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Recientemente se ha reabierto en España el debate dentro del universo conceptual asociado a FLOSS (Free Libre Open Source Software). Es curioso como el término Cultura libre no provoca ningún tipo de debate y cómo cuanto más se extiende el término Software Libre y cuanto más vemos las reticencias de los usuarios y clientes tradicionales hacia la palabra «libertad», más términos publicitarios se unen a la familia. El nuevo primo yo creo que intenta evitar la palabra «libertad». ¿Nos asusta? A mí no, pero parece que a quienes pagan dinero por una aplicación no les parece seguro o fiable que algo sea libre. Aquí no entro, el catálogo humano de prejuicios es directamente proporcional al catálogo de prejuicios en negocios. La cultura libre y el software libre se basan en conocimiento, en méritos, en capacidades que no necesitan ser coartadas ni restringidas para que adquieran por sí mismas todo su valor; que algo sea libre no quiere decir que lo sea dentro de unos canones mínimos de comportamiento ético y profesional. Es complicado evangelizar si no se entiende lo anterior. El nuevo debate viene en mi opinión porque se intenta ocultar esta filosofía para poder vender imagen, lo cual es lícito aunque pervierte en cierto sentido parte del mensaje. Por otro lado se necesita marketing y se necesita gente que sepa las bondades del Software Libre pero no se hasta qué punto se necesita imitar el antiguo aparato de recursos empleado por el software privativo (y en general por el liberalismo económico tradicional) para poder predicar una nueva forma de trabajo y comportamiento grupal más sostenible. Es el eterno debate entre mimetizarse con el ambiente para penetrar en las conciencias desde dentro o intentar entrar desde fuera mediante un sello distintivo. Hace poco este debate se ha ejemplificado terminológicamente y aquí abajo expongo el caso:

Desde CENATIC se aboga por el término «Software de fuentes abiertas», una traducción al español y que responde al vocablo empleado en no pocos documentos oficiales y normativos de la administración pública. En su web argumentan el uso de este término de acuerdo a la Ley 11/2007 de 22 de Junio, razón que por sí sola tratándose de una Fundación Pública Estatal promovida por el Ministerio de Industria, parece suficiente. No obstante desde la Comunidad han surgido voces discordantes entre las que destaca la de Miquel Vidal, hombre-orquesta involucrado en proyectos FLOSS desde hace muchos años, investigador de GSYC/Libresoft, mantenedor de Barrapunto, colaborador de los proyectos OSO-R y Morfeo, fundador de sindominio,  y sysop destacado de la wikipedia en español; en fin, personaje repetable y respetado. Los argumentos que yo destaco más importantes dentro del alegato de Miquel «Por qué evitar la expresión Software de fuentes abiertas» son los siguientes:

  • La traducción literal del término «open source» empleado por la OSI es «código abierto» y por tanto cada vez que se utilice el término «fuentes abiertas» deberemos aclarar a qué nos referimos por lo que el valor de la nueva acepción puramente equivalente carece de sentido. El término inicial «open source» equivale a las diez directrices del Software Libre de Debian (DFSG) y las cuatro libertadas del proyecto GNU relacionado con la FSF (Free Software Fundation); un nuevo término no aporta claridad ni resuelve ninguna ambigüedad. Por tanto la primera razón es la falta de necesidad de un nuevo significante para un mismo significado ya definido.
  • La segunda razón es más sectaria y aunque menos objetiva coincido con ella: parece como si desde la Administración Pública española se hubiera optado por maquillar un término existente como Software Libre por los recelos que pudiera suscitar en los grupos de presión e influencia del mercado de software privativo. De hecho Miquel sí que aporta aquí un argumento real y objetivo: la definición de la Ley 11/2007 es calcada a la definición tradicional de FLOSS, por tanto confunde emplear un nuevo término.
  • Al ser una expresión parida a partir de una redacción de ley, sin aparente ni conocido arraigo entre la comunidad FLOSS hispanohablante, estamos incurriendo en una reversión del proceso habitual de creación de términos donde el uso acostumbra a preceder a la aceptación y acuñación de un término dentro de un grupo lingüístico. Se trataría por tanto de imponer un término sobre otros que significan lo mismo solo por el hecho de cumplir con un articulado normativo y no con la realidad lingüística. Algo controlo de filología y creedme que los precedentes en esto no son nada buenos.
  • Por último decir «software de fuentes abiertas» es hacer referencia a una sola de las libertades que el software debe cumplir para ser  «software libre» puesto que  abrir el código fuente es un requisito imprescindible para que un software sea FLOSS pero no es el único.

