“Las épocas de heroísmo son generalmente épocas de terror“
maestro Ralph Waldo Emerson, El heroísmo
El nivel de desquiciamiento colectivo está llegando a niveles asombrosos. Lo reconozco, a veces cuando leo algunas cosas la postura que tiene el tipo que encabeza este artículo me posee. Es como si me dijera a mí mismo en alto: ¿En serio está ocurriendo esto?. No tengo ya ninguna duda: el homo economicus que soñaron los padres fundadores del neoliberalismo posmoderno está mutando a homo estupidens a un ritmo acelerado. Espero acabar la investigación y los libros antes de que hayamos olvidado leer o nos parezca poco trendie pensar de forma crítica. Convengamos en algo: Últimamente el mundo anda más loco de lo normal. No es solo la pandemia, es más bien un proceso de estupidización global. En medio de toda pandemia o carestía, surgen los profetas. En otras palabras, a río revuelto, ganancia de pescadores. El profeta que me ocupará hoy se llama Florentino Pérez. Vayamos por partes.
Recientemente Andy Stalman, una persona cuya labor sigo desde hace años y cuyo trabajo observo y respeto, ha publicado un artículo sobre la propuesta de Superliga abanderada por Florentino Pérez. Pude conocer su artículo La Superliga Europea, caso de estudio para el mundo de la empresa gracias a la impactante publicación en Linkedin que figura más abajo. Sirva este artículo como alternativa a la propuesta de reflexión del maestro Andy Stalman. No suelo coincidir en casi ningún análisis que hace Andy sobre la realidad actual de nuestro mundo, pero ello no me impide respetarle y considerarle lo que es, un buen maestro del marketing.
Este artículo breve tendrá 3 partes. En ellas trataré de exponer por qué la Superliga es el perfecto ejemplo de…
- MARCAS Y NEGOCIOS QUE NOS ENVILECEN: Aquí explicaré cómo nos empobrece la creación de marcas o negocios elitistas sin valor de mejora social, sin ninguna voluntad de cambio significativo y sin ganas de fomentar comportamientos éticos o solidarios.
- EL RANCIO MANAGEMENT DE SIEMPRE: Aquí abordaré cómo la inercia amoral y acrítica del pensamiento empresarial predominante desprecia a las mayorías e impone el conflicto radical continuo como medio imprescindible para la supervivencia.
- LOS 3 PECADOS CAPITALES DEL MESIANISMO EMPRESARIAL: Aquí explicaré cómo Florentino Pérez reinventa 3 de los 7 pecados capitales que siempre ha practicado pero cuyo alcance nunca acaba.
Comenzamos.
MARCAS Y NEGOCIOS QUE NOS ENVILECEN
Cuando era pequeño amaba el fútbol. Pasaba el día pegado a un pelota y apenas descansaba. Jugaba incluso con tetrabriks vacíos hinchados con aire en el patio del colegio cuando ni siquiera teníamos balones. En aquel tiempo -hace menos de 30 años- equipos de todo tipo de ciudades todavía competían entre sí en una desigualdad tolerable que permitía a grandes equipos medirse con pequeños que buscaban la gesta memorable. Los estadios de fútbol eran lugares donde se dirimía el estado de ánimo de la sociedad cada domingo. Eso fue antes de que los equipos jugaran casi cada 2 días y la intensificación y globalización mediática de los torneos convirtiera un deporte noble en un descarnado mercado de intereses y lucha de poderes. Desde sus inicios el fútbol ha estado politizado y ha dependido de filántropos o empresarios que invertían en los equipos a cambio de relevancia social. Hace unos días, sin embargo, se dio un paso determinante que augura la ya creciente voluntad de apropiación de un bien colectivo y una ilusión social que a todos nos pertenece: el deporte.
La propuesta de creación de una Superliga por parte de uno de los empresarios más poderosos del mundo (ACS factura más de 100 millones de euros/día) y presidente del Real Madrid C.F. (El primer o segundo club de fútbol del mundo en cuanto a facturación anual) merece ser atendida por varias razones:
En primer lugar, considero que merecen mucho respeto las personas capaces de dirigir grandes conglomerados de negocios con independencia de la condición ética de sus actividades y modelos de negocio. Si queremos mejorar las cosas, es necesario examinar y entender la realidad de aquellos que han llegado a ser poderosos. En segundo lugar se trata de un fenómeno que capta la atención de mucha gente y es bueno reflexionar sobre algo de lo que todo el mundo opina para favorecer la reflexión racional de nuestro presente. Y por último siempre he creído -en contra de todas las escuelas de negocio que conozco- que la disciplina empresarial es algo vivo y puede alimentarse de noticias recientes. Esta es una de ellas.
El pasado domingo 18 de abril de 2021, 12 clubes de fútbol autonombrados “los más importantes” y abanderados por Florentino Pérez anunciaban la creación de la Superliga a todos los medios de comunicación a nivel mundial. Más allá de que el proyecto se esté cayendo por lógicas y evidentes presiones sociales, merece la pena analizar la continua banalización del mundo empresarial y los negocios de la que este episodio es un gran ejemplo.
Esta banalización con la connivencia de 3 factores simultáneos que suelen operar de facto en la lógica neoliberal más rancia y evidente, a saber:
- Una coyuntura económica dificil muy útil para imponer medidas y lógicas abusivas y en la que unos pocos tratan de sacar tajada cueste lo que cueste y caiga quien caiga: En otras palabras, el descenso de ingresos por la pandemia ha afectado al mundo del fútbol y un líder supuestamente carismático recupera un viejo proyecto elitista con el que ahora es más facíl convencer a los clubes que anhelan la continuidad de un crecimiento financiero infinito que ya no existe. Esta reedición y abuso de tiempos de incertidumbre para imponer viejas ideas suele estar fundada en medidas liberalizadoras y desrregularivas anteriores, en este caso sirva de ejemplo la Ley Bosman de 1995, pero también en pactos y movimientos alegales o en la sombra.
- Una dinámica de gentrificación que excluye aún más a los ya excluidos. Es decir una promoción de la endogamía de los poderosos en contra de los menos ricos o más débiles. Lo que genera en principio o bien reacciones políticas en clave emocional-local sobre el fenómeno, o bien lecturas populistas de quienes ya benefician de la actual lógica social desequilibrada y abusiva y no quieren que cambie, o bien llamadas de atención de aquellos que ostentan el poder abusivo y excluyente actual y se niegan a que les sustituya un poder abusivo nuevo.
- La promoción y difusión de nuevas marcas y modelos de negocio por la industria insaciable del marketing vacío que solo admira el impacto fáctico y efectista convirtiéndose en un altavoz acrítico de las inercias, y haciendo que la publicidad -una de las formas de comunicación humana más efectivas- sirva a los intereses de una minoría cada vez más poderosa contra una mayoría que les compre. Sirvan de ejemplo los innumerables programas de televisión, medios y profesionales que se han hecho eco de esta propuesta de modelo de negocio durante los días previos y posteriores, en todas y cada una de las casas de cualquier persona que viera un telediario, abriera un diario (deportivo o no) o siguiera los consejos de un influencer o referente en las redes sociales. Tal y comentaba por redes sociales, incluso desde el punto de vista publicitario, mi posición es que el MKT no debe ser mera propaganda desligada de la ética. La publicidad (el branding, el marketing o como demonios quieran llamarlo) no debe idealizar el mito de la rentabilidad creciente o la generación de actividades económicas que contribuyen a la apropiación de un bien colectivo.
Por todo ello, lamento no compartir el entusiasmo y la admiración de Andy Stalman por la figura de Florentino Pérez y por ese supuesto cambio revolucionario para el fútbol europeo que lidera. Me da igual que tenga 74 años, que dirija una industria exitosa o que presida uno de los clubes más laureados del mundo. Habría tal vez que preguntarse por qué ocurren las dos últimas cosas y a que se deben. Respuestas a ambas preguntas no me faltan: concentración del poder económico del fútbol en unos pocos clubes gracias a acuerdos comerciales abusivos con empresas de comunicaciones; un desmedida, insultante e impúdico mercado del fútbol que aumenta cada año más en un mundo donde las clases medias se diluyen y la pobreza se generaliza; una concentración sectorial industrial fundada en la absorción, desmantelamiento y destrucción de la competencia; una vinculación directa y completamente demostrable entre clubes de fútbol poderosos y cargos políticos y empresarios que utilizan la atalaya del entretenimiento de masas como medio para su enriquecimiento,… En fin, la lista no acaba.
Entiendo que el negocio del fútbol se replantee fórmulas de nueva rentabilidad económica. Es algo lícito y propio de cualquier sector empresarial actualizarse. Otra cosa bien distinta es que en el fondo nada cambia de todo lo deleznable que tiene el fútbol de hoy (sueldos desmesurados, presión sobre el rendimiento del futbolista, apropiación de poder, abuso y control mediático) y solo cambie el fútbol (minutos de juego, horarios de partidos, número de partidos por semana) para intensificar la explotación de beneficio económico, y no para favorecer una comprensión saludable del deporte.
Esta propuesta nunca tuvo la voluntad de generar un marco europeo de competición deportiva justo y que garantizara la igualdad de oportunidades. Su impulso pretende que una parte muy reducida del mundo del fútbol salga reforzada respecto a una mayoría de clubes y aficionados, y además que esa minoría sortee la creciente migración de la atención masiva hacia otros medios de comunicación menos formales y menos controlables por los clubes en términos de explotación de beneficios económicos (hablo sobre todo de redes sociales de nuevo cuño y canales de streaming). En realidad la propuesta es un gran ejemplo de un dilema clásico de la filosofía moral y política: el contrato social VS el acuerdo comercial. Desde el siglo XVII y sobre todo desde el siglo XVIII aquellos que tradicionalmente entienden que la base de las relaciones humanas debe ser regulada desde el interés colectivo decidido por todos (de forma directa, participativa o a través de representantes políticos) entienden que la economía es un medio fundamental que sirve a un marco de convivencia compartido; y por otro lado aquellos que tradicionalmente entienden que esta base conductual solo debe ser regulada por los acuerdos comerciales libres entre partes entienden la economía es un fin al que las personas servimos.
Los que defendemos una posición intermedia entre el contractualismo social (liberalismo político) y libre mercado (liberalismo económico) hoy somos pocos y estamos en peligro de extinción. El falso dilema populista entre SOCIALISMO o LIBERTAD (muerte o susto) que ahora los representantes políticos más cercanos a Florentino Pérez defienden era y es por tanto falso y demuestra un desconocimiento histórico falaz, del mismo modo que es falso afirmar que el fútbol no sobrevivirá si no se produce una apropiación económica de este deporte por “los mejores”. Por cierto, eso de “los mejores” sería bueno que Florentino Pérez se lo dijera a un aficionado del Betis o del Rayo Vallecano o el Oporto… Sería genial que esta persona se diera cuenta de que el éxito en el deporte no consiste solo en ganar títulos o facturar dinero sino en aprender de esa relación saludable y muy pedagógica entre competición y solidaridad que tanto nos ennoblece como sociedad.
El neoliberalismo del que Florentino Pérez es uno de los mejores apóstoles, quema la tierra que cultiva dado que presupone a los acuerdos comerciales derecho de regulación de las relaciones humanas por encima de cualquier interés colectivo o bien común. Pero la verdad e que el fútbol siempre ha estado saludablemente en medio: en manos de millonarios que buscaban relevancia como bien colectivo disfrutable por todos. La restricción del acceso a la visualización de partidos no fue de hecho una innovación de los años 90, siempre ha estado ahí como medio de ganancia para el mantenimiento de los clubes. Recordemos aquellas jornadas en el antiguo estadio Metropolitano en las que las personas hundidas en la miseria económica más absoluta se encaramaban a la colina para poder ver el partido. Nada nuevo bajo el sol. Pero hay una diferencia notable entre restringir un uso para obtener un beneficio privado que se revierte a la sociedad, y tratar de apropiarse de un sector para romper un mercado. Ese es el efecto destructivo de la corriente económica neoliberal.
EL RANCIO MANAGEMENT DE SIEMPRE
Hay cierta impostura poco saludable y muy frecuente en el pensamiento empresarial y los modos de hacer de los negocios a la manera clásica que tiene que ver con ocultar los problemas reales para aparentar una fortaleza que no existe o es endeble. En el caso de la Superliga, su propuesta nace en verdad de un problema que es común a todos los clubes de fútbol grandes y pequeños pero que en los grandes causa una mella enorme: se trata de la financiarización de los clubes (la cesión de su propiedad real a los bancos) debido a su incapacidad para afrontar las deudas o préstamos necesarios para mantener un ritmo de negocio con unas cifras insostenibles en lo que vendría a ser una de las mayores burbujas de actividad económica de nuestras sociedades que nadie quiere acometer porque mantiene entretenida y ocupada a la gente. Ese es el verdadero problema y nadie reflexiona sobre cómo resolverlo, antes bien las propuestas engordan y amplían el problema buscando nuevos ingresos para que la burbuja se mantenga.
Además de valorar la adaptabilidad en las formas de negocio y admirar los Business Model Canvas de la Superliga y otras gilipolleces similares, deberíamos revisar la ética de los negocios. Si solo admiramos el dinero que pueden dar, olvidamos u obviamos la sociedad a la que DEBEN SERVIR TODOS Y CADA UNO DE LOS NEGOCIOS. Tal vez por eso uno echa en falta cuando ve todas estas cosas, cierta capacidad de autocrítica en aquellas personas que lideran el mundo. Y Florentino Pérez sin la menor duda es uno de ellos. Resulta innegable e incluso admirable su capacidad de mantener el equilibrio de manera continua desde sus inicios empresariales en los años 1970 y su inagotable pulso con las primeras economías mundiales. Como bien dice Andy Stalman no se le puede reprochar pereza a sus 74.
Sus influencias son eternas y poderosas. Desde la polémica recalificación y venta de la Ciudad Deportiva del Real Madrid en el terreno en el que hoy se sitúan el 4 Torres Business Area y en cuya operación participaron las principales grandes empresas españolas del momento hasta su fantástico olfato de talento con profesionales como su antiguo Director de Comunicación y Contenidos en el Real Madrid, Antonio García Ferreras, quien ocupa hoy uno de los programas televisivos españoles de más audiencia y con amplia influencia política; o su política de fichajes conocida como Zidanes y Pavones que rompió por completo el fútbol de finales del siglo XX introduciendo el capitalismo de casino en el fútbol tal y como recuerda uno de los madridistas más antiguos. Todo ello ha generado polémica y a la vez ha hecho universal a un club de fútbol cuyas camisetas visten los niños más hambrientos del mundo para quienes el líder salvador tiene estas palabras: “El Real Madrid para ellos es su única ilusión y esperanza“. Manda huevos, con perdón.
Nada puede objetarse en cuanto a capacidad de negocio en términos de rentabilidad económica a Florentino Pérez, otra cosa son las consecuencias de sus acciones y el tipo de sociedad que promueven. Son conocidos ejemplos muy claros en este sentido como el encarecimiento de camisetas oficiales del Real Madrid, o la pugna por el mantenimiento de agravios comparativos con otros clubes.
La propuesta de la Superliga en la cara deportiva de la vida de Florentino Pérez se asemeja en lo empresarial al golpe de efecto que ha dado respecto a la cúpula directiva de Dragados. Ambas medidas responden a una forma de hacer economía y negocios que está fundada en un fuerte sentido de cambiarlo todo continuamente para que todo siga igual. No hay reflexión ética ni social sobre lo que se hace, tan solo una suicida búsqueda continua del crecimiento económico que se lleva por delante economías familiares, órdenes sociales y mercados laborales enteros. Todo queda bien en la foto del evento pero a la larga la película documental del mundo que generan este tipo de inercias empresariales es dantesca.
LOS 3 PECADOS CAPITALES DEL MESIANISMO EMPRESARIAL
En el fondo el deseo de Florentino Pérez es perpetuarse, hacerse un hueco en la historia más allá de la mortalidad, del mismo modo que lo pretenden los grandes promotores de la desigualdad e injusticia global al más puro estilo Ellon Musk o Jeff Bezos en la línea de sus próceros mesiánicos Bill Gates, Larry Page o -me deprimo solo al escribir su nombre- Steve Jobs. Estas figuras apolíneas, de jerseys de cuello vuelto minimalistas o trajes encorbatados con aspecto de respetabilidad institucional, no dudan en liderar iniciativas y libros solidarios que tratan de arreglar el mismo mundo que a la vez ellos estropean. Y a mí esta mierda me cansa. El doble juego es tan evidente que resulta cruel y vergonzoso.
La propuesta de creación de la Superliga por parte de Florentino Pérez representa el paradigma de los 3 pecados capitales más desarrollados por esta clase de mesianismo empresarial en el que solo sobrevive el más fuerte, esto es, el más descarnado y cruel:
La propuesta es un buen ejemplo de la AVARICIA porque representa a una de las personas más poderosas del mundo y uno de los clubes más poderosos del mundo que se alían con otros poderosos para apropiarse de un deporte. Es decir, no contento con todo el reconocimiento y el dinero del mundo, quiere más. Ese alma insaciable es lo que vacía el mundo y nos pesa para ser mejores, lo que nos envilece y lo que nos condena. Las desorbitadas magnitudes financieras del fútbol y la pretensión de rentabilidad infinita que él representa y fomentó desde un inicio, envilecen un deporte que amo y son el peor ejemplo de éxito insolidario y clasista para los más jóvenes.
La actitud de Florentino Pérez en este aspecto es un claro ejemplo de ENVIDIA porque personas y organizaciones con mayor poder que él (a ese nivel hay pocas) le retuercen las tripas y no puede evitar sentirse regulado o normativizado por algo mayor que su interés propio. Bajo el pretexto de evitar la monopolización de la UEFA, Florentino Pérez propone una monopolización más drástica: la suya. El es fundador y dirigirá la iniciativa si llega a buen puerto.
Y por último Florentino Pérez en este caso de estudio no es un ejemplo de liderazgo, sino de SOBERBIA; no es agotamiento de un modelo, es una insultante aberración económica y una iniciativa deportivamente excluyente en un mundo en el que se diluyen las clases medias y se amplia la pobreza; no es ejemplaridad pública, es una profunda e intensa necesidad de controlarlo todo. Es una ruptura de la idea del fútbol como academia, como cantera y camino de desarrollo en virtud de la nueva ética elitista y finalista de la rentabilidad financiera. El problema es que a lo largo de la historia, las propuestas de creación de minorías selectas han supuesto siempre una enorme involución para las mayorías que eran indudablemente despreciadas.
Queridos amigos y amigas, hay otra forma de entender el entretenimiento, más democrática, más solidaria, más humana y menos egoísta. Y sí, por supuesto, hay otra forma de entender la economía y el mundo de la empresa.
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Amén.
Aborrezco el fútbol por todo lo que representa. Una parte II de este artículo podría tratar de cómo impacta todo esto en la base de la sociedad; la educación académica y en valores de niños y adolescentes.
Ya en los 90 iba al campo a ver jugar a alguno de mis hermanos y me quedaba atónita escuchando los insultos, a gritos, de adultos hacia el árbitro y a otros jugadores. Me cuentan que esto sigue igual o peor. Una actividad que debería ser para el disfrute y la práctica de un deporte se convertía en un encuentro estresante y burdo. ¿La razón? El “sueño español” de hacerse rico con poco esfuerzo, con el único mérito de jugar muy bien al deporte “rey”, que te viera un ojeador y hacerte millonario para sacar a tus padres “de pobres” (ojo que la expresión que no la he oído pocas veces) ¿Rey de qué o sobre quiénes?
La realidad es que miles de niños de un nivel socioeconómico medio- bajo terminan deprimidos, frustrados y sin un futuro profesional. Le han dedicado muchísimas horas solo a eso (los que tienen pasta sí tienen a un papi que les paga la carrera) y al final no tienen nada. Bueno, si están cachitas pueden probar suerte en T5 (seguimos buscando ganar dinerito con poco esfuerzo y donde la inteligencia no cuente) Este es otro melón. Perdón.
Me parece una idea inmoral por donde la mires…
Hola Bri. En efecto has tocado un componente importante que se menciona de forma muy sucinta aunque insuficiente en el artículo y es fundamental para comprender la no idoneidad de este tipo de ideas: el impacto educativo en niños y adolescentes. Cuando era pequeño me recuerdo escuchando por la radio los partidos de mi equipo (no teníamos canales de pago via satélite que ya entonces acaparaban las retransmisiones importantes) y atento al devenir de los jugadores. Aunque lo que más me importaba eran los partidos y la puntuación semana a semana, y ya entonces comprobaba en las declaraciones después del partido que los jugadores de fútbol no eran catedráticos, sí que lo que se hacía con el fútbol me influía. Niños y adolescentes se miran en este deporte y otros para captar valores que luego aplican y permean en la sociedad. La violencia verbal de padres y madres en los partidos de sus hijos, merecería comentario aparte y sin duda es un estigma. En este sentido tan solo aportar -por ofrecer también la cara B- que hace pocos años iba a ver a un sobrino jugar al fútbol en las categorías inferiores del Getafe CF y el comportamiento de la mayoría de padres era modélico, aunque siempre quedaba algún cabestro que a veces llegaba a las manos en la búsqueda de la cristianoronaldización de su hijo. Gracias siempre por la visita, Bri