sector, no hacen más que desplegar un espectáculo de inseguridad que les define. No cultivan la cantera del sector porque ellos quieren apropiarse de un sector. De hecho muchos comienzan a manejar un lenguaje incomprensible para el ser humano medio y acaban despegando del suelo sin haber preparado ningún paracaídas.

El problema es que la historia de las empresas exitosas más recientes, nos demuestra que incluso cuando tú has creado un mercado, la tendencia al monopolio es autodestructiva. Al final siempre mueres por empacho.

Hablaré claro. Todos los días hablo con personas que tienen grandes ideas, de hecho agradezco estar rodeado de gente con una gran capacidad de generar grandes ideas. No obstante muy pocos asumen como propio el reto de pensar en necesidades reales desde la base, metiéndose en la piel o la realidad del usuario de innovación.

Ahora hablaré de mí. Si Wyatt Earp hubiera intentado enfrentarse a los dos hermanos Clanton, a los dos hermanos McLaury y a Claiborne él solo con su familia probablemente el desenlace hubiera sido diferente. Sin embargo contó con la ayuda de Doc Holliday que sentía afecto por él y se sentía parte de su causa. En lugar de rechazar o ignorar su ayuda por considerarlo un forajido, aceptó que se uniera al grupo y tomara el duelo como propio. Creo que yo hago algo similar y creo que mucha gente se siente parte de un sueño del que he perdido la propiedad absoluta. Y no me importa. Porque lo que me importa a mí, lo que les importa a todos aquellos que se unen a este sueño, es que todos podemos sacar beneficio de él.

Mi sueño nació como un duelo personal contra la crisis y el estatismo de aquellos que quieren cambiar las cosas pero que luchan entre ellos. Son, al igual que la gente a la que intentan cambiar, esclavos de su marca, sea personal o profesional. Parece que en esa merienda de egos que cotidianamente se encuentran y retroalimentan, no caben nuevos comensales sino es usando su misma estrategia de exclusión. Cada día cuando me levanto de la cama asediado por las facturas visualizo cómo seguiré construyendo ese ecosistema. El viaje hacia este ecosistema pasa de momento por la existencia de una plataforma de talento colectivo que produzca beneficio para todos aquellos que se acercan a mí o a los que me acerco.

Trabajo con la realidad. Se que a la gente le gusta conservar su independencia o su autonomía, pero también se que necesitan beneficios. Por eso la plataforma explota la idea de que 1.000 profesionales independientes trabajando por una misma idea -la transformación de equipos o modelos de negocio- es mucho más coherente y valiosa que 1.000 asalariados bajo el rodillo uniforme de una estructura corporativa. Eso es la iniciativa vorpalina. Trabajamos como equipo por proyectar nuestras estrategias de cambio a la sociedad.

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