Como podéis ver la exposición de Miquel parece razonable; personalmente comparto la opinión y creo que es innecesario aunque inevitable que este tipo de debates terminológicos (que no conceptuales) ocurran en cualquier disciplina. Sin embargo en FLOSS  creo que ampliar el debate hace más daño que beneficio. En un momento en el que la implantación y incursión de FLOSS está siendo exponencial, los recelos que suscitan los escépticos y los lobbies IT tradicionales sobre la dispersión de la Comunidad pueden verse animados por este tipo de discordancias que, por otro lado, no llevan a ninguna parte. Como hemos visto el copyrigth holder de este término podríamos decir que es el Estado y que CENATIC ha continuado con la explotación del mismo de manera continuista. Yo empleo continuamente el acrónimo FOSS o FLOSS indistintamente en un intento por aunar a todas las voces que han surgido dentro de la Comunidad, pero sinceramente paso de inventarme el término FLOSFAS para hablar de Free Libre Open Source Fuentes Abiertas Software porque en breve saltaría un checho, un ruso (o kirguijistano ;), un italiano, un venezolano (software bolivariano es otro caso curioso) diciendo que es necesario que metamos también software desencadenado, software libertario, software nudista o qué se yo en cada uno de los idiomas mentados.

Bueno, no quiero frivolizar el debate pero creo que todos entendemos la problemática. Existen unas convenciones científicas que por motivos funcionales las comunidades científicas no modifican, es decir si un galeocerdo cuvier es un tiburón tigre, lo es en África, América y en Asia, independientemente de que luego cada tribu aborigen atacada lo haya maldecido en cada casa con algún insulto local que empleen para hablar entre ellos. Sin embargo toda la comunidad científica en las revistas autorizadas habla del galeocerdo cuvier para poder entender de lo que hablan. Se trata de que los profesionales certifican por convención tácita (o no) un uso y que este uso se perpetua para evitar perder tiempo. Otra opción sería Galeocerdo Software, todo sea que una ley lo apruebe y me veo vendiendo Open Galeocerdo por ahí…

Personalmente ya fuera de broma, siempre que alguien inventa o conceptualiza algo por primera vez tiendo a guiarme por esa voz en lugar de por el ruido que lueg0 se le asocia. Esto no significa que no esté abierto a contribuciones o aportaciones, sino simplemente eso, que las considero aportaciones o añadidos sobre algo ya formulado. El modelo de Continuum aplica perfectamente para lo que digo: es bueno retroalimentarse y evolucionar pero no perder las perspectiva ni el sistema de referencias si todos queremos jugar al mismo juego. Quien creo el parchís dijo que cuando llegas a casa te cuentas veinte. Podemos o no podemos estar de acuerdo con ello; si no lo estamos, logramos convencer a la gente de que no tiene sentido y además logramos que jueguen con nuestras reglas, ya no estaremos jugando al parchís sino a otra cosa. Esta máxima de respeto y reconocimiento cívico al autor o creador original es precisamente una de las características que más llama la atención del comportamiento social dentro de la comunidad del software libre, cuyos modelos de funcionamiento son considerados a menudo aleatorios o indisciplinados por falta de conocimiento. Aunque el aparato de marketing y distribución del producto «software libre» empaquetado entre comillas tenga que venderse a la sociedad, sería muy bueno poder hacerlo sin necesidad de hablar de otra cosa que no sea Software Libre. Por todo ello me parece más flagrante si cabe el ruido conceptual asociado a estas latitudes.

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