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bombilla

No ser sino uno con todo lo que vive y,
en un feliz olvido de sí mismo,
volver a ese todo que es la naturaleza,
ése es el cielo del hombre

Hyperion, Friedrich Hölderlin

Donde yo vivo para encender un buen fuego es necesario preparar una buena base. Por eso utilizo viejos periódicos para prender astillas. A menudo, antes de arrojarlos sobre el piso, echo un vistazo a viejas crónicas y leo lo que ocurría un día como hoy tal vez de hace nueve años. Hoy me topé con un artículo del año 2004 cuyo título me llamó enormemente la atención: “Todas las cosas decían algo” escrito por Juan José Saez. En él se hablaba de la obra poética de Juanele (el enorme Juan Laurentino Ortiz),  y del verso número 83 de su Gualeguay: “Todas las cosas decían algo, querían decir algo“.  En este verso está resumida una forma de experimentación de la vida que creo poderosa. Hoy hablaré sobre ella. Antes de hacerlo es necesario que añada que Juanele poseía una tremenda identificación con la naturaleza (más en concreto con el río) y que su vida estuvo muy relacionada con una íntima y fértil poética de la luz como bien señala Luis Alberto Salvarezza. Considero que ser el paisaje en el que vives es la forma más transparente de alcanzar eso que llamo el estadio poético anterior. Es por esa capacidad mimética y por su viaje a China por lo que Salvarezza relaciona a Juanele con Lao Tsé. Personalmente yo entiendo su amor por el otoño de Entre Ríos como parte de una vida fundada sobre la libertad. Juanele vivía fascinado por su entorno de modo que no lo traducía sino que se identificaba con él. Juanele era el río y las veredas, el pequeño pájaro y el sauce, las tristes casas de ladrillos y los pasos de madera, el bote inquieto, el pobre perro, la débil sombre y el animal heráldico, las temerosas colinas y también Shakespeare a la hora de la siesta. Su capacidad no de sentir sino de ser estas realidades, le hacía comprender y compartir el mundo. Fascinado por completo, su única opción posible era entonces inspirar.

FASCINARTE E INSPIRAR

Durante el último año, como sabéis, he viajado para experimentar nuevos modelos de innovación y alternativas diferentes para la construcción de equipos y de cambios en el marco de un programa ejecutivo internacional. He coincidido con personas muy interesantes pero hoy solo quiero centrar mi atención en una sola y en lo que aprendí de ella.

Iñaki, antes que un respetado directivo, es un amigo junto al cual he interiorizado y he visto reflejada una forma de vivir tremendamente útil. Al igual que Juanele, mi amigo Iñaki posee una capacidad de fascinación extraordinaria. Cualquier instante de la vida le dice siempre algo. Siempre hay algo fascinante que espera a la vuelta de la esquina. No se trata de que ese algo decida por sí solo que tiene que ser algo increíble sino de que el propio Iñaki decide por defecto que ese algo lo es. Esta suerte de proactividad emocional es siempre saludable. No está basada en lo que la vida puede darme sino en cómo yo influyo sobre mi propia vida. La persona fascinada adquiere propiedad sobre sus actos y los determina. Establece conclusiones a partir de una especie de mentalidad que acoge y digiere todo cuanto llega. Esta actitud convierte con frecuencia a Iñaki en un anfitrión de su propia vida y no en un simple huésped. Por otro lado confieso que resulta inspirador y gratificante convivir con una persona que practica esta destreza. Creo además que ciertos rasgos de personalidad pueden ser educados en el tiempo y contribuyen a “tener el oído atento” o “alimentar otro oído fino, muy fino, que debería aparecer” como dice el poema de Juanele. Entre estos rasgos -que fácilmente encuentro tanto en la obra poética de Juanele como en la propia vida de mi amigo Iñaki- destaco la sinceridad, la sencillez, la humildad, la autocrítica pero sobre todo un incontenible y voraz espíritu de aprendizaje. Nadie que quiera devorar la vida hasta el último jugo, puede dejar de estar fascinado ni un solo minuto.

Como último punto reseñable he de decir que la existencia de personas fascinadas es una prueba más de la mecánica cuántica y más en concreto del principio de incertidumbre o relación de indeterminación de Heisenberg (1) a través de la cual se establece que el observador por el mero hecho de serlo influye, altera, determina y condiciona la realidad observada.

Una vez establecido el arquetipo de persona fascinada, sería bueno que utilizara algunas metáforas a modo de observaciones propias -sobre mi experiencia y la de otros- para explicar el increíble poder que tiene la fascinación en las personas:

  • 1ª LEY DE LA FASCINACIÓN: CALIDAD. Toda persona fascinada es siempre una persona fascinante. Pero no toda persona fascinante es siempre una persona fascinada.
  • 2ª LEY DE LA FASCINACIÓN: INFLUENCIA. Todo lo que está a tu alrededor no ocurre sino que te ocurre. Pasa por y para ti. Eres parte de ello. Lo necesitas y te necesita. Tu eres el protagonista y tu capacidad de fascinación está en tus manos.
  • 3ª LEY DE LA FASCINACIÓN: INCERTIDUMBRE. No puedes controlarlo todo. En este principio de sorpresa constante radica la belleza de la vida. De este modo -y utilizando un viejo poema que escribí cuando era niño- La vida no es bella pero tiene intermitencias, sino que la vida es bella porque tiene intermitencias.
  • 4ª LEY DE LA FASCINACIÓN: INTENSIDAD. El nivel de fascinación es directamente proporcional a la cantidad de combinaciones posibles de diferentes realidades a un solo mismo tiempo. A niveles de combinación elevados, existe la rotura mental o emocional por fascinación saturada. Se trata de una especie de diabetes de la fascinación que a menudo conviene controlar.
  • 5ª LEY DE LA FASCINACIÓN: FORMA. Todas las cosas dicen algo.Esta cosa puede ser un acto, un objeto, un momento, un ser vivo, un ser muerto, una experiencia, un recuerdo o una proyección a futuro. La forma también es proporcionalmente adaptable a la fluidez de la persona fascinada.
  • 6ª LEY DE LA FASCINACIÓN: AUTONOMÍA. Toda persona fascinada es su propia energía y su motor. Posee un nivel elevado de autonomía y se puede recargar constantemente sin necesidad de otro tipo de dispositivo externo.
  • 7ª LEY DE LA FASCINACIÓN: INSPIRACIÓN. Toda persona fascinada es siempre una persona inspiradora. Esto se debe a la enorme capacidad de transpirar y asimilar la realidad que lo fascinante ejerce sobre la persona fascinada.

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NOTA: Hace apenas dos meses se han producido avances notables sobre el principio de indeterminación de Heisenberg.

